Escudo de Baracoa

Escudo de Baracoa
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Escudo de Baracoa. Emblema que distingue y representa a la ciudad de Baracoa. A más de 400 años de su fundación, la villa carecía de heráldica que enalteciera su acendrado linaje histórico, motivo suficiente para que el 14 de noviembre de 1837 el mismo ayuntamiento solicitara a la Corona la concesión de un Escudo de Armas, y acompañando la petición se adjuntaba un pergamino con el diseño original del blasón que los baracoense estimaron para su ciudad.

María Cristina de Borbón

Escudo originario con la corona española, diferente al actual que tiene el gorro frígido.

La soberana María Cristina de Borbón ocupó la regencia del trono español durante el período 1883-1840, ya que al fallecer Fernando VII de España, su hija Isabel II, quien debía sucederle, aún no tenía edad para asumirlo. Esta monarca es quien por Real Orden le concede el Escudo de Armas a esta ciudad.

Un fragmento del documento enviado a la reina expresa:

Señora: siempre fueron los blasones concedidos a la virtud y al valor, y siempre han dado los Escudos distinción a las familias y ciudades, así como también por disposición del Eterno concedió a Moisés particulares insignias a las doce tribus. Baracoa, Señora, parece tener un derecho a pedirla no solo por la virtud de su fidelísismo vecindario, sino muy especialmente por haber sido la primera ciudad que se fundó en la isla, la que primero constituyó Ayuntamiento y en la que primero se instaló la Santa Iglesia Catedral.

Fecha de entrega

Para el 21 de diciembre de 1838, en la Sala Capitular del vetusto ayuntamiento, ha sido convocado el cabildo. Don Vicente Degorazábal, teniente gobernador, político, militar y presidente del cabildo, ocupa sitio. Tras verificar la presencia de los miembros correspondientes se apresta a comunicar el contenido del pergamino que sostiene en sus manos. Se trata, nada menos, de una correspondencia dirigida al capitán general de la isla, Miguel Tacón, remitida por el secretario de Estado y del Despacho de Gobernación de Ultramar, con la respuesta de la reina María Cristina la petición que el cabildo de Baracoa habíale solicitado.

La misiva del secretario decía:

Excmo Señor: Enterada S.M. la reina gobernadora, de la exposición que por conducto y apoyo del antecesor de V.S. ha dirigido el ayuntamiento de la ciudad de Baracoa en solicitud de que se conceda a la misma Escudo de Armas con arreglo al diseño que se acompaña e igualmente el distintivo de muy fiel, y teniendo su Magestad presente que dicha ciudad fue la primera que se fundó en la Isla y su Ayuntamiento el más antiguo de ella, y deseosa por otra parte de recompensar la acrisolada lealtad de sus habitantes, se ha dignado acceder a la gracia que se pide y mandar en su consecuencia que la Ciudad de Baracoa y su Ayuntamiento, pueda usar de un Escudo de Armas igual al que se acompaña a la citada exposición, y llevar en lo sucesivo el distintivo de muy Fiel. De R.O. lo comunico a V.E. para su conocimiento y efectos correspondientes.

Significado de sus partes

Está presidido en su extremo superior por la corona de Castilla, y su cuerpo subdividido en cuatro cuarteles. En el cuartel superior izquierdo, un perro con antorcha en la boca representa la fidelidad y la civilización, en el superior derecho una mata de coco, símbolo de la flora baracoana y paisaje típico local, en el inferior izquierdo, la Bahía de Baracoa, el yunque y primer establecimiento urbano y en el inferior derecho, una de las naves de la expedición en que Diego Velázquez arribó a costas baracoesas. Un lema en latín remata sus contornos: Omniun, Cube, Exigua, Tametsi, Tempore, Prima Ferens (Aunque soy la más pequeña de las villas fundadas, siempre seré la primera en el tiempo).

Dos elementos altamente distintivos de la localidad estarán presentes en el escudo, ellos son la meseta del Yunque y la bahía de Bolsa, bautizada por el Almirante como Porto Santo, lo cual es reflejo de una identidad en la que se reconocen valores de la cada vez más pujante nacionalidad cubana.

Redoble por el otorgamiento del Blasón Colonial

Pero suceso de tanta importancia no podía quedar limitado a las solemnidades de la Sala Capitular del ayuntamiento. Por tanto, el cabildo acuerda mandar a pregonar tan agradecida noticia mediante un Bando que precedido por los repiques de redoblante sería difundido por barrios y plazas. El mismo Bando extendía licencia para organizar festejos durante los tres días de Pascuas.

Durante al Ave María las campanas de la iglesia parroquial revuelan para acentuar el jubileo que celebra sencilla y campesina, y más acentuado aún parece el retablo que dibujan las elevaciones y el añil sosegado de la mar aledaña.

En los últimos tiempos, raras son las ocasiones en que la paz se ve turbada en la Asunción de Baracoa, perdida siempre en el confín del olvido, en cambio, ahora, una razón singular enaltece su orgullo cuando incorpora la heráldica de su Escudo de Armas conservado en el Museo de la ciudad a las reliquias que distinguen su historia.

Fuente

  • Aguirre Gamboa, Fidel. Viaje a la leyenda (Episodios de una historia que maravilla). Baracoa. pág. 74