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'''Reconcentración de Weyler'''. Medida genocida adoptada el 21 de octubre de 1896, en La Habana, por un bando militar de Valeriano Weyler y Nicolau, capitán general y general en jefe del Ejército Español de Operaciones en Cuba, mediante el cual se dispuso la reconcentración de toda la población rural de la provincia de Pinar del Río en los pueblos guarnecidos
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por tropas españolas. Más adelante, Weyler dictó otros bandos que reforzaron las medidas iniciales y extendieron su aplicación al resto de la Isla. Esta bárbara medida costó al pueblo cubano las vidas de más de 200 000 personas no combatientes.
 
  
 
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Las ideas de esta monstruosa medida corresponde al presbítero Juan Bautista Casas, quien en su libro ''La guerra separatista de Cuba'', sus causas, medios de terminarla y evitar otras, recomendaba obligar a los sitieros a reunirse en determinados lugares designados por las autoridades coloniales, para evitar que apoyaran la lucha insurreccional, ya que ''“[…] la separación de España les traerá una feroz dictadura negrera o la anexión norteamericana […]”''. Martínez
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Las ideas de esta monstruosa medida corresponde al presbítero [[Juan Bautista Casas]], quien en su libro ''La guerra separatista de Cuba'', sus causas, medios de terminarla y evitar otras, recomendaba obligar a los sitieros a reunirse en determinados lugares designados por las autoridades coloniales, para evitar que apoyaran la lucha insurreccional, ya que ''“[…] la separación de España les traerá una feroz dictadura negrera o la anexión norteamericana […]”''. Martínez
 
Campos conocía del propósito y no se atrevió a ponerlo en práctica, pero recomendó a Weyler como artífice de la crueldad.  
 
Campos conocía del propósito y no se atrevió a ponerlo en práctica, pero recomendó a Weyler como artífice de la crueldad.  
  
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Tenía como objetivo impedir que la población rural cooperara con el E.L.; aunque ello implicara su exterminio por el hambre y la peste.
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Tenía como objetivo impedir que la población rural cooperara con el Ejército Libertador; aunque ello implicara su exterminio por el hambre y la peste.
  
 
== Política represiva de exterminio  ==
 
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Para la reconcentración estableció un plazo de ocho días. La bárbara medida causó la muerte a entre 200 000 y 300 000 personas e indecibles penurias a otras tantas, y provocó el deterioro total de la agricultura cubana, sostén principal de la población de la Isla. Cuando el alcalde de Güines le refirió a Weyler las terribles condiciones que padecían los reconcentrados, este le respondió: “Dice usted que los reconcentrados mueren de hambre? Pues precisamente para eso hice la reconcentración”.
 
Para la reconcentración estableció un plazo de ocho días. La bárbara medida causó la muerte a entre 200 000 y 300 000 personas e indecibles penurias a otras tantas, y provocó el deterioro total de la agricultura cubana, sostén principal de la población de la Isla. Cuando el alcalde de Güines le refirió a Weyler las terribles condiciones que padecían los reconcentrados, este le respondió: “Dice usted que los reconcentrados mueren de hambre? Pues precisamente para eso hice la reconcentración”.
  
A pesar de las muertes y los estragos causados por estos ucases, Weyler no pudo frenar el desarrollo impetuoso de la guerra. Las filas del E.L. continuaron nutriéndose, y sus jefes, oficiales y tropas adoptaron nuevos métodos de subsistencia que les permitieron continuar la lucha victoriosa por la independencia de la patria.
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A pesar de las muertes y los estragos causados por estos ucases, Weyler no pudo frenar el desarrollo impetuoso de la guerra. Las filas del Ejército Libertador continuaron nutriéndose, y sus jefes, oficiales y tropas adoptaron nuevos métodos de subsistencia que les permitieron continuar la lucha victoriosa por la independencia de la patria.
 
 
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Fracasado Weyler, el 30 de marzo de 1898, el nuevo capitán general de la Isla, Ramón Blanco y Erenas, dictó otro bando militar que derogó los que establecieron la reconcentración, con el objetivo de suavizar la situación y crear condiciones favorables para que la implantación del régimen autonómico en Cuba lograse que los mambises depusieran las armas.
 
  
 
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El historiador [[Raúl Izquierdo Canosa]], autor de valiosas investigaciones sobre esta etapa de lucha del pueblo cubano, relata:  
 
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{{sistema:cita|''Cuando en los difíciles días de [[1897]] el alcalde municipal de [[Guines]] visitó a Weyler para exponerle las terribles condiciones en que se encontraban los reconcentrados en esa villa y solicitarle algunas raciones para impedir que continuaran muriendo de hambre, éste le respondió: "¿Dice usted que los reconcentrados mueren de hambre?" Pues precisamente para eso hice la reconcentración.''}}
 
[[Image:Desnutridos.jpg|thumb|right|Imágenes de las consecuencias de la Reconcentración de Weyler]]
 
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*Pérez Guzmán, Francisco: Herida profunda, Ediciones Unión, La Habana, 1998.  
 
