Sixto V
Sixto V | |
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Papa de la Iglesia católica | |
1585 - 1590 | |
Papa n. º 227 de la Iglesia Católica | |
Predecesor | Gregorio XIII |
Sucesor | Urbano VII |
Información personal | |
Nombre secular | Felice Peretti |
Nacimiento | 13 de diciembre de 1520 Grottammare, Italia |
Fallecimiento | 27 de agosto de 1590 Estados Papales Véase Anexo:Tumbas papales |
Sixto V (Felice Peretti). (Grottamare, 1520-Roma, 1590) Papa (1585-1590). Continuó las reformas emprendidas por sus antecesores y reorganizó la curia romana. Rígido y autoritario, trató de liberar al papado de toda dependencia política e intentó devolverle la función de dirigente del mundo occidental. Sus iniciativas urbanísticas y las magníficas construcciones que ordenó erigir contribuyeron decisivamente a la fisonomía de la Roma barroca.
Sumario
Síntesis Biográfica
Nació el 13 de diciembre de 1521 en Grottammare (Montalto), provincia italiana de Marca, no lejos del Adriático, en el hogar del campesino Piergentile, llamado Peretto; de ahí que el futuro Papa tomara el apellido Peretti.
Fue bautizado con el nombre Félix. De joven ingresó en la orden de los franciscanos conventuales y muy pronto terminó estudios filosóficos y teológicos, obteniendo el diploma de doctor en 1548. Más tarde se doctoró en teología en la Universidad de Fermo.
En 1566 fue consagrado obispo de Sant'Agata dei Goti, en 1570 recibió el capelo cardenalicio y adoptó el nombre de Montalto y en 1571 fue obispo de Fermo.
Permaneció inactivo durante casi 15 años, fue elegido papa, por unanimidad, como solución de compromiso entre dos facciones pontificias, para suceder a Gregorio XIII, fue el 228 Pontífice de la Iglesia católica.
Cuando el Papa anterior estaba ya muriéndose, los cardenales empezaron a pensar en el sucesor, y para eso deseaban uno que estuviera bien ancianito para que les diera a ellos libertad de hacer lo que quisieran. Entonces Félix Peretti (que así se llamaba el futuro Sixto V) empezó a aparecer como muy débil de salud y decaído.
Andaba apoyado en un bastón, y su voz estaba muy debilitada. Ante esta presencia del Cardenal Peretti, los demás Cardenales dispusieron elegirlo Papa. Pero apenas lo hubieron elegido, el que parecía un viejito achacoso, se enderezó, tiró lejos el bastón, y entonó un canto a Dios con una voz tan fuerte y valerosa, que los Cardenales se quedaron aterrados.
Los Cardenales estaban muy disgustados porque recordaban que este hombre había sido, de pequeño, un cuidador de cerdos al cual unos padres franciscanos encontraron leyendo el catecismo mientras vigilaba sus animalitos, y habiéndole preguntado qué deseaba ser, y obtenido por respuesta que "un gran hombre de Dios", se lo llevaron y le costearon los estudios, y por propio esfuerzo llegó a los más altos puestos.
Sixto V, el papa que rescribió la Biblia
La versión latina de la Biblia, la Vulgata, fue obra de san Jerónimo en el siglo IV. Durante la Edad Media ya se había mostrado como inadecuada. Se habían introducido muchas falsas interpretaciones por causa de los copistas desatentos. Con la llegada de la imprenta, las ediciones se multiplicaron y con ellas los errores.
Con la Reforma, los protestantes hicieron sus propias versiones; para los católicos era un imperativo poseer un texto digno de confianza de la Vulgata que zanjase todas las incertidumbres.
Estuvo trabajando hora tras hora, una noche tras otra, ya que padecía de insomnio. Disponía a todas horas de un solo secretario, a quien estuvo a punto de llevarlo a la sepultura.
En lo principal, Sixto se mantuvo fiel al texto de Lovaina con el que estaba familiarizado. No era particularmente erudito. Donde aparecían puntos oscuros, no le dolieron prendas en añadir párrafos y frases clarificadores. A menudo, traducía con arreglo a su antojo.
Otro rasgo de su idiosincrasia era alterar las referencias. En 1555, Robert Stephanus había redactado un sistema de capítulos y versículos. No era perfecto, pero resultaba apropiado y se utilizaba en toda la cristiandad. Sixto lo desechó reemplazándolo por un esquema propio. Todas las Biblias anteriores se convirtieron inmediatamente en obsoletas; todos los libros escolares con sus arsenales de textos tuvieron que reimprimirse.
Aparte de cambiar los títulos de los salmos, considerados por muchos como inspirados, omitió, probablemente por descuido, versos enteros.
