Jacobo I de Inglaterra y VI de Escocia

Jacobo I
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Rey de Inglaterra
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Rey de Escocia y Señor de las Islas
19 de junio de 1567 - 27 de marzo de 1625
Predecesor Isabel I
Sucesor Carlos I

Rey de Inglaterra e Irlanda
25 de julio de 1603 - 27 de marzo de 1625
Predecesor Isabel I
Sucesor Carlos I

Coronación 29 de julio de 1567 (Rey de Escocia)

25 de julio de 1603 (Rey de Inglaterra e Irlanda)

Nombre real Enrique Plantagenet
Otros títulos Duque de Albany, Duque de Rothesay
Nacimiento 19 de junio de 1566
Edimburgo
Fallecimiento 27 de marzo de1625
Theobalds House
Entierro Abadía de Westminster
Cónyuge/s Ana de Dinamarca
Casa Real Casa de Estuardo
Padre Enrique Estuardo, Duque de Albany
Madre María I Estuardo, Reina de Escocia


Enrique Plantagenet. Jacobo I rey de Inglaterra, VI Escocia y rey de Irlanda. Defensor a ultranza del absolutismo real, fue partidario de la paz con el resto de los países europeos y promovió la expansión inglesa en las colonias americanas.

Síntesis biográfica

Nació el 19 de junio del año 1566, en el castillo de Edimburgo. Proclamado rey con un solo año de edad. Hijo de María Estuardo, reina de Escocia, y el Duque de Albano, Enrique Estuardo, primos entre sí y ambos descendientes de Enrique VII de Inglaterra. Una serie de regentes gobernaron en su nombre y lucharon por el poder durante su minoría de edad, hasta que está terminó oficialmente en 1578. Sin embargo no obtuvo el verdadero control del Estado hasta 1581. En 1603 sucedió en el trono de Inglaterra e Irlanda a la última Tudor, Isabel I, que murió sin descendencia. Por lo tanto fue rey de Escocia, Inglaterra e Irlanda durante 22 años.

Educación

El cuidado de Jacobo fue confiado al conde y la condesa de Mar: Para ser protegido, criado y educado en la seguridad del castillo de Stirling. El niño fue solemnemente coronado a los 13 meses de edad, como Jacobo VI de Escocia, en la iglesia del castillo, el día 29 de julio de 1567. Aunque el monarca había sido bautizado católico, de acuerdo a los dictados de la clase dirigente, fue educado en la más severa disciplina calvinista y convertido en miembro de la Iglesia de Escocia. Su educación fue supervisada por George Buchanan, un verdadero erudito para la educación de un príncipe, pero a la vez un intolerante, un individuo que odiaba a la familia de su discípulo. Pero le dio una educación notable y le inspiró una pasión por la literatura y el saber que duraría toda su vida.

Vida personal

A lo largo de su juventud el rey Jacobo fue alabado por su castidad, ya que mostraba escaso interés por las mujeres, y tras la pérdida de Lennox, seguía prefiriendo la compañía masculina. Pero un matrimonio de conveniencia y un heredero seguían siendo necesarios para reforzar su trono, de modo que la elegida fue Ana de Dinamarca, la hija de 14 años de Federico II de Dinamarca. Tras celebrarse un matrimonio por poderes en 1589, Ana partió rumbo a Escocia, pero las tormentas condujeron su barco a las costas de Noruega. El 7 de octubre Jacobo tuvo noticias de la decisión de posponer hasta la primavera el viaje de Ana a Escocia y partió del puerto de Leith con su séquito para ir en busca de su esposa personalmente. La pareja se casó formalmente en el palacio episcopal de Oslo el 23 de noviembre y tras visitar Dinamarca, retornaron a Escocia en mayo de 1590. Según todas las fuentes, en un principio, estaba fascinado por Ana y en sus primeros años demostró tener mucha paciencia y un afecto constante hacia su esposa. Pero con el tiempo se fueron distanciando hasta que al final decidieron vivir separados después de la muerte de su última hija en 1606

Trayectoria

Gobernó con acierto en Escocia, pero se encontró con grandes dificultades en Inglaterra, incluyendo el celebre Complot de la Pólvora en 1605 y sucesivos conflictos con el Parlamento, que le era hostil, especialmente en lo tocante a la subida de impuestos. De acuerdo a esta tradición historiográfica iniciada a principios del siglo XVII, la política absolutista de Jacobo, su irresponsabilidad financiera y los favores otorgados a favoritos impopulares sentaron las bases de la guerra civil inglesa, durante la cual fue enjuiciado y ejecutado su hijo y sucesor Carlos I. Sin embargo, en vida del monarca, la situación política de Inglaterra y Escocia fue relativamente estable y los historiadores contemporáneos consideran a Jacobo como un soberano inteligente y reflexivo. Durante su reinado se mantuvo la paz con España, reanudando las hostilidades su hijo y sucesor Carlos I.

Tuvo relaciones muy estrechas con los hombres de su corte, que algunos historiadores han especulado sobre su orientación sexual. El último de sus favoritos, el Duque de Buckingham, también sería el protegido de su hijo. Durante su reinado continuó la “Era Dorada” del drama y la literatura isabelina con grandes escritores como William Shakespeare y otros, a los que el rey patrocinó, contribuyendo al florecimiento cultural. Era un apasionado de la teología. Ordenó las traducciones de La Biblia que lleva su nombre y que aún es la oficial de la Iglesia Anglicana. Seguramente jamás hubo tal concentración de talento literario bajo el patronazgo de la Corona inglesa. El propio Jacobo era un erudito de considerable talento, autor de poesías, traducciones y un tratado sobre poesía, así como obras condenando la brujería y el tabaco, meditaciones y comentarios sobre las Sagradas Escrituras, obras de teoría política y discursos para el Parlamento. Uno de estos parlamentarios dijo que Jacobo había sido llamado “el bobo más sabio de la cristiandad”, y desde entonces se le ha asociado a esta frase. Eso fue porque no pudo entender los reclamos de su pueblo.

