Cárabo común

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Cárabo Común
Información sobre la plantilla
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Clasificación Científica
Nombre científicoStrix aluco
Reino:Animalia
Clase:Aves

Cárabo Común: Es el más extendido y conocido de todos los búhos junto con el Mochuelo Europeo. En sus diversas subespecies, que ya han sido descritas, ocupa todo el continente europeo, faltando sólo en el extremo Norte y en Irlanda, siendo netamente una especie Paleártica que está ausente en el este de Asia y es rara en algunas islas mediterráneas y falta en otras. En Iberia posee una densidad regular en todos los bosques, pero, es más escaso en zonas costeras desarboladas y abunda en encinares de toda España y en los húmedos bosques norteños. Solamente está ausente de las islas Baleares.

Características

La estructura de este pájaro no necesita mucha descripción por ser sobradamente conocido. De tamaño mediano, más bien grande, destaca enseguida su ancha y fuerte cabeza desprovista de orejas. Los ojos son muy grandes y de mirar fijo y frío. Curiosamente los agujeros de los oídos son grandes pero asimétricos. El derecho más grande y de forma diferente que el izquierdo. Las alas son comparativamente cortas y muy anchas. La cola, redondeada y las palas y pies cubiertos de plumas.

La notable variación en el plumaje de las razas o subespecies europeas hace a veces complicado establecer un determinado patrón para cada una. Existe, además, considerable variación individual y podemos decir con Bannerman (1955) que hay tres formas o fases diferentes de plumaje. Un pardo rojizo, otra marrón y una tercera gris. En la Península Ibérica es más común la forma parda rojiza y en el Norte no escasean ejemplares de la variedad gris.

Las partes superiores, dorso de las alas y espalda, así como la cabeza son pardo rojizo, marrón o grises, pero siempre profusamente rayadas de negro o marrón oscuro. Las alas son marrones o grises con franjas y puntos negros. En el dorso de las alas se aprecian bien unos puntos blancos y la cola está irregularmente franjeada de oscuro. El disco facial está muy bien determinado y, como el plumaje del cuerpo, es también muy variable en color, siendo pardo claro o gris y teniendo el pico casi oculto por unas plumas finas como cerdas, negras en el extremo. La equis facial está más marcada en unos individuos que en otros. Los ojos son negros. El disco facial está dividido por la prolongación de una raya negra que parte de la frente y llega hasta la base del pico. Además tiene un borde negro y estrecho a cada lado, que da lugar a la formación de una como corbata de lazo de color marrón rojizo inmediatamente encima del pecho (Bannerman). Este es pardo rojizo o grisáceo, densamente rayado de negro o marrón muy oscuro. Los pies están emplumados hasta los dedos y tienen unas rayas muy finas rojizas. El pico es de color hueso con el extremo amarillo.

El Cárabo Común es una especie estrictamente nocturna que puede, sin embargo, ser visto de día en vuelo solamente si ha sido espantado de su posadero. Este es generalmente la rama de un árbol, en la que permanece inmóvil durante todo el día. Para pasar desapercibido suele estar cubierto por las hojas y entonces el mimetismo es perfecto. No tiene tanta tendencia como otros búhos a permanecer pegado al tronco del árbol y con más frecuencia se posa en la mitad final de una rama a condición de que la vegetación sea abundante. Es un pájaro de bosques y de campiña bien arbolada. En ella tiene un posadero durante el día y otro para la noche. Este último no está generalmente en el lugar del nido, sino a prudente distancia. La voz del Cárabo Europeo más conocida es el típico «¡¡uuh!!» seguido, después de un corto intervalo (3 segundos), de un ¡¡úuhúuh-úuh!!» que a veces emite sin inflexión alguna por lo que un «¡¡húuuuuuuu!!» largo y muy sonoro es el sonido que más fácilmente queda en nuestros oídos cuando el pájaro, al comenzar a oscurecer, inicia su serie de gritos. Su voz puede ser escuchada normalmente durante todo el año, con mayor regularidad los meses de enero, febrero, marzo, abril y mayo. En junio canta menos y prácticamente apenas lo hace en julio. Pero en agosto vuelve a cantar con fuerza y en las noches de verano en zonas apropiadas puede ser escuchado hasta la madrugada. Puede en una noche despejada cantar continuamente y a la siguiente bajo las mismas condiciones no hacerlo en absoluto.

