Alameda de Paula
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Alameda de Paula. Fue el primer paseo marítimo de la capital cubana. La Alameda de Paula parece hecha para la poesía y el amor.
Historia
Fue construida en 1777 por el arquitecto coronel de ingenieros Antonio Fernández de Trebejos y Zaldívar. Dispuso la construcción de dicha obra, para satisfacer requerimiento urbanísticos, el Capitán General Felipe de Fondesviela, Marqués de la Torre, que procedía de la ilustrada corte de Carlos III.
Inicialmente esta alameda fue un terraplén con dos hileras de álamos y algunos bancos. Se denominó con el nombre de Paula, por su cercanía a la iglesia de similar nombre. Este primer paseo de intramuros fue creado en el sitio que ocupara el antiguo basurero del Rincón, junto a la bahía habanera.
Entre 1803 y 1805 a la Alameda de Paula se le introdujeron algunas modificaciones. Inicialmente se le embaldosó el pavimento, se le proveyó de una fuente y de asientos o banquetas de piedras. En 1841 se le ampliaron las estrechas escaleras que daban acceso al paseo y se colocaron varias farolas con lo cual resultó más atractivo.
Ya en 1845 se le mejoraron sus terraplenes, asientos, su escalera y se erigió una linda glorieta que caía sobre el mar. Hacia 1847 se le incorporó una fuente de mármol cargada de ornamentos, fecha que marca además el surgimiento en los alrededores del paseo de numerosos palacetes devenidos hoy en tesoros de la arquitectura cubana.
La Alameda de Paula fue una especie de balcón marítimo, limitada por los muros que circundaban la Villa de San Cristóbal de La Habana. Con el decursar del tiempo en sus inmediaciones se fueron levantando ostentosos palacios.
En 1911 fue mutilada la avenida por la instalación de muelles y almacenes de La Habana Central, una compañía norteamericana que controlaba el puerto.
En la actualidad en la Alameda de Paula se conservan farolas y la columna de mármol dedicada al que fuera Capitán General de Cuba, Leopoldo O’Donell.
Su creador
Antonio Fernández de Trebejos había participado, como militar, en la defensa de La Habana durante la invasión inglesa. Luego, se dedicó a las principales obras habaneras, entre ellas las casas de Gobierno y de Correos, la plaza de Armas, el cuartel de Milicias, el teatro del Coliseo o Principal y las alamedas de Paula y de Extramuros, entre otras que dejaron un sello característico en la arquitectura colonial cubana.
La Alameda y la Iglesia de Paula
La Iglesia y Alameda de Paula fueron unidas en el año 2000 gracias a un proyecto de la oficina del Historiador de la Ciudad que ha revitalizado el entorno del pequeño templo, convertido desde entonces en capilla del arte sacro contemporáneo cubano.
La intervención en la Alameda e iglesia de Paula reviste una gran importancia urbana pues se inscribe en el plan de rehabilitación de toda la Avenida del Puerto partiendo desde la Plaza de San Francisco, a tenor con el nuevo carácter sociocultural que han adquirido dichos espacios como componentes del Centro Histórico.
Al unirse la iglesia a su Alameda, se permite el acceso cómodo y seguro a la hoy sala de conciertos, además de lograrse una mejor organización de la circulación vehicular.
Ahora, viniendo por la Alameda, se puede llegar fácilmente a la antigua iglesia a través de una explanada que además de favorecer con su diseño la circulación vial en ese entorno constituye en sí misma un espacio público con posibilidades de uso sociocultural, como es la creación de un sitio arqueológico donde se muestran los cimientos de la sacristía.
Actualidad
La Alameda cambió mucho con el tiempo aunque conserva hoy sus buenos centenares de metros rodeados de verjas. Hoy llega por su extremo sureste a lo que fuera la capilla de la Iglesia de Paula, excelentemente renovada y en la actualidad sede de un conjunto de música antigua llamado Ars Longa.
Por su parte extremo noroeste colinda con un parque, la Avenida del Puerto y el embarcadero de los lanchones que trasportan pasajeros al otro lado de la bahía.Hoy rescatada y esplendorosa La Alameda de Paula vuelve a ser sitio de referencia y partida para la buena imagen de la ciudad.