Combate en Río La Gallina (Las Tunas)

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Combate en Rio La Gallina
Información sobre la plantilla
Fecha:1965
Lugar:Municipio Manatí,
provincia de Las Tunas
Descripción:
El 25 de mayo de 1965 era capturado en el cuartón “La Gallina”, término municipal de Victoria de Las Tunas, cerca del central Manatí el bandido contrarrevolucionario Gusberto Guerra Hernández, uno de los alzados más hábiles y peligrosos de los que operaron en la provincia de Oriente. La operación para su captura fue denominada “Operación Manatí”.
Resultado:
Durante la acción fue apresado el cabecilla y muertos dos bandidos; por parte de las fuerzas revolucionarias resultaron muertos seis compañeros en la acción y tres, en un accidente durante el traslado de los heridos.
Consecuencias:
Se produjo una considerable pérdida de vidas que se hubieran evitado quizás, con la adopción de algunas medidas de precaución, sobre todo teniendo en cuenta, que aunque no se conocía con certeza si los bandidos estaban en la casa, si era evidente que se hallaban en la zona y con seguridad dentro del cerco. La valentía, decisión y temeridad de algunos compañeros, permitió al enemigo causarnos las primeras bajas, a las que luego se sumó el lamentable accidente”.
Líderes:
Andrés Leyva Montaña, Rigoberto Batista Chapman, José Ramón Rodríguez Solarana (Tico), Miguel Expósito González, Radiel Rodríguez Rodríguez, Alberto Arcos Luque, Eddy Suñol, Eloy Gutiérrez Menoyo
Organizaciones involucradas:
FAR, PNR, la Seguridad del Estado y Unidades de tropas de Lucha Contra Bandidos


El combate en río La Gallina fue un enfrentamiento contra el bandidismo en el municipio Manatí (provincia de Las Tunas).

Tras el triunfo revolucionario de 1959, múltiples fueron los esfuerzos del gobierno estadounidense a través de la CIA para destruir la naciente Revolución cubana.

Proliferaron a lo largo del país numerosas bandas contrarrevolucionarias que sembraban la zozobra y el terror fundamentalmente en los campos cubanos. El enfrentamiento al bandidismo en territorio tunero tuvo su momento clímax con la ejecución de la Operación Manatí. Esta operación, como se le denominó al cerco organizado para la captura del connotado asesino Gusberto Guerra Hernández, constituyó un ejemplo clásico de peine, dentro de un cerco estratégico organizado con fuerzas de las FAR, la PNR, la Seguridad y unidades de tropas de lucha contra bandidos.

El 25 de mayo de 1965 era capturado en el cuartón La Gallina, en el término municipal de Victoria de Las Tunas, cerca del central Manatí el bandido contrarrevolucionario Gusberto Guerra Hernández, uno de los alzados más hábiles y peligrosos de los que operaron en la provincia de Oriente.

La operación para su captura fue denominada Operación Manatí.

Durante la acción fue apresado el cabecilla y muertos dos bandidos; por parte de las fuerzas revolucionarias resultaron muertos seis compañeros en la acción y tres, en un accidente durante el traslado de los heridos.

Aspectos biográficos de Gusberto Guerra

Exsoldado del Ejército Rebelde, se convirtió en cabecilla de un alzamiento. Llegó a ser considerado uno de los más peligrosos bandidos de Oriente; actuaba desde las proximidades de Camagüey hasta Antillas, en un radio de acción de más de 300 km.

También se movía en los cuartones de Cruz Alta, barrio Playuelas, Santa Rosa, barrio Curana y Ojo de Agua, en el barrio Las Arenas de Victoria de las Tunas, la Loma del Muerto y Guanabo, en el barrio de Buenaventura y Las Calabazas (en la provincia de Holguín).

En 1957 fue prófugo por haber hecho una plantación de marihuana en el barrio Las Arenas.

En 1958 se incorporó al Ejército Rebelde, donde continúa en 1959 es designado para trabajar con el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) en la zona de Manzanillo bajo las órdenes del traidor Manuel Artime Bueza, quien resultaría agente de la CIA y fundador de la Organización Contrarrevolucionaria Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR).

