Historia del buceo

Historia del buceo
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Concepto:Es el acto por medio del cual el hombre se sumerge en cuerpos de agua, ya sea el mar, un lago o un río, con el fin de desarrollar una actividad deportiva, comercial o de investigación científica o militar con o sin ayuda de equipos especiales.

Historia del buceo. El ser humano siempre se ha sentido atraído por las profundidades del mar, quizás por la Herencia recibida de las anteriores formas de vida marina; o de la simple curiosidad por lo que se puede observar en estos fondos, o de los deseos por explotar las riquezas del mar, ya que se sabe que la vida surgió en el mar.

Las primeras muestras de los intentos del hombre por sumergirse en el mar, aparecen siglos antes de Cristo. La más evidente es un bajorrelieve del año 880 a.d.C., en el que se aprecia al rey persa Assurbanipal II en acritud de nadar y provisto de un odre de carnero bajo su pecho, en forma de saco respirador y junto a él un pez.

Donde se observa mayor presencia de estos signos junto con historias en ocasiones mezcladas con los mitos y las leyendas, es durante el apogeo del imperio ateniense. Y fueron los griegos quienes desarrollaron el primer mecanismo de inmersión: "la lebeta", primitiva campana de buzo.

Posteriormente y durante el Imperio Romano, sería otro pueblo, el de los "urinatores", el que destacaría por su tradición subacuática, que le llevó a formar las primeras unidades de buceadores de combate.

Inicios

Bien pudiera ser que en las aguas mas cálidas del mundo el hombre hubiera estado siempre arponeando peses para alimentarse, recolectando esponjas, perlas y coral como bienes para el trueque o rescatando objetos de barcas y navíos hundidos, por ello se hace imposible incluso conjeturar en que periodo de la prehistoria el hombre aprendía por primera vez a nadar y después a contener la respiración bajo el agua.

Desde el inicio de la historia, el hombre ha sentido curiosidad por descubrir que es lo que se oculta en los fondos marinos y es sabido que la profesión de buceador data de unos 5000 años atrás.

Prehistoria y Antigüedad

Hay indicios de la práctica del en la prehistoria en los grandes yacimientos de conchas de moluscos (numerosos de los cuales coexisten varios metros por debajo de la superficie del mar) que se han localizado en el Báltico y en las costas de Portugal. Esta experiencia que el hombre primitivo, salvo que esperara las grandes Bajamares para juntarlos, se veía obligado a bucear hasta los lugares en que estaban enclavados. Las tribus de la Polinesia también practican el buceo desde tiempos inmemoriales. Estas tribus usaban unas primitivas pero prácticas lentes submarinas, formadas por un armazón de madera sosteniendo una lámina transparente de carey u otro caparazón de tortuga marina.

Entre los pueblo de la Antigüedad, las primeras noticias que se tienen de la práctica de la inmersión son del año 168 A.C., cuando se utilizaron buzos para salvar el tesoro que Perseo, último rey de Macedonia (Grecia), arrojara al mar los tesoros de su palacio. En los "Inconvenientes" de Aristóteles se refieren dos tipos de aparatos de inmersión. Uno de ellos es la "lebeta", un antecedente de la campana de buzo, que consiste en un gran recipiente metálico que se coloca invertido en el agua, lo que permite aprisionar en su interior el volumen de aire que su capacidad admita. Uno o más buzos se acomodan en su interior, desde donde realizan salidas al fondo del mar. El otro instrumento mencionado es un tubo respirador muy parecido al actual snorkel.

Edad Media y Renacimiento

Aunque la Edad Media vivió de espaldas al mar, es en esta época tan poca marinera donde se encuentra al extraordinario buceador Nicolás, conocido como "el pez", y cuyas hazañas submarinas fueron inmortalizadas por Federico Schiller en su balada del "Buceador", y como personaje del "Quijote" de Cervantes con el nombre de "Peje Nicolao".

