Silvestre II
Silvestre II | |
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Papa de la Iglesia católica | |
Predecesor | Gregorio VI |
Sucesor | Juan XVII |
Información personal | |
Nacimiento | 945 Auvernia |
Fallecimiento | 12 de mayo de 1003 |
Silvestre II. (de nombre Gerberto de Aurillac) (Auvernia Francia, ha. 945 – †Roma, 12 de mayo de 1003), Papa nº 139 de la Iglesia católica de 999 a 1003. Primer Papa francés de la historia
Síntesis biográfica
Nació en la región occitana de Auvernia e ingresó, alrededor de 963, en el monasterio de Saint-Géraud de Aurillac donde estudio gramática, retórica y dialéctica, las tres disciplinas del Trivium; hasta que en el año 967, viajó a la corte del Conde de Barcelona, Borrell II, donde permaneció tres años en el monasterio de Santa María de Ripoll, en Gerona y, posiblemente, viajó a Córdoba y Sevilla. Esta estancia en la península Ibérica le permitió entrar en contacto con la ciencia árabe e iniciarse en el estudio de las matemáticas y la astronomía.
En el año 969 viajó a Roma acompañando, en una peregrinación, a su protector el conde Borrell II, lo que le permitió conocer al entonces papa Juan XIII y al emperador Otón I, quien le nombró tutor de su hijo, el futuro Otón II.
Algunos años más tarde, el arzobispo de Reims, Adalberón, lo llamó para su colegio episcopal, donde enseñó e hizo enseñar muchas disciplinas, tanto religiosas como profanas. Se distinguió especialmente por su erudición en el terreno científico, en particular en el conocimiento del Quadrivium, conjunto de disciplinas que incluía la aritmética, la geometría, la astronomía y la música. En esta época, además inventó y construyó todo tipo de objetos destinados al aprendizaje y a la investigación, como ábacos, un globo terrestre, un órgano y relojes, lo que hizo que se despertaran sospechas de brujo y nigromante hacia él.
En 983, el emperador Otón II le nombra abad del monasterio benedictino de Bobbio (Italia), cargo que desempeñó durante un corto espacio de tiempo ya que no tardó en regresar a Reims donde actuó como consejero del arzobispo Adalberón y favoreció el nombramiento de Hugo Capeto como rey de Francia.
En 988 fallece Adalberón y, para sucederle en la sede arzobispal, Hugo Capeto nombra a Arnulfo. El nuevo arzobispo de Reims traiciona a Hugo aliándose con Carlos que había sido aspirante al trono francés.
Hugo reacciona convocando, en 991, un concilio en Saint-Basles-les-Reims donde destituye como arzobispo a Arnulfo y nombra a Gerberto como arzobispo de Reims. Este nombramiento supone un enfretamiento con Roma que no reconoce que Hugo tenga capacidad para nombrar obispos al considerar dicha potestad exclusiva del Papa.
Juan XV intentó declarar nulo el nombramiento de Gerberto como arzobispo y para ello convocó concilios en Chelles, Aquisgrán y Roma que, sin embargo, confirmaron a Gerberto como arzobispo, hasta que en un nuevo concilio celebrado en 996 logró su propósito y se restituyó a Arnulfo en el arzobispado de Reims.
Gerberto renunció a su dignidad y se retiró a la corte del emperador Otón III hasta que en 998 fue nombrado arzobispo de Rávena.
El papa
Tras la muerte de Gregorio V, el 18 de febrero de 999, Gerberto de Aurillac, fue nombrado papa y consagrado el 2 de abril con el nombre de Silvestre II como homenaje a Silvestre I, que fue papa en tiempos del emperador Constantino I que adoptó el cristianismo como religión oficial del Imperio romano.
En el año 1001 tuvo que hacer frente a una de los levantamientos populares que periódicamente se daban en Roma, y que le obligó, junto con Otón III, que había fijado su residencia en dicha ciudad, a huir a Rávena. En tres ocasiones intentó el emperador restaurar el orden en Roma, fracasando en las dos primeras y muriendo, el 24 de enero de 1002, en el curso de la tercera. A Silvestre II, la nobleza romana, le permitió regresar a Roma donde falleció el 12 de mayo de 1003.
Era hombre de gran erudición; se lo conoció como la luz de la Iglesia y la esperanza de su siglo y durante su pontificado, otorgó el título de rey a los soberanos cristianos de Hungría, coronando a Esteban I, y de Polonia.
El Erudito
Alcanzó gran renombre como teólogo y filósofo, destacando obras como Sobre lo racional y sobre el uso de la razón y Sobre el cuerpo y la sangre de Cristo; pero es en su faceta de matemático en la que más destacó. Así introdujo en Francia el sistema decimal y el cero (0) que se utilizaban desde que Al-Khuwarizmi los trajera de la India y los difundiera en Europa a través de Al-Ándalus y la Marca Hispánica. También difundió el astrolabio, de origen árabe.
Utilizó su cargo de papa para hacer que se utilizara el sistema decimal por parte de los clérigos occidentales, lo que facilitó enormemente el cálculo, ya que, por ejemplo, hacia el año 1000, la práctica de la división, sin usar el cero, requería unos conocimientos que sólo poseían los eruditos.
Inventó un tipo determinado de ábaco: el ábaco de Gerberto. Así era posible efectuar rápidamente un gran número de operaciones matemáticas. Marcó las pautas para que, luego, otros estudiosos perfeccionaran el sistema con la introducción del número cero, que finalmente, él no llegó a aplicar. El invento era, en realidad, un antecedente de las modernas calculadoras de nuestros días. También se le atribuye la introducción del péndulo y la invención de un reloj de ruedas dentadas. También fabricó una nueva versión del monocordio.
Silvestre II, además, fue el precursor de una especie de sistema taquigráfico, un lenguaje secreto o en clave, inspirado en una escritura abreviada que recuperó de los antiguos sabios romanos. Se le conocía como apuntes tironjanos, y había sido creada por Tirón, un compañero de Cicerón, pero había caído en desuso hasta que Silvestre II la redescubrió, se dio por enterado de su importancia, re-adaptándola. Se trataba de un alfabeto compuesto de símbolos y signos que ahorraba tiempo y tenía la ventaja de ser incomprensible para los profanos en la materia. Era una especie de criptografía.
Obras
- Sobre lo racional y sobre el uso de la razón.
- Sobre el cuerpo y la sangre de Cristo.