Cueva Cerro de Los Muertos I

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Cueva Cerro de Los Muertos I
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Mascaramuertos.jpg
Máscara. Cerámica esmaltada
UbicaciónHolguín, Bandera de Cuba Cuba
Clasificación espeleológicaCueva

Cueva Cerro de Los Muertos I. Caverna ubicada en el Municipio de Banes, Provincia de Holguín utilizada con fines funerarios, entre aborígenes agricultore asentados en la zona.

Introducción

El empleo de las cavernas con fines funerarios, entre aborígenes agricultores de filiación etnolingüística Arauca, aparece bien documentada en la literatura arqueológica cubana. Esta práctica se reporta con frecuencia en zonas de gran concentración de asentamientos agricultores como Maisí, Baracoa y Banes, donde las inhumaciones en espacios despejados son menos frecuentes y se relacionan con concentraciones de desechos domésticos.

El área arqueológica de Banes, en el nororiente de la isla, reporta cinco sitios de habitación con entierros, incluido Chorro de Maíta, y veinte cuevas funerarias, cuatro de ellas con evidencias que sugieren también funciones ceremoniales. Pese a la abundancia de cavernas funerarias, el nivel de detalle en la información referida a tales registros es mínimo. El comentario más completo lo ofrece Irving Rouse a partir de los resultados de sus exploraciones y de datos aportados por coleccionistas de objetos arqueológicos.

Señala un fuerte deterioro de estos contextos y la tendencia a que los restos humanos se encuentren desarticulados, dispersos cerca de la entrada de las cuevas, al parecer lanzados a través de pozos de acceso o, con menor frecuencia, enterrados en el guano de murciélago y el la tierra. Menciona también una cueva donde algunos huesos fueron depositados en oquedades de la roca y otras donde se hallaron montículo con entierros.

El presente trabajo ofrece valoraciones desde una perspectiva controlada y por primera vez para el área, en estas dos direcciones. Se trata de elementos obtenidos a partir de la investigación de materiales colectados en la Cueva Cerro de Los Muertos I, en el municipio de Banes, provincia de Holguín.

Pese a que el grave estado de alteración de este contexto limitaba las posibilidades de interpretación, se intentó lograr el mayor nivel de detalle en el estudio de sus restos arqueológicos, con vistas a obtener conocimientos que aunque no dan respuestas amplias, al menos ayudan a enfrentar el vacío de información existente.

Localización y características de la cueva

El Cerros de Los Muertos, también conocido como Cerro de Apolunio, es una pequeña elevación ubicada a 6 Km al sur de Punta Cañetes, en el extremo nororiental de Cuba. Está dentro del antiguo barrio de Yaguajay (Holguín), zona de amplio reporte de sitios arqueológicos agricultores, donde aparecen varias cuevas funerarias y el residuario Corro de Maíta, ubicado a 1Km al noroeste.

El Cerro tiene 150m de diámetro, su altura promedio es de 35 m por encima del valle, y se encuentra a 120 m sobre el nivel del mar, en un espacio notorio por la presencia de diversas elevaciones, entre las que se destacan el errode de Yaguajay y el Pan de Samá (Sitio arqueológico Loma Samá).

Se trata de un cerro aislado, formado por un bloque calizo olitolítico de rocas organodetríficas de edad cretácica. Se halla fuertemente carnificado y muestra numerosas diaclasas, honores, cuevas y simas de pequeñas dimensiones, todo afectado por un intenso tectonismo. Sus laderas son muy verticales, en ocasiones extraplomadas y en ellas se han formado algunas cuevas y solapas. Presenta drenaje vertical. En la cima, absorbente existen numerosas formas cársicas superficiales, las cuales conducen las aguas más profundas del macizo.

Por su estructura de sumidero, funcionó como un colector de las aguas meteóricas y de escurrimiento del macizo, las que actualmente parecen haber diminuido. Considerablemente. El interior de la caverna muestra, junto a la de entrada, a 1.40 m por debajo de esta y flanqueada por dos pequeñas galerías, una acumulación de rocas mezcladas con tierra que se hace más densa a 2,60 m del punto de acceso y se leva sobre el derrumbe del material de la boca.

El aumento de las rocas coincide con un desnivel en el piso, y se estructura una especie de escalón de 0.90 m de alto. A la derecha del escalón, parece una columna y a continuación el resto de la cueva, cuyo ancho se incrementa y conforma un pequeño salón.

