Eugenio María de Hostos

Eugenio María de Hostos y Bonilla
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Independentista puertorriqueño
NombreEugenio María de Hostos y Bonilla
Nacimiento11 de enero de 1839
Villa de Río Cañas
provincia de Mayagüez
Puerto Rico
colonia del Reino de España Bandera de España
Fallecimiento11 de agosto de 1903 (64 años)
ciudad de Santo Domingo,
República Dominicana Bandera de la República Dominicana
Nacionalidadpuertorriqueño
Ciudadaníaespañol (ya que Puerto Rico era una colonia del Reino de España)
Conocido porEl Ciudadano de América
CónyugeBelinda Otilia de Ayala
Obras destacadas"La Peregrinación de Bayoán", "Las doctrinas y los hombres", "Lecciones de derecho constitucional". "Santo Domingo: Cuna de América"

Eugenio María de Hostos y Bonilla. Independentista puertorriqueño, luchador antiesclavista, sociólogo, filósofo, intelectual, Escritor y educador que fundó las Escuelas Normales de la República Dominicana. Llamado el Ciudadano de América por haber entregado su existencia a la lucha por la emancipación de su patria, la unidad de las Antillas y de América Latina.

Síntesis biográfica

Nació el 11 de enero de 1839 en la hacienda de Río Cañas, uno de los partidos de la jurisdicción de Mayagüez, Puerto Rico. Hijo de Eugenio de Hostos y Rodríguez y María Hilaria de Bonilla y Cintrón. Fue bautizado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Candelaria, de dicha ciudad, el 12 de abril del mismo año.

En 1851 fue enviado a España a realizar el bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Bilbao. Seis años después, pasó a Madrid a cursar la carrera de Derecho en la Universidad Central, donde tuvo como maestro, entre otros, al krausista español Julián Sanz del Río y como compañeros a Salmerón, Azcárate y Giner de los Ríos.No llega a graduarse como universitario.

Se proclamó autonomista, reclamando para su patria nativa gobierno y asambleas representativas propias, y se afilió a la sociedad abolicionista de la capital española, donde en 1863 publicó su primera obra, la novela La peregrinación de Bayoán.

Viajó a París, de allí a Nueva York, desde donde luchó por la Independencia de Cuba (fundó el periódico "La revolución" con este fin).

A partir de 1871 comenzó a recorrer América del Sur (Colombia, Perú, Chile, Argentina y Brasil), difundiendo su ideario antillano en defensa de la libertad de sus pueblos. En Argentina propició la construcción del ferrocarril trasandino. La primera locomotora que cruzó los Andes se llamó Hostos en su honor. Publicó artículos en el Diario "La Nación".

En Brasil se dedicó a escribir sobre la exuberancia de la naturaleza en esta zona.

Trayectoria revolucionaria

Cuando estalló la revolución de septiembre en Cádiz, escribió un extenso texto en el diario madrileño La Voz del Siglo titulado "España y América", en el cual se solidarizó con el movimiento a favor de los derechos individuales y la soberanía nacional.

El 20 de diciembre de ese año pronunció en el Ateneo de Madrid una conferencia contra el régimen colonial de España en las Antillas en la que anunció su rompimiento con el Gobierno de ese país por no haber atendido la revolución cubana.

A partir de esa fecha nunca más volvió a la Península. En Nueva York se unió a Betances, Basora, Cisneros, Morales Lemus y el dominicano Joaquín del Monte, quienes luchaban por la independencia de Puerto Rico y Cuba. Estando en esa ciudad, se interesó por la política dominicana, dominada por el presidente Buenaventura Báez, cuyo Gobierno despótico combatían los generales Gregorio Luperón y José María Cabral y Luna.

Con sus escritos periodísticos luchó intensamente por la abolición de la esclavitud y por reformas autónomas para Cuba y Puerto Rico, que prometía el liberalismo español. Insatisfecho con la actitud de los liberales, se convirtió en un ferviente líder separatista uniéndose en Nueva York al grupo de cubanos revolucionarios que luchaban por la independencia de la hermana isla antillana, también dirigió su periódico oficial "La Revolución", donde plasma su pensamiento político.

