Diferencia entre revisiones de «Antonio Nicolás Argüelles Ferrer»

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Revisión del 12:03 7 jul 2014

{{Ficha Persona |nombre = Antonio Nicolás |nombre completo = Antonio Nicolás Argüelles Ferrer |otros nombres = Ciudadano Astucia |imagen= SAM_0556.JPG |fecha de nacimiento = 10 de febrero de 1860 |lugar de nacimiento = Trinidad, Cuba |fecha de fallecimiento = 13 de enero de 1944 |lugar de fallecimiento = Cienfuegos, Cuba |causa muerte = Muerte natural Uremia por arterosclerosis |residencia = Cienfuegos |nacionalidad = Cubana |ciudadanía = Cubana |ocupación = Contador |titulo = Comandante Ejército Libertador cubano. |partido político = Partido Revolucionario Cubano |padres = Francisco Javier Argüelles Vicens
Juana Bautista Ferrer Borrego |familiares = Luis Argüelles Ferrer

Antonio Argüelles Ferrer (Trinidad, 10 de febrero de 1860 - Cienfuegos, 13 de enero de 1944). Cuba. Es poco conocido este hombre de valores incalculables y cuya mayor satisfacción quizás haya sido el haber salvado al Titán de Bronce de las manos de los españoles, acontecimiento poco mencionado en la literatura histórica. La región de Trinidad es pródiga en personalidades que han dado su aporte a las gestas independentistas de Cuba desde el anonimato de la inteligencia mambisa.

Datos biográficos

Niñez y adolescencia

Nació el 10 de febrero de 1860, en la calle Real fue bautizado 10 días más tarde, el 20 de febrero, en la iglesia San Francisco de Paula de Trinidad. Fue el primogénito de Francisco Javier Argüelles Vicens ([[ ]] [ ]] – 1 de septiembre de 1897) y Juana Bautista Ferrer Borrego (20 de agosto de 183211 de agosto de 1871), naturales de Palma de Mallorca y Casilda. Los hermanos fueron Manuel Francisco, Francisco Javier, Juana Bautista, Andrés, Joaquín, América, y Luis Eliodoro. En 1880 viaja a Cienfuegos, jurisdicción de Cienfuegos, en la actual provincia de Cienfuegos, donde se coloca en la empresa de vapores de Menéndez. En 1881 se marchó a los Estados Unidos para cursar estudios en el colegio de Mr. Brown, en el poblado de Wilton, Connecticut por un período de tres años. En 1885 estando en New York, visita la Junta Revolucionaria Cubana en compañía de Don Mariano Pomares. Allí conoce a Don Tomás Estrada Palma, Benjamín Guerra, Máximo Gómez, Antonio Maceo, José Martí y Gonzalo de Quesada. Además se vincula a las Logias masónicas de esa ciudad.