Trabajo arqueológicos Irving Rouse resume las principales referencias existentes sobre el sitio que clasifica como cueva funeraria subtaína y recoge con el nombre de Los Muertos. Menciona extracciones de restos humanos por los vecinos del lugar, quines contaban sobre la existencia de pequeños montículos con esqueletos aborígenes ubicados junto a las paredes.

En febrero de 1979 el Cerro de los muertos fue explorado por la Sección de Arqueología de Instituto de Ciencias Sociales de la Delegación Territorial de la Academia de Ciencias de Cuba en Holguín, aunque no está claro si se revisó la cueva funeraria.

En 2002, el Departamento de Centro Oriental de de Arqueología, de la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente en Holguín, como parte de las tareas de proyecto de investigación "Yaguajay. Cultura muerte y sociedad", explora el cerro, sus cuevas y abrigos y, especialmente, un área de grietas donde han sido encontrado un cráneo humano con deformación fronto-occipital tabular oblicua.

En una primera exploración se notaron evidencias de intervenciones recientes de personas desconocidas. Al fondo del salón, en su lado oeste, se encontró una excavación cuyos perfiles mostraban restos de cerámicas y de huesos humanos. También aparecieron huesos humanos muy fragmentados y, en menor cantidad, cerámicas y algunos restos animales: huesos de jutía, y conchas de los gasterópodos marinos Tectarius muricatum y Cittarium pica.

Materiales colectados

Material cerámico

Se colectaron 95 fragmentos, provenientes de las distintas zonas trabajadas. Las piezas poseen una tecnología bastante similar. Hay una buena preparación de las pastas, las cuales, mayoritariamente, tienen textura compacta.

Se les adicionó un desgrasante fino, probablemente arena, con ocasionales inclusiones de fragmentos de roca de 2 a 3 mm de diámetro. No se pudo determinar la dureza aunque parece se median o alta.

La cocción generalmente es incompleta, la superficie de los fragmentos son en su mayoría regulares, especialmente en las caras exteriores, muchas de las cuales son suaves al tacto, en ocasiones pulidas, lo que fue conseguido al parecer por un alisado sobre las paredes relativamente secas. Predominan los colores naturales en la gama de los pardos, con tonos más claros en las parte internas. La morfología ofrece cierta homogeneidad. Predominan los bordes rectos de tope redondeado, aunque también se usan topes planos.

Restos óseos humanos

En el sitio se colectaron restos óseos en las distintas áreas trabajadas para un total de 2517 evidencias. Las alteraciones del contexto provocaron pérdidas y la total mezcla de osamentas. Los restos aparecieron muy dispersos y dañados, partidos en fragmentos pequeños, con medidas promedio de tres a ocho cm. La revisión de los restos de los diversos puntos muestran que no se repiten estructuras óseas, no se observan huesos completos y la mayor parte reporta un pérdida de más de un 50% de su área total.

Aspectos odontológicos

El mal estado de conservación de los remanentes óseos humanos condujo a la utilización de los dientes como fuente de información más confiable. La muestra dentaria compuesta por 50 piezas, fue sometida a un análisis morfológico comparativo previo, mediante el cual se lograron detectar tres incisivos, y un canino en forma de pala, correspondiente a diferentes individuos.

Estimación del número mínimo de individuos enterrados

Realizar el censo funerario basándose sólo en las piezas dentarías resulta una tarea difícil. Se identificaron siete molares superiores izquierdos, indicio de la existencia de al menos siete individuos. En las piezas restantes se distinguían por una marcada atrición dentaria, un segundo molar izquierdo superior y su homologo inferior. Estas pruebas no parecían corresponder con los anteriores premolares, lo cual permite deducir que se trataba del individuo número ocho.

Estimación de la edad

Aunque utilizar los dientes para el propósito de estimación de la edad tiene amplias posibilidades de error, en ocasiones esta solución resulta imprescindible dada la ausencia de otros datos. El estudio en este sentido se realizó con el total de la muestra (50 piezas) en la cual se hallaron deciduos, indicio de que todos los individuos sobrepasaba la edad de 11 año.

Restos faunísticos rescatados

El material faunístico recatado constituye una muestra poco significativa para fines de estudio pues proviene de contextos con elevada alteración atrópica y está formado por un reducido número de ejemplares por taxón.