*Pérez Guzmán, Francisco: Herida profunda, Ediciones Unión, La Habana, 1998.  
 
*[http://www.cubahora.cu/index.php?tpl=principal/ver-noticias/ver-not_hist.tpl.html&newsid_obj_id=1028180 Portal Cubahora]
 
*[http://www.cubahora.cu/index.php?tpl=principal/ver-noticias/ver-not_hist.tpl.html&newsid_obj_id=1028180 Portal Cubahora]
 
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*[[Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba]]. Primera parte (1510 - 1898). Tomo III. Expediciones Navales. Acontecimientos políticos-militares. [[Ediciones Verde Olivo]], Ciudad de La Habana, 2014. Página 145. Colectivo de autores del [[Centro de Estudios Militares de las FAR]] (CEMI).
[[Category:Hechos_de_la_historia_de_Cuba]]
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[[Category:Historia]][[Category:Historia Militar]][[Category:Historia de Cuba]] [[Category: Hechos de la historia de Cuba]]

última versión al 14:17 27 may 2021

Reconcentración de Weyler
Información sobre la plantilla
Devastacion.gif
Fecha:Desde 21 de octubre de 1896 hasta 30 de marzo de 1898
Lugar:Bandera de Cuba Cuba
Descripción:
Política militar española contra el Ejército Libertador cubano
Resultado:
Ocasionó muerte en grades cantidades, así como enfermedades
País(es) involucrado(s)
Bandera de España España, Bandera de Cuba Cuba
Ejecutores o responsables del hecho:
Valeriano Weyler

Reconcentración de Weyler. Medida genocida adoptada el 21 de octubre de 1896, en La Habana, por un bando militar de Valeriano Weyler y Nicolau, capitán general y general en jefe del Ejército Español de Operaciones en Cuba, mediante el cual se dispuso la reconcentración de toda la población rural de la provincia de Pinar del Río en los pueblos guarnecidos por tropas españolas. Más adelante, Weyler dictó otros bandos que reforzaron las medidas iniciales y extendieron su aplicación al resto de la Isla. Esta bárbara medida costó al pueblo cubano las vidas de más de 200 000 personas no combatientes.

Antecedentes

En 1896 era ya evidente la imposibilidad de acudir a otras salidas reformistas y los insurrectos dominaban de un extremo a otro de Cuba.

Dos generaciones de cubanos dedicaron casi 30 años a obtener la Independencia de su país y una tercera ya se empinaba a seguirla. El Ejército Libertador había llevado la guerra del oriente al occidente y vivaqueaba cerca de la capital.

La reconcentración de la población campesina en las ciudades bajo control de las autoridades españolas la propuso el general Arsenio Martínez Campos, gobernador y capitán general de Cuba, en carta confidencial al presidente del Consejo de Ministros de España, Antonio Cánovas del Castillo, días después de la derrota que sufrieran las fuerzas peninsulares en la histórica Batalla de Peralejo.

Pensaba que ello podría ser la última táctica para aislar al Ejército Libertador de su base social y logística, obtener su debilitamiento y rendición, pero él no creía tener condiciones personales para llevar a cabo tan sanguinaria política.

Martínez Campos tenía fama de militar pundonoroso y conocedor de las características de los insurrectos cubanos por haber organizado las operaciones para combatirlos desde abril de 1895. Advertía que carecía de fuerzas para defender la población si se encerraba en las ciudades bajo control español. Añadía que no tendría alimentos para enfrentar el hambre y la miseria de los reconcentrados y reconocía que tampoco podría impedir que las mujeres y chicos realizaran espionaje en favor de los insurrectos.

Recomendaba finalmente que se le encargase esta misión a Valeriano Weyler, a quien consideraba preparado militarmente y con inteligencia suficiente para aplicar la crueldad que se necesitaba.

No decía de este personaje lo que el corresponsal norteamericano de guerra, Appelyee, escribió sobre él: Era, además,

"hombre mezquino, diminuto en todo concepto, acorchado y fruncido, ganoso de fama inmortal sin darle importancia a que su prestigio huela a rosa o a estiércol".

Las ideas de esta monstruosa medida corresponde al presbítero Juan Bautista Casas, quien en su libro La guerra separatista de Cuba, sus causas, medios de terminarla y evitar otras, recomendaba obligar a los sitieros a reunirse en determinados lugares designados por las autoridades coloniales, para evitar que apoyaran la lucha insurreccional, ya que “[…] la separación de España les traerá una feroz dictadura negrera o la anexión norteamericana […]”. Martínez Campos conocía del propósito y no se atrevió a ponerlo en práctica, pero recomendó a Weyler como artífice de la crueldad.

