Estambul, ciudad y recuerdos

Estambul,ciudad y recuerdos
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Narra la historia de esta mítica ciudad, alguna vez capital del Imperio Romano. Un libro espléndido para conocer la Obra de Pamuk y la intimidad de esta magnífica ciudad dividida por dos continentes.
Director(ar):Orhan Pamuk
Cantidad de números410
ISSN9788483464182
Fecha de Fundación2003
UbicaciónTurquía
IdiomaIngles, español
PremiosPremio Nobel en 2006

Estambul, ciudad y recuerdos. No es una novela, tampoco es una crónica, ni una guía turística, ni un ensayo o una autobiografía; Estambul, ciudad y recuerdos de Orhan Pamuk es todo eso, y mucho más.

Sinopsis

Estambul ciudad y recuerdos es el libro de memorias del escritor turco ganador del Nobel en 2006Orhan Pamuken el que nos lleva a conocer sus intimidades personales y familiares, mientras de fondo nos narra la historia de esta mítica ciudad, alguna vez capital del Imperio Romano.

Un libro espléndido para conocer la Obra de Pamuk y la intimidad de esta magnífica ciudad dividida por dos continentesEstambul es un retrato,en ocasiones panorámico y en otras íntimo y personal, de una de las ciudades más fascinantes de la Europa que mira a Asia. Pero es también una autobiografía, la del propio Orhan Pamuk.

Desarrollo

La historia da comienzo con el capítulo de su infancia, donde Pamuk nos habla sobre su excéntrica familia y su vida en un polvoriento apartamento Pamuk]],sí los denomina en el centro de la ciudad.El autor recuerda que fue en aquellos días lejanos cuando tomó conciencia de que le había tocado vivir en un espacio plagado de melancolía: residente de un lugar en ruinas que arrastra un pasado glorioso y que intenta hacerse un hueco en la modernidad. Viejos y hermosos edificios en ruinas, estatuas valiosas y mutantes, villas fantasmagóricas y callejuelas secretas donde, por encima de todo, destaca el terapéutico río Bósforo, que en la memoria del narrador es vida, salud y felicidad. Esta elegía sirve para que el autor introduzca a pintores, escritores y célebres asesinos, a través de cuyos ojos el narrador describe la ciudad.

Estambul es un retrato, en ocasiones panorámico y en otras íntimo y personal, de una de las ciudades más fascinantes de la Europa que mira a Asia. Pero es también una autobiografía, la del propio Orhan Pamuk. La historia da comienzo con el capítulo de su infancia, donde Pamuk habla sobre su excéntrica familia y su vida en un polvoriento apartamento, “los apartamentos Pamuk", así los denomina en el centro de la ciudad.

El autor recuerda que fue en aquellos días lejanos cuando tomó conciencia de que le había tocado vivir en un espacio plagado de melancolía: residente de un lugar que arrastra un pasado glorioso y que intenta hacerse un hueco en la "modernidad". Viejos y hermosos edificios en ruinas, estatuas valiosas y mutantes, villas fantasmagóricas y callejuelas secretas donde, por encima de todo, destaca el terapéutico Bósforo, que en la memoria del narrador es vida, salud y felicidad. Esta elegía sirve para que el autor introduzca a pintores, escritores y célebres asesinos, a través de cuyos ojos el narrador describe la ciudad. Hermoso retrato de una ciudad y una vida, ambas fascinantes por igual.

El libro aquí reseñado no es una novela. En realidad, no pertenece a ningún género literario definido: retrato del artista adolescente, memoria personal y familiar, historia urbana, guía de un Estambul particular inextricablemente unida a la sensibilidad y a la experiencia vital del autor, historia cultural de la ciudad y de sus habitantes en los años cincuenta y sesenta, es también un libro de viajes, un viaje de introspección en el que el autor desea tomar una distancia con su propia ciudad al tiempo que con su pasado. Pamuk contrasta su visión con las miradas ajenas sobre Estambul de Nerval, Gautier, Flaubert o las del grabador francés del siglo XVIII, Antoine Ignace Melling.

Por un lado, y con las de los escritores turcos que han descrito Estambul, por otro, completando con ellas su propia visión, mediada en su caso, siempre, por la memoria. Pamuk, con sensibilidad de pintor y con sus extraordinarias dotes narrativas, da vida, con una rara intensidad emotiva y poética, a las calles secundarias de la ciudad, a su pasado, a su textura. Sobre todo, a su textura.

