Flora Tristán

Flora Tristán
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Escritora feminista francesa
Nombre completoFlora Celestina Teresa Enriqueta Tristán Moscoso
Nacimiento7 de abril de 1803
París, Bandera de Francia Francia
Defunción14 de noviembre de 1844
Burdeos
NacionalidadFrancesa
Lengua maternaFrancés
Obras notablesPeregrinaciones de una paria (1837)
CónyugeAndré Chazal
DescendenciaErnest, Aline Marie (madre del pintor impresionista Paul Gauguin)
InfluyóEn el pensamiento feminista y la lucha proletaria

Flora Tristán. Escritora, feminista y revolucionaria francesa, autora de Peregrinaciones de una paria, que luchó porque se erradicaran las explotaciones y discriminaciones de la que eran víctimas las mujeres de su época, y que sufrió en carne propia. Su obra es considerada precursora del marxismo y clave para el feminismo moderno.[1]

Tengo casi todo el mundo en contra mía. A los hombres, porque exijo la emancipación de la mujer, a los propietarios, porque exijo la emancipación de los asalariados.[2]

Síntesis biográfica

Nació el 7 de abril de 1803 en París. Hija de una dama francesa, Anne-Pierre Laisnay y del aristócrata peruano Mariano Tristán y Moscoso, con quienes convivió en su niñes, pero a la muerte del padre, por éste no estar casado legalmente con la madre, las leyes ni la familia paternas la reconocieron como hija legalmente. Pasó su niñez en España compartiendo sus juegos con un niño cuyo genio ya se vislumbraba, Simón Bolívar.

Su situación de hija ilegítima le impidió heredar los bienes pertenecientes a su padre, por lo que no pueden permanecer en su residencia de Vaugirard y se trasladasen al campo, donde permanecen hasta la muerte de su hermano cuando Flora cuenta con 15 años. De regreso a París, se quedan en uno de los barrios más pobres de la zona, cerca de Place Maubert donde Flora tuvo que trabajar como obrera en un taller de litografía y con apenas 17 años, se casa con el propietario, André Chazal. Tuvo tres hijos, uno de los cuales muere al parecer muy pequeño el otro se llamó Ernest, y la tercera, nacida en 1825, es Aline.

La escritora retoma el contacto con su familia paterna por mediación de un pariente y de correspondencia. Para hacercarse más a ella y tratar que se legitimice la relación padre e hija con el coronel Mariano, viaja en 1833 en el buque El Mexicano hacia Perú, donde pasó varios meses. La acogida al llegar no es mala, pero luego de un tiempo de intentos fallidos por lograr su propósito solamente logra que el tío le ofresca una pequeña pensión mensual.[1] Al retorno de su viaje, la escritora había regresado con una visión del futuro, de lo que quería y para lo que debía luchar muy distinta, la mujer que había viajado al Perú se había quedado en esas tierras y había retornado otra Flora Tristán muy distinta.

Relación con André Chazal

Viviendo junto a su madre en un bario pobre de París, Flora comienza a trabajar en el taller de grabado del pintor y litógrafo André Chazal quien se enamora de ella y posteriormente se convierte en su esposo. El matrimonio con el artista resultó para Flora la atadura que la privaba de toda su libertad, para convertirse únicamente en la sombra de su esposo y la reproductora de sus hijos. Esta situación la hacía sentir peor sabiendo que la posibilidad del divorcio estaba abolida. Aun así, a los 22 años de edad, por encima del descrédito moral que le proporcionaría la sociedad y las consecuencias legales que tendría, abandona a su esposo y se marcha con sus hijos – tres hijos nacidos del matrimonio en un período de cuatro años -, acto que la hubiera conducido a la cárcel si Andrés la hubiera denunciado.