Se lograron colectar seis especies de moluscos; cuatro terrestres: Polymita muscarum, Caracolus sagemon, Cerion sp. y Zarhrysia gundlachiana, y dos marinas: Tectarius muricatun y Cittariun pica. Los moluscos terrestres aún se encuentran en le bosque cercano al sitio y las especies marítimas habitan en zonas de arrecifes del supralitoral y el mediolitoral, respectivamente y sus conchas son abundantes en la zona intermareal de la costa atlántica del estado de Cuba.

Valoración general

Cualquier consideración sobre el significado del registro arqueológico de cueva Cerro de Los Muertos I, está limitada por el estado de alteración del contexto y por las dificultades para reconocer cuales eran sus condiciones originales y en que medida han sido afectadas. Los testimonios recogidos por Irving Rouse señalan procesos de desaparición de deposiciones y de extracción de evidencias.

El reporte casi exclusivo de restos humanos y cerámica indica la funcionalización eminentemente funeraria de este contexto. Allí no parecen artefactos de trabajo, huellas de labores productivas o domésticas y aunque no podemos asegurar que nunca existieron, pues pudieron estar representadas de forma mínima como expresión de un uso ocasional o temporalmente limitado, es difícil considerar una extracción selectiva de estas.

Los rasgos de la cerámica, la presencia de dientes de pala y la similitud de este contexto con registros funerarios de aborígenes agricultores ubicados relativamente cerca, indica que estamos ante un espacio mortuorio de grupos con esta filiación cultural. La ubicación de los restos, depositados casi en la superficie, bajo las rocas sugiere que los cuerpos pudieron ser lanzados, depositados o enterrados.

La determinación de la presencia de, al menos, 8 individuos, y el elevado reporte de fragmentos óseos sugiere, al evaluar el espacio disponible, un empleo intenso del lugar y la posibilidad de ubicación de un número mayor de resto súmanos.

El estudio de estos apunta, tentativamente, hacia una población con una esperanza de vida corta, a juzgar por el predominio de individuos con menos de 30 años de edad.

La presencia de partes de vasijas de barro que parecen haber sido depositadas completas en la cueva y su proximidad a los restos humanos en un contexto sin evidencias de actividades domésticas, sugiere su empleo como ofrendas.

Las decoraciones en gran parte del material cerámico indica un nivel de selección de los recipientes, por lo que debe considerarse que aunque no estamos ante una cerámica elaborada con fines funerarios, si pudieron manejarse normas estéticas, simbólicas o de otro tipo, reguladoras del proceso de definición de las vasijas utilizadas en este sentido.

La forma de la entrada de cueva Cerros de los Muertos I, que da un acceso restringido y permite su tapiado, distingue a estas de otras cavernas ubicadas en el cerro y quizás fue un motivo de selección del lugar para usos funerarios. Es notorio que la mayor parte de la cerámica se encuentre cerca de esta área, donde son menos frecuentes los huesos, y que en el interior de la caverna se produzca una situación inversa.

Esto puede observarse al trasiego de materiales por buscadores de objetos arqueológicos y no al manejo dado por los aborígenes al lugar, sin embargo, no es descartable que estemos ante indicios de una funcionalización donde se priorizaba al umbral como una zona de recepción de ofrendas y el salón, como espacio de depósitos de cuerpos.

El resultado de del estudios de los materiales colectados en Cueva Cerros de Los Muertos I es un nuevo elemento que prueba la importancia dada a las cavernas como lugares mortuorios, por los aborígenes agricultores. La presencia de ofrendas, los indicios de selección de contenedores relacionados con estas y de adornos corporales, señalan ritos funerarios de cierta complejidad y el valor atribuido a las circunstancias de paso a una nueva existencia.

La constatación cuidadosa de tal situación en Yaguajay, donde también se reporta el empleo mortuorio de espacios despejados, muestra una variedad de prácticas funerarias que nos remite a la riqueza espiritual de estas sociedades y a la diversidad de los procesos culturales verificados en la zona.

Fuentes

  • Guarch Delmonte, J.M. (1978): Datos de exploración del Cerro de Los Muertos (inédito). Archivos del Departamento Centro-Oriental de Arqueología, Holguín.
  • Jardines, J.E. (1990) Variante cultural bani (inédito). Departamento Centro-Oriental de Arqueología, Holguín.
  • Tabío, Ernesto E. (1963): Arqueología espeleológica de Cuba. Serie espeleológica y Carsológica No 27, La Habana, Academia de Ciencias de Cuba, Departamento de Antropología.
  • El Caribe Arqueológico. Anuario Publicado por la Casa del Caribe como extensión de la revista del Caribe.