Hacienda Cortina

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Hacienda Cortina
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Obra Arquitectónica
Parque La Guira Entrada2.jpg
Uno de los mayores latifundios existentes en Pinar del Río durante la república neocolonial
Descripción
Localización:San Diego de los Baños, Los Palacios, Pinar del Río, Bandera de Cuba Cuba
Uso inicial:Hacienda de recreo
Uso actual:Parque de recreo y otras actividades


Hacienda Cortina. Reconocida como uno de los mayores latifundios existentes en Pinar del Río durante la república neocolonial. Abarcaba tres municipios de la provincia pinareña (Consolación del Sur, La Palma y Los Palacios y la conformaban varios hatos o corrales antiguos, y poseía un total general de 6 848 fincas, 108 de ellas superaban las 1000 hectáreas y 20 las 5000, dedicadas al fomento de la ganadería vacuna y caballar, la siembra de tabaco y frutales, y la extracción de resina de pino, y dotado de un aparato administrativo y comercial que aseguraba el emporio.

Ubicación geográfica

Ubicada en ambas márgenes del Río San Diego, la Hacienda Cortina incluye territorios de las Sierras del Rosario y los Órganos, sin embargo la propiedad principal se encontraba en La Güira, sitio enclavado en la tierra que lleva su nombre Sierra de La Güira.

Historia

Diversos han sido los criterios relacionados con el momento en que José Manuel Cortina, Notable abogado, político y diplomático cubano adquirió La Güira. Algunos señalan que la obtiene mediante una donación, por la defensa hecha a su propietario en el año 1908, durante un pleito por la partición de propiedades, mientras que otros argumentan que la adquirió en los años 19161917 por los servicios que prestó a una señora.

Sin embargo existen documentos que corroboran que fue en el año 1906 cuando adquiere La Güira que tenía alrededor de 133 caballerías de tierra y estaba integrada por varias propiedades pequeñas. Fue precisamente esta, el embrión de dicha hacienda. En 1911 compró la propiedad aledaña a esta, conocida como La Palma o Potosí de cuatro caballerías de tierra. Unos años más tarde en 1916 obtiene el Abra de Caiguanabo y Galalón en 1917 las que compró a su propietario Agapito del Busto. Posteriormente en 1920 compró Caiguanabo a la familia Grau San Martín y en 1923 la finca El Bosque y Las Yeguas las que compró a un moro.

La ejecución de la Hacienda Cortina, data de 1920 y la entrada a la Hacienda era a través de una majestuosa portada, hecha con piedras de los alrededores, diseñada para que encajara armónicamente con el sitio montañoso, a la que le dio su nombre, y que resulta sorprendente dentro del maravilloso paisaje de Pinar del Río.

Mediante un litigio que establece con Wilfredo Fernández y su hermano por la finca Arroyo del Agua se apodera de una parte de esta hacienda. Ya en el año 1928 era dueño de vastas extensiones de terrenos como: El Desvío, El Bosque, San Pedro de las Yeguas, San Pedro del Álamo, Santa Catalina, Galalón y Caiguanabo.

El desvío de 47 caballerías estaba integrada por un centro de tiro al blanco con los manantiales El Inglés, casas de tabaco y un área llamada Antiguo de los Caballos, de tres cuartos de caballería de tierra. San José del Álamo y el Guayabal, con 15 y dos caballerías respectivamente. Las Yeguas con 244 caballerías tenía los potreros Hoyos del Naranjal y El Conuco, de 12 y 4 caballerías respectivamente. También vegas sitios para carneros, varios cafetales, un naranjal y una represa llamada La Jagua.

El Bosque con 101 caballerías, incluía los potreros Las Cañas, y El Toro, con 8 y 10 caballerías también existían cafetales y el sitio Bermejal. La catalina de 131 caballerías integrado por vegas, potreros y pinares; Galalón con 224 caballerías, varios potreros y grandes reservas de madera, y Sitio del carmen con 43 caballerías. En San Pedro de las Galeras con 39 caballerías se encontraban los potreros La Ceiba Hueca, el Naranjo, y un importante grupo de vegas. San Andrés de Caiguanabo con 304 caballerías, vegas y potreros. San Diego de Caiguanabo con 123 caballerías e importantes vegas, y Portales de Caiguanabo con 12 caballerías, vegas y las Cuevas de Los Portales y El Espejo.