La imagen que Pamuk da de la ciudad de su infancia es de pobreza, derrota y ruina. No se ve en ella un Estambul de tarjeta postal, ni se atiende a sus monumentos ni a sus bellezas, sino a imágenes en blanco y negro, bajo la nieve o entre la bruma en la que suenan las sirenas de los barcos, invisibles. Las calles mal iluminadas en invierno, donde resuena el escaso tráfico sobre el adoquinado y se vislumbran las viejas casas otomanas de madera, ennegrecidas por la humedad, que han ido desapareciendo en las últimas décadas, que desaparecen inevitablemente en los diversos capítulos del libro para ser sustituidas por modernos edificios.

El graznido de las gaviotas, el humo de las chimeneas de los barcos en el Bósforo, los accidentes producidos por el incesante y nutrido tráfico marítimo en el estrecho, los incendios recurrentes, espectaculares. Una ciudad viva, que respira, con su atmósfera,sus ruidos y sus olores, en la variedad y la riqueza de su vida cotidiana.El libro está profusamente ilustrado con fotografías en blanco y negro del autor y de fotógrafos turcos de mediados de siglo. El libro es, sobre todo, memoria. Pamuk nació en Estambul]] en 1952 y creció en una extensa familia acomodada en el barrio occidentalizado de Nisa tasi.

Una amplia familia de aquellas que en tiempos otomanos habitaba una misma mansión, pero que los Pamuk, ingenieros republicanos y occidentalizados, que habían hecho dinero en los años treinta con la construcción de ferrocarriles, habían convertido en una casa de apartamentos para las distintas ramas familiares, en la cual sólo se cerraba la puerta de la calle. Estambul cubre los años de su primera infancia y de su adolescencia, en la que se dedicó, principalmente, a pintar.

Termina con los veintidós años del autor y con la crisis personal que supuso un primer amor malogrado y la decisión de abandonar la pintura como proyecto vital. Desde entonces, Pamuk vive en Estambul, en el mismo edificio de apartamentos familiar, dedicado, exclusivamente, a escribir.

Los lectores de las novelas de Pamuk volverán a encontrar en este libro el personal uso que el autor hace de la historia, actuando de continuo sobre el presente, y de elementos de diversas tradiciones, de diversos géneros. Pero sobre todo percibirán ahora hasta qué punto el material de sus novelas es autobiográfico.

Si este libro es, como he dicho, una suerte de retrato del artista adolescente es porque el recuerdo de Joyce y de su visión de Dublín se hace inevitable. El protagonismo de ambas obras se encuentra ocupado por dos ciudades en las márgenes de Europa, una abandonada por su principal narrador, la otra siempre inseparable del suyo.

El Estambul] de la infancia y adolescencia de Pamuk era una ciudad que se occidentalizaba rápidamente entre las ruinas de la cultura otomana. A partir de la Segunda Guerra Mundial, Estambul pasó de ser una capital espléndida, múltiple y políglota, a una ciudad, turquificada y occidentalizada a marchas forzadas, provinciana y nacionalista, cuyos habitantes asistían a la súbita destrucción de las últimas huellas de una gran cultura y una gran civilización cuya herencia eran incapaces de recoger, lo cual les obligaba, por ignorancia o por desesperación, a cortar los lazos con su pasado.

Pamuk, que pertenece a la clase social que más rápidamente se occidentalizó y que más beneficio económico obtuvo por ello, es crítico con ese frenesí occidentalizado de la entonces joven república turca, con la disolución y prohibición de los antiguos centros sufíes y derviches, con el cambio de alfabeto que dejó todo el patrimonio escrito y documental otomano enterrado en archivos que nadie comprendía y en los que él ha pasado años trabajando para prepararMe llamo Rojo, que transformó la vieja meritocracia otomana ,basada en la educación, en las clases de nuevos ricos que transferían su dinero a los bancos de Suiza]] y es crítico no porque esté en contra de una occidentalización que considera parte intrínseca de cualquier habitante deEstambul desde hace ciento cincuenta años,sino porque ésta se realizara forzando la pérdida de la tradición oriental que, unida a ella, constituye la fuerza y la personalidad de esta ciudad con dos almas.

Pamuk vivió todavía en una ciudad en la que se hablaba griego, armenio o judeoespañol, pero en la que, cuando la charla en estas lenguas era demasiado estrepitosa, alguien señalaba los carteles de, Ciudadanos, por favor, hablad turco, que había en todos los barrios.

Sus críticas se dirigen a un nacionalismo pacato y provinciano que constriñe y reduce la inmensa riqueza aún patente en su infancia, y prescinde de los estratos sucesivos y paralelos que constituyen el tejido de la ciudad. Todas esas pérdidas se incardinan en lo que Pamuk llama el sentimiento de hüzün, de melancolía, que exuda la ciudad y que se extiende a sus habitantes. Es más que melancolía, es el dolor y la confusión producidos por el rápido cambio social, por vivir en una cultura en parte oriental y en parte occidental que, además, cambia rápidamente.

