Fundación de la Villa de La Trinidad

Fundación de la Villa de La Trinidad
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Fecha:Enero de 1514
País(es) involucrado(s)
Bandera del Imperio Español Imperio Español
Líderes:
Diego Velázquez de Cuéllar

Fundación de la Villa de La Trinidad, también denominada Villa de la Santísima Trinidad. Fue un hecho histórico ocurrido en los primeros años de la conquista y colonización española a la isla de Cuba bajo el mando del Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar. La fundación de la Villa de La Trinidad, tercer asentamiento español en tierras cubanas, se produjo a inicios de 1514 por parte del propio Velázquez de Cuéllar y un grupo de militares españoles que iban con él en el recorrido que este por todo el territorio insular.

Exploración de la zona

Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar, conquistador español que funda la Villa de la Santísima Trinidad.

Tras la fundación de las primeras villas de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa y San Salvador del Bayamo, el conquistador y explorador español Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar encontró los primeros poblados aborígenes del territorio conocido por el nombre indígena de Guamuhaya –que erróneamente consideró una provincia, de acuerdo a sus conceptos territoriales -, a 50 leguas marítimas[1] de la “provincia” de Guacanayabo. A partir del Golfo de Guacanayabo hacia occidente esa es la distancia bastante aproximada entre éste y la desembocadura del río Agabama, denominado Manatí desde su unión con el Ay hasta llegar al mar.

En su recorrido trabó contacto con los caciques y sus indios, sobre todo relacionó tres caciques: el del poblado aborigen Manzanilla (o Manzanillo) a orillas del río Táyaba –confluente, junto con el Caballero, del río Guaurabo -, y Manatiguahuraguana y Caracamisa, a los que mandó a buscar cuando estaba en Manzanilla, adonde llegó el viernes 23 de diciembre de 1513. Este hecho es testificado en los archivos de la corona española, donde indican que en esta fecha arribó Diego Velázquez al río del Guaurabo cerca de Jagua en donde predijo fundar la Villa de La Trinidad. Todo ello fue informado por Velázquez al monarca español Carlos V en una carta enviada en abril de 1514 donde indica que el 21 de diciembre de 1513[2][3]:
a los primeros pueblos de la provincia de Guamuhaya (...) una legua de la costa tierra adentro (...) en 23 (...) a la boca del río Tayaba legua i media del pueblo de mançanilla donde me vino a ver el cacique del pueblo i rogar que fuese á ver sus casas i pueblo, i aunque deseava ir a la pascua al (...) puerto de Xagua, porque no pensasen me recelava dellos, fui al pueblo, i alli acudieron de paz algunos caciques de la comarca (...).

Andaba sólo con los hombres que lo acompañaban en su canoa y allí esperó que se le reuniesen los restantes, de 20 que partieron con él del Golfo de Guacanayabo. Estos conquistadores arribaron el sábado en la tarde, por lo que a pesar del deseo de Velázquez de pasar la Navidad en Jagua esto no pudo ser posible por la distancia a recorrer entre ambos puntos y permanecieron todos en Manzanilla probablemente durante los últimos días de 1513, mientras reconocían las posibilidades de colonización del lugar –muy hambreado en ese momento a causa de una sequía ocurrida ese año -, entablaban negociaciones pacificadoras con estos caciques y Velázquez esperaba información de sus hombres dispersos por la isla. Sólo después de lograr estos propósitos en Manzanilla partió hacia Jagua a reunirse con Pánfilo de Narváez.

Fundación de la villa

Bartolomé de las Casas, obispo español que estuvo en la expedición de Velázquez y fue un digno historiador de los primeros años de la conquista española.
La estancia en Jagua representó otro hito en este avance por el territorio insular. Los españoles se instalaron en una de las isletas del puerto, donde había un pueblo de indios que les sirvieron como a dioses, según palabras del padre Bartolomé de las Casas. Sitio muy poblado, abundaba en comida también, sobre todo aves y pescado. Velázquez mandó a Narváez con el bergantín a explorar la región occidental de la isla y envió otro grupo a recorrer el curso de los ríos de las proximidades en busca de oro. Les llamó la atención el Arimao, el mayor de esos contornos, donde hallaron hermosas muestras de metal precioso. Por estas características a Velázquez le interesó colonizar esos terrenos cuanto antes y allí ubicó la tercera villa[4]:
Dice que en el puerto de Xagua, en la dicha provincia de Guamuhaya, á una legua dél ay un muy buen asiento, ribera de un muy buen rio que se dice Azima / Arimao /, de muchas crianzas de todo ganado; y el sitio en muy buena parte é muy sana al parecer, y que casi es en el medio de la provincia, y á 5, é á 7, é á 10 leguas de las minas; hizo señalar y trazar la iglesia en la parte que convenia estar, y señaló solares para las haciendas de V. A., é le intituló del nombre de la Santísima Trenidad.

