Enrique Díaz Quesada

Enrique Díaz Quesada
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Nacimiento16 de agosto de 1882.
Bandera de Cuba Cuba
OcupaciónDirector de cine cubano

Enrique Díaz Quesada: Director de cine cubano, considerado el precursor del arte cinematográfico en la Isla.

Biografía

Enrique Roque Manuel Silverio Díaz Quesada nació en La Habana el 16 de agosto de 1882. Desde muy joven se vinculó a la realización de cine en Cuba. Cuando contaba con quince años aproximadamente ya incursionaba en el cine en asociación con el actor José E. Casasús, autor del primer corto publicitario del cine cubano titulado El brujo desapareciendo (1898), probablemente financiado por la cervecería La Tropical.

Filmografía

En 1905, Díaz Quesada fundó The Moving Pictures Company junto a Francisco Rodríguez y en 1906 filmaba El parque de Palatino, un filme financiado para publicitar el Palatino Park, parque de diversiones habanero, inaugurado el 8 de marzo de 1906. Considerada como una de las primeras películas del cine cubano, el corto de aproximadamente un minuto de duración ya mostraba la pericia de quien fuera camarógrafo, laboratorista y director, por la capacidad de síntesis y la captación de los detalles.
En los años siguientes, el director realizó una serie de reportajes filmados para Cuba al día, una especie de serie noticiosa que mostraba al público acontecimientos relevantes de actualidad nacional. Entre otros eventos, quedaron por él recogidos La salida de Palacio de Don Tomás Estrada Palma (1906), que debió mostrar la salida del Palacio Presidencial del Presidente de la República después de entregar el gobierno al secretario de Guerra de los Estados Unidos, William H. Taft, para dar inicio a la segunda intervención norteamericana en la Isla; la Toma de posesión de José Miguel Gómez (1909),que recogía la vuelta a la presidencia de un cubano después de la intervención; El epílogo del Maine (1912), reportaje sobre el hundimiento de los pedazos del casco del acorazado Maine y sobre el traslado a Estados Unidos de los restos de las víctimas de su voladura en 1898; La Campaña o la Salida de tropas para Santiago de Cuba durante la guerra racista (1912), donde se hicieron tomas de la partida de tropas del gobierno para reprimir la sublevación del Partido Independientes de Color, y la Inauguración de la estatua del General Antonio Maceo (1916).
Como documentalista, Díaz Quesada realizó una obra amplia y diversa, en la que dominaba el afán por captar la riqueza histórica y cultural de la Isla. Entre estos filmes encontramos: Camagüey panorámico (1908), un recorrido por la ciudad de Camagüey dividido en tres cuadros –“Una visita a Camagüey”, “Escenas típicas” y “Despedida de Camagüey”–; Los carnavales de Cienfuegos (1913), sobre la festividad pintoresca del carnaval en esta ciudad; Sagua la Grande al día (1916), imágenes de este pueblo perteneciente a la provincia de Las Villas.
Al mismo tiempo, su versatilidad y su filón periodístico lo llevaron a filmar eventos deportivos como el Match de fútbol (1916), acontecimientos políticos como la Manifestación obrera (1916) y eventos espinosos como La pelea de Johnson y Willard (1915), donde el famoso campeón negro estadounidense de pesos completos Jack Johnson, prófugo de la justicia de su país, se veía obligado a vender su título al oponente blanco Jess Willard el 5 de abril de 1915 en el Oriental Park de La Habana, a cambio de una suma de dinero y la promesa del salvoconducto para retornar a los Estados Unidos.
Otros eventos más ligeros también fueron filmados por este pionero del cine silente: Matinée del Politeama (1916), sobre el público asistente a la matinée en este elegante teatro de la Manzana de Gómez, frente al Parque Central; Carreras infantiles de autos (1916), sobre las competencias de automóviles donde los protagonistas eran los niños; Colegio de Belén (1916), sobre las fiestas celebradas en este colegio de la orden de los jesuitas, al que asistían los hijos de familias adineradas.
A partir de 1910, Díaz Quesada filmó sus primeros cortos de ficción, Criminal por obcecación (1910) y Juan José (1910), un melodrama basado en la obra del español Joaquín Dicenta, que incluía los temas paradigmáticos del triángulo amoroso y la venganza. Su protagonista, un joven pobre, se enamoraba de una prostituta por la que sufría prisión. Luego se enteraba de su infidelidad, escapaba de la cárcel y mataba a la mujer y a su amante.
Otros melodramas como La careta social (1917) o Sangre y azúcar (1918-1919), se sucedieron en la filmografía del director, donde los temas del matrimonio y los amores imposibles servían para mostrar las malas acciones de los hombres y sus consecuencias. Asociado a los productores Santos y Artigas, realizó más de una decena de filmes, casi todos exhibidos en el Teatro Payret. Su interés por representar la historia patria, lo llevó a filmar películas como El capitán mambí (1914), La Manigua o La Mujer cubana (1915) y El rescate del Brigadier manuel-sanguily-garrite (1916), todas en torno a las Guerras de Independencia. Paralelamente, filmó otras obras como Manuel García o El Rey de los campos de Cuba (1913), una película de aventuras que tenía como protagonista al famoso bandido cubano del Siglo XIX que ayudaba a los pobres y robaba a los ricos, o Duelo como en París (aproximadamente de 1916), comedia en la que se recreaba un duelo en tono jocoso.
Otras películas, filmadas por Díaz Quesada en la primera década del Siglo XX, son La hija del policía o En poder de los ñáñigos (1917) y La brujería en acción (1919), donde intentaba representar, a partir de tópicos y lugares comunes, algunas franjas de las religiones cubanas de origen africano. Los prejuicios sociales alrededor de las sociedades Abakuá fundaban historias como la que se narraba en la película de 1917, donde la hija de un policía era capturada por uno de sus miembros, en venganza contra el oficial.
Enrique Díaz Quesada, el llamado “padre de la cinematografía cubana”, sin dudas captó y representó a través del lente diversas facetas de la vida nacional y desarrolló tantos géneros como le fue posible, dentro de la insipiente cinematografía de la primera década del Siglo XX. Bajo su autoría nació el primer serial cubano en diez capítulos, titulado El genio del mal (1920), que intentaba emular a las series estadounidenses y francesas que circulaban en la época. La crítica y el público lo acogieron con entusiasmo, con lo cual quedaba consagrado como uno de los más prolijos y multifacéticos directores de cine silente en la Isla.

Enlaces

Fuente

Enciclopedia Encaribe