La Demajagua

La Demajagua
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Ubicación Geográfica:Manzanillo, Granma, Cuba

La Demajagua, nombre que debe su existencia a la abundancia en la finca del majestuoso árbol Majagua Azul, de gran importancia en la industria del mueble. Sede del ingenio azucarero del mismo nombre, propiedad de Carlos Manuel de Céspedes fue el escenario donde éste dio inicio a la primera guerra por la independencia de Cuba y comenzó el proceso de abolición de la esclavitud, en consecuencia, lugar primigenio y fundacional de la nación cubana; por estas razones el sitio se considera como “Templo de la Patria”.

En este lugar se confeccionó el estandarte que simbolizó el levantamiento, la Bandera de La Demajagua, y que se hiciera jurar a las 10 de la mañana del sábado 10 de Octubre de 1868, para luchar hasta alcanzar la libertad de la Patria, levantada por primera vez para convocar a la guerra de los Diez Años. Monumento Nacional de la República de Cuba.

Historia

La primera referencia que se tiene de este lugar, finca rústica La Demajagua, data de junio de 1843, cuando José Joaquín Palma le vendió a Magín Plá un pequeño trapiche con la acción de la caballería de tierra en el paraje nombrado La Demajagua, perteneciente al cuartón Punta de Piedra en el Partido de Yaribacoa (sitio ubicado entre los ríos Yara y Jibacoa, en la cantidad de cien pesos.

Esas tierras se hallaban en colindancia con el ingenio del comprador. El trapiche pasó de manos de Magín Plá a manos de su hermano José, quien presentó quiebra en 1857. El Licenciado Carlos Manuel de Céspedes representó como abogado a José Plá.

En la reunión de los acreedores, Carlos Izaguirre, representante de Francisco Javier de Céspedes, ofreció diez mil ochocientos pesos por la finca, el trapiche, los cinco esclavos que poseía y todas sus dependencias. José Venecia & Compañía, lo garantizaban, según la escritura pública levantada por el escribano Nicolás Lasso, en Manzanillo, el 3 de julio de 1857.

Al ser adquirido por Francisco Javier de Céspedes, La Demajagua era un pequeño trapiche de bueyes; éste celebró un contrato de reparación con la Sociedad Mercantil José Venecia & Compañía de Manzanillo, donde en dicho contrato el productor se comprometía a vender al refaccionista todas las zafras hasta el año 1862 a los precios y condiciones estipulados en dicho contrato privado que al efecto habían hecho, así como incrementar la dotación de esclavos (adquiriendo 12 en el año 1857, 4 en el 1858 y 4 más en el año 1859, de modo que el ingenio llegara a contar con una cantidad de 25 esclavos para realizar el proceso de plantación y producción).

Por su parte Venecia adelantaba a Francisco Javier la mitad de los valores en que ha comprado el referido ingenio y la otra mitad se entregaría en el término de un año y daría dinero necesario para la compra de 10 negros y todo lo demás que pueda necesitar para refaccionar la finca y además una máquina de vapor para la zafra de 1860 y las viviendas (de esta máquina de 30 caballos ingleses son los restos que aparecen aprisionados por el árbol Jagüey y los que están en el lateral y detrás del Museo hoy), para lo que recibía la cantidad de diez mil ochocientos pesos.

Ya para 1860 Francisco Javier de Céspedes había adquirido la máquina de vapor referida, 3 buenos trenes jamaiquinos (Sistema de Calderas que en número de 5 cada una -una tras otra- desde la mayor y hasta la más pequeña llamada tacho- servían para producir el mascabado en el proceso fabril)

En 1858, con sólo 14 esclavos y 16 caballerías de tierra, equivalente a 544 hectáreas, de las cuales solo 3 estaban cultivadas de caña, se alcanzó una producción final de 150 bocoyes de miel o melaza (mascabado). En la próxima zafra, la producción alcanzada superó en un tonel más la anterior: 151, mientras que para la de 1860, ya con la máquina de vapor instalada se logró una producción de 212 barriles, 62 más que en 1858 y 61 más que en 1859, lo cual demuestra la importancia de la introducción de la tecnología en la industria cañera en Cuba y las ventajas que trae desde el punto de vista económico.