Lago Navegable

Las particularidades naturales y geográficas convertían a estos parajes en sitios con determinadas condiciones para la explotación de materias primas lucrativas en el mercado nacional e internacional. En esta hacienda se desarrollaban 150 vegas tabacaleras, extensos potreros para la para la cría y ceba de caballos, ganado vacuno y cerdos, se sembraba la hierba de guinea para establecer potreros adecuados para en las lomas, se producía café, naranja, mango y otras variedades de frutas, además de la miel de abejas. Se fomentaron los pinares y la siembra de encinos y otras variedades de madera en proceso de extinción en la región. Se desarrolló una política de protección a la fauna, limitando la caza, y se incorporaron en los extensos bosques, nuevas especies que se reproducían libremente.Dentro de estas propiedades existían en 1939 un total de 5 escuelas, donde estudiaban más de 400 niños.

En la década de 1940 el inmenso latifundio abarcaba territorios de los municipios Consolación del Sur, La Palma y Los Palacios quedando definidos con detalles en un plano de la hacienda mandado a confeccionar por Cortina. En la hacienda los contratos que se establecían con los campesinos eran a partido y arrendamientos. Pero a un grupo de personas les daban tierras en arriendo y estas establecían contratos de exploración con los campesinos. Como en otros latifundios del país la pobreza y la miseria irradiaban hacia todas direcciones, reiterándose en esta hacienda la misma configuración de status entre el campesinado que se había formado fundamentalmente desde el siglo XIX.

Las rentas anuales o el pago de la tercera y cuarta parte de las cosechas, fueron reforzadas en la década de 1940 del siglo XX. Un elemento distintivo que caracterizó la Hacienda Cortina es precisamente que aquellos lugares hasta donde se extendió de una forma u otra, conservaron los nombres desde los siglos XVI al XVIII, lo que demuestra que a pesar de los cambios de dueños a que se veían sometidas las propiedades y sobre todo, por las modificaciones en cuanto al uso de la tierra, ya sea para producir ganado, tabaco, azúcar, café o madera, el hombre fue capaz de mantener con el paso del tiempo una identidad muy arraigada con los nombres tradicionales.

El parque La Güira

La primera de las haciendas que adquiere, La Güira, poseía un pintoresco y atractivo paisaje, por lo que decidió construir en ella un parque, en este lugar edificó elementos arquitectónicos escultóricos y culturales que le dieron un sello distintivo y único en comparación con propiedades similares en Cuba. Al atravesar la majestuosa portada medieval, a la que le dio su nombre, edificada basada en las características propias del medioevo y con el toque lugareño y sencillo de los pobladores que en su momento la construyeron, el primer tramo del camino, en rápido ascenso como el resto de los caminos que se cruzan y entrelazan entre la variada vegetación, eran en parte pavimentados en mármol, y al final de este, se encontraba el batey el cual poseía espaciosos jardines con hileras de farolas de bronce que llegaban hasta la casa principal, también construida en 1920 con piedras y materiales de la zona. Junto con la portada construyó su casa de visitas y en la propia fecha edificó la casa china, y años después la casa japonesa, convertidas en fieles exponentes de la cultura asiática, atesorando una importante colección de objetos, que en la actualidad se protegen en museos.

Estatua de Mármol de Carrara

El parque fue ambientado con esculturas de mármol de Carrara, bronce y otros materiales, adquiridos, en su mayoría, en el extranjero. La cercanía al Río San Diego permitió que se construyera un lago artificial acondicionado para navegar en pequeñas embarcaciones, con atracaderos y puentes. Además, piscinas, pequeños parques con casetas, bancos, y jaulas para animales, así como otras edificaciones que en sus formas semejaban, construcciones medievales, al igual que la portada de la hacienda. Al ser hombre que gustaba de lo exótico en relación a las plantas y aves, para ciertas especies de aves traídas de América hizo construir en varios sitios sobre los árboles casitas adecuadas a su reposo.

La perfecta ubicación de todos los elementos construidos o situados para ambientar el batey, evidenciaron un perfecto gusto estético y profundo conocimiento de los valores culturales que se propuso exponer. Las casas o museos ambientados con objetos de esas culturas, constituían un centro de atracción para todas las personas que visitaban el lugar. Las casas china y japonesa con todos los elementos tradicionales de esas milenarias culturas construidas por especialistas asiáticos, eran centros reservados para cortina. Los tapices representaban el oropel manchú, los pebeteros oxidados entre los cojines de seda descoloridos por el tiempo, junto al Buda con su lámina de oro y el guerrero mongol de la época Gengis Kan, de tamaño natural, eran algunos de los elementos más representativos, junto a los muebles que estaban en ambas edificaciones.