En 1568 María Estuardo escapó de la prisión, lo que condujo a un breve periodo de violencia en el país. Pero sus tropas fueron vencidas y tuvo que huir a Inglaterra, donde su prima, la reina Isabel, la encarceló. El 22 de enero de 1570, el primer ministro y regente del monarca, fue asesinado y sustituido, como regente. Por el abuelo paterno del joven rey, que fue fatalmente herido al año siguiente en un ataque de simpatizantes de María. Su sucesor en la regencia fue el conde de Mar, que murió el 28 de octubre de 1572 a través de una misteriosa enfermedad tras acudir a un banquete. El que dio el banquete, el conde de Morton, que además era el noble más poderoso de Escocia, fue su sucesor y demostró ser el más eficaz de los regentes en todos los aspectos, derrotando además a las familias que aún apoyaban a Maria. Pero se hizo de muchos enemigos a causa de su rapacidad. La caída de Morton fue provocada por los cortesanos que impresionaron al joven monarca hablándole de la importancia de sus deberes reales y animándole a que tomara el control del reino en sus manos.

Gobierno personal en Escocia

Aunque ya era mayor de edad, el control del gobierno estaba en manos de favoritos y nobles. Uno se granjeó el dio de la nobleza calvinista, otro (Lennox), los nobles, lo contemplan con recelo que advierten las frecuentes demostraciones físicas entre el y el rey. En agosto de 1582, unos nobles, secuestran al rey y lo conducen a un castillo, lo encarcelan y le obligan a desterrar a Lennox. El rey consiguió escapar en junio de 1583 y recuperó el poder. En consecuencia algunos de los rebeldes fueron ejecutados y el resto huyó a Inglaterra. Y desde entonces Jacobo se dedicó a reforzar su control sobre el reino. Entre 1584 y 1603 el rey logró establecer un gobierno efectivo sobre el país e imponer una paz relativa entre los loores del reino.

En 1586, firmó un tratado con Inglaterra, seguido de la implicación de María Estuardo en un complot, que era un plan que intentaba asesinar a Isabel I y poner en su lugar a María en el trono de Inglaterra. Acusada de traición, María Estuardo fue decapitada el 8 de febrero de 1587, lo que allanó el camino de Jacobo a la sucesión inglesa. Asimismo, durante la crisis de la Armada Invencible de 1588, aseguró a Isabel su apoyo como “hijo y compatriota” suyo, y en tanto que los años pasaban e Isabel permanecía soltera, asegurar la sucesión al trono inglés, se convirtió en el centro de su política.

A comienzos del Siglo XVI, Enrique VIII, había temido que la corona inglesa pasara a manos de un Estuardo, por ello, en su testamento, excluyó a la abuela de Jacobo, Margarita Tudor, y a sus descendientes de la línea de la sucesión al trono de Inglaterra. Pero aunque los Estuardo fueran eliminados de la sucesión por este testamento y por un acta del Parlamento, Jacobo seguía siendo el pariente más cercano de Isabel I, y por ende el presunto heredero de la corona inglesa.

Teoría de la monarquía

Entre 1597 y 1598, Jacobo escribió dos obras, en las que estableció la base ideológica para su monarquía. En una de ellas desarrollaba la doctrina del derecho divino de los reyes, explicando que, por razones bíblicas, los reyes son superiores a los demás hombres, si bien “el banco más alto es el más resbaladizo para sentarse” El documento proponía una administración centralizada y una política absolutista, según la cual un rey debía imponer nuevas leyes por prerrogativa real, aunque también atender a la tradición y al propio Dios, “quién podría accionar los azotes que le plugiesen, para castigo de los reyes corrompidos”.

El segundo fue escrito como libro de instrucción para su hijo y heredero, por entonces de 4 años, era una guía más práctica para el arte de gobernar. La obra está bien escrita y es el mejor exponente de la prosa de Jacobo. El consejo del monarca sobre los Parlamentos, que consideraba solo como unas cortes subordinadas al soberano, lo cual refleja sus propias dificultades con la Cámara de los Comunes: “No convoqueis Parlamentos”, recomendaba a su heredero, “excepto por la necesidad de nuevas leyes, lo que debe ser rara vez” En el primero de los libros, Jacobo, afirmaba que un monarca era propietario de sus estados del mismo modo que un señor feudal poseía un feudo, ya que: Los reyes surgieron antes que ningún estado o clase de hombres, antes de que ningún parlamento se reuniera, y de que ninguna ley se promulgara, y la tierra fuera distribuida por ellos, ya que al principio era completamente suya. Y de ahí viene necesariamente el que los reyes fueran los autores y hacedores de las leyes, y no las leyes de los reyes”

Muerte

Durante su último año de vida, mientras Buckingham consolidaba su control sobre Carlos para asegurar su propio futuro, Jacobo estuvo a menudo seriamente enfermo. Por lo general fue incapaz de visitar Londres, y su figura fue perdiendo relevancia en los asuntos de Estado. A comienzos de 1625, el soberano padecía artritis, gota y desmayos, y en marzo enfermó seriamente de fiebres tercianas y sufrió un ataque al corazón.

Finalmente murió en Theobalds House, condado de Hertfordshire el 27 de marzo de 1625, a los 58 años de edad, durante un fuerte ataque de disentería, con Buckingham a su lado. El funeral del difunto rey, magnífico pero desorganizado, tuvo lugar el 7 de mayo. Fue sepultado en la Capilla de la Reina de Enrique VIII en la Abadía de Westminster.

Fuentes