Sillón estomatológico

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Sillón estomatológico
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Es un sillón electro-hidráulico, con reguladores de posición de respaldo y de altura general del equipo.


Sillón estomatológico o sillón de dentista. Es un sillón electro-hidraúlico, con reguladores de posición de respaldo y de altura general del equipo.

Historia

En 1855, el cirujano y dentista italiano Giovanni Platerio, después de horas de prácticas y de observación, decidió abandonar la posición habitual en la que él y sus colegas atendían a sus pacientes, apretando entre sus rodillas la cabeza del enfermo, e ideó y desarrolló un sillón reclinable, bajo, de respaldo reducido, que permitía un mejor acceso a la cavidad bucal y una mayor comodidad de la persona que iba a la consulta.

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Pero para algunos autores, el sillón de Platerio no fue el primero en instalarse en las consultas de los dentistas. En el siglo XVIII, los sacamuelas ya habían hecho suya la silla de madera de los peluqueros, a la que colocaron a cada lado un reposabrazos para que los pacientes se aferrasen con fuerza en el momento de la extracción. Más tarde, le añadieron el reposacabezas y en 1790 Josiah Flagg tuvo la deferencia de acolcharlo. En 1832, James Snell patentó el primer sillón reclinable y 16 años después Waldo Hanchett, de Siracusa (EE UU), presentó como un invento revolucionario un lujoso y modernizado sillón.

Fobias

Entre los temores que a temprana edad condicionan posteriores conductas de rechazo se incluyen los que surgen durante la visita al odontólogo, asociada con ambiente sobrecogedor.

En el consultorio se divisan pinzas y jeringuillas sobre bocas abiertas, y sobre todo se escucha el zumbante girar de la “fresa” taladrando dientes y muelas.

Dentista sufrimiento psíquico.

No son pocos los adultos que luego de esperar su turno, al instante de entrar a la consulta optan por la puerta de salida del local. Son los que entran en pánico ante la fija idea de que se acerca el momento de las torturas en el gabinete del dentista.

La mejor manera de evitar esos traumas es acostumbrar al niño a visitar el consultorio del amigo doctor desde antes de que le salgan los primeros “dientes de leche”, de manera que sus experiencias primarias se asocien con consejos de los padres e indoloros métodos de prevención.

Algunas madres, cuando charlan entre ellas delante de sus hijos, compiten en demostrar cuál sufrió más durante la consulta anterior y, sin percatarse, transmiten a los niños una especie de pánico.

¿Cómo perder el miedo al dentista?

La gente no sabe que tiene más miedo, si al dentista o al sillón del dentista… El pánico al dentista es algo bastante frecuente: debemos acudir a un médico (algo que ya de por si sólo pone nerviosa a la gente) y además a curarnos algo que nos molesta o nos hace daño. Sin embargo, el miedo al dentista es un mal arraigado en la sociedad pero que prácticamente no tiene ningún sentido hoy en día: además de haber avanzado muchísimo los métodos odontológicos actuales, los dentistas están preparados para ayudar al paciente a no pasar miedo, habiendo hecho cursos de formación específica para ello.

Igualmente, vamos a recomendarte unas ideas para intentar perder el miedo al dentista: Intenta llegar tranquilo, descansado y con unos minutos de antelación. Si llegas con el tiempo justo, te estresarás y ello te hará estar más sensible.

Piensa en algo: intenta estar ocupado en la sala de espera para no dedicarte a pensar en todo lo que pudiera ocurrir o mires a otros pacientes en la sala de espera, que tienen molestias y sensibilidades totalmente distintas a la tuya y ni su aspecto ni su tratamiento tiene que influirte.

Informa al dentista. Aunque tu dentista te lo recordará antes de hacer nada, si ves que algo te molesta o que no te encuentras bien, hazle una señal con la mano y coméntale lo que ocurre. El simple hecho de saber que puedes hacerle ‘parar’ para decirle algo, te hará estar más tranquilo.

Infórmate. Habla con el odontólogo y que te explique en qué consistirá el tratamiento. De esta manera podrás tener más controlada la situación y sabrás que procedimiento va a seguir. Hablar con el dentista te relajará y te hará ganar confianza con él/ella.

Distraete con la música. intenta escuchar el hilo musical del dentista, así te distraerás y no oirás ni pensarás en las herramientas que está utilizando.

Ayudas externas: si crees que nada de esto te sirve o que lo has intentado y requieres más ayuda, comentaselo al dentista para que te recomiende algún servicio de relajación o algún tipo de ayuda que te pueda servir.

Ante todo, el dentista está para ayudarte y siempre estará pendiente de tu estado para hacer su trabajo lo más ameno y agradable posible.

Sillón y sus accesorios

Estos sillones (que son bastante caros) pueden variar mucho de elementos, modelos, accesorios disponibles…pero vamos a contarte los más comunes que es habitual que encuentres en cualquier clínica dental:

El sillón suele ser un módulo tapizado con un diseño ergonómico que intenta, por un lado, mantener cómodo al paciente y, por otro lado, permitir al dentista y al auxiliar hacer su trabajo lo mejor posible.

Dispone de elementos electromecánicos que permiten regularlo en altura según el paciente y el dentista

Por supuesto, está equipado con un cabezal y dos apoyabrazos.

Dispone de una escupidera donde el paciente puede enjuagarse cuando el profesional se lo pide. Esta escupidera dispone de un grifo para llenar el vaso que permita al paciente enjuagarse y al mismo tiempo expulsa agua que limpia la escupidera.


Equipo de bandeja: es la bandeja principal con la que el dentista va a trabajar. Además de poder dejar el instrumental que considere oportuno, dispone de instrumentos ‘manguera colgante’: ultrasonidos, micromotor, turbinas, cortaángulos, botonera…son algunos de elementos que están en la bandeja.

Bandeja auxiliar: el auxiliar del dentista, que se sitúa en el lado contrario a éste, dispone de una pequeña bandeja para poder aspirar, etc.

Pedal eléctrico: con este pedal, el profesional puede poner en marcha el motor de los elementos que coge.

Lámpara: para poder iluminarse en la cavidad bucal

Fuentes