Toma de Agua

Toma de agua
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Toma de Agua.El sitio arqueológico más importante del municipio La Sierpe, porque en el vivieron culturas aborígenes del Mesolítico, Protoagricultores y Neolíticas. Ubicado en la margen derecha del río Zaza, a 18 km de la costa sur y muy próxima a los poblados de Mapos y San Carlos. Los objetos encontrados en este lugar aseveran esta afirmación. Un significativo volumen de investigaciones hace que el yacimiento aborigen Toma de Agua se considere uno de los más conocidos de la región arqueológica de Sancti Spíritus.


Relieve

Asentamiento Toma de Agua.

Dicha región corresponde al tipo de llanura denudativa, Complejo Erosivo-denudativo, lo que provoca la inundación de las áreas próximas al asentamiento, debido a la poca profundidad del manto freático, y le confiere al lugar características cenagosas.

La vegetación

Es antropogenia, ya que el 75% de las áreas cercanas lo ocupan grandes extensiones de terreno que se emplean para el cultivo de la caña de azúcar.

Yacimientos neolíticos

Los yacimiento neolíticos a lo largo del devenir histórico de las investigaciones arqueológicas en Cuba, han recibido disímiles denominaciones.[1]

Enunciado cronológico de las más significativas

En tal sentido, Marx Harrington los denomina taínos, en 1921; mientras que en 1922, se refiere a ellos como subtaínos. Esta última alusión la ratifica Irving Rouse en 1941, sin embargo aplica el término taínos hacia 1942. Femando Ortiz, en 1943, califica estas comunidades como Cultura Cuarta la de Pueblo Nuevo o taína; además, identifica como Cultura Tercera la de Baní y ofros depósitos o ciboney. Felipe Pichardo Moya, en 1945, los denomina como Cultura de las mesetas o taínos. René Herrera Fritot, en 1950, las designa Complejo III. En 1961, lrving Rouse y J. M. Cruxent los llama neoindios. Manuel Rivero de la Calle, en 1963, los trata como taínos. Ernesto E. Tabío y Estrella Rey, en el año 1966, los citan como taínos y subtaínos. Posteriormente, hacia 1979, Ernesto E. Tabío les asigna el término de agroalfareros. Ramón Dacal Maure y Manuel Rivero de la Calle, en 1986, coinciden en denominar este momento como etapa agroalfarera. En ese mismo año, José Manuel Guarch Delmonte, los señala como Etapa de Economía Productora, Fase Agricultores. Mientras que, en 1989, Lourdes Domínguez, los nombra neolíticos[2]

Antecedentes históricos

Las primeras evidencias relacionadas con el sitio, se remontan al año 1984 en el lugar conocido como Toma de Agua del río Zaza. En esa oportunidad, Reinaldo Pérez Jiménez -director del grupo espeleológico Cayo Redondo y del Museo General Municipal de La Sierpe- y José Vila Castelo -aficionado a la arqueología- al explorar un asentamiento mesolítico en las márgenes del río Zaza, colectaron un sumergidor de red de pesca, cuatro percutores, un fragmento de hacha petaloide y diez pequeños fragmentos de cerámica de factura aborigen.

Acondicionamiento del terraplén

En 1985, durante los trabajos de acondicionamiento del terraplén que pasa por dicha localidad, quedó al descubierto un valioso conjunto artefactual aborigen.

Elementos aborígenes

Exploraciones superficiales que se efectuaron en el propio año, permitieron obtener nuevos elementos materiales que reforzaron el criterio de la existencia, en el lugar, de un importante asentamiento aborigen de filiación cultural neolítica que, unido al sitio mesolítico descubierto con anterioridad en la margen opuesta del río Zaza, le imprimían una particular significación a la zona.