En el Renacimiento, el polifacético genio Leonardo da Vinci diseñó un par de aparatos de buceo. El primero consistía en un simple tubo, comparable al actual snorkel. Otro diseño muestra un casco completo con antiparras y un tubo respiratorio en una especie de capuchón con púas, que hacían de resguardo natural contra posibles depredadores. Una variante representa un voluminoso recipiente de aire sobre el pecho del buzo conectado a una máscara que le resguarda parte del rostro. El más perfecto de sus diseños consiste en un traje completo de buzo, catalogado por otros autores como "equipo que cubre todas las necesidades vitales y las exigencias especiales que un hombre puede necesitar bajo el agua".

Época Moderna

A partir de mediados del siglo XVIII comienzan a sobrevenirse los descubrimientos e inventos que permitirían a los buceadores sumergirse a una mayor profundidad y por más duración. Es en este período que ganan aceptación las campanas de buzo, como la "Patache" de Jean Barrié (1640), o la de Halley (1690), que recibía suministro de aire desde la superficie.

La posterior evolución de la campana se debe a Augustus Siebe -a quien algunos nombran el "Padre del Buceo Moderno"-, que reduciría su tamaño hasta convertirla en un casco que recibía aire de una bomba desde la superficie. El mismo Siebe, en 1837, le añadiría un traje impermeable que dejaba "en seco" el cuerpo del buzo, y a la que llamó escafandra. Así nació el equipo de buzo clásico, que con algunas innovaciones ha llegado hasta nuestros días.

En 1860, un oficial de marina francés, Auguste Denayrouze, y un ingeniero de minas, Benedict Rouquayrol, se unieron para construir un aparato mas ligero que la escafandra de buzo, que consistía en un depósito metálico que contenía aire a 30 o 40 atmósferas de presión, con un regulador elemental y una manguera que proporcionaba aire desde la superficie y que se podía desconectar por breves espacios de tiempo mientras el buceador seguía respirando de la reserva de su depósito. Le darían el nombre de "Aeróforo".

Este aparato no llegó a utilizarse masivamente ya que admitía escasa autonomía y no disponía de un sistema de visión adecuado. Henry Fleuss desarrolló en 1879 un equipo de buceo que funcionaba con unas mezclas de 50% a 60% de oxígeno. La primera inmersión duró una hora y tras el éxito de la misma convenció a Siebe Gorman and Co., de Londres, para que fabricara su equipo.

Siglo XX

En la década del 30 se crean elementos esenciales para el desarrollo del buceo moderno como las aletas o patas de rana (1935), el tubo respirador (1938) y la máscara que abarca ojos y nariz, patentada en 1938. En 1933 un investigador francés, Le Prier, patenta la escafandra que proporciona al buceador una autonomía real, gracias a la botella con aire a alta presión (150 atmósferas), y una buena visión, con el empleo de una máscara facial. Pero este aparato no disponía de un medio de control del consumo, lo que limitaba mucho su autonomía.

En 1943, el equipo formado por el Teniente de Navío francés Jacques-Yves Cousteau, el ingeniero Emile Gagnan, y un joven deportista Frédéric Dumas probarían en aguas de la Costa Azul un aparato que habría de convertirse en aquel con el que tantas generaciones habían soñado. Se trataba de la escafandra autónoma, cuyo elemento fundamental era un regulador que suministraba al buceador aire a presión ambiente, que se encontraba comprimido a gran presión en una botella.

Este sistema daba la oportunidad de bajar a unas superficies nunca imaginadas por el hombre y con un sistema de respiración bastante aceptable. En realidad la Escafandra de buceo es solo una parte del invento, pues Cousteau utilizaba una máscara que cubría ojos y nariz, unas aletas de goma, y compensaba la flotabilidad natural del cuerpo humano con un cinturón con pastillas de plomo.

Desde ese entonces, los avances en el entendimiento de la fisiología y la técnica que permiten al hombre respirar mezclas gaseosas han permitido que los buceadores lleguen a descender hasta los 400 metros de profundidad.

Enlaces Externos

Fuentes