Posteriormente fabricó un mausoleo donde yacían los restos de sus padres y donde el sacerdote daba misa en ocasiones en que Cortina venía de temporada con su familia.

Otros lugares de interés

Las cuevas de los Portales y de Los Espejos fueron acondicionadas, se les fabricaron aceras, rampas, pasamanos, y un puente para cruzar el río. Para comunicar este lugar de un atractivo sin límite, mandó construir un terraplén desde La Güira concluido en 1943. Convirtiéndose así la cueva de los portales en un centro visitado periódicamente por cortina, sus familiares y amigos, estando vedado para las personas de los alrededores el disfrute del paisaje, incluso tampoco podían utilizar el terraplén para trasladarse de un sitio a otro.

En el año 1960 el Che comenzó a visitar la zona, su olfato de guerrillero le hizo ver que era un estratégico lugar, alejado y metido en el corazón de las montañas. Al desencadenarse la crisis de octubre de 1962 el comandante Ernesto Guevara estableció su jefatura precisamente en la Cueva de Los Portales, la retaguardia estaba ubicada en el chalé de la hacienda Cortina. Cada sección tenía un teléfono de magneto. En la cueva aún está la humildísima cama en la que dormía, rodeado de húmedas paredes naturales que debieron acentuar su asma, la mesa en la que jugaba ajedrez y algunas de las plantas que mandó a sembrar.

El 25 de julio de 1987 la cueva fue declarada Monumento Nacional en un acto público al que asistió Armando Hart Dávalos quien escribió en el libro de los visitantes:

"Quien no sepa lo que este recuerdo histórico significa no es cubano".[1]

Figuras de alto rango han visitado la gruta. Fidel lo hizo en 1959 junto a Celia Sánchez y Antonio Núñez Jiménez, de cuya visita surgió la idea de crear un centro turístico y de instalar merenderos. Un amigo de José Martí, el escritor colombiano José María Vargas Vila también visitó el sitio acompañado de José Manuel Cortina.

Nacionalización

En el año 1959 el gobierno revolucionario inició el proceso de nacionalización de los grandes latifundios, en septiembre del propio año, una comitiva del gobierno encabezada por el comandante en jefe Fidel Castro visitó la hacienda, que en esos momentos contaba con 1 800 caballerías, más de 24 000 hectáreas. En aquellos días de la visita, la hacienda había sido intervenida por el Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA).

Fidel recorrió la propiedad, estuvo en la casa de vivienda y otras instalaciones, admiró las colecciones de obras de arte que atesoraba e impactado por la belleza de aquel entorno sugirió la idea de extender por valles, playas y montañas, una forma de alojamiento y disfrute al alcance de todos los cubanos, surgiendo así la idea del Campismo Popular, como una vía saludable de garantizar las vacaciones del pueblo trabajador. Idea para la que se dieron los primeros pasos en abril de 1981, veintidós años después.

Véase también

Enlaces externos

Referencias

  1. La Cueva del Guerrillero. Disponible en: Diario El Guerrillero Digital

Fuentes

  • Enrique Giniebra Giniebra y María de las Nieves Ramos Gómez: Hacienda Cortina, Ed. Loynaz, Pinar del Río, 2008.
  • Archivo Provincial de Pinar del Río: Buró Agrario, Legajos 1, 2 y 3.
  • Archivo Nacional de Cuba: Donativos y Remisiones.
  • José Manuel Cortina García: Caracteres de Cuba, Editorial Lex, La Habana, 1945.
  • Jeans Stubbs: Tabaco en la periferia, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1989.
  • José Aixala Casellas: Luces de otoño, Ed. Masa y Compañía, La Habana, 1943.
  • Rafael Azcuy González: La Cueva de Los Portales, Ed. Pablo de la Torriente, La Habana, 1996, p.15-18.
  • Raúl González de Cascorro: Gente de San Andrés, La Habana, 1967, p. 76
  • La Cueva del Guerrillero. Disponible en: Diario Digital El Guerrillero
  • Surgimiento del Campismo Popular. Disponible en: Sitio Web del Campismo Popular
  • Hablar de Raúl Corrales. Disponible en: Sitio Web de Periodistas de Cuba
  • La Güira. Disponible en: Sitio Web de Vueltabajo