El año 1987, marcó el inicio de los trabajos conjuntos entre el Museo General Municipal de La Sierpe y los grupos espeleológicos Cayo Redondo, de esta localidad, y Caonao, del municipio de Cabaiguán. En exploraciones conjuntas se realizaron una serie de tareas:

Croquis Toma de Agua.JPG

Levantamiento topográfico del sitio, identificación de tres áreas habitacionales, colección de un significativo número de piezas arqueológicas, práctica de calas y excavaciones de rescate y ejecución de diferentes proyectos de investigación científica de los conjuntos de evidencias que se acopiaron. En ese mismo año se dieron a conocer los primeros resultados de investigación cuando Reinaldo Pérez Jiménez, Santiago Silva García y Orlando Álvarez de la Paz, presentan su “Estudio preliminar del sitio arqueológico Toma de Agua, municipio La Sierpe, provincia Sancti Spíritus”. Dicho trabajo corrobora la filiación cultural neolítica de un grupo humano que se estableció en el lugar por un largo período habitacional; define las actividades económicas fundamentales relacionadas con la pesca y la captura de animales marinos y fluviales; y refuerza, además, el criterio acerca de la importancia del río Zaza como fuente provisoria de alimentos e importante vía de comunicación entre los medios mediterráneo y marítimo.

En 1987, se investigó acerca de las características de las diferentes fases constructivas para la elaboración de las hachas petaloides, sus aspectos tecnológicos, tipológicos y morfológicos, lo que permitió un exhaustivo análisis que facilitó una mejor reconstrucción e interpretación de estas actividades, mediante la confrontación de sus resultados con los obtenidos en otros yacimientos neolíticos de la región arqueológica de Sancti Spíritus.[3]

Un año después, en 1988, en “Un estudio preliminar de la cerámica del sitio arqueológico Toma de Agua” se profundizó acerca la misma y se concluyó que los fragmentos colectados, correspondían a vasijas de gran tamaño, no frecuentes en sitios de igual filiación. Tal situación se vinculó con los hábitos alimenticios y con el tamaño de los ejemplares incluidos en la dieta.

Manuel Rivero de la Calle y Santiago Silva García, hacia 1990, reportaron el hallazgo de impresiones de uñas humanas en un fragmento de cerámica aborigen de Cuba, que aparecieron en la cara externa del fondo de una cazuela aborigen recuperada en el sitio. En 1991, después de analizar los materiales correspondientes a la industria de la piedra tallada recogidos durante los trabajos de excavación, descubrieron lo que consideraron una superposición cultural en este sitio arqueológico. El análisis hecho valora aspectos tecnotipológicos del material de piedra tallada y ofrece información gráfica del asentamiento y de las excavaciones; también se señalaron los caracteres morfológicos del diseño grabado en un pendiente de concha que se colectó durante la excavación de rescate efectuada. El artefacto de uso superestructural se comparó con otros, de semejante diseño, de Cuba, el Caribe y Suramérica.

En 1993, se analizaron los elementos dietarios procedentes de las actividades de campo, lo que permitió interpretar la incidencia de dichas actividades y el ecosistema prevaleciente durante la prolongada permanencia de estos grupos.

La continúidad de la práctica investigativa alcanzó el campo de las herramientas de piedras en volumen y se llamó la atención sobre el escaso número de tipos de herramientas y la elevada cantidad de evidencias relacionadas con el proceso constructivo de las hachas petaloides, se acometió una labor de búsqueda de piedra tallada que concluyó con el descubrimiento de una particularidad tecnotipológica en una muestra de superficie, vinculada con esta industria. Se colectaron herramientas donde estaban presentes la técnica de fractura consciente en lascas. Se determinó que tenían formas geométricas específicas ya que podían usarse para apoyo, enmangamiento o preparación del borde de trabajo. Además, se observó una desespecialización tipológica que, unida a una especialización tecnológica propia de esta comunidad, donde sus hombres eran capaces de condicionar y ajustar la confección de sus útiles de trabajo de los requerimientos demandados por su economía, y el mejor indicativo del desarrollo alcanzado en las técnicas de talla por esos aborígenes agricultores y ceramistas.

Particularidades tecnológicas y tipológicas de las herramientas, permitieron adentrarse en el conocimiento de su cultura material, a través de la reconstrucción del modo de vida de la Etapa de Economía Productora de la comunidad neolítica en su estadio temprano, que se asentó en este territorio; estableciendo similitudes y diferencias con las reportadas en otras zonas arqueológicas de Sancti Spíritus y de Cuba.

Fuentes

  • Pérez Jiménez, R. & et. al. (2007). Arqueología aborigen del sitio Toma de Agua. Ediciones Luminarias. Colección Pensamiento.

Referencias