Tosferina

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Tosferina
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Concepto:Enfermedad infecciosa y contagiosa muy frecuente en la infancia debida al haemophylus pertussis, caracterizada por catarro (flujo líquido) de las vías respiratorias y con paroxismos peculiares de tos que la distinguen.

La Tosferina o tos ferina[1] es una enfermedad infecciosa y contagiosa muy frecuente en la infancia debida al haemophylus pertussis, caracterizada por catarro (flujo líquido) de las vías respiratorias y con paroxismos peculiares de tos que la distinguen. La Tosferina tiene un período de incubación de dos semanas, un período catarral de una a dos semanas, un período paroxístico de tres a cuatro semanas y un periodo de declinación.

Causas

Infección por Hemophilus Pertussis, bacilo gran negativo del género Hemophilus, que incluye múltiples patógenos como el H. Influenzae, que produce meningitis y epiglotitis en niños menores de 4 años.

Sintomatología

El comienzo de la fase catarral es gradual y empieza por lo general con coriza (flujo liquido de las vías respiratorias), estornudos, tos seca, febrícula (fiebre entre 37 y 38º C que no aumenta), apatía, irritabilidad y anorexia. En esta fase es difícil distinguir la tosferina de una bronquitis o gripe.

La tos se hace paroxística al cabo de 10 a 14 días y se caracteriza por una serie de accesos rápidos y cortos durante la expiración, seguidos por una inhalación profunda, sibilante y de tono alto. Por lo general en la tosferina no hay fiebre y la frecuencia respiratoria entre episodios es normal. Cuando se presentan los episodios hay enrojecimiento y cianosis facial con distensión venosa (color azulado debido a la falta de oxigeno en los tejidos), protrusión ocular y lingual y una expresión facial de intensa ansiedad, con eliminación de moco viscoso.

Los paroxismos pueden ocurrir entre 5 y 10 veces al día en casos leves o hasta 40 o 50 en los graves. Después de la tos se presenta vómito debido al acúmulo e impactación de moco. Esta fase de la tosferina dura de cuatro a seis semanas, siendo los accesos más frecuentes durante la primera y la segunda semana, declinando gradualmente hasta desaparecer. Cualquier infección de las vías respiratorias superiores que ocurra durante los próximos dos años ocasionará paroxismos de tos como posible complicación.

Etiología

La transmisión de la tosferina se produce directamente por contacto o inhalación de partículas infecciosas casi siempre diseminadas a través de la tos y los estornudos e indirectamente por objetos contaminados recientemente.

Prevención

Aunque se han levantado críticos, la vacunación generalizada en los menores de 6 años ha reducido muy notablemente su incidencia y, caso de producirse la infección (lo que es posile), su gravedad (antes de instaurarse la vacunación en los EE.UU la tos ferina provocaba tantas muertes como todas las otras enfermedades contagiosas juntas).

Los pacientes con un diagnóstico de sospecha de tos ferina deben ser aislados (aislamiento respiratorio), y sus contactos cercanos susceptibles deben ser vacunados y recibir un tratamiento antibiótico completo.

Productos naturales

Se recomiendan hierbas antimicrobianas y antiespasmódicas como la drosera (drosera rotundifolia), el tomillo (Thimus vulgaris), Petasites hybridus y corteza de cereza silvestre (prunus serotina). Una fórmula para preparación casera consiste en mezclar drosera, corteza de cereza silvestre y anís en partes iguales y preparar una infusión con una cucharadita de la mezcla en una taza de agua consumiéndola varias veces al día.

Diagnóstico y tratamientos

El diagnóstico clínico puede ser difícil en la fase catarral, pero debe sospecharse ante cualquier niño con tos persistente susceptible (que no esté vacunado). Pueden requerirse análisis de sangre y radiografías, para descartar otras infecciones. El tratamiento es antibiótico, pudiendo requerir el ingreso hospitalario para su administración endovenosa. También deberán tratarse los problemas asociados, como deshidratación y falta de oxigenación.

Medidas generales

Ninguna en especial para el paciente. El aislamiento respiratorio es importante para frenar su transmisión a otros niños. Este incluye el empleo de mascarillas para las personas que entren en la habitación, e impedir el acceso a niños no vacunados.

Medicación

El médico pautará los antibióticos necesarios. También puede prescribir mucolíticos, analgésicos y antitérmicos, según las circunstancias.

Actividad

Los pacientes suelen requerir reposo en cama durante las fases más agudas (catarral y paroxística), después pueden reiniciar lentamente sus actividades habituales.

Dieta

Conviene aportar líquidos para favorecer la expectoración.

Posibles complicaciones

Las más importantes durante la enfermedad son la deshidratación, anoxia cerebral (falta de oxígeno para el cerebro), hemorragia cerebral o neumonía secundaria. A medio plazo pueden producirse ensanchamientos permanentes de los bronquios (bronquiectasias) o daño cerebral permanente.

Pronóstico

Con el tratamiento hospitalario adecuado, la mortalidad es inferior al 5 %, siendo mayor cuanto más joven es el niño. Tras dicho tratamiento, las complicaciones permanentes son mínimas.

Remedios caseros

Preparar las siguientes fórmulas:

  • Una o dos cucharaditas de miel, una cucharada de vinagre de manzana, una cucharada de jugo de limón fresco, Una cucharada de marrubio blanco, una cucharada de regaliz, un octavo de cucharadita de Cayena, polvo de vitamina C. Agregue agua caliente y beba a sorbos durante todo el día, bebiendo al menos tres a seis tazas diarias.
  • Agregar un diente de ajo finamente picado a 120 ml. De miel cruda. Cubrir y dejar durante toda la noche. Añada una cucharadita de la mezcla a una taza de agua caliente y bébala a sorbos durante todo el día.

Referencias

Fuentes