Tumba de Flora Tristán en el Cementerio de La Cartuja de Burdeos

Los años siguientes Flora vivió huyendo en condiciones difíciles con el temor de que André o las autoridades dieran con ella. En esas condiciones Flora solamente se queda con la menor, Aline Marie, la que se quedó bajo el cuidado de una mujer de su confianza para viajar en 1833 hacia Perú para tratar de reclamar el reconocimiento como hija del coronel Mariano Tristán (caído en combate)[1] y en un futuro se convertiría en la madre del pintor impresionista Paul Gauguin.

Luego de su regreso de Perú, se enfrenta nuevamente con su lucha legal y personal contra André, ya había publicado su libro Peregrinaciones de una paria en 1837, título que le había dado gran fama a la escritora por haber expuesto en él, toda su vida, lo que molestó al pintor quien atentó contra ella, disparándole en plena calle. Aunque solamente la hiere el proyectil se le queda alojado en el pecho. André Chazal fue representado en su juicio por el abogado progresista Jules Fevre, que había destacado en la defensa de los trabajadores de Lyon juzgados por las luchas obreras de 1833,[3] alegando en su defensa, la condición de paria de Flora y por lo cual no merecía condena la acción de Chazal, pero el juez no estuvo de acuerdo con los alegatos de Fevre y su defendido fue condenado a 20 años por intento de asesinato.

Muerte

Enferma gravemente en Montpellier, donde permaneció cerca de dos meces, allí se entera que va a ser desalojada de su casa en París, pues la culpan de ser la instigadora de una huelga obrera. Tiene una nueva recaída en Burdeos, y falleció en esa ciudad el 14 de noviembre de 1844, víctima del tifus con solo 41 años, rodeada de seguidores y obreros que llevaron su cadaver en brazos y abrieron una subscripción popular para crear un monumento en su honor en La Chartreuse.[4] Dejó plasmadas sus ideas y sus vivencias en su prolífica obra.

Lucha proletaria

Ideológicamente se emparentaba con las corrientes críticas de su época, las que comunmente se engloban dentro del socialismo utópico. De todas las influencias socialistas que viven dentro del pensamiento de Flora, el que más latente puede que esté, es el de los cartistas británicos,[5] lo que la ayuda a enraizar la idea de que sólo la lucha de clase es el camino para lograr la emancipación y el reconocimiento de derechos de la mujer y la clase trabajadora.

En abril de 1844 inició una gira propagandista por el centro y sur de Francia, que en su proyecto debería ser la primera parte de su recorrido por las otras regiones del país y luego por toda Europa, con la idea de difundir su proyección expuesta en la Unión Obrera entre los obreros y las obreras, con la intención de animar al proletariado a la creación de comités locales de esta Unión Obrera y de crear una publicación destinada a defender los derechos de la clase obrera, que comenzaría el 12 de abril de 1844.[6] En su proyecto de la Unió Obrera internacional, Flora intenta imponer dos ejes fundamentales:

  1. La constitución orgánica del proletariado como clase en sí.
  2. La autoemancipación del proletariado.

Flora tenía una clara conciencia de la necesidad de organización de éste sector para lograr la autoemancipación; tenía en cuenta las contradicciones de clase de la sociedad burguesa, y era ésto su punto de partida para el programa que había creado en aras de lograr la unión internacional del proletariado, pero era de la opinión de que esta unión debía de ser para lograr una cooperación entre las diferentes clases y no un enfrentamiento entre la clase proletaria y la explotadora.[7]

Los últimos años de la vida de la luchadora feminista estuvieron llena de actividad, tratando de lograr su proyecto de unión. Su piso de la Rue du Bac se llenaba de obreros y dirigentes en continuas reuniones interminables. Desgraciadamente su cuerpo ya estaba debilitado por la enfermedad y su estado de fatiga se acrecentaba en cada etapa, a lo que se le sumó la hostilidad de las autoridades, ya que su imagen no pasando desapercibida a los poderes públicos que la consideraban una sediciosa, la tratan de utópica y hurgan en su pasado de hija ilegítima y de «paria», tratando de desacreditar su imagen, algo típico en las sociedades burguesas y patriarcales, que no aceptaban cambios en las vidas de las mujeres y de la clase obrera, que significaran avanzar un paso más hacia su independencia. Después sufriría las primeras medidas policiales que trataron de prohibirle que hablara o se reuniera con los obreros, luego la policía comenzó a disolver los actos, y ella llama a la lucha y la resistencia. En la pequeña ciudad de Agen llega a imponer el derecho de asociación con la movilización.

