Contratenor

Revisión del 09:02 20 jun 2019 de Javiermartin jc (discusión | contribuciones) (Texto reemplazado: «<div align="justify">» por «»)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Contratenor
Información sobre la plantilla
Tesitura de contratenor.jpg
Concepto:El contratenor es el cantante masculino adulto que canta en el registro vocal más agudo


El contratenor es el cantante adulto que canta en el tipo de voz masculino más alto, empleando el falsete, la voz de cabeza y la voz de pecho. La aparición de estos cantantes surge como una alternativa ante la prohibición de la Iglesia Católica para la continuidad de los castrati. Los contratenores son hombres que conservan las peculiaridades de esta voz de soprano, sin haber sido alterado su desarrollo hormonal, por un peculiar desarrollo de su aparato fonador.

Definición

Término constituido por el adverbio latino contra y por el sustantivo tenor, que hoy en día se emplea para designar un tipo particular de voz masculina, capacitada para cantar dentro de un registro más agudo que las voces de tenor, o las de barítono y bajo. De hecho, la tesitura correspondiente a la voz de contratenor coincidiría con la característica de las voces femeninas de contralto, es decir, desde la nota Si (2)* hasta el Si (3)*, dentro de una extensión total que abarca, aproximadamente, desde la nota Fa (2)*, hasta el Sol (4)*.

[*Nota: los números entre paréntesis se refieren al ordinal de la escala del piano en la que la nota se encuentra situada. Como referencia, cabe recordar que según este sistema el Do central se identificaría como Do (3)].

A pesar de que la extensión vocal y la tesitura de este tipo de voz pueda coincidir con la de otra categoría vocal femenina, el timbre de la voz de contratenor resulta inconfundiblemente masculino, además de caracterizarse por un tipo particular de brillo vocal, que la voz de femenina contralto, mucho más densa y envolvente, no suele poseer.

Historia de la voz de contratenor

.

La voz de contratenor se ha desarrollado hasta nuestros días siguiendo una trayectoria mucho más desigual que la que ha marcado el camino de las voces de soprano, contralto, tenor, barítono y bajo. Los orígenes del término contratenor tienen que ver con el desarrollo de la primitiva polifonía: a lo largo de los siglos finales de la Edad Media, los compositores pertenecientes a las diferentes escuelas de composición comienzan a practicar la técnica de añadir voces destinadas a sonar simultáneamente con una voz principal, la de una línea melódica procedente del repertorio gregoriano cuyo nombre, “tenor”, se refiere precisamente a su función de “sostener” el entramado polifónico que se compone en función de ella. Las primitivas composiciones polifónicas solían constar tan sólo de dos voces, de las cuales una era la del tenor, mientras que la otra discurría por debajo de éste. Con el tiempo, fue extendiéndose la costumbre de añadir una tercera voz, esta vez por encima de la voz principal. A partir de este momento, se hizo necesario distinguir las dos voces de contratenor, para lo que se recurrió a los adjetivos bassus y altus, aludiendo al hecho de que, mientras una transcurría por debajo, la segunda lo hacía por encima. Con la evolución del estilo polifónico, se prescindió del término contra para referirse a la voz que discurría bajo la del tenor, con lo que ésta se denominó genéricamente bassus, o bajo, una forma que ha llegado hasta nuestros días. En cuanto a la voz que discurría en el ámbito de un registro más agudo que la voz del tenor, si bien más grave que el de la voz del superius o soprano, también ésta pasaría a denominarse altus (de donde proceden los términos alto y contralto), prescindiendo a partir de entonces del término contratenor. Sin embargo, esta palabra sobreviviría, si bien pasaría a designar, no ya una voz dentro del entramado polifónico, sino todo un registro vocal: el característico de las voces masculinas que originalmente cantaban la parte de alto.

Lo cierto es que la voz de contratenor no estaba destinada a compartir con otras categorías vocales el éxito que experimentaron las voces solistas a partir del Renacimiento, al menos dentro de Italia, el país donde el canto monódico se desarrolló con una mayor intensidad siguiendo los presupuestos estéticos del stile rappresentativo que darían lugar al surgimiento de la primitiva ópera dentro del ambiente ilustrado de las academias humanistas en las que los compositores e intérpretes de música se reunían con los poetas de la época para compartir sus experiencias y descubrimientos, así como para disfrutar juntos de toda clase de manifestaciones estéticas relacionadas con el culto a los clásicos y con la resurrección de las pasadas glorias. Lo cierto es que la mayoría de las veces las obras de esta época se encuentran escritas en clave de soprano (Do en primera línea), que resultaba demasiado aguda como para ser leída por una voz de contratenor. Otras veces, fueron las voces graves de mujer, las mezzosopranos y contraltos, las que llegaron a ensombrecer la popularidad de la voz de contratenor, dado su paralelismo en tesitura con respecto a esta última. Por otra parte, el auge cada vez mayor de la voz de castrato, contribuyó a disminuir la atención que se prestaba al resto de las voces masculinas agudas, al menos dentro del territorio italiano, así como en su órbita de influencia. Con el tiempo, a medida que se desarrollaba el género operístico, fue perdiéndose en la mayor parte de la Europa continental la técnica vocal de los contratenores, siempre dejando aparte el caso de Inglaterra, donde la presencia de esta categoría vocal continuó resultando necesaria para la interpretación del repertorio musical de la polifonía religiosa, un tipo de música particularmente arraigado en este país. Por el contrario, la presencia de la voz de contratenor dentro del repertorio operístico de tradición e influencia italiana llegó a ser prácticamente nula.

