Diferencia entre revisiones de «Orisha»

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Revisión del 11:36 16 mar 2010

Para otros usos de este término, véase Orisha (desambiguación).


De acuerdo con la mitología yoruba, un Orisha es una Divinidad hija y manifestación directa del dios Olodumare.


Historia

La religión yoruba tiene sus orígenes en la tribu Yoruba en el Oeste de África. Los Yorubas vivían en lo que se conoce hoy como Nigeria, a lo largo del Río Niger. Hubo un tiempo en el que tuvieron una poderosa y compleja estructura organizada en una serie de reinos, de los cuales el más importante era Benin, y éste duró por 12 siglos hasta el 1896. Su punto de referencia es la ciudad sagrada de Ifé.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, los Yoruba pelearon en una serie de guerras con sus vecinos y entre ellos. Esta pelea interna y los ataques externos llevaron a la caída y esclavización del pueblo Yoruba. Entre 1820 y 1840, la mayoría de los esclavos enviados desde Benin a Cuba, Brasil, Haití, Trinidad y Puerto Rico, entre otros sitios, eran Yorubas. Estos esclavos fueron llevados a trabajar en las plantaciones de azúcar pero junto con los cuerpos que se trajeron para venderlos a una vida de miseria, algo más se trajo: su alma, y su religión. 

La Iglesia trató de evangelizar a los negros lucumí pero las condiciones eran muy difíciles. Además de la escasez de sacerdotes, la condición de esclavitud dificultaba que los lucumí comprendieran y aceptaran lo que se les enseñaba acerca de Dios. El resultado fue que muchos aceptaron exteriormente las enseñanzas católicas mientras interiormente mantenían su antigua religión.

En el Nuevo Mundo, los Orishas (emisarios del Dios Olodumare) y la mayor parte de su religión fue ocultada detrás de una fachada de catolicismo, a través de la cual los Orishas fueron representados por varios santos católicos. Los dueños de esclavos de esta forma decían: "mira cuan beata es esta esclava. Se pasa todo el tiempo venerando a Santa Bárbara". Lo que ellos ignoraban es que ella en realidad le estaba rezando a Shangó, el Señor del Relámpago, el fuego y la danza, y que inclusive quizás le rezaba para que la librase de su mismo dueño. Así fue como la religión llegó a ser conocida como Santería.

En Cuba surgieron varias religiones paralelas al catolicismo español, destacan entre ellas el Palo Monte, el Ifaismo y la Regla de Ocha, muy vinculada a la anterior. Otras llegaron de islas vecinas como el Vudú haitiano, muy parecido al Palo en ritos y creencias. Estas religiones mantuvieron sus patrones africanos de simbologías, creencias, deidades y ritos pero los sincretizaron con elementos de la religión católica, como única vía de enmascararlos.

A su llegada a este continente el negro africano se ve privado de poder prácticar libremente su religión. Así, comienza a establecerse un paralelismo entre las deidades africanas y los santos católicos. Aún persisten muchos sin su equivalente occidental, pero las principales figuras del folklor africanos inmediatamente encontraron semejanzas en la Iglesia Católica, ejemplo de ello son los siete Orichas principales, Changó, Elegguá, Obatalá, Yemayá, Ochún, Oggún y Orula sincretizados con Santa Bárbara, El Santo Niño de Atocha, La Virgen de las Mercedes, La Virgen de Regla, La Caridad del Cobre, San Pedro y San Francisco de Asís respectivamente.


El comienzo del mundo

Olodumare (la fuente de las fuerzas de la naturaleza que genera el espectro de la luz), también conocido como Olorun (Señor del Cielo) creó el universo y todo lo que en el existe. En la creación fue asistido por dos "ministros": Obatala u Oshanlá (orisa de los paños blancos) y Orunmila (Orisa de la inteligencia, la sabiduría y la adivinación). Oshanla, el primero de los ministros tenía como función moldear una criatura, dándole forma, a espera de Olodumare, para asignarle un soplo de vida. Un segundo ministro, cuya función fue la de ser testigo de la creación, se convirtió en conocedor de los misterios de la creación y el destino de cada ser vivo en el universo, Por eso el conocedor de los misterios de la creación y el destino de cada ser vivo del Universo. Por esta razón es visto como el portavoz de los deseos de Olodumare. Podemos hacer una comparación de esta trinidad como siendo Olodumare = Dios, Obatalá = Hijo y Orunmila el Espíritu Santo.

Después de la creación del mundo, este estaba totalmente cubierto por agua y solamente existía un mundo marítimo este era el reino y dominio de Olokun. Existiendo el dominio de las aguas, estaba impedida la vida a otros Orixas. Estos se reunieron y fueron a pedir a Olodumare que crease un nuevo mundo, una tierra sólida para que pudiesen ellos también usufructuar de un nuevo planeta donde pudieran participar de las casas y convivieran con otros seres humanos que serían los Eguns (Espíritus) en Orun (Cielo), a espera de un cuerpo (Ara) para así vivir en la Tierra (Ilé) y de ella aprender sus enseñanzas.Atendiendo a este pedido, Olodumare envió a Obatala al mundo a través de una corriente que ligaba a Orun con Ilé, le entrego una concha conteniendo tierra, una gallina con cinco garras y un pombo Esta entonces comenzó a esparcir la tierra, formando los continentes. El lugar donde Obatalá deposito la tierra y donde todo el trabajo comenzó, paso a llamarse Ile Ifé (Ilé, tierra, Ifé (que se alargó o se expandió), que vino a ser la Ciudad Sagrada de los Yorubas. Después de la creación de los continentes Obatalá volvió a Orun y anuncio a Olodumare que su misión había sido cumplida.

Los Orishas

El panteón de Osha-Ifá está integrado por deidades que juegan un papel decisivo en relación al equilibrio y la armonía del individuo, así mismo, está compuesto por deidades que representan áreas de la naturaleza. Por ejemplo un área de la naturaleza que reúne determinadas fuerzas místicas y que tiene un concierto específico de características podría representar al Osha Shangó y así respectivamente hasta agotar a todos los Osha y Orishas conocidos.

Los individuos, según sus características materiales-espirituales, vibran en concordancia con algunas de las diferentes áreas de la naturaleza.

En sí los Oshas y los Orishas están relacionados a un área de la naturaleza con determinadas fuerzas místicas, al espíritu de un ancestro y a un individuo, todos los cuales reúnen el mismo concierto de características, matizándose lo místico con la naturaleza y lo humano. Esto resulta complejo para su comprensión porque para entender es menester ubicarnos en la óptica de Osha-Ifá como un sistema religioso diferente y único en el cual la naturaleza juega un rol vital. 

Como están relacionados a la naturaleza y a lo humano estos Oshas y Orishas son muy semejantes al hombre en sus virtudes y defectos. Todos estos Oshas y Orishas acogen al creyente del sistema religioso como a un hijo con el