Melchor Rafael de Macanaz

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Melchor Rafael de Macanaz y Montesinos
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Político español, Creó la Biblioteca Nacional; es autor de Historia de España, Historia de la religión y de la iglesia.
NombreMelchor Rafael de Macanaz y Montesinos
Nacimiento16 de febrero de 1670
Hellín, Albacete, Bandera de España España
Fallecimiento1760
Ibídem

Melchor Rafael de Macanaz. Nacido en Hellín (Albacete), fue un jurisconsulto y un polígrafo, un diplomático y un político, cuya capacidad ya resaltó durante el reinado de Carlos II. Sin embargo, fue con Felipe V cuando expresó su sabiduría política y su prolífica pluma puesta al servicio de un regalismo radical. Esta postura le mereció en 1714 la persecución de la Inquisición, que finalmente logró expulsarle a Francia. Tras su regreso a España fue primero encarcelado por Fernando VI y luego indultado por Carlos III. Entre sus obras cabe destacar el Pedimento fiscal, donde escribe un incipiente programa de reformas para el conjunto de la Monarquía que después fue seguido y completado por los más conspicuos reformistas del siglo.

Figura política que ocupa un puesto de honor en la historia nacional es otro hellinero, Melchor Rafael de Macanaz (1670 1760), escritor fecundo e incansable, que intentó durante toda su vida la regeneración política, económica y espiritual de España. Calificado como "Padre de la Ilustración Española", su pensamiento político giró en torno a la teoría regalista y se ha dicho que "sus escritos representan, con los de Feijoo, el programa revisionista característico del siglo XVIII. Su obra reformadora se sintetiza en la reforma radical de la Administración del Estado, con la unidad administrativa y territorial de todo el conjunto nacional. La reforma de las relaciones entre la Iglesia y el Estado, robusteciendo la figura del rey en materias políticas y económicas; y reforma de la Inquisición.

Síntesis biográfica

Nació en Hellín (Albacete) en 1670 y murió en 1760. Desempeñó varias comisiones de importancia en las guerras de Portugal y Cataluña; fue secretario de Carlos II, auxiliar del presidente del Consejo de Castilla en tiempo de Felipe V, intendente de Aragón, y fiscal general del reino, cuyo destino se vio obligado a dimitir, por haber caído en desgracia con el monarca, saliendo para Francia con pretexto de restablecer su salud. Durante su permanencia en París, todavía fue nombrado representante de España en el congreso de Cambray, que no llegó a reunirse, y encargado general de negocios de aquella corte. Fernando VI le mandó pasar a Breda a entablar los preliminares de la paz de Aquisgran; pero cuando tenía ya asentadas las bases se vio destituído sin previo aviso, y con orden de regresar al momento a Madrid.

Habiendo obedecido este mandato, así que llegó a Vitoria, fue preso, incomunicado y conducido al castillo de Pamplona, y de allí al de San Antón de la Coruña, confiscándole al mismo tiempo todos sus libros y papeles. Elevado al trono Carlos III, le dió libertad, y le permitió que regresara a sus hogares. Probo, inteligente, celoso e ilustrado, estas mismas cualidades hicieron a Macanaz blanco de los tiros de la envidia, mereciendo por única recompensa de los muchos servicios que prestó a diferentes reyes un destierro arbitrario, una prisión rigurosa en los últimos años de su vida, y la pobreza a que se vio constantemente reducido. Escribió una historia apologética titulada Memoria sobre los intereses de la monarquía de España y el Nuevo Mundo, en la que puso de manifiesto su sabiduría y su escepticismo frente a la Iglesia. Sus Obras escogidas se publicaron en Madrid en 1847.

Carrera política

Comenzó su carrera política al optar por el bando borbónico en la Guerra de Sucesión (1701-1714). Durante dicho conflicto fue secretario del virrey de Aragón, acompañó a Felipe V en la campaña de Cataluña, se encargó de la reforma del Reino de Valencia, fue intendente de Aragón y colaboró con Orry en la reforma de los Consejos. Su fidelidad al bando vencedor se vio recompensada con el importante cargo de fiscal general del Consejo de Castilla (1713). Desde allí se distinguió como un político regalista, partidario de una mayor intervención de la Corona en la Iglesia, así como de reducir las competencias de la Inquisición. Estas posiciones le enfrentaron con el primer ministro Alberoni y el inquisidor general Giúdice, hasta que en 1715 perdió el favor real. Exiliado en Francia, permaneció al servicio de la Monarquía cumpliendo diversas misiones diplomáticas, que continuaron en tiempos de Fernando VI. No obstante, en 1748 se le ordenó regresar a España y fue encarcelado en el castillo de San Antón de La Coruña. El castigo no le fue levantado hasta 1760, cuando ya viajaba hacia España un nuevo rey, Carlos III.

Fuentes