Regreso a Cuba

En 1887 regresa a Cienfuegos. Trabajó en el Central “Constancia”, propiedad del Marqués de Apesteguía. En 1889 el señor Esteban Cacicedo lo nombra administrador de los Almacenes de azúcar y carga de travesía del Muelle de Torriente. Desde este puesto se hizo cargo de la distribución de la correspondencia oficial y particular remitida por la Delegación de la República en el extranjero y de la que procedía igualmente del campo insurrecto. También envía y recibe información al campo insurrecto, así como armamentos y medicinas. En su trabajo en el muelle de Torriente y cumpliendo con el compromiso que tenía con la Patria despliega una labor extraordinaria. Juan Pujol era dueño de una funeraria y compraba a Antoñico juegos de sarcófagos que venían cargados de armamentos para el Ejército Libertador, por supuesto este no tenía conocimiento de lo que contenían estos, se recibían seis juegos y se iban cambiando. Antoñico desde muy joven se afilió a la masonería lo que le dio la oportunidad de representar a esta hermandad en la lucha y desde el anonimato. Gloria, seudónimo que utilizaba para su trabajo en la logia, fue además el Ciudadano Astucia para la inteligencia mambisa. En 1893 el general Antonio Maceo llega a Cienfuegos disfrazado de mendigo y hace contacto con Antoñico para que lo embarque para Costa Rica porque allá estaba preparando la expedición que lo traería a Cuba para iniciar la Guerra necesaria. Recibió a Antoñico en la fonda “La Plata” donde se había escondido hasta que el ciudadano Astucia lograra sacarlo. Por ese entonces había en el muelle de Campo un bergantín americano, que estaba desembarcando carbón con cestitos. Tío Antonio fue a ver al capitán y este le dijo: «sí, yo lo llevo». Pero como demoraban en salir al menos quince días, Antonio vio la goleta La Nueva Concha, y decide ir a hablar Capoche, su dueño. «Oye, Capoche, necesito embarcar (porque él daba viajes desde Cienfuegos hasta cerca de Manzanillo por la costa sur, y era un hombre revolucionario que llevaba medicinas, armas y todo eso) a un cubano para afuera», y Capoche le dijo que sí. Tío Antonio llevó a Maceo hasta el muelle de Campo donde estaba la goleta, que salía a las 12 de la noche. Llegó Antonio y metió a Maceo en la cabina, donde duermen los tripulantes de la goleta, y se puso luego a pasear por el muelle. Al poco rato llegó Capoche y le preguntó: « ¿Oye, ya tienes al cubano ahí?, ¿quién es?», a lo que tío Antonio respondió: «El General Antonio». Y Capoche le dijo: «! Coño? por qué no me lo dijiste para haber comprado gallina?» y tío Antonio le dijo: «!Qué gallina ni un carajo!, lo que tienes que hacer es izar las velas cuanto antes, que a él lo vienen persiguiendo». Y entonces llegó el ayudante de Capoche, el Colinero, que era otro tripulante que tenía la goleta, y entre el capitán, el pailebote, tío Antonio y Maceo, firmaron un nombramiento a tío Antonio de Delegado de la Junta Revolucionaria Cubana de Nueva York en Cienfuegos, firmado por Maceo, con el capitán como testigo. ¡Ah!, y cuando iban de la fonda para el muelle por la calle La Mar le dijo tío Antonio: «Oiga, General, por ahí vienen un par de la Guardia Civil», y él le dijo: «No te ocupes, que con un palo le meto yo a uno y le doy un piñazo al otro», y era verdad, porque él decía que Maceo era un hombre forzudo (…). Después le dio un abrazo y le dijo Maceo a tío: «Nos veremos en Cuba libre», y efectivamente, porque lo embarcó hasta las cayerías de Las Doce Leguas, donde los jamaiquinos venían a pescar careyes, y entonces se transportó hasta uno de los barcos de esos jamaiquinos y se fue hasta Jamaica, y desde allá le escribió a mi tío: «A ti te debo la vida». ¡Tío Antonio se emocionaba mucho cuando hacía la historia, (…)! Terminada la guerra Máximo Gómez llegó a Palmira a donde lo fueron a recibir los miembros del Club “Panchito Gómez” y al momento de su llegada preguntó: … «Muchachos: ¿Cuál de ustedes es el Ciudadano Astucia?», y entonces le dijeron que tío Antonio no había ido porque estaba trabajando. Y Gómez dijo: «Díganle que yo quiero verlo». Y entonces tío Antonio fue a casa de Acea, al lado del Liceo, (…), y cuando llegó estaba Cosme de la Torriente en la puerta de guardia, y tío Antonio le dijo que quería ver al General y este le dijo: «Ahora no puede, joven, tiene que esperar porque él está recibiendo una comisión de damas», de Las Cubanita. Entonces tío Antonio escribió en su tarjeta «Ciudadano Astucia» y cuando él la vio le dijo: «Tengo órdenes del General de que usted puede pasar». ¡Y cómo lloraba mi tío haciendo esa historia, y yo me emociono también!, porque Máximo Gómez le dio un abrazo y un beso en la frente delante de todas aquellas mujeres y le dijo: «Muchacho, tú eres un héroe: tú estabas luchando en la España chiquita», porque Cienfuegos era una población casi toda de españoles comerciantes.

Fallecimiento

El 13 de enero de 1944 fallece de uremia por artero esclerosis en su domicilio de la calle Cervantes no. 18 en Cienfuegos a las 3 pm.

Entierro

El 14 de enero de 1944 se procede al entierro de Antoñico Argüelles en el nicho 13, sección L, lote 6 del Cementerio Tomás Acea. El 26 de abril de 1955 sus restos son extraídos y depositados de manera definitiva en el mismo cementerio.

Fuentes

Enlaces externos