Pensamiento feminista

El feminismo de Flora se engarza en las ideas de la Ilustración, y por tanto, sus reivindicaciones presuponen la idea de que todos los seres humanos nacen libres, iguales y con los mismos derechos. Manteniendo la continuidad con el pensamiento de autoras anteriores, como Mary Wollstonecraft, abanzó un paso más, dándole a su feminismo un giro de clase que en el futuro daría lugar al feminismo marxista.

Llegó a estar en contra del matrimonio por considerarlo una institución que encarcelaba a la mujer y la destinaba exclusivamente a servirle al hombre y sus hijos. Cuestionó, además, a la iglesia por el pretendido pecado original, [8] y a todos los científicos que insistían en demostrar la inferioridad de la mujer basados en sus características biológicas. En su pensamiento estaba la idea de que, del mismo modo en que los trabajadores carecían de sus derechos elementales, la mujer sufría iguales carencias, por lo que eran necesarias acciones que permitieran modificar esos estados en ambos casos.

Si bien antes de viajar a Perú, Flora Tristán contaba ya con un alto nivel de conciencia feminista, su estancia en el país de su padre y, particularmente, la conciencia de su propia marginación no hicieron más que fortalecer su convicción de las injusticias de la sociedad hacia las mujeres

“… porque sólo sabemos hablar de las cosas que hemos sentido nosotras mismas”.

Su obra Unión Obrera, no es solamente uno de los primeros alegatos a favor de los derechos de la clase obrera sino también un manifiesto a favor de la mujer, para establecer una organización internacional obrera dirigida por la clase trabajadora, donde las mujeres jugarían el papel que verdaderamente les correspondía.

En el libro: Las subversivas. Revolucionarias en los tiempos del movimiento obrero clásico, del político marxista español Pepe Gutiérrez Álvarez, el autor menciona cuatro razones del programa de acción de Flora, para dar a conocer sus exigencias a favor de la igualdad plena de la mujer, con respecto al hombre, aclara que, aunque estos rasgos claramente tienen la influencia de las vicisitudes vividas por la luchadora, no dejan de reflejar la realidad de la mujer obrera y de clase media del mundo en su tiempo, estos rasgos los enumera en el orden siguiente:

  1. Derecho a la igualdad de educación y a la formación profesional. Reivindicación necesaria para que las mujeres puedan ser independientes económicamente de los hombres y puedan exigir igualdad de salario por igualdad de trabajo.
  2. Derecho a la libre elección del compañero, sin que pueda haber injerencia paterna en las decisiones sobre el matrimonio.
  3. Derecho de las madres solteras al respeto e igualdad frente a la ley.
  4. Derecho de hijos ilegítimos a una parte de la herencia paterna.

Obras

La literatura de Flora tuvo la influencia de diversos escritores socialistas, además de los escritos de la feminista Mary Wollstonecraft; pero su escritura logra llegar donde otros escritores de su época no, Flora establece una interrelación entre la lucha obrera y la emancipación de la mujer,[9] tomando de los escritores socialistas utópicos todo lo que necesitaba y adaptándolo a su estilo de pensamiento, logrando que su obra se ubicara en el intermedio del socialismo utópico y el marxismo.[9]

Algunas de las novelas publicadas por la escritora, no se consideraban grandes obras literarias por su redacción en sí, y no era un género en el que fuera realmente fuerte, pero, eran fiel testimonio de las situaciones sociales existentes, fundamentalmente de los obreros y las mujeres en países como Perú, Francia e Inglaterra.