En sólo dieciocho meses su trabajo había concluido. En 1590 apareció el primer ejemplar. «Espléndido», musitó, admirando su preciosa encuadernación, hasta que una ojeada al texto le revelaría los muchos errores tipográficos. Seguidamente, fue hallando más y más. También esperaba de los impresores que trabajaran día y noche, como un torbellino.
A fin de ganar tiempo, Sixto comenzó a hacer enmiendas según su estilo. Escribió correcciones en tinta sobre pequeños pedazos de papel —cuadrados, oblongos, triangulares— y los fue pegando sobre las erratas de imprenta. Estuvo ocupado durante seis meses e incurrió en multitud de chapuzas.
La publicación iba posponiéndose a medida que seguía la pesadilla papal. Su bula, Aeternus ille, ya estaba preparada. Nunca se dio documento más autoritario:
A ningún impresor, editor, librero le estuvo permitido desviarse una jota de esta auténtica y definitiva versión de la Biblia latina. Cualquiera que contraviniese la bula sería excomulgado y solamente el papa podría absolverle. También se preveían penas temporales.
A finales de 1592, la Biblia estuvo lista para publicarse y Clemente VIII dio su asentimiento de que saliese bajo el único nombre de Sixto.
El contencioso del papa que volvió a escribir la Biblia demuestra una vez más que la doctrina según la cual el papa no puede errar crea su propia versión histórica e incluso conduce a santos varones a mentir en su favor.
A Bellarmino se le recuerda principalmente no porque encubriera a un papa, sino porque contribuyó a arruinar la carrera de un laico, uno de los más afamados que han existido. Galileo Galilei.
Anécdota
Cuando el Papa anterior (Gregorio XIII) estaba ya muriéndose, los cardenales empezaron a pensar en el sucesor, y para eso deseaban uno que estuviera bien ancianito para que les diera a ellos libertad de hacer lo que quisieran.
Entonces Félix Peretti (que así se llamaba el futuro Sixto V) empezó a aparecer como muy débil de salud y decaído. Andaba apoyado en un bastón, y su voz estaba muy debilitada. Ante esta presencia del Cardenal Peretti, los demás Cardenales dispusieron elegirlo Papa. Pero apenas lo hubieron elegido, el que parecía un viejito achacoso, se enderezó, tiró lejos el bastón, y entonó un canto a Dios con una voz tan fuerte y valerosa, que los Cardenales se quedaron aterrados.
Una vez elegido Papa, Sixto Quinto se dedicó a obtener que cada uno cumpliera con su deber como lo debía hacer. Los Cardenales estaban muy disgustados porque recordaban que este hombre había sido, de pequeño, un cuidador de cerdos al cual unos padres franciscanos encontraron leyendo el catecismo mientras vigilaba sus animalitos, y habiéndole preguntado qué deseaba ser, y obtenido por respuesta que "un gran hombre de Dios", se lo llevaron y le costearon los estudios, y por propio esfuerzo llegó a los más altos puestos.
Esto disgustaba a los Cardenales: que un antiguo cuidador de cerdos los viniera a mandar a ellos que eran todos de altas familias (en ese tiempo los Cardenales se elegían entre las gentes de las familias más ricas, y no siempre eran buenas personas como se deseara). Entonces dispusieron los Cardenales disgustados mandar pintar un cuadro del papa Sixto, en medio de un docena de cerdos, y así lo hicieron. El Papa vio el cuadro y en vez de disgustarse por el atrevimiento, sonrió amablemente y mandó al pintor que a cada cerdo le pusiera un vestido de cardenal. Y así la broma quedaba devuelta.
Logros de su papado
Su papado duró sólo cinco años pero abundó en hechos:
- Saneó las arcas vaticanas y combatió la corrupción de la iglesia.
- Por la bula Postquam Verus (1586) estableció en setenta el número de cardenales del Sacro Colegio y en 1588 reorganizó las congregaciones.
- El orden impuesto por él duró hasta el Concilio Vaticano 11(1962-1965).
- Trabajó en forma personal en la modernización urbanística de Roma y apoyó activamente a los países católicos, al tiempo que rechazaba toda intervención de los reyes en los asuntos de la Iglesia.
- En 1585 excomulgó a Enrique de Navarra, pretendiente protestante al trono francés y otro personaje importante en la historia profética de Nostradamus.
- Ordenó además la construcción de la cúpula de San Pedro.
- En 1586 estableció el número de cardenales en 70 y en 1588 fundó 15 congregaciones sagradas para administrar los asuntos espirituales y seculares de la Santa Sede.
- Cumplió el decreto del Concilio de Trento contra la simonía y la pertenencia a más de un beneficio o cargo eclesiástico.
- Promulgó reformas por propia iniciativa e impulsó las misiones en Oriente y Sudamérica.
Canonizaciones
Durante su pontificado, Sixto V canonizó a San Hermenegildo (1585).
Muerte
Murió en Roma, el 27 de agosto de 1590.