Partido Democrático Revolucionario

Partido Democrático Revolucionario
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Fundación1937
Disolución1938
PaísBandera de Cuba Cuba

Partido Democrático Revolucionario. Fue creado en La Habana en el año 1937, por un grupo de intelectuales y profesionales revolucionarios entre los que se hallaban Ramiro Valdés Daussá, Aureliano Sánchez Arango, Raúl Roa García, quien es el primero del grupo firmante del Manifiesto que diera a conocer sus principales propuestas, aspiraciones y objetivos centrales en marzo de 1937. No llegó a legalizarse antes de ser disuelto.

Historia

Antecedentes

Su antecedente inmediato fue la Organización Revolucionaria Cubana Antiimperialista creada en la ciudad de Nueva York el 22 de julio de 1935, de la cual fue secretario general Pablo de la Torriente Brau hasta 1936.

Objetivos centrales

Los objetivos centrales del Partido Democrático Revolucionario fueron: unificar las fuerzas políticas de la izquierda en Cuba en torno a su programa; presentarse como partido legal para participar en la Asamblea Constituyente de 1940. Fundó un periódico nombrado “Baraguá”.

Disolución

Fue disuelto por falta de respaldo popular a fines de 1938. Lo sustituyó el Partido de Izquierda Revolucionaria, fundado en 1938, con membrecía, un programa político y bases similares a las del Partido Democrático Revolucionario.

Manifiesto por un Partido Democrático Revolucionario

El documento estuvo dirigido "A la Nación", y fechado en marzo de 1937. Fue publicado como folleto por la Imprenta La Flecha de Oro. Sita en San Juan de Dios y Aguiar, Habana Vieja. Su exposición consta de varias secciones:

Sección I

Antecedentes históricos que caracterizan los rasgos generales que identifican la situación cubana a la que se enfrenta el partido:

“Con o sin Enmienda Platt, Cuba es una dependencia del capital financiero yanqui. Las fuentes de riqueza del país y sus medios de producción –feudos azucareros, plantaciones de tabaco, cafetales, industrias, muelles y minas, fábricas, banca, empresas de transporte y servicios públicos, comercios y propiedad territorial-, se encuentran concentrados en poder de los capitalistas extranjeros, a los cuales secunda en el usufructo de los beneficios la minoría parasitaria de la burguesía criolla. De ese modo, queda caracterizada, plenamente, la fisonomía de un país colonial, tal como lo determina el régimen de explotación del imperialismo moderno, que se economiza los gastos subidos de una intervención administrativa directa, eludiendo al mismo tiempo los riesgos y responsabilidades del Gobierno político, para obtener en cambio todos los beneficios económicos que le significan la propiedad de los medios de producción y el control y la explotación de las riquezas.”

Sección II

Acerca del nuevo partido:

“El problema cubano no es, ni puede ser, un problema constitucional o jurídico. Lo que Cuba tiene que resolver, con urgencia, no es solo la reforma de su sistema de relaciones jurídicas, sino la integración de su Estado político, con soberanía para ordenar en sus distintos planos, el conjunto de la vida social. Por esta razón poderosa y profunda, y porque se trata de una transformación global del régimen vigente, y no de una mera sustitución de los equipos gubernamentales que se turnan el mandato, resulta imposible considerar como solución de principios la simple fusión y aglutinamiento de factores tan diferenciados y antagónicos de la vida nacional.”

Sección III

Carácter de la revolución cubana:

“El movimiento de transformación en Cuba, no es, en su fase inicial, el patrimonio exclusivo de una clase social determinada, sino la coordinación armónica de las capas del país que luchan por sustituir el régimen colonial imperante, por un nuevo tipo de organización del Estado, una justa distribución de la riqueza y una ordenación distinta de las clases sociales.”