La reconcentración fue puesta en vigor a instancias del gabinete conservador de Cánovas del Castillo y dictada a través de varios bandos por Valeriano Weyler.

Objetivos

Tenía como objetivo impedir que la población rural cooperara con el Ejército Libertador; aunque ello implicara su exterminio por el hambre y la peste.

Política represiva de exterminio

Weyler estableció, la reclusión de personas, animales y recursos de todo tipo en los poblados fortificados y custodiados por las fuerzas españolas o en sus alrededores, con vistas a privar de ellos a los patriotas insurrectos.

Para la reconcentración estableció un plazo de ocho días. La bárbara medida causó la muerte a entre 200 000 y 300 000 personas e indecibles penurias a otras tantas, y provocó el deterioro total de la agricultura cubana, sostén principal de la población de la Isla. Cuando el alcalde de Güines le refirió a Weyler las terribles condiciones que padecían los reconcentrados, este le respondió: “Dice usted que los reconcentrados mueren de hambre? Pues precisamente para eso hice la reconcentración”.

A pesar de las muertes y los estragos causados por estos ucases, Weyler no pudo frenar el desarrollo impetuoso de la guerra. Las filas del Ejército Libertador continuaron nutriéndose, y sus jefes, oficiales y tropas adoptaron nuevos métodos de subsistencia que les permitieron continuar la lucha victoriosa por la independencia de la patria.

Testimonios de un genocidio

El historiador Raúl Izquierdo Canosa, autor de valiosas investigaciones sobre esta etapa de lucha del pueblo cubano, relata:

Cuando en los difíciles días de 1897 el alcalde municipal de Guines visitó a Weyler para exponerle las terribles condiciones en que se encontraban los reconcentrados en esa villa y solicitarle algunas raciones para impedir que continuaran muriendo de hambre, éste le respondió: "¿Dice usted que los reconcentrados mueren de hambre?" Pues precisamente para eso hice la reconcentración.
Imágenes de las consecuencias de la Reconcentración de Weyler

El hambre extrema, la penuria, las enfermedades, entre ellas la malaria, hicieron fuertes estragos en la población campesina, pero también de las ciudades, durante los años 1896-98, pues los alimentos no alcanzaban por el brusco descenso de la producción agraria, principal fuente de alimentación, y las consecuencias que ello trajo en la salud de la población nativa y de los peninsulares y canarios residentes.

Según el coronel médico Horacio Ferrer, del Cuerpo de Sanidad Militar del Ejército Libertador, Cuba perdió en los tres años y medio que duró la lucha medio millón de habitantes, más de la cuarta parte de su población total, ascendente entonces a 1 572 845 habitantes.

La Historiadora Edith Santos Montejo autora de varias publicaciones referidas a la historia de la localidad expresa:

"Esos crimenes que todavía aparecen en muchos paises, principalmente en África como consecuenia de la explotación neocolonial y el cambio climático deben ser eliminados, porque estamos seguros de que un mundo mejor es posible."

El artículo Crimen Horrendo en Cacocum es muestra de esa barbarie cometida en nuestro país.

Fracaso evidente del sistema español

A pesar de la crueldad y los estragos causados por estas medidas, Weyler no pudo frenar el desarrollo impetuoso de la guerra. Las filas del Ejército Libertador continuaron nutriéndose y sus jefes, oficiales y tropas adoptaron nuevos métodos de subsistencia que les permitieron continuar la lucha victoriosa por la independencia de la patria.

La brutal política de exterminio aplicada por Weyler no hizo retroceder la marcha arrolladora del Ejército Libertador ni el apoyo del pueblo, en especial de los campesinos, a la causa independentista.

España se vio obligada a sustituirlo en noviembre del año siguiente por el general Ramón Blanco Erenas y a dejar sin efecto la reconcentración, tratando de restaurar el daño ocasionado mediante el establecimiento de un gobierno autónomo, maniobra que ya los independentistas no creyeron y tenían prácticamente derrotada.

El 30 de marzo de 1898, el nuevo capitán general de la Isla, Ramón Blanco Erenas, dictó otro bando militar que derogó los que establecieron la reconcentración, con el objetivo de suavizar la situación y crear condiciones favorables para que la implantación del Régimen Autonómico en Cuba lograse que los mambises depusieran las armas.

El general Máximo Gómez lo dejó claramente definido en carta a Tomás Estrada Palma:

"….bien constituida la guerra en toda la isla, a España le es prácticamente imposible pacificar esto, aunque pudiera echarnos encima doscientos mil hombres. Mucho menos es, locura o necedad pretenderlo, contando con los restos enfermos y cansados que el ejército de Weyler ha dejado junto con las deudas por herencia a Blanco".

Fuentes