En este períjodo Gusberto estableció vínculos con elementos contrarrevolucionarios y se manifestó públicamente contra el comunismo, por lo que a mediados de 1960 es expulsado del Ejército Rebelde, regresando a Playuelas, donde se une a Aurelio Hidalgo, ex teniente del ejército rebelde vinculado a cabecillas del Movimiento Demócrata Cristiano (MDC) y junto a este y su hermano Cástulo Guerra comienzan a conspirar contra la Revolución.

A mediados de febrero de 1962 se alzan en la zona de Cruz Alta, actual Majibacoa. Tras evadir las acciones contra el grupo de “El Guajiro”, se une a la banda del ex sargento del Ejército Rebelde Edilberto Carmenate, participando en el asalto a la Granja Hermanos Mayo en ese mismo mes.

Logra escapar de varios cercos realizados por las fuerzas revolucionarias y se refugia en Camagüey. Posteriormente a fines de ese mismo año 1962 regresa a Las Tunas y se establece en el barrio de Curana, desde allí establece contacto con el ex militar de la tiranía Luís Hechavarría Camejo, prófugo de la justicia, que tenía una extensa red de colaboradores en las zonas de Mir, Buenaventura, San Agustín y Las Calabazas, pertenecientes a la actual provincia de Holguín.

Esta situación le permite actuar en esa área además del sur de Las Tunas, donde realiza hechos vandálicos entre ellos el asalto y asesinato del miliciano Ascanio Díaz Tamayo, quien fuera colaborador de la Seguridad del Estado y reconocido como mártir de ese órgano del MININT.

En un informe del jefe del Buro de bandas de Oriente, el Capitán Eleno Fajardo a la Jefatura de la seguridad en la provincia el 13 de julio de 1963 se expresa:

Alzado desde el 20 de junio de 1961, habiendo participado en la quema de la guagua el 2 de marzo de 1962 en la carretera de Puerto Padre, el asalto a la granja Hermanos Mayo en junio de 1962 y en un encuentro con el Ejército Rebelde el 27 de septiembre de 1962 en Serrecito de Cayojo, a raíz del cual se separó del jefe de la banda Edilberto Carmenate (Beto) y en el asesinato de Ascanio Díaz Tamayo el 3 de abril de los corrientes. Posee una carabina M-1 (…) y un primo, Raciel, recientemente alzado.
Capitán Eleno Fajardo

Ya en junio de 1963, el grupo se fortalece al ingresar Raciel Guerra, Rafael Yáñez y el Odón Guerra (exmilitar de la tiranía batistana). Son 7 bandidos y cuentan con 3 armas largas y varias armas cortas, asume Gusberto la dirección del mismo y asaltan en Las Arenas el 23 de julio de 1963 al responsable de una sección ganadera de la Granja José A. Echeverría, donde se apoderan de 3600 pesos en efectivo destinados al pago de los trabajadores y realizan otras acciones, principalmente contra milicianos.

Por discrepancias en la repartición del dinero obtenido en el asalto, Gusberto junto a su primo Raciel, se separa del grupo que se queda en la zona de Holguín y regresa a Victoria de Las Tunas, se oculta en la zona de Dumañuecos donde se le une el bandido Juan González Figueredo, El Chino. Se mantienen inactivos y solo encaminaron sus esfuerzos a preparar una salida ilegal del país, para lo cual con la ayuda de María Guerra, hermana de Gusberto Guerra, se establecen en la casa del colaborador Eulalio Vidal Carreño y se relacionan con el exmujalista del central Manatí, Natalio Hernández Cancio, quien les envía a la casa de Vidal Carreño, víveres y otros medios necesarios que le permitieron subsistir allí durante todo el año 1964 y parte de 1965.

Tanto Gusberto como El Chino estaban involucrados en hechos de asesinato, pues se comprobó que este último había tenido participación en el asalto a la granja Hermanos Mayo y el asesinato del miliciano Ramiro Guerra Guerra.

En un informe tramitado a la Jefatura de la Seguridad en Oriente sobre el asalto a la granja y el asesinato del miliciano se expresa:

En el curso de las investigaciones se ha podido comprobar que uno de los bandidos lo es Juan Gonzalez Figueredo, El Chino, quien a mediados de 1962 estuvo alzado con la liquidada banda de Edilberto Carmenate.

Guerra Hernández era hábil, tanto por los años que permaneció alzado, como por la habilidad para evadir la acción de la justicia y además por la cantidad de hechos vandálicos en que participó y la amplia zona en que se movía.