Por vivir en una ciudad que ha multiplicado por diez el número de sus habitantes y destruye imponentes huellas de un pasado que asocia con la pobreza o la derrota. Aquellos rasgos que los viajeros occidentales gustaban de identificar porque eran los que hacían a Estambul exótico, oriental, son considerados por los turcos occidentalizados como obstáculos a erradicar de la faz de la ciudad lo antes posible.

¿Por qué le importa tanto a Pamuk lo que Gautier o Flaubert piensan de Estambul? El autor forja su identidad incorporando sus miradas y argumentando al tiempo en contra de ellas. También le ayudan a ver la ciudad desde distintos puntos de vista y mantener así la vitalidad de su relación con ella.

Pero esta atención es sobre todo simbólica de la doble mirada, oriental y occidental, que todo estambulita tiene integrada. Todos tenemos en la cabeza un texto secreto, apenas legible, que da sentido a lo que hemos hecho en la vida. Para muchos de nosotros en Estambul una amplia sección de este texto está ocupado por lo que los occidentales han dicho de nosotros, siendo incapaces de depender solamente de la tradición, se agradece la visión extranjera que puede ofrecer una versión complementaria.

Nosotros, lectores españoles, reconoceremos en estos capítulos ese deseo de congraciarse con el europeo, de parecer bien a sus ojos, de sentir dolor por la crítica y el tópico al tiempo que los incorporamos: esta ha sido también nuestra reacción característica ante los libros de viajes por España de estos mismos y otros viajeros contemporáneos.

Los coetáneos españoles de Pamuk no podemos por menos de reconocer, en ese retrato de los años cincuenta y sesenta de una ciudad en los lindes de Europa, no pocos rasgos deMadrid, con su piqueta destructora y su gusto por el hormigón y el asfalto, y de sus habitantes. Me han resultado particularmente evidentes los paralelismos entre los ricos occidentalizados de Estambul y la burguesía liberal madrileña ,que también enviaba a sus hijos a los liceos francés o italiano, o al instituto británico, se suscribía a la prensa extranjera y dependía de los viajes aEuropa para abastecerse de nuevas lecturas o películas, que tenía esas casas en que a menudo había un piano que nadie tocaba, y que creía que la religión se sostenía tan solo sobre el atraso y la pobreza.

El dilema que plantea Pamuk entre occidentalización y tradición oriental, que él resuelve reivindicando la imbricación intrínseca de ambas en los habitantes de Estambul, se nos muestra, en virtud de ese paralelismo con lo que nosotros hemos conocido, como el dilema producido por el acceso a la modernidad que pasa, en esas márgenes de Europa, por llegar a ser verdaderamente europeos e incorporar ávidamente, sin siquiera revisar, todo cuanto llega de Europa.

Libros como el de Pamuk muestran hasta qué punto el dilema Occidente. Oriente es un falso dilema, pues no es sino una manera de llamar, o de conceptualizar, la crisis de la modernidad.

==Datos del autor ==:

Orhan Pamuk nació en Estambul, Turquía, en 1952. Premio Nobel de Literatura 2006, realizó estudios de arquitectura y periodismo, y ha pasado largas temporadas en Estados Unidos, en las universidades de Iowa y Columbia.

Autor de las novelas

  • Cevdet Bey e hijos,
  • La casa del silencio,
  • El castillo blanco,
  • El libro negro,
  • La vida nueva,
  • Me llamo Rojo,
  • Nieve.
  • El museo de la inocencia,
  • Una sensación extraña.
  • La mujer del pelo rojo.

así como de los volúmenes de no ficción Estambul. Ciudad y recuerdos.

  • La maleta de mi padre. y de la colección de ensayos Otros colores.

Su éxito mundial se desencadenó a partir de los elogios que John Updikededicó a la novela El castillo blanco. Desde entonces ha obtenido numerosos reconocimientos internacionales: el premio al Mejor Libro Extranjero en Francia, el Grinzane Cavour en Italia y el premio internacional IMPAC de Irlanda, los tres por Me llamo Rojo]]. En 2005 recibió el Premio de la Paz de los libreros alemanes. Con la publicación de Nieve, novela por la que en 2006 fue galardonado con el Prix Médicis Erlanger, Orhan Pamuk pasó a ser objetivo predilecto de los ataques de la prensa nacionalista turca. Tras la obtención del Nobel de Literatura en 2006, su proyección internacional se consolidó definitivamente, y sus libros han sido traducidos a más de cuarenta idiomas.

Fuentes