En época de reproducción la hembra contesta al macho. Como los cárabos cantan casi siempre desde su posadero nocturno y muchas veces lo hacen todos a la vez, esto ha servido para localizarlos después de día y para dar una idea de la densidad de su población, que es notablemente alta en lugares favorables. Pero la voz descrita, propiamente el canto de este pájaro, no es la única de su repertorio. Un «¡¡kiuík!!» áspero es emitido por los adultos durante la nidificación y se dice que también por los jóvenes cuando empiezan a emplumar. Frecuentemente macho y hembra se enzarzan en un dúo de « ¡¡kiuiks!!» cuando comienza el período de celo. Otros sonidos no se pueden representar por escrito, pero son variados y los emiten ambos en otoño e invierno en sus posaderos nocturnos. Lo mismo que otras strigiformes también ésta produce con el pico el típico y conocido sonido de chasquido que indica temor. Sólo de forma ocasional se escucha al Cárabo cantar de día y casi siempre coincide con la iniciación del celo en febrero, pero, además, sus gritos son cortos y en horas de la tarde.


Reproducción

En época de reproducción la hembra contesta al macho. Como los cárabos cantan casi siempre desde su posadero nocturno y muchas veces lo hacen todos a la vez, esto ha servido para localizarlos después de día y para dar una idea de la densidad de su población, que es notablemente alta en lugares favorables. Pero la voz descrita, propiamente el canto de este pájaro, no es la única de su repertorio. Un «¡¡kiuík!!» áspero es emitido por los adultos durante la nidificación y se dice que también por los jóvenes cuando empiezan a emplumar. Frecuentemente macho y hembra se enzarzan en un dúo de « ¡¡kiuiks!!» cuando comienza el período de celo. Otros sonidos no se pueden representar por escrito, pero son variados y los emiten ambos en otoño e invierno en sus posaderos nocturnos. Lo mismo que otras strigiformes también ésta produce con el pico el típico y conocido sonido de chasquido que indica temor. Sólo de forma ocasional se escucha al Cárabo cantar de día y casi siempre coincide con la iniciación del celo en febrero, pero, además, sus gritos son cortos y en horas de la tarde. Los huevos no son dejados en días consecutivos. Dos o tres días es el intervalo normal entre la puesta de cada uno. Mayores períodos existen y así Walpole-Bond conoció una de solamente dos huevos que fueron puestos con un intervalo de una semana. El promedio de medidas obtenido por Jourdain para 100 huevos de la subespecie sylvatica fue de 46,7 x 39,06 mm.

El Cárabo es un reproductor temprano y algunas puestas pueden ser ya encontradas en los primeros días de marzo, pero son más normales entre la mitad y el final de este mes. Parecen excepcionales después de la mitad de abril y muy raras en febrero. Segundas puestas en la misma estación no están suficientemente comprobadas, pero no pueden descartarse en absoluto. Si la primera es retirada del nido antes de nacer los pollos inmediatamente los cárabos crían de nuevo, y no en el mismo lugar. Algunas parejas que ocupan un territorio son jóvenes nacidos el año anterior que no se reproducen hasta los 20-22 meses de edad. Parece ser que los jóvenes cárabos ya se emparejan en el primer invierno de su vida. Normalmente permanece solitario y rara vez se puede ver más de uno en un posadero diurno.

El período normal de incubación dura 28 días, contando a partir de la puesta del primer huevo y siempre bajo el supuesto de que aquella comience con él. Witherby da un período de 28-30 días y sorprende que WalpoleBond, que reunió una considerable experiencia sobre esta especie, dé solamente 23 días para una puesta de un solo huevo.

Mientras la hembra incuba, el macho permanece casi siempre posado en las cercanías. Su presencia puede ser descubierta por un atento observador a causa del gran coro de chillidos de alarma que inician los pequeños pájaros cuando descubren al Cárabo. Sin embargo, suelen ser arrendajos y urracas las primeras que inician la alarma y alertan a los demás. El Cárabo permanece indiferente ante estos gritos, aunque vigila con ojos semicerrados. Si una persona se acerca, levanta el vuelo inmediatamente, actitud que contrasta mucho con la que adopta en invierno, época en la que permite la aproximación a pocos metros y no lo hacen volar ni los fuertes destellos de nuestros flashes fotográficos.