El 14 de marzo de 1866 el patricio bayamés Carlos Manuel de Céspedes compró a su hermano Francisco Javier la finca. A estos efectos estableció hipoteca con la firma Venecia Rodríguez & Compañía por escritura pública Nº 10 ante el escribano Don Antonio Figueredo, la que debía pagar en la cantidad de 163.076 escudos (81.538 pesos), y abonar en los plazos que corrían desde el 2 de marzo de 1868 y hasta igual fecha en 1873.

Para seguridad de la compañía financiera Céspedes hipoteca todos sus bienes, inclusos sus establecimientos, sementeras, alambiques, molino y todo cuanto le era y fuese anexado, así como los cincuenta y tres esclavos de la dotación, de los cuales 36 era hombres y 17 mujeres.

La Demajagua y Céspedes

En manos de Carlos Manuel la finca mejoró mucho. De solo tres caballerías de la finca plantadas de caña, en 1867 ya eran 10, es decir que incrementó en 7 el número de caballerías de caña en busca de crecimiento productivo. En ese entonces la finca contaba con 18 caballerías de tierra -desde la hipoteca establecida por Céspedes-; cantidad de tierra equivalente a 2415636 m2.

Otra reforma introducida por Céspedes y posiblemente la más importante fue la de realizar la mayor parte del trabajo de la zafra con obreros asalariados casi en su totalidad; en ocasiones llegaban a 60 los hombres contratados, aunque también laboraron una veintena de esclavos (al parecer Céspedes había liberado al resto de los esclavos para la atención al resto de las fincas y estancias que tenía arrendadas al estado, entre las que cuentan: San Rafael de la Junta, Los Mangos, San Joaquín, Fausto, Limones Arriba y Abajo, entre otros; en donde poseían entre otros bienes y debían atenderse 16 yuntas de bueyes y 742 cerdos.

Otra innovación de Céspedes como industrial azucarero fue transformar el Ingenio en Central, pues para 1867 y siguientes zafras había establecido contratos para molinar en su ingenio las cañas de la finca La Jagüita, propiedad del hacendado Isaías Masó Márquez, ubicada por la parte sur de La Demajagua. En 1867 la finca aparecía inscrita en el catálogo de los ingenios centrales de Cuba.

En este sitio, el día 10 de octubre de 1868, se iniciaron las luchas por la independencia de Cuba, cuando el Padre de la Patria, a las 10 de la mañana ordenó a Miguel García Pavón tocar la campana para concentrar a casi 500 hombres que habían comprometido su palabra a favor de la Patria, una vez reunidos todos les arengó a través del Manifiesto del 10 de octubre, le hizo jurar por la bandera que os acompañaría en los campos de lucha, y declaró libres a sus esclavos cuando les dijo: «"Ciudadanos, hasta hoy habéis sido esclavos míos, desde hoy sóis tan libres como yo. Cuba necesita de todos sus hijos para luchar por la independencia, los que me quieran seguir, que me sigan; los que se quieran quedar, que se queden. Desde ahora todos serán tan libres como los demás"».

Luego todos los patriotas permanecieron durante todo el día preparándose para salir a enfrentar a los españoles, lo que hicieron al amanecer (1 AM) del 11 de octubre de 1868 (domingo).

Luego y como represalias por parte del gobierno español un cañonero de nombre “Neptuno” cañoneó el Ingenio Demajagua hasta convertirlo en la primera ruina cubana durante la Guerra de los Diez Años.

Parque Nacional

Hasta 1968 el lugar estuvo olvidado y abandonado. El 21 de junio y hasta el 30 de agosto se construyó el Parque Nacional. Luego fue inaugurado por el Comandante en Jefe Fidel Castro el día del centenario, el 10 de octubre de 1968. Diez años después, en 1978, fue declarado Sitio Monumento Nacional de la República de Cuba.

Fuente

http://crisol.cult.cu/municipios/manza/instituciones/demajagua.htm