Quintín Bandera

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Quintín Bandera
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General de división del Ejército Libertador cubano.
NombreBandera Betancourt, José Quintino
Nacimiento30 de octubre de 1834
Puerto Príncipe
(actual Santiago de Cuba),
capitanía general de Cuba,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento23 de agosto de 1906 (71 años)[1]
finca El Garro,
entre Arroyo Arenas (La Lisa) y El Cano,
provincia de La Habana,
República de Cuba Bandera de Cuba
Causa de la muerteasesinato con disparos de armas de fuego y golpes de machete
Nacionalidadcubana
PadresJosé Sabás Bandera y María de la Caridad Betancourt

José Quintino Bandera Betancourt (Santiago de Cuba, 30 de octubre de 1834 - provincia de La Habana, 23 de agosto de 1906), más conocido como Quintín Bandera, fue un militar y patriota cubano, famoso por sus cargas al machete. Combatió en las tres guerras de independencia de Cuba hasta alcanzar los grados de general de división.

Fue asesinado la guardia rural por órdenes del presidente Tomás Estrada Palma durante la Guerrita de Agosto de 1906.[2][3]

Síntesis biográfica

Nació en la casa número 6 de la calle Rastro entre San Antonio y San Ricardo, muy cerca del barrio de Los Hoyos en Santiago de Cuba (provincia de Oriente. Fueron sus padres, José Sabás Bandera y María de la Caridad Betancourt, ambos negros libres.

Solo cursó par de grados en la enseñanza primaria, abandonó la humilde casa y se enroló en el vapor Gonzalo, perteneciente a la Transatlántica Española. Cuando el carguero tocó los muelles de Santander (España), el chiquillo, de 11 años de edad, se escapó y comenzó a vagar por la ciudad portuaria. Aprovechó, tiempo más tarde, la estancia en el propio puerto de la fragata Ignacita, a la que se integró con la autorización del capitán Juan Rabala.

En 1847 los padres conocieron su paradero y establecieron la reclamación legal del menor de edad. Semanas más tarde regresó a tierra cubana en el bergantín Pilar.

Transcurrido un corto tiempo de estancia en Santiago de Cuba, exactamente el 2 de mayo de 1850, mostró las primeras inquietudes contra la dominación colonial y se involucró en actividades conspirativas junto a los coterráneos Hilario y Manuel Cisneros, José Valiente, Francisco Oberto, Pedro Santacilla, Cayetano Hechavarría y Francisco de Paula Bravo, comandante retirado de las milicias venezolanas.

Guerra de los Diez Años

El 1 de enero de 1869 se sumó a las fuerzas del general Donato Mármol en Palma Soriano. Cuatro días más tarde quedó incorporado a la brigada de Cambute, bajo el mando del general de brigada José de Jesús Pérez. El 13 de enero de 1869 recibió el grado de cabo, estando subordinado directamente al entonces capitán Limbano Sánchez. En ese mes participó en la toma de El Cobre. Posteriormente estuvo entre los que apoyaron la expedición del vapor Perrit. Poco después recibió el ascenso a sargento de primera.

En 1870 se le nombró comisionado en las costas de Santiago de Cuba y sus alrededores, con grado de alférez. Reincorporado a filas, intervino en los combates de Caoba, en agosto de 1871, y Rejondón de Báguanos. En 1872 fue ascendido a teniente y en 1873 a capitán. Se destacó en los combates de Tubacao, Sábalo, La Yaya, Hongolosongo, así como en el ataque a Guisa.

En noviembre de 1875 llegó a Las Villas como jefe de infantería de un contingente de orientales que, bajo el mando del general Manuel de Jesús Calvar, marchó a esa provincia para reforzar a las tropas invasoras del general Máximo Gómez.

El 2 de marzo de 1876 obtuvo el grado de comandante.

En los nueve meses que permaneció en esa campaña participó, entre otras, en las acciones de Turiguanó (Morón), María Jigüe, Estero de Morón y Ciego de Ávila. De regreso a la provincia oriental, se puso bajo las órdenes del coronel Leonardo Mármol, quien le confió la misión de asegurar las comunicaciones entre Santiago de Cuba y el Cuartel General del Ejército Libertador.

El 15 de febrero de 1878, el general Antonio Maceo lo destinó al Regimiento de Infantería de Santiago con grado de teniente coronel. Participó en la Protesta de Baraguá, después de la cual intervino en algunas acciones combativas. Por último recibió la orden de custodiar al gobierno provisional de Manuel Calvar hasta su disolución, el 21 de mayo de 1875 en Loma Pelada. Capituló cuatro días después en el poblado de San Luis.

