La luz sobre el espejo
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La Luz Sobre el Espejo Rindo tributo a los ancianos que con paciencia respondieron mis interrogantes sobre personajes y circunstancias de las cuales poco, o nada, se había escrito, y a mis propios amigos y condiscípulos que escuchaban, extasiados o exhaustos, mis relatos de batallas y naufragios. Y a los libros, ¡cómo dejar de mencionarlos! Habiéndome ejercitado tantos años en guiar grupos interesados por la historia de Cuba y sus mujeres u hombres ilustres, intuí sorprendido que una voz clara y bien timbrada me hablaba al oído, quizá la musa de la historia: Clío, llevando en su tan finas manos la lámpara encendida que permite el ingreso a la gran sala que se ha acumulado los códices manuscritos del eterno saber, aun más, conduciendo al sendero que lleva al jardín florido donde la fuente de perlado alabastro reserva aquella agua viva que apaga la sed de la elocuencia.
Argumento
La lectura de esta obra se hace muy grata, pues nos da la impresión que su autor es quien nos habla y no que estamos leyendo. Así recorremos lo que nos dice del 24 de febrero, el valor de las reliquias, la montura del caballo de Antonio Maceo, el camino del azúcar, Fernando Ortiz, el delicioso recuerdo de Dulce María Loynaz y su familia, la aventura de Colón, Cuba-Colombia: una historia común; muy interesante lo que nos relata sobre el primer médico cubano en Etiopía; la gesta de la restauración, ciudad y natura, en el que con sus propias palabras plantea: “Llevemos a nuestra generación a practicar el culto al árbol; que este hombre que soñamos libre, sepa disfrutar de su libertad a pulmón abierto, en la naturaleza y no contra ella…” En su discurso de clausura del evento “Cuba: cultura e identidad” aborda el consejo de patria, y en la conferencia “Nación y emigración” hace una intervención especial con el mismo título; también se incluyen sus prólogos al libro Fidel y la religión; su discurso como miembro a la Academia de la Lengua con el trabajo El diario perdido de Céspedes; la conferencia “La magia de la palabra” ofrecida a los estudiantes del instituto Superior de Relaciones Internacionales, en la cual nos narra experiencias de diplomáticos y las características que debe tener quien se dedique a esta importante profesión. La selección culmina con palabras de elogio a Alfredo Guevara, a los pintores Mendive y Nelson Domínguez y a Don Pedro Tinoco, economista venezolano; además, una entrevista concedida a la periodista Magda Resik en la cual nos habla de su niñez, su formación y su pasión por construir una ciudad mejor.
Datos del autor
Eusebio Leal Spengler (La Habana, 1942) Doctor en Ciencias Históricas por la Universidad de La Habana. Desde 1967 se desempeña como historiador de la Ciudad de La Habana, sucediendo en ese cargo al doctor Emilio Roig de Leuchsenring. Es autor de los libros: Regresar en el tiempo, Detén el paso caminante; Verva Volannt; Fiñes; Carlos Manuel de Céspedes, el diario perdido; Para no olvidar; Poesía y palabra (i y ii y Fundada esperanza. Como artífice y máxima autoridad para la restauración integral del Centro Histórico, recibió en 2001 el Premio Europeo de Arquitectura Philippe Rotthier para la Construcción de la Ciudad; Mención Honorífica en el Premio Unesco Ciudades por la Paz 2000-2001, y Premio de la Real Fundación de Toledo 2003. Es, además, Embajador de Buena Voluntad de la Organización de Naciones Unidas.
Del libro
- El libro consta de:
- El 24 de febrero
- Valor de una reliquia
- La montura de la reivindicación
- El camino del azúcar
- Don Fernando Ortiz
- Dulce María Loynaz
- Cuba-Colombia: una historia común
- La aventura de Colón
- El primer médico cubano en Etiopía
- La gesta de restauración
- Ciudad y natura
- El concepto de patria
- Nación y emigración
- Una rama de olivo
- Fidel y la religión
- El diario perdido de Céspedes
- La magia de la palabra
- En elogio de Alfredo Guevara]
- Al pintor Mendive
- Para Nelson Domínguez
- A Don Pedro, en prenda de gratitud
- Dialéctica personal
