Gas mostaza

Gas Mostaza
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También conocido como la mostaza de azufre, este agente recibió su nombre por su característico olor a mostaza podrida y a cebolla y ajo.

Gas Mostaza. También conocido como la mostaza de azufre, este agente recibió su nombre por su característico olor a mostaza podrida y a cebolla y ajo. Pertenece al grupo de los agentes vesicantes que afectan especialmente a los ojos, las vías respiratorias y la piel, primero como irritantes y luego como veneno para las células del cuerpo. Es particularmente peligroso por su acción retardada.

Cuando la piel está expuesta a este gas, se enrojece y se quema, horas antes de aparecer grandes 'ampollas' en el cuerpo que después producen graves úlceras y dolor. Los ojos de las personas intoxicadas se hinchan y las personas afectadas se quedan ciegas a las pocas horas de la exposición. Cuando se ingiere, las víctimas experimentan estornudos, ronquera, tos con sangre, dolor abdominal y vómitos.

Pero la exposición al gas mostaza no siempre es fatal. Cuando se usó por primera vez en la Primera Guerra Mundial, mató solo al 5% de las personas expuestas. Se convirtió en un arma utilizada en la Primera Guerra Mundial, durante la guerra civil en Yemen y la guerra entre Irán e Irak.

El gas mostaza es relativamente fácil de producir, con precursores fácilmente disponibles. También conserva su efecto durante un largo tiempo. Por ejemplo, las municiones alemanas utilizadas en las guerras mundiales siguen hallándose periódicamente en Bélgica y estos agentes apenas se degradan.

Mostaza sulfurada

La mostaza sulfurada (bis(2-cloroetil)sulfano) es un tipo de agente químico utilizado como arma de guerra. La mostaza sulfurada también se conoce como gas mostaza o "agente mostaza” o por sus denominaciones militares H, HD y HT. Suele manifestarse en fase gaseosa, pero también puede darse como líquido (de textura oleosa), o sólido. Como gas, algunas veces posee un olor parecido al ajo, a la cebolla o a la mostaza, y en otros casos no tiene olor. Como líquido y sólido, su color varía del amarillo claro al marrón. En todo caso, no se encuentra naturalmente en el ambiente. Como arma de guerra, la mostaza sulfurada se utilizó por primera vez durante la Primera Guerra Mundial. Aunque en la actualidad no se destina a uso médico, hasta hace algunos años se utilizaba para el tratamiento de la psoriasis, una enfermedad cutánea.

Mostazas nitrogenadas

Las mostazas nitrogenadas (bis-2-cloroetilaminas o β-haloalquilaminas) fueron producidas en los años 1920 y 1930, también como armas químicas de guerra. Fueron el primer caso registrado de uso de armas químicas contra población civil, pues en 1924, durante la Guerra del Rif (1921-1927), la aviación española arrojó bombas de gas mostaza, fosgeno y otros gases tóxicos, sobre los habitantes bereberes rifeños y sus aldeas. Son potentes irritantes que dañan la piel, ojos y vías respiratorias, entran en las células del cuerpo muy rápidamente y dañan el sistema inmunológico y la médula ósea.1

Propiedades químicas

Su punto de fusión (de la mezcla pura) es de 14.4 ºC y el de ebullición de 214ºC, lo que quiere decir que a temperatura ambiente está en estado líquido. Para extenderlo, los soldados alemanes utilizaban aerosoles o misiles cargados, de manera que pudiese llegar lo más lejos posible. Uno de los primeros problemas que surgió fue el de cómo utilizarlo en lugares con temperaturas más bajas ya que en estado sólido no era demasiado útil. El remedio que encontraron fue mezclar. Mezclado con lewisita su punto de congelación baja a -26 ºC sin que apenas afecte a la efectividad del gas (en sitios aún más fríos se utilizarían directamente otros productos). Respecto a la parte «mostaza» el nombre viene por cómo se hacía al principio. En esas manufacturaciones el material adquiría un color amarillento/marrón y un olor que olía más a cebollas podridas, ajo o rábano que a mostaza (olor que darían probablemente los átomos de azufre, S, y de carbono, C). Además, en cuanto entrara en contacto con alguna mucosa (como la de dentro de las fosas nasales) la irritaría y ya no se podría oler, así que esa peste no duraría mucho. En fabricaciones más puras, la sustancia es prácticamente inodora e incolora.

Efectos biológicos

Aunque se necesita muy poco (0.02 mg) para causar ampollas en la piel, en realidad la tasa de mortalidad no llega al 5% del total de los expuestos. Más concretamente, de 2143 soldados afectados en los primeros ataques, solo un 4.4% murieron (muchos menos que las muertes producidas con otras armas químicas como el gas sarín o el VX). El problema es que incapacita al que lo sufre debido a la gran cantidad de síntomas. Antes de enumerarlos, sabed que estos se suelen mostrar entre 2 y 24 horas tras la exposición al gas (para entonces el daño en las células ya está hecho) aunque algunos efectos (y ya no digo psicológicos) pueden durar de por vida. Como he mencionado anteriormente el agente mostaza afecta sobre todo a las mucosas o zonas húmedas como ojos, fosas nasales, boca.

Los síntomas «leves» suelen ser picor de ojos con mucho llanto, inflamación de la piel, irritación de las membranas con mucosas, picor en la garganta, tos y estornudos. Si las cosas se ponen más feas, los síntomas pueden llegar a ser pérdida de vista, formación de ampollas en la piel, náuseas, vómitos, diarrea y dificultades respiratorias. Respecto a los órganos internos, los daños más pronunciados son los que se producen en la médula, el bazo y el tejido linfático lo que conlleva que a los 5-10 días haya una disminución drástica de la producción de glóbulos blancos y otras células sanguíneas, una condición muy parecida a la que se sufre tras exponerse a radiación ionizante.

Fuente