En mayo de 1874, tras la frustrada tentativa de expedición a Cuba, alzada contra España, en compañía del general Francisco Vicente Aguilera, salió para la República Dominicana en el vapor Tybee que hacía la ruta de Nueva York a Santo Domingo. Desembarcó en Puerto Plata el día 30 de dicho mes. Esta ciudad era el más activo centro de los exiliados puertorriqueños y cubanos.

En Santo Domingo

En Puerto Plata encontró al compatriota y también independentista Ramón Emeterio Betances y trató a Luperón. Mientras Betances prosiguió su viaje a otras playas, Hostos asumió la redacción de la revista semanal Las Dos Antillas, fundada el 3 de abril de 1874 bajo la dirección de Enrique Coronado y dedicada exclusivamente a la defensa de Cuba y Puerto Rico.

Los artículos de Hostos fueron motivo de constantes quejas y protestas de los representantes consulares de España. Como la República Dominicana había firmado en 1874 un tratado de paz, amistad, comercio, navegación y extradición con ese país, la revista apareció desde julio de ese año fechada en las islas Turcas para no ser objeto de represalias, aunque en realidad seguía imprimiéndose en Puerto Plata, pero este ardid no dio resultado. Las amenazas de las autoridades españolas obligaron al presidente Ignacio María González a solicitar al Congreso que actuara contra la revista, quien decretó su supresión.

Sin embargo, el semanario volvió a circular con el nombre de Las Tres Antillas, cuya existencia fue igualmente efímera, y luego con el de Los Antillanos, también suprimida. El laborantismo de Hostos movió al Gobierno dominicano a expulsarlo de la República, a cuyo fin le expidió un pasaporte a principios de septiembre de 1874.

El 17 de septiembre de 1874 partió para la ciudad de Santo Domingo. Aunque se ignoran los motivos, es de suponer que su visita se relacionase con su situación política, ya que, pese a la orden de expulsión, regresó a Puerto Plata, donde volvió a editar Los Antillanos, desaparecida definitivamente el 4 de noviembre.

Las protestas de la prensa dominicana contra la actitud del Gobierno con los emigrados cubanos y puertorriqueños provocaron el cierre de varios periódicos, como El Nacional, órgano de la sociedad La Republicana de Santo Domingo, y La Idea, en cuyas páginas se decía que la emigración al país de los nativos de Cuba y Puerto Rico era más valiosa que el tratado concertado entre la República Dominicana y España.

González intentó expulsar a los emigrados del país, pero tanto Luperón como otros prominentes dominicanos se opusieron a esa medida y los emigrados pudieron continuar con sus trabajos. Inmerso de lleno en la política dominicana, Hostos tuvo una destacada participación en la Convención Electoral de Puerto Plata a favor de la candidatura presidencial de Ulises Francisco Espaillat, de ideas liberales, cuya plataforma redactó. Consciente, sin embargo, de que el mandato del prócer no duraría mucho por la debilidad de la democracia dominicana, Hostos abandonó la República el 5 de abril de 1876 en el mismo vapor que lo había traído a ella.

En Venezuela

De Nueva York se trasladó en noviembre de 1876 viaja a Venezuela, donde conoce a Belinda Otilia de Ayala, natural de La Habana, hija del Dr. Filipo Carlos de Ayala y de doña Guadalupe Quintana, con la cual contrae matrimopnio el 9 de julio de 1877 en Caracas.

Siendo rector del Colegio Nacional de Puerto Cabello, recibió la noticia del Pacto del Zanjón, que puso fin a la Guerra de los 10 años en Cuba. Sin querer darle crédito, escribió a Luperón, desterrado en Saint Thomas, para que le confirmase la noticia. El general dominicano la negó, pero la triste realidad se impuso.

Regreso a Santo Domingo

El 2 de junio de 1879 se fue a Saint Thomas y de esa isla a Mayagüez. En marzo de 1879 estaba otra vez en la República Dominicana, gobernada por Cesáreo Guillermo. Aunque en el país había varios colegios y academias dedicadas a la enseñanza primaria y secundaria, carecía de escuelas para la preparación de maestros.

El 24 de abril el Consejo de Ministros encargado del Poder Ejecutivo remitió al Congreso un proyecto de ley para el establecimiento de escuelas normales redactado por Hostos, el cual fue aprobado y sancionado por Guillermo el 26 de mayo. La Escuela Normal de Santo Domingo no pudo empezar a funcionar de inmediato debido a la carencia de un local apropiado y de los útiles necesarios para el nuevo método de enseñanza que se implementaría, así como por la deposición del Gobierno de Guillermo.