Período entreguerras

Fue protagonista, junto con Guillermón Moncada y José Maceo, de los sucesos del 26 de agosto de 1879 en las calles de Santiago de Cuba, los cuales dieron inicio a la Guerra Chiquita.

En esta etapa sus principales acciones fueron las de Guisa, Auras, Manzanillo, Bueycito (Buey Arriba) y Yabazón (Gibara).

Concluida esta contienda partió para Jamaica en unión de Guillermón Moncada y José Maceo, el 4 de junio de 1880. Violando las garantías ofrecidas por el régimen español, uno de sus cañoneros detuvo el vapor en que viajaban ya en alta mar y fueron conducidos a Puerto Rico. Luego los remitieron a España. Después de tres meses en la prisión de Cádiz, Quintín fue enviado al castillo de Mahón, en las islas Baleares, junto con otros patriotas. Lo indultaron en 1886. En 1890 participó en la fallida conspiración conocida como la Paz del Manganeso.

Guerra del 95

Monumento a Quintín Bandera en la Avenida de los Libertadores en Santiago de Cuba. En Cuba no es infrecuente ver su apellido mal escrito, en plural.

Figuró entre los organizadores de la Guerra del ’95 en la región de Santiago de Cuba, donde se alzó el 24 de febrero de 1895 con el mismo grado de teniente coronel con que terminó la Guerra de los Diez Años (1868-1878).

Se incorporó a la brigada de Cambute (3.ª brigada, 2.ª división, 1.º cuerpo), en la que fue designado jefe del Regimiento de Infantería Aguilera, que operó en el territorio de Palma Soriano. Participó en los combates de San Francisco, Paraíso, Peralejo, Baire, Santa Bárbara, Vega y Cautillo.

El 10 de octubre de 1895 partió de Mangos de Baraguá al frente de la infantería de la columna invasora, bajo las órdenes de Antonio Maceo.

Participó en los combates de Soledad, Guaramanao y La Reforma. Sus cargas al machete se hicieron famosas. En la mañana del 3 de diciembre de 1895, encontrándose ya en territorio villareño, se separó con unos 400 infantes del resto de la columna para dirigirse hacia el sur. Dos semanas más tarde fue nombrado provisionalmente jefe de la 1.ª división del 4.º cuerpo, que abarcaba los distritos de Sancti Spíritus, Remedios y Trinidad. Estableció su zona de operaciones en el referido valle y permaneció allí hasta febrero de 1896, en que se desplazó hacia la región de Sagua la Grande tras combatir en San Juan de los Yeras y Loma del Tunero.

Reagrupada su infantería oriental, con la ayuda del general de brigada Ángel Guerra, emprendió la marcha hacia Occidente, pues desde hacía tiempo tenía la orden de unirse a Maceo. Se vio precisado a combatir en La Olayita y El Mamey.

El 8 de febrero de 1896 se encontró con Máximo Gómez, quien había salido en su búsqueda desde Matanzas. Continuaron la marcha y dos días más tarde con su maltrecha infantería se presentó ante Maceo, en El Galeón (Matanzas).

El 13 de marzo de 1896 atacó a Batabanó, en la provincia de La Habana, bajo el mando de Maceo. Pasados dos días cruzó la Trocha de Mariel a Majana para tomar parte en la segunda campaña de Pinar del Río. Al siguiente día, después de concluido el combate del Galope, Maceo lo destituyó del mando por haber confundido la misión que le había transmitido a través de un ayudante. Bandera quedó arrestado en un campamento llamado Manuelita. No obstante, continuó combatiendo. Participó en las acciones de Laborí, Cayajabos, La Palma, San Diego de Núñez y Loma del Toro.

Cumpliendo órdenes de Maceo, atacó a San Cristóbal con tal éxito que este lo felicitó. Le siguieron los combates de Loma de Tapia, San Claudio, Vega Morales, Lombillo y del Pico Rubí, entre otros.

En julio de 1896, Maceo lo designó jefe de la 1.ª división del 4.º cuerpo, con la misión de reagrupar tropas en la región villareña y conducirlas a reforzar la dirección occidental.

El 14 de agosto de 1896 cruzó la Trocha de Mariel a Majana para ocupar ese cargo. Se asentó nuevamente en la región de Trinidad.

En octubre de 1896 acudió en auxilio del desembarco de la expedición del vapor Dauntless, que bajo el mando de Miguel Betancourt Guerra desembarcó el 18 de octubre por Río Hondo de San Juan, entre las regiones de Trinidad y Sancti Spíritus.