Durante la incubación el macho aporta las presas, casi siempre en cantidad excesiva para el consumo que la hembra puede hacer de ellas. Parece como si no calculara bien el período de incubación y pensara que ya los pequeños cárabos habían nacido. Por eso el nido del Cárabo despide frecuentemente un olor insoportable. Allí se pudren muchos ratones y musarañas. Si un intruso se aproxima de noche al nido puede ser atacado por la pareja, en especial por el macho. No todos los cárabos son agresivos, pero algunos extreman su fiereza atacando al hombre y produciéndole heridas en la cabeza y cuello con las afiladas uñas si no se extreman las precauciones. Más de un ornitólogo ha tenido que lamentar percances importantes en su físico. La mayoría de los cárabos, sin embargo, se limitan a dar pasadas sobre el intruso lanzando con fuerza su grito de alarma «¡¡kíuik!!» y ululando en ocasiones.

Al nacer los pollos están cubiertos totalmente de un plumón blanco apretado, corto y sedoso. También cubre los tarsos y los dedos de los pies hasta la base de las uñas. Estos pollos son alimentados durante la noche dos o tres veces solamente por la hembra con las presas aportadas por el macho. Pero aquella a las tres semanas ya caza también y con frecuencia los jóvenes cárabos, aún no aptos para el vuelo, salen del agujero y se encaraman en la rama más próxima, ocultándose durante el día. No vuelan bien hasta pasado el mes de vida, normalmente puede estimarse que lo hacen a los 35 días. Sin embargo, el plumaje no está completo, ni mucho menos hasta los 45 días, teniendo considerable cantidad de plumón todavía. La presencia de estos cárabos juveniles puede ser detectada en un bosque, oyendo su inconfundible grito «¡¡tu-uit! !» que emiten constantemente durante todo el verano, siempre de noche.


Alimentación

Caza sus presas de noche, pero en ocasiones se le ve también de día, sobre todo en el interior de bosques donde no penetra fácilmente la luz. Sin embargo, esta actitud solamente puede ser observada en plena época de nidificación, cuando ya tiene los pollos bien emplumados y probablemente la noche lluviosa no ha sido propicia para la caza. La mayoría de las presas son capturadas en el suelo. Sus presas son fundamentalmente micromamíferos, pero los pájaros, los insectos, reptiles y batracios no están ausentes de su dieta. Para capturar pequeños pájaros que duermen en los arbustos y matorrales vuela sobre éstos golpeándolos ligeramente con las alas. Cuando algún pájaro vuela asustado, resulta entonces una presa fácil para el Cárabo.

El Cárabo ocupa normalmente siempre un mismo posadero durante el día si no se le molesta continuadamente y también con constancia otro lugar durante la noche. En ellos se pueden encontrar las egagrópilas expulsadas, que habitualmente son dos cada 24 horas. Guerin (1932), que estudió la especie minuciosamente, estima que cada Cárabo captura para alimentarse únicamente dos presas diarias. Esta cantidad varía naturalmente durante la reproducción. Las egagrópilas tienen un tamaño proporcional al de las presas comidas. Pequeños micromamiferos e insectos producen las menores, cuyas medidas extremas están entre 30-65 x 18-24 mm, teniendo color gris cuando están secas. Presas mayores producen también más grandes egagrópilas, hasta de 80 x 30 mm.

El Cárabo Común posee una dieta mucho más variada que otras aves nocturnas. Frente a la Lechuza Común, consume grandes cantidades de insectos voladores, en especial de Ciervos volantes Lucanus cervus y del Escarabajo de San Juan Melolontha melolontha. No hay más que observar sus egagrópilas para ver qué gran número de restos quitinosos contienen y, por lo tanto, cuánta importancia alcanzan en determinadas épocas del año, principalmente en el verano, los insectos en la alimentación de este pájaro. Pero también las mariposas nocturnas que se concentran cerca de los focos de luz son una gran atracción para el Cárabo. Además consume una buena cantidad de moluscos, sobre todo limacos Limax agrestis, y múltiples larvas y gusanos. La Rana de los prados Rana temporaria y el Lución Anguis fragilis son presas habituales en la campiña norteña. Sin embargo, el grueso de la dieta, en especial en la primavera y parte del verano y otoño, está constituida por varias especies de micromamíferos entre los que destacan los ratones de campo Apodemus sylvaticus.


Hábitat

Bosques.


Fuente