Solo cuando Luperón ascendió a la presidencia provisional de la República pudo abrir sus puertas la primera Escuela Normal, a cuyo frente estuvo Hostos. En ese tiempo imperaban en la enseñanza dominicana el empirismo, la doctrina escolástica y el memorismo. Hostos opuso el evolucionismo a la creación, el razonamiento a la verdad revelada, el experimento al dogma y el racionalismo a la retórica tradicional. El éxito que alcanzó fue saludado fervorosamente por la prensa dominicana.

En 1880, y como consecuencia de la obra del puertorriqueño, se reanudaron, después de una prolongada interrupción, los estudios universitarios en el Instituto Profesional dirigido por monseñor Meriño, y en 1881 se fundó el Instituto de Señoritas Salomé Ureña para el entrenamiento de maestras. El director del colegio San Luis Gonzaga, Francisco Javier Billini, atacó desde las páginas del periódico La Crónica la filosofía pedagógica de Hostos, la cual, aseveró, proscribía a Dios de las escuelas y era causa del aumento de la criminalidad en el país. Billini retiró esas acusaciones poco después, pero fueron continuadas por el arzobispo Meriño, quien tildó a los hostosianos de librepensadores, anticatólicos, renegados y ateos.

El ambiente opresivo que se respiraba en la República y el repetido llamamiento que le formulaba el Gobierno de Chile para que fuese a ese país a reformar la enseñanza impulsaron a Hostos a renunciar de la dirección de la Escuela Normal y de sus cátedras de Derecho Público y Economía Política. Los esfuerzos de las personas más respetables de la sociedad capitaleña para que desistiera de su viaje fueron inútiles.

Viaje a Chile

Hostos se marchó con su familia en la goleta Leonor para Curazao, de donde siguió hacia Chile. La lejanía de la República Dominicana no le impidió mantenerse al día de los acontecimientos que en ella sucedían. En carta a Luperón de 11 de junio de 1895 le anunció que probablemente elegiría a Santo Domingo como la patria nativa de la mayoría de sus hijos, lugar de residencia final y sepultura.

Regreso a Santo Domingo

Finalizada la última guerra de independencia en Cuba, decidió dejar Chile y en abril de 1898 se encaminó a Nueva York. Dos veces estuvo en Puerto Rico, que había pasado de colonia española a norteamericana.

Asesinado el presidente dominicano Ulises Heureaux el 26 de julio de 1899, sus alumnos y el Ejecutivo provisional, Horacio Vázquez, le rogaron que volviera a la República. El 6 de enero de 1900 fue recibido jubilosamente. Federico Henríquez y Carvajal, director del Colegio Central, le cedió el puesto.

El 1 de junio fue designado Inspector General de Enseñanza Pública. Su proyecto de ley general de educación generó acaloradas controversias a favor y en contra, hasta que sus propios patrocinadores decidieron aplazarlo. En su lugar entró en vigor la Ley General de Estudios de 1884, por decreto de 4 de julio de 1902, el cual creó la Dirección General de Enseñanza Normal.

Muerte

Eugenio María de Hostos murió en República Dominicana debido a una fiebre infecciosa a la edad de 64 años, el 11 de agosto de 1903. Falleció rodeado de su familia. Su cuerpo está enterrado en el Panteón de los Héroes Nacionales en Santo Domingo siendo el único puertorriqueño que descansa ahí. Su último deseo fue morir en Santo Domingo y que fuese llevado a Puerto Rico cuando su patria fuése libre.

Obra

La vasta obra de este autor fue recopilada por el Gobierno de Puerto Rico en una edición de sus "Obras completas", en el 1940, entre las más importantes se encuntran:

