Port Royal
Port Royal | |
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Otros nombres: La Sodoma del Nuevo Mundo | |
Mapa de Port Royal | |
Entidad | Ciudad |
• País | Jamaica |
• Fundación | 1656 |
Población | |
• Total | 6 500 hab. |
Casas de Port Royal |
Port Royal. Ciudad fundada por los británicos en 1656, un año después de que la isla fuera invadida sin previa declaración de guerra contra España por orden de Oliver Cromwell. El lugar escogido fue un recodo bien defendido por una gran barrera de arena, situado en la Bahía de Kingston. La ciudad creció rápidamente y para 1659 ya contaba de un fuerte y 200 edificios aledaños entre viviendas, tiendas y almacenes.
Historia
Ciudad en la costa sur de Jamaica. Creció hasta convertirse en la segunda ciudad más grande y el puerto con mayor tráfico de las colonias británicas. En su época de esplendor contaba con una taberna por cada diez residentes; sólo en julio de 1661 se concedieron 40 licencias para abrir una taberna en la ciudad (a las que probablemente haya que sumar unas cuantas más ilegales). Para finales del siglo XVII, la población había llegado a los 6.500 habitantes, quienes, además de los habituales bucaneros y prostitutas, incluían cuatro joyeros, 44 taberneros y un número indeterminado de artesanos y comerciantes, distribuidos en 200 edificios que ocupaban 206 km². 230 barcos visitaron el puerto en 1688. Tal era la riqueza que se encontraba en la ciudad que todos las transacciones se hacían con moneda, en lugar de utilizar el más simple y extendido trueque.
Piratería
La ciudad se convirtió pronto en un nido de piratas, pues constituía un lugar perfectamente situado entre las líneas marítimas que unían a España con Panamá. Además, la bahía tenía las dimensiones idóneas para resguardar un gran númro de barcos y al mismo tiempo permitirles realizar el carenado y otras labores de mantenimiento. Desde Port Royal, Henry Morgan atacó Panamá, Portobelo y Maracaibo. También se instalaron en la ciudad durante algún tiempo piratas famosos como Bartholomew Roberts, Roche Brasiliano, John Davis y Edward Mansvelt. En lugar de evitar estas "visitas", los británicos estimularon la afluencia de piratas y corsarios a la isla, pues entonces no podían desplegar suficientes tropas en Jamaica como para resistir una eventual invasión española o francesa. Los bandidos del mar se convirtieron así en los principales habitantes, defensores y gobernadores de hecho de la colonia.
En tan sólo 40 años, Port Royal pasó de ser un espacio desolado de la corona británica a una de las ciudades más ricas y peligrosas del mundo. Ciudad Pirata sigue las huellas de las luchas políticas que consagraron a esa ciudad como el paraíso de los bucaneros y la perdición de su más famoso habitante, Sir Henry Morgan 1635-1688.
Contratado por los ingleses para robar el tesoro de los galeones españoles, el Capitán Morgan fue admirado por su espíritu igualitario y por sus dotes de liderazgo, dotes que le permitieron alcanzar la victoria en más de una oportunidad. Pero su ambición implacable, pasión por los tesoros y el ron lo llevaron a la perdición. A pesar de los desmanes cometidos para llevar adelante sus misiones en América, fue nombrado Caballero por el rey Carlos II de Inglaterra, en 1674, y ocupó el cargo de Teniente Gobernador de Jamaica, con la principal función de perseguir a los piratas de la zona. Sus restos yacen en el cementerio de Palisadoes, en Port Royal.
Tras el nombramiento de Henry Morgan como gobernador, la vida en Port Royal experimentó algunos cambios. Los piratas ya no fueron necesarios para defender la ciudad y el tráfico de esclavos tomó mayor importancia. Los ciudadanos de las clases altas aborrecían ahora la reputación que había adquirido la ciudad, aunque fuese en gran parte por las acciones que precisamente les habían convertido a ellos en miembros de la alta sociedad. En 1687 Jamaica comenzó a adoptar medidas contra la piratería, tornando lo que hasta entonces había sido un paraíso para los corsarios en un lugar común para su ejecución. En 1722, llegaron a colgarse 41 piratas en menos de un mes. Charles Vane y Jack el Calicó habían encontrado su final en este mismo lugar dos años antes.
El terremoto de 1692
El 7 de junio de 1692, la ciudad fue golpeada por un gran terremoto que hundió la gran barrera de arena sobre la que se sustentaba en las aguas de la Bahía de Kingston. Los tsunamis subsiguientes erosionaron aún más el terreno, sumergiendo para siempre la mayor parte de la ciudad, aunque sin destruirla realmente. Gracias a ello, los arqueólogos submarinos han podido encontrar e investigar edificios prácticamente intactos, tal y como se encontraban en el momento de la catástrofe.
Entre 1.000 y 3.000 personas (casi la mitad de la población total) murieron como consecuencia del terremoto y el impacto de las olas gigantes que lo siguió. Algunos de los observadores contemporáneos no dudaron en calificar tal destrucción como un "acto de Dios", destinado a castigar una población plagada de pecadores.
El tercio superviviente fue objeto de reconstrucción en los años siguientes, aunque no sin pocos problemas. En 1704 lo que quedaba de la ciudad fue destruido en un gran incendio, y en las décadas siguientes los intentos de reconstrucción se vieron dificultados por el impacto de numerosos huracanes. La sede del gobernador se trasladó a Spanish Town, y el puerto de Kingston acogió entonces el volumen de tráfico marítimo que hasta entonces pasaba por Port Royal.