Peregrinaciones de una paria

Documento original de la Biblioteca Nacional de Francia[10]

Publicada en 1838, según documento original y creada en dos volúmenes. Descrita por la autora como una novela filosófica y social, y por algunos críticos como una crónica, es el más famoso de sus libros. Escrito con las memorias de su viaje al Perú con el fin de ser reconocida por la familia del padre y dejar de ser hija ilegítima, refleja además de la situación peruana de la época, datos etnográficos y antropológicos. En sus escritos recoge sus impresiones sobre su viaje a Lima y Arequipa, dejando ver la imagen de una sociedad feudal y violenta y expone sus puntos de vista sobre la esclavitud, la opresión a la mujer y a la clase trabajadora, además de dar a conocer parte de su vida, la travesía de su viaje y el cómo era juzgada por la sociedad por su condición de hija ilegítima añadida a las discriminaciones y falta de derechos por su condición de mujer. La libertad de estos escritos ofendieron a parte de la sociedad, incluido su tío paterno Don Pío Tristán y Moscoso, quien se encargó de quemar los ejemplares del libro que habían llegado desde Francia en la plaza central de la ciudad de Arequipa.

Cuenta además la historia de Francisca Zubiaga de Gamarra, La Mariscala, esposa del Mariscal Gamarra y héroe de la independencia peruana quien Flora conoció personalmente y que representaba un caso de mujer emancipada y activa, capaz de penetrar en los dominios tradicionalmente considerados de los hombres. La Mariscala, según relata Mario Vargas Llosa en La odisea de una paria, además de tomar importantes decisiones de gobierno, remplazando a su marido en la Prefectura del Cuzco cuando él salía de viaje, combatía a caballo e incluso dirigía sus tropas en el campo de batalla durante las guerras civiles y hasta había dirigido la tropa que ganó a los bolivianos la batalla de Paria.

Fue publicado originalmente en francés, y en su primera traducción en 1937, se presentó solamente la parte del viaje que se desarrolla en el Perú, obviando la travesía desde Francia; luego de diez años se aparece una nueva traducción de la totalidad del texto, incluyendo los tres prólogos elaborados por la propia autora.

Al tratar de enmarcar la obra dentro de un género literario cabe tener presente la valoración de Claudia Salazar Jiménez en su artículo: Peregrinaciones de una pa(t)ria: relato de viaje y autofiguración donde expresa que:

Este texto se configura como un relato híbrido que nos permite establecer diversas intersecciones entre los géneros de la literatura de viajes, el discurso autobiográfico y el cuadro de costumbres.[11]

Unión Obrera

L’union ouvrière, documento oficial

Su primera edición fue hecha el 1 de junio de 1843 luego de muchas dificultades. Para poder publicarla, la autora tuvo que recurrir a una colecta entre sus amigos y personas que eran fieles a sus ideales. Flora distribuyó 3.000 prospectos pidiendo financiación. Entre el 1 de junio y el 10 de julio, recibió 43 cartas y 35 visitas de obreros y obreras de diversos oficios que se habían presentado para ayudarla en su tarea. En cuanto a los suscriptores, para los 4.000 ejemplares de la tirada inicial, consiguió 123, entre ellos nombres como Béranger, Victor Considérant, Eugène Sue, George Sand, Hortense Allard, Blanqui, Louis Blanc, Ponsard, Mme. Desbordes Valmore, Louise Colet, los Didot, Paul de Kock, Marie Dorval, junto con los nombres de planchadoras, criadas, porteras, zapateros, albañiles, etc. También apuntó los nombres de los personajes que la rechazaron, como Lamennais, David De Angers, Eugène Delacroix, Chateaubriand, Odilon Barrot, Laffitte, Garnier- Pagés, Dupin, el barón de Rothschild, entre otros.[6] La obra expone el proyecto político de la autora, donde refleja su punto de vista referido a la necesidad existente de que surja una unidad universal entre los trabajadores que defienda sus condiciones laborales y sociales, y por lo que Karl Marx le reconoció su carácter de precursora de altos ideales nobles. En ella señala que:

… toda la desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles de ser mujer