  • Antología.
  • Cartas Públicas acerca de Cuba
  • Crítica sobremúsica, pintura y escultura, teatro, y letras.
  • El caso de Puerto Rico
  • La cuna de América
  • Diario. Tomos I y II
  • España y América
  • El Opúsculo
  • Forjando el porvenir americano. Tomos 1 y 2
  • Hombres e ideas
  • Geografía [sic] evolutiva.
  • Geografía [sic] intuitiva.
  • Juicio crítico de Hamlet
  • Lecciones de derecho constitucional
  • Los frutos de los normal
  • Madre Isla: campaña política por Puerto Rico, 1898-1903
  • Meditando: Hamlet ; Plácido ; Carlos Guido Spano ; Guillermo Matta ; Lo que no quiso el lírico quisqueyano.
  • Mi viaje al sur
  • Moral social
  • Páginas íntimas
  • La peregrinación de Bayoan
  • Temas cubanos
  • Temas sudamericanos
  • Tratado de sociología
  • El barco de papel
  • La primera oración
  • Mai-lla
  • El primer acceso
  • La recaída
  • La beata
  • Romeo y Julieta

Hostos y Martí

Tanto José Martí como Eugenio María de Hostos, en el proceso mismo de su madurez política e intelectual, llegarían a asumir a toda la especie humana como la patria, desde el concepto raigal del decoro y la dignidad.

"Patria es Humanidad", escribió Martí en los días en los que preparaba la guerra que,llamó necesaria, mientras el gran pedagogo que también fue Hostos, en su peregrinación por el continente, iba articulando el ideario de su proyecto, el de la Confederación de las Antillas.

La visión ética y política de la "americanidad" inserta a ambos dentro del pensamiento fundacional de América Latina, junto al ideario de Bolívar, Hidalgo y San Martín.

Los sitúa, además, dentro de un corpus de esenciales valores universales, hijos ambos de las Antillas en el concierto geopolítico de América. Alimentados en la ética de raíces estoicas, en el concepto de la patria como "agonía y deber", desde las esencias del sacrificio, la patria sería en estos pensadores caribeños no sólo el espacio natal, el paisaje, las costumbres y tradiciones.

Desde la primera guerra de independencia de Cuba, iniciada en 1868 con el llamado Grito de Yara, y el levantamiento fracasado del Grito de Lares, en Puerto Rico, Eugenio María de Hostos, como don Ramón Emeterio Betances, sumarían sus esfuerzos a la acción de la Junta Revolucionaria Cubana, establecida en Nueva York.

La insurrección en los campos de la mayor de las Antillas era, para Hostos, el impulso que fecundaría, también, la rebeldía antillana y la propia insurgencia de los puertorriqueños, a los que años más tarde, el Partido Revolucionario Cubano, fundado por José Martí, incluiría para alcanzar la libertad de ambas naciones.

Tanto los indígenas mesoamericanos y sudamericanos, como los rotos y huasos del Chile que conoció en su peregrinaje, y las diversas etnias que poblaban las Antillas, se manifestan en el pensamiento hostoniano.

Este se identifica con el principio martiano, de la unidad de todos los hombres y mujeres como seres iguales, sin la falacia de las razas.

Con la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, el Partido revolucionario Cubano, que encabezaba José Martí, el cual estaba integrado por cubanos y puertorriqueños, designó a Hostos como Delegado. Desde Mayagüez, Hostos intentó movilizar la opinión pública para evitar la incorporación de Puerto Rico a los Estados Unidos.

Frente a las corrientes reformistas y también al latente peligro anexionista, tanto José Martí como Eugenio María de Hostos se mantendrían firmes hasta que mueren. Esto se expresa, en los dos, como sustancia de un pensamiento identitario, de profundo sentido de pertenencia.

Reconocimientos

  • Es considerado uno de los más grandes genios de Latinoamérica del siglo XIX. Por su extraordinaria gesta, muchos países lo reclaman como su hijo. La Octava Conferencia Internacional Americana de 1938, lo honró con el título de "Ciudadano de América", con el cual lo había bautizado Antonio S. Pedreira en su biografía "Hostos, Ciudadano de América".
  • Por promover la construcción del ferrocarril en Argentina a la primera locomotora que cruzó los Andes se llamó Hostos en su honor.
  • Desde 1986 el aeropuerto de su ciudad natal lleva su nombre, así como en el Viejo San Juan hay un monumento con una tarja de reconocimiento.
  • El pensamiento hostosiano fue incluido recientemente en el libro "Fifty Mayor Thinkers on Education: From Confucius to Dewey", de la editorial inglesa Routledge. En dicha obra, Hostos figura junto a otros ilustres pensadores como Platón, Sócrates, San Agustín, John Wesley, Kant, Nietzche, Dewey, Steiner, Russeau, Gandhi, Ortega y Gasset.


Enlaces externos

Fuentes