El 27 de noviembre de 1896, el general Calixto García le ordenó crear la División de Voluntarios de Oriente, la cual debía operar en la región oriental hasta tanto se le ordenara marchar a Occidente.

El 23 de marzo de 1897 cruzó la Trocha de Júcaro a Morón, en dirección a Sancti Spíritus, al frente de cien orientales de infantería, para asentarse de nuevo en la región de Trinidad, desde donde se negó a marchar a Occidente mientras no se le garantizaran los pertrechos que consideraba necesarios. Mientras tanto, se mantuvo prácticamente inactivo.

Por ese motivo, y otras indisciplinas, Gómez dispuso su destitución a comienzos de julio de 1897 y ordenó procesarlo jurídicamente. En el juicio, celebrado el 28 de agosto de 1897, fue acusado de desobediencia, insubordinación, sedición e inmoralidad. Los dos últimos cargos se debieron a sus manifestaciones abiertas contra los jefes y a sus relaciones con las mujeres de Trinidad. Fue sancionado a la pérdida de sus derechos militares y políticos por tiempo indefinido; pero se le permitió mantener una escolta de doce hombres y dos ayudantes con los cuales continuó combatiendo por su cuenta durante el último año de la guerra, la que concluyó en calidad de excedente con grado de general de división.

Ocupación estadounidense

El 15 de febrero de 1899 la Comisión Ejecutiva de la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana acordó reconocerle el grado de coronel con fecha de antigüedad del 11 de julio de 1897, y el de general de brigada desde el 21 de enero de 1895 y le reconoció, en sesión celebrada una semana más tarde, la antigüedad en el grado de general de división desde el 11 de noviembre de 1896.

Al concluir la Guerra de Independencia, debido a la oportunista intervención de las tropas estadounidenses en 1898, Bandera se radicó en la capital cubana y formó familia.

El 27 de junio de 1901, con 68 años de edad, contrajo nupcias con la joven Virginia Zuaznábar y de dicha unión nacieron cinco hijos.

En la República

El 19 de agosto de 1906 se alzó contra la reelección del presidente Tomás Estrada Palma, sus principales acciones consistieron en el asalto al tren Habana-Guanajay y la requisa de armas y víveres en las zonas de El Cano, Wajay (Boyeros) y Arroyo Arenas (La Lisa).

Sumido en la pobreza, fue a ver al presidente Estrada Palma en busca de un trabajo y este sólo lo ofendió al ofrecerle una limosna. Una firma comercial vio en él la posibilidad de propaganda para le venta de su jabón, sobre todo entre la población humilde y las lavanderas negras y mulatas, sector de la cubanidad que veía en Quintín un paradigma. Su retrato de general apareció en carteles y publicaciones, incluso el propio mambí viajaba a pueblos y ciudades para estimular la venta del producto. Recibió un sueldo decoroso y eso le ayudó a mantener su familia.

Muerte

Desengañado del movimiento, se refugió en la finca El Garro, entre Arroyo Arenas (La Lisa) y El Cano (18 km al suroeste de La Habana Vieja), propiedad de Manuel Silveira, un simpatizante de los sublevados. Con un trabajador de la hacienda le envió una carta al propietario para que solicitara un salvoconducto al Gobierno.

Guiados por un trabajador de la finca, las fuerzas del Gobierno rodearon el sitio. Los soldados se detuvieron ante Quintín que les dijo sonriente:

¡Esto se acabó ya, muchachos! ¡Yo sabía que ustedes venían a buscarme con el papel del Gobierno!
Quintín Bandera

Tras escuchar la orden de darle muerte se encaró con los asesinos les recordó que venía luchando por la libertad de Cuba desde 1851. Entonces le dieron un tiro y lo cubrieron a machetazos, luego dispararon infinidad de tiros al aire para simular un combate. La tradición oral afirma que el cuerpo del general recibió cuatro balazos y siete heridas de arma blanca, una de ellas en pleno rostro.

El presidente Estrada Palma prohibió enterrarlo en tumba propia y que se le colocaran flores y se ordenó luego arrojarlo a una fosa común. El sacerdote Felipe Augusto Caballero colocó sobre la tumba su propio epitafio para identificarla y luego se lo comunicó a la viuda de Quintín con las siguientes palabras:

Ese es mi nombre, señora. Se ha hecho justicia con el general. Sus hijos no perderán los restos de su padre.
Felipe Augusto Caballero (sacerdote)

Estatua

En el Parque Trillo de Centro Habana se le levantó una estatua.[4]

Fuentes