Operación Manatí. Los hechos

El cabecilla Gusberto Guerra Hernández, acompañado de su sobrino Raciel Guerra Rivas y Juan Manuel González Figueredo (Chino), fue ubicado por la Seguridad en una zona cercana al central Manatí (después central Argelia Libre), en Victoria de las Tunas, cuando pretendía abandonar el país.

La Operación Manatí, como se le denominó al cerco organizado para la captura de este connotado asesino, marcó pautas en la estrategia de enfrentamiento al bandidismo en Cuba, al aplicar adecuadamente las técnicas de peine, dentro de un cerco estratégico organizado con fuerzas conjuntas de las FAR, la PNR, la Seguridad del Estado y Unidades de tropas de Lucha Contra Bandidos.

En su testimonio, Erasmo Infante Díaz, Jefe de la Unidad Militar 2675 perteneciente a la División 59 expresó lo siguiente:

El día 23 de mayo, recibí el completamiento en mi jefatura en “El hogar Infantil” de Puerto Padre, designando como mi segundo y a la vez Jefe de la Plana Mayor al sargento primera Andrés Leyva Montaña, aquí puntualicé detalles con él de acuerdo a la misión, y a las 5:00 horas del mismo día, salimos para Vázquez lugar este donde me entregaron 6 prácticos de la zona y a la vez nos unimos a algunos compañeros del L.C.B. de Victoria de Las Tunas y el capitán Eleno Fajardo, jefe del DSE en Santiago de Cuba, también se nos unió el compañero sargento tercera Rigoberto Batista Chapman, jefe de la PNR en Puerto Padre y cuatro policías más, en este lugar volvimos a puntualizar la estructura de las tropas, los guías con quienes marcharían, quienes registrarían las casas por sectores de peines y la unión final de la conclusión de la operación al amanecer del 24. El objetivo de las compañías era realizar el peine a la zona señalada y concluir el mismo, a la unión del cerco en el río La Gallina…"

De igual forma el teniente coronel Jorge Luis López Verdecia testimonia al respecto:

Participé en una reunión con el jefe de la división y compañeros de la Seguridad del Estado. Se analizaron las misiones a cumplir para neutralizar una banda de alzados en Manatí. Se ordenó movilizar una compañía de infantería de Velasco con su jefe Andrés Leyva Montaña. La unidad de Velazco partió primero. En Chaparra moví la compañía de Miguel Vázquez Igarza, y uno de los jefes de pelotones fue Armando Pelegrín. Los milicianos tenían un alto sentido del deber y todos querían ir, pero teníamos instrucciones precisas de hacerlo con la mayor discreción, por lo que utilizamos la escala de mando, que siempre fue lo más práctico.

Sin obtener el rastro de los prófugos, que inicialmente se pensaba estarían en un cayo de malezas de la finca de Vidal Carreño, se fue cerrando el cerco sobre el domicilio del propietario, situado en un lugar llano y bastante desprovisto de vegetación, fue interceptado el colaborador y una vez entrevistado, afirmó categóricamente que no se encontraban en la casa, ¨sin embargo la información obtenida indicaba que sí, pero el cerco continuó y no habiéndose tomado las precauciones necesarias, se acercaron a la morada que estaba cerrada¨ Los combatientes dejaron que Vidal Carreño se marchara. Se acercaron a la casa con el objetivo de llamar a la mujer para verificar lo que les había dicho su marido y hacerle algunas preguntas de rutina. Los alzados que en realidad se encontraban en el interior de la vivienda lanzaron una descarga cerrada utilizando armas automáticas y escopetas de perdigones, aprovechando que los combatientes avanzaban confiados y no tenían dónde protegerse . Instantáneamente cayeron muertos cinco hombres de Velazco: el sargento de primera Andrés Leyva Montaña, jefe de plana mayor del batallón; el sargento del DOP Rigoberto Batista Chapman, y los combatientes de la Unidad Militar 1124: José Ramón Rodríguez Solarana (Tico), Miguel Expósito González, y Radiel Rodríguez Rodríguez. El combatiente Alberto Arcos Luque quedó malherido, pero consiguió una nueva posición detrás de una letrina y ripostó la agresión, eliminando al bandido González Figueredo.

Gusberto Guerra salió apresuradamente con la intención de huir, pero Arcos Luque le disparó y logró herirlo. El bandido ripostó el ataque y uno de sus disparos inutilizó el arma del combatiente.