Sección IV

La cuestión étnica:

”El nuevo partido deberá, en toda ocasión, hacer profunda incidencia en esta cuestión de los factores étnicos. La nación cubana está integrada por blancos y negros, afines en todo lo que signifique sostenimiento progresivo de nuestras instituciones básicas, y juntos habrán de coronar la magna obra de la emancipación. Las guerras de independencia fueron directamente el fruto de esta comunidad de intereses raciales, y la preclara visión política de José Martí, incorporó también al español humilde y bueno, al español trabajador, a la obra de la liberación cubana.”

Sección V

Objetivos inmediatos del nuevo partido:

”Aunque el nuevo partido tiene que denunciar la política de aislamiento nacional y la autarquía, como lesivas a los intereses de los pueblos y de la humanidad, y, por el contrario, manifestarse acorde con una política nacional e internacional de planificación y descongestión de las economías, ha de preservarse a la nación de las contingencias adversas y de los desequilibrios propios del sistema capitalista mundial, desarrollando en nuestro suelo los renglones de producción más necesarios para el sostenimiento de nuestras más imperiosas necesidades de alimentación y vida. En esta tarea de transformación de nuestro régimen económico, el partido se expresará con nitidez en relación con la riqueza y su distribución social.”

Sección VI

El partido como instrumento de la revolución:

”No venimos a crear una organización más, al margen de la voluntad del país, sino por el contrario, a integrar una fuerza poderosa, de magnitud y alcance tales, que represente idóneamente a todas las capas de la población cubana afectadas por el control de la riqueza nacional, que ejerce el Capital extraño.”

Sección VII

El partido y las clases obreras:

”El partido nuevo representará por su programa y base social, la legítima reunión de los intereses obreros, campesinos, colonos, profesionales, empleados, estudiantes, etc. Considera esencialmente que la clase obrera, organizada en sus sindicatos de resistencia, y movilizada políticamente en derredor del nuevo partido, representa una fuerza real de toda actividad renovadora.”

Sección VIII

La cuestión agraria:

”Elevando la lucha de los colonos, el nuevo partido defenderá simultáneamente el derecho de los braceros frente a los jornales miserables y el envilecimiento del trabajo por las inmigraciones ajenas a nuestra cultura y tradición. Considerando a los elementos agrarios consustanciales con nuestra nacionalidad, el nuevo partido habrá de vincularse a ellos definitivamente, con vigor y firmeza.”

Sección IX

Nuestra política exterior:

”Declaramos como bases a las que debe sujetarse el desenvolvimiento de una política internacional cubana, el no inmiscuirse Cuba en los asuntos interiores de otros países, no permitiendo por consiguiente la intervención o injerencia de otros países en los asuntos internos de Cuba; el cultivo y fomento de las relaciones de sincera amistad con todos los países de la Tierra que reconozcan la soberanía nacional cubana, de derecho y de hecho.”

Sección X

”La legalidad y el nuevo partido: “El nuevo partido no surge teniendo como causa generadora precisamente la proximidad de unos comicios, o para gestar técnicamente, en círculos conspirativos, formulas insurreccionales de lucha. […] “el partido viene a interpretar la realidad cubana, ya tratar de ser no solo el vehículo por donde esta encuentre canal y desembocadura apropiada, sino también un órgano activo de diaria y plena participación en los acontecimientos públicos.”

Sección XI

Hacia el nuevo partido:

”La organización nacional del partido se irá realizando a medida que en cada municipio, localidad o barrio, se vaya creando el organismo representativo de esta nueva idea. Organizada desde abajo la base soberana del nuevo partido, corresponderá a estas delegaciones municipales hacer que surjan de ellas, los organismos dirigentes del partido.”

Fuentes

  • Manifiesto por un Partido Democrático Revolucionario: Archivo IHC, Fondo Vilaseca, M 1 S 37, 1937, Mar.; Cairo, 2008: 33.
  • Cairo Ballester, Ana: Raúl Roa: Imaginarios, Selección Ana Cairo, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008.
  • Massón Sena, Caridad: “Esfuerzos por la Unidad Revolucionaria 1935-1939”, en: Cairo, 2008: 248-262.