Dice que, con una quadrilla de 25 indios, que trayan ciertos cristianos que andavan a descobrir, ovo dias que sacaron á 50, é á 60, é 70, é 80 castellanos, á la vanda del Norte y aguas vertientes fácia la villa de la Asunción, cerca del dicho pueblo de la Trenidad.
Isleta del puerto de Jagua[5]:
(...) En este tiempo envió /Velázquez/ a descubrir minas, por un río arriba, grande y muy espacioso en su ribera, llamado Arimao, (...) hallaron muy ricas minas y de oro muy fino, (...) Aquí comenzó Diego Velázquez a pensar en asentar por allí alrededor una villa y a encomendar o repartir los indios, (...)

Velázquez sólo después del reconocimiento de los parajes circundantes asentó la Villa de la Santísima Trinidad en las proximidades del río Arimao, cerca de la bahía de Jagua, amplia rada cuyas bondades fueron altamente apreciadas por los conquistadores, donde se fundó la villa a principios de 1514[6]. El 10 de febrero de ese año ya existía como tal, pues ese día llegaron dos carabelas al puerto de Guacanayabo, provenientes de Sevilla, y una de ellas fue enviada por Velázquez a Jamaica a cargar de casabe para traer a Trinidad[6]. Según el fray Bartolomé de las Casas, célebre defensor de la humanidad de los indígenas en su periplo caribeño, atribuye el establecimiento de la villa a la gran existencia de aborígenes en esta zona, los cuales eran fáciles de explotar[7]. En las cercanías del Arimao repartió encomiendas, entre ellas el pueblo indio Canarreo al padre Las Casas y a su socio Pedro de Rentería.

Tan importante fue Trinidad para el tráfico y trasiego entre La Española y el continente que el propio Rey Fernando V de Castilla, tan pronto tiene noticias de la fundación de la Villa, escribe en Real Cédula de 9 de octubre de 1514, al Adelantado Velázquez[8]:
debeís ennoblecer el pueblo de la Trenidad que postreramente hicistes pues según lo que me escribís (...), siendo aquel pueblo ennoblecido podrán ser remediados en él los que vinieran de Castilla del Oro y avrá mejor aparejo en es ysla.
El lugar de la primera ubicación de la villa quedó distante de los ríos donde se establecieron los lavaderos de oro. A mediados de 1515[6] ya se encontraba en su actual emplazamiento, en la cercanía del poblado indígena de Manzanillo, el cual, según el historiador Fidalgo de Elvas, era el mayor pueblo de indios de Cuba[6]. Al criterio del obispo Pedro Agustín Morell de Santa Cruz, el traslado fue motivado por acercarse a la aldea aborigen que[9]:
quedaba en el centro de los pueblos de indios situados en la comarca: todos habían de quedar sujetos a la nueva población (...)

En la región trinitaria existieron varios lavaderos de oro de gran explotación por parte de los españoles. El propio Velázquez le escribió al Rey solicitándose herramientas y recursos para sacar oro y para hacer labranzas[10]. Pánfilo de Narváez, uno de sus capitanes más conocidos, solicita en los años que siguen el establecimiento de otra fundición de oro en Trinidad, similar a la que ya existente en Santiago de Cuba, para que sirviese en la atención a los mineros del oeste de la Isla[11].

Esto es lo que explica el establecimiento en Trinidad de grandes encomenderos de indígenas y aventureros que después se harían tristemente célebres en el continente, cuando el oro de aluvión trinitario comenzó a desaparecer rápidamente. Entre los residentes de la Villa que se hicieron famosos por sus conquistas están: Juan de Grijalba (primero que intento conquistar a México), Francisco Hernández de Córdoba (explorador y descubridor de las costas de Yucatán), Bernal Díaz del Castillo (cronista de la conquista de la Nueva España) y los hermanos Pedro, Diego y Alonso de Alvarado (exploradores de Guatemala y Perú).

En 1518, zarpando del puerto de Trinidad con unos 11 naviós, Hernán Cortés inicia su expedición hacia México[12]. Cortés estuvo diez días en la región trinitaria decisivos para su despoblamiento ya que se unión a su empresa varias decenas de españoles de Trinidad y su vecina Sancti Spíritus, fue tan grande el estrago que se profuso refundirlas en una sola, propuesta que fue finalmente rechazada.

Referencias