El discurso de Flora en la Unión Obrera refleja la explotación de la mujer más humilde y las de las obreras, cuando señala cómo negar la educación a las mujeres está en relación con su explotación económica[12] comenzando por aquellas a las que se les niega desde niñas una adecuada educación por creer que su lugar es primero sirviendo en los quehaceres de la casa, luego siendo explotadas y maltratadas por las patronas de las que eran aprendices o por sus padres y por último de sus marido, sin percatarse que la opción de que una mujer obrera tenga la oportunidad de poderse preparar mejor en los estudios, garantizaría un crecimiento en los resultados de su trabajo, la posibilidad de poder ocupar nuevos puestos de trabajo, e incluso poder instruir con mayor calidad a sus propios descendientes.

“El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas está en proporción a la independencia que gozan las mujeres". ('Unión Obrera', 1843)[13]
Promenades dans Londres[14]

Paseos en Londres

En francés, Promenades dans Londres (París, H.L. Delloye, 1840, segunda y tercera ediciones París, Raymond Bocquet, 1842, y cuarta edición, París, 1846). Aunque había tenido cuatro ediciones antes de la publicación en castellano, no había circulado en América y menos en Perú. El libro se difunde más en Francia y es una crítica a la sociedad europea. Es comparada con: La situación de la clase obrera de Federic Engels[15]

En su primera publicación, el libro fue silenciado por la prensa burguesa, ya que en el mismo la autora comenzaba a hurgar y denunciar los males que permitían que la burguesía y el sistema capitalista mantuvieran su preponderancia y poderío a costa de la explotación del obrero y su familia, la situación de la mujer y su necesidad de prostituirse como forma de sustento. La escritora viajó a la capital británica para lograr obtener la suficiente documentación y datos que le sirvieran de bases antes de escribir su libro, entre los lugares que visitó estuvieron talleres, prostíbulos, barrios marginales, fábricas, centros de enfermos mentales, además de una visita al mismo Parlamento británico, en las carreras hípicas de Ascot o en algunos clubes aristocráticos. Según se expresa en el artículo Flora Tristan - Paseos en Londres:[16]

....este libro es más que un simple relato de viaje, un testimonio crítico, una suerte de reportaje-informe sobre las condiciones sociales prevalecientes en ese país europeo.....En todo caso, el libro de Flora Tristán constituye -desde su mirador social de lucha y denuncia- el primer estudio social de la realidad europea intentado por un escritor latinoamericano.

Otras publicaciones

Memphis (o El proletariado),[13] novela en la que aparece uno de los primeros héroes de la literatura obrerista, cuyo protagonista, Jean Labane, aparece como una combinación de Mesías y Mefistófeles.[17] El mismo se debe de enfrentar a un jesuista cuya descripción sirvió como modelo para la obra El judío errante[15] de Sue.

Su obra De la necesidad de dar una buena acogida a las extranjeras fue publicada en Francia en 1835, breve ensayo, una crítica contra los prejuicios sociales que pesan sobre las mujeres solas.[18]

Colabora además, en publicaciones importantes como el L’Artiste, Le Valeur y Revue de París, donde una de su publicaciones es el reportaje Carta a un arquitecto inglés publicado en 1837. Escribe un folleto proponiendo crear una sociedad para prestar ayuda a las mujeres forasteras que lleguen a París; firma manifiestos pidiendo la supervisión de la pena de muerte y envía a los parlamentarios una petición a favor de la legalización del divorcio.

  • Selección de Cartas, una recopilación de cartas del Libertador Simón Bolívar
  • Les couvens d'Aréquipa, (novela)

Representación en el arte

La vida y pensamiento político y feminista de la escritora ha sido motivo de varias publicaciones, entre ellas se encuentra El paraíso en la otra esquina, novela histórica escrita por el escritor y periodista Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura (2010), en la que analiza las travesías de Flora Tristán y a su nieto Paul Gauguin como contrastes para la vida ideal que ellos buscaban en sus experiencias fuera de su Francia natal.[12]

Citas y referencias

Fuentes