Al darse cuenta de que el joven miliciano estaba indefenso, fue a donde se encontraba, le hizo un último disparo a boca de jarro y después lo mató a bayonetazos. Arrastró a su primo herido hasta la orilla del río La Gallina, como no pudo cruzar con él a cuestas, lo abandonó y se alejó del lugar para tratar de escapar, pero resultó detenido poco después cerca de allí. Los heridos fueron colocados en un carro de línea para trasladarlos hacia donde se les pudiera brindar los primeros auxilios, pero se produjo un lamentable accidente al impactarse con una locomotora, donde perdieron la vida dramáticamente los combatientes Erlán Raya Leyva y el civil Félix Enrique Ávila.

Resultaron heridos los soldados Gilberto López Ávil, Pablo Savón Cruz, René Rodríguez Rodríguez, Francisco Pérez Leyva, Ignacio Gutiérrez y el farmacéutico Luis Hernández.

“En definitiva se produjo una considerable pérdida de vidas que se hubieran evitado quizás, con la adopción de algunas medidas de precaución, sobre todo teniendo en cuenta, que, aunque no se conocía con certeza si los bandidos estaban en la casa, si era evidente que se hallaban en la zona y con seguridad dentro del cerco. La valentía, decisión y temeridad de algunos compañeros, permitió al enemigo causarnos las primeras bajas, a las que luego se sumó el lamentable accidente”.

Inexplicablemente aun cuando se tenía plena convicción de que el enemigo estaba oculto en la zona, gracias al trabajo Operativo Secreto desplegado por el compañero Benigno Mayedo, avezado oficial de la Seguridad que atendía el Buró Q, la escuadra del sargento Chapman se adelanta y se acerca a la vivienda sin adoptar las medidas de seguridad establecidas para este tipo de despliegue combativo, cuidando la distancia entre los miembros de la escuadra y desplazándose por zonas con protección natural, sino que avanzaban a descubierto.

Resulta incomprensible además pues, el sargento Chapman era un combatiente experimentado, combatió en la guerra de liberación contra fuerzas de Sánchez Mosquera bajo las órdenes del comandante Eddy Suñol. Poco antes de morir en enero de 1965 mientras pasaba un entrenamiento en la escuela de sargentos de Palma Soriano, participó en las operaciones para capturar el desembarco protagonizado por Eloy Gutiérrez Menoyo, auspiciado por Alpha 66, el MRR y la CIA en la zona de San Jacinto, Imías, Baracoa. También había participado en 1962, mientras estaba destacado en la capital en la captura de Pastor Rodríguez Rodas (Cara Linda), uno de los bandidos más peligrosos de Pinar del Río.

Alberto Arcos Luque por su parte también había participado en acciones combativas durante la Lucha Contra Bandidos, combatió contra Tuto Pupo; y en el peine de Virama contra el propio Gusberto Guerra, del cual logró evadirse. Andrés Leyva Montaña, era segundo jefe del Batallón había combatido en la Operación Jaula, También conocida como Limpia del Escambray y había pasado la Escuela de Sargentos de Palma Soriano, el resto de los combatientes también eran experimentados, lo cual demuestra que el incumplimiento de las medidas de seguridad causa bajas a nuestra tropas.

El 26 de julio de 1965 en Santa Clara, durante el acto por el XII Aniversario del asalto al Cuartel Moncada, nuestro comandante en fefe Fidel Castro señaló:

Hay que decir que la ley y la justicia cayeron sobre los culpables. […]
Y esperamos que esta lección la hayan aprendido bien. […]
Esperamos que hayan perdido para siempre la esperanza de poder llevar adelante sus bandas contrarrevolucionarias.

Fuentes

  • Batista Cruz, Amado (1990): El papel del MININT en la lucha contra bandidos en la zona de la actual provincia de Las Tunas, que pertenecía a la provincia de Oriente (ponencia), 1990.
  • Cruz Infante, Plácido (2008): La lucha contra bandidos en Las Tunas. Editorial Sanlope, 2008.
  • Etcheverry Vázquez, Pedro; y Gutiérrez Oseguera, Santiago (2008): Bandidismo, derrota de la CIA en Cuba. Editorial Capitán San Luis, 2008.
  • Morfa Lima, Osvaldo: Operación Manatí, una mirada desde el pensamiento militar cubano (libro inédito).