Así pues, mientras que esto ocurría dentro del ámbito de la música profana, en el campo de la música religiosa seguía desarrollándose toda una escuela de contratenores cuya función principal era la de interpretar la voz del altus dentro de las capillas musicales adscritas a los templos. Esta tradición subsistió en toda Europa, si bien, con el paso de los siglos, la Iglesia Católica tendió a descuidar el mantenimiento de las instituciones musicales asociadas a sus iglesias y catedrales, mientras que en los países de cultura protestante, principalmente en Inglaterra, las capillas corales sobrevivieron hasta los tiempos actuales sin experimentar alteraciones significativas. De este modo, Inglaterra fue y sigue siendo el país de Europa que ha contado con una escuela vocal más constante en lo que se refiere a la voz de contratenor. Sin embargo, ni siquiera en este país se ha conseguido llegar a un acuerdo acerca de si la voz de contratenor es una auténtica categoría vocal o bien el resultado de aplicar sistemáticamente la técnica del falsete, también llamado “voz de cabeza”. En el primer caso, la voz de contratenor solamente se diferenciaría del resto de las voces masculinas por ser capaz de cantar dentro de un registro más agudo que el correspondiente a la voz de tenor; en el segundo caso, la voz de contratenor sería aquella que un barítono podría producir al cantar utilizando la técnica del falsete. Dejándose guiar por este criterio, algunos expertos aplican el término inglés male alto (contralto masculino, o, sencillamente, alto), al primer tipo de voz, mientras que reservan el término contratenor para los falsetistas. Sin embargo, otros estudiosos de la fisiología vocal defienden que tanto los altos como los contratenores son, en realidad, falsetistas. Ninguna de estas voces debe ser confundida, en todo caso, con la de los castrati, los cantantes que, siguiendo una vieja práctica hoy definitivamente extinguida, eran castrados en su niñez para conservar así el timbre de una voz infantil particularmente hermosa. Estos cantantes, que tanta celebridad alcanzaron en los ambientes musicales tanto sacros como profanos de las épocas renacentista y barroca, cantaban así al llegar a adultos con una voz salida de una laringe infantil, si bien alimentada por una capacidad pulmonar mucho mayor que la que corresponde a un niño. Para diferenciar la voz de un castrato de la de un contratenor, basta señalar que la primera es una voz blanca, mientras que la segunda es una voz masculina adulta.

El resurgimiento de la voz de contratenor. Algunos contratenores célebres

Con el auge que ha experimentado el repertorio denominado música antigua (aquel que abarca desde los primeros momentos de la historia de la música occidental hasta, extremando los límites, las obras del período romántico interpretadas con instrumentos originales), se ha desarrollado también el gusto por la interpretación de las obras según criterios “históricos”. Uno de estos criterios es, precisamente, el de procurar servirse, en la medida de lo posible, de los mismos medios para la interpretación de las obras “antiguas” que aquellos que existían en la época en la que éstas fueron compuestas o interpretadas por primera vez. Dentro del repertorio vocal, cantantes como el inglés Alfred Deller (1912-1979), contribuyeron en un primer momento a redescubrir toda una técnica vocal adecuada para el repertorio antiguo que había quedado olvidada y, a menudo, “pervertida”, por la tradición vocal del bel canto. Deller ha pasado a la historia como el primero de los contratenores de la “nueva escuela”, además de edificar toda una técnica de falsete de la que han aprendido muchos de los actuales contratenores. Sin embargo, su repertorio no se limita a la música antigua, sino que abarca también obras contemporáneas. El mismo compositor Benjamin Britten compuso para él el personaje de Oberon, de su ópera A midsummer night´s dream (El sueño de una noche de verano), que fue interpretado por Deller en la primera producción de esta ópera y que luego ha servido para el lucimiento de otros contratenores célebres, como el también inglés James Bowman. En los últimos años, René Jacobs ha venido formando en Schola Cantorum Basilea a prometedores jóvenes contratenores, quienes, como Andreas Scholl, prometen contribuir en los próximos años a dar a conocer una nueva visión del repertorio vocal correspondiente a este tipo de voz.

Clasificaciones

Contratenor soprano o agudo (sopranista)

Son voces claras, ligeras. Sus poseedores atienden hoy por el nombre de sopranistas. Con frecuencia alcanzan notas muy elevadas, incluso el si5 o el do6, y perfilan con habilidad las agilidades.Tienen sin duda una especial disposición, de naturaleza, para emitir esas sonoridades singularmente agudas, puede ser que por una suerte de atrofia de la laringe, lo que determina que sean individuos que tienen, incluso hablando, voz de mujer. Pero en caso contrario, si al hablar emiten un timbre varonil, está claro que ese colorido femenino que obtienen al cantar, deriva de un tratamiento muy específico de su técnica.

Contratenor mezzosoprano

Se ubica en un término medio, quizás la voz más usual en este campo. La mayor parte de sus poseedores son hábiles para manejarse en terrenos ambiguos y fronterizos de los dos registros. Sus sonoridades aflautadas son proverbiales.

Contratenor contralto o grave

De timbre equivalente al de la contralto femenina. Como es lógico, explota la parte más grave de su voz de cabeza y, en la zona más abisal, el registro de pecho. Los más graves podrían ser confundidos con los tenores altinos o contraltinos. Pero su técnica es la misma que la de todos, que algunos consideran el contratenor por excelencia y que habitualmente tiene, al hablar, voz de tenor; mientras, en sentido inverso, los contratenores más agudos, incluso los sopranistas, pueden, en la locución, tener timbres más oscuros.


Fuentes