Mercado de Colón


Mercado de Colón
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Institución con sede en Bandera de Cuba Cuba
Antiguo mercado del Polvorín.jpg
Vista del antiguo Mercado de Colón o Plaza del Polvorín
Fundación:23 de marzo de 1885
Disolución:Segunda mitad de la década de 1940
Superficie del terreno:8 083 m2
País:Bandera de Cuba Cuba
Dirección:Manzana enmarcada por las calles Monserrate, Zulueta, Ánimas y Trocadero

Mercado de Colón. También conocido como Plaza del Polvorín, fue considerado como una joya de la arquitectura neoclásica habanera y el mejor de los mercados que, desde el punto de vista arquitectónico, tuvo la capital. Construido para dar servicio a la vecinería de la zona norte de La Habana. Su demolición comenzó en la segunda mitad de la década de 1940, a fin de erigir en dicho espacio el Palacio Nacional de Bellas Artes.

Antecedentes

Tras la demolición de las murallas de la ciudad en 1863 comenzó el proceso de urbanizar el espacio disponible. El Cuerpo de Ingenieros realizó varios planos y maquetaciones que sirvieron como lineamiento para la subasta de los terrenos y la construcción en los mismos.

Dentro de un siglo de transformaciones generales en la ciudad, marcadas por la demolición de las murallas y la necesidad de reinvertir en estructuras y obras públicas, la plaza del Polvorín se construyó para ser el mercado principal de la zona norte.

Los historiadores concuerdan en que fue este el mejor de los mercados levantados en la ciudad durante aquel siglo, en el cual se erigieron el Mercado de Cristina, el de Tacón y el improvisado de la plaza del Santo Cristo del Buen Viaje, sin embargo el proceso de construcción no fue inmediato.

En el Polvorín, las obras comenzaron en 1882, con gran júbilo de la vecinería para la que los principales mercados de abasto quedaban demasiado lejos, pero no fue hasta el 23 de marzo de 1885 que la plaza quedó terminada.

La obra fue realizada por el arquitecto municipal Emilio Sanchez Osorio (quien además fungió como inspector de la fábrica), el también arquitecto José María Ozón y el ingeniero José del Castillo. Estos últimos cubanos de nacimiento y representantes de Tabernilla y Sobrino, concesionarios de la obra.

Ubicación

Ubicación del Mercado

Situado en la manzana enmarcada por las calles Monserrate, Zulueta, Ánimas y Trocadero.

Ocupaba un área de 8 083 metros cuadrados, y la empresa de Tabernilla y Sobrino, para adjudicársela, abonó más de 109 000 pesos oro, lo que le garantizaba la explotación del inmueble durante 25 años, a cambio de pagar 10 000 pesos anuales a partir del sexto año de explotación. Transcurridos esos 25 años, el edificio pasaba a ser propiedad del municipio, que era el dueño del terreno que adquirió expresamente para la construcción del mercado.

Sobre su construcción

El acuerdo al que llegó la empresa Tabernilla y Sobrino con el Ayuntamiento, para la explotación del mismo, consignaba la construcción provisional de un mercado de madera entre el edificio Balaguer y la calle Neptuno, estaría situado cerca de donde estuvieron en las murallas la puerta de Colón y el baluarte de la Pólvora, además de otras especificidades a la hora de levantar el edificio de abastos como la calidad de la piedra usada, el origen de la misma, el minucioso control de los detalles al punto como se expresa en el contrato:

"La labor había de ser esmerada, las aristas estarán vivas sin espartillos, los paramentos no tendrán ni el más mínimo alaveo, estarán completamente pulidos, que al tacto de la mano se encuentre una superficie completamente plana…"

La puerta principal del mercado se abría sobre la calle Zulueta. Contaba con una cúpula de hierro y cristal. Rodeaba el edificio un cinturón de comercios, como el café Los Siete Hermanos y el bar-restaurante Los Industriales, especializado en cocina marinera y que era muy frecuentado por cubanos y turistas. En el primer piso abrían sus puertas las carnicerías. En los años iniciales del inmueble se encontraban también en ese nivel una casa de cambio, un teatro chino y la centralita de los celadores que cuidaban el orden en la zona. Una escalera de 43 peldaños conducía al segundo piso, ocupado por las viviendas, una enorme cuartería.

El municipio habanero obtenía unos 50 000 pesos anuales por la explotación del Polvorín, sin embargo, no puso nunca un solo centavo en su reparación, ni siquiera después del paso de los huracanes de 1926 y 1944, que causaron en la capital destrozos inenarrables y dañaron seriamente el edificio.

Demolición

Demolición del Mercado

En 1928, Carlos Miguel de Céspedes, ministro de Obras Públicas del presidente Gerardo Machado, se empeñó en demoler el Polvorín: ponía una nota grata en el entorno del Palacio Presidencial. Se quería su espacio para el edificio de la Biblioteca Nacional, el Palacio de Justicia o el Palacio de Bellas Artes. El Polvorín no estaba inventariado como monumento nacional.

Govantes y Cabarrocas, el binomio constructivo al que tanto debe La Habana, proyectaron un edificio que aprovechaba lo mejor del inmueble original, al conservar las fachadas y sus arcos romanos. No pudo ser. Se avanzaba ya en la realización de ese proyecto cuando el Patronato de Bellas Artes exigió un edificio moderno, que incluyó la demolición de gran parte de lo reparado, y que sería obra del arquitecto Rodríguez Pichardo.

Demolición del Mercado

A pesar de los comentarios en contra de la demolición -donde además de los más de trescientos comerciantes vivían doscientas familias en la planta superior-, el proyecto siguió adelante, con la salvedad de que los proyectistas originales, Govantes y Cabarrocas, tuvieron la deferencia de integrar la estructura original del mercado en su proyecto.

Sin embargo, cuando se había terminado de reforzar la arquería heredada y se estaba dando forma a una portada clásica por el costado del Parque Alfredo Zayas (hoy memorial Granma), el Patronato de Bellas Artes exigió la erección de un edificio moderno (que firmaría el arquitecto Alfredo Rodríguez Pichardo), demoliendo gran parte de lo reparado con el consiguiente malgasto de fondos.

Comenzó entonces la demolición de lo que los especialistas llamaron “la cáscara” del edificio. Si hasta entonces habían sido tímidas las voces que se alzaron en defensa del Polvorín, ver caer sus arcadas a piquetazo limpio, fue más de lo que los habaneros podían soportar. Una parte de la historia de la ciudad caía con ellas..

El 24 de julio de 1947, inspectores del Ministerio de Salubridad sembraron el pánico entre los 500 comerciantes establecidos en El Polvorín y sus 1 500 inquilinos al entregarles la diligencia que conminaba al desalojo inmediato. El Estado se abalanzaba sobre una valiosa propiedad municipal, sin que el alcalde Nicolás Castellanos, tal vez para evitar fricciones con el Ejecutivo, hiciera nada por impedirlo. Así, la Alcaldía habanera dispuso el traslado de los vecinos para el Mercado de La Purísima, en Luyanó, donde no cabrían, y para los comerciantes pidió al ministro de Agricultura locales en los mercados libres construidos o en construcción.

Comerciantes e inquilinos crearon un comité de lucha en pro de sus derechos, pero perdieron la pelea.

Sede del Museo de Bellas Artes

Con la llegada del siglo XX comenzó a modernizarse la ciudad bajo preceptos nuevos, así la zona donde se había levantado la plaza del Polvorín quedaba encaminada a servir de recepción oficialista y en sus cercanías se erigió el edificio que terminaría siendo el Palacio Presidencial.

Construcción del Palacio de Bellas Artes

La cercanía del mercado, con su trajín de mulas, vendedores ambulantes, comerciantes y población en general generaba un barullo nocivo al futuro desarrollo que se le quería destinar a dicha zona.

Comenzó entonces una polémica que se extendió durante varios años y que no concluyó ni cuando se demolió la plaza del Polvorín para erigir el Palacio de Bellas Artes.

Antes del edificio definitivo se habían propuesto levantar allí diversos edificios públicos como la Biblioteca Nacional, el Palacio de los Tribunales o el Museo Nacional (incluido finalmente en el proyecto del Palacio de Bellas Artes). Sin embargo, tras casi 30 años del proyecto original de Govantes y Cabarrocas (1925) -que respetaba la concepción original del edificio-, se conseguía edificar un nuevo edificio donde estuvo la plaza del Polvorín.

En el año 1947 el Polvorín se clausuró como mercado. Entonces el Ayuntamiento lo propuso para servir como la nueva sede del Museo de Bellas Artes, una institución que había tenido muy mala suerte con sus emplazamientos anteriores. El arquitecto Alfonso Rodríguez Pichardo estuvo a cargo de su remodelación y la ajustaría a los códigos modernistas de la época. Por consecuencia, el edificio sufrió notables transformaciones arquitectónicas al ser derribada la mayoría de su estructura neoclásica original para ajustarse a las nuevas funciones. Los trabajos se darían por terminados en el año 1954.

Fuentes

  • El Polvorín. Disponible en:Cubadebate. Consultado el 14 de enero de 2024.
  • El Mercado de Colón o Plaza del Polvorín, donde estuvieron las murallas de La Habana (La Habana Desaparecida). Disponible en:Fotos de La Habana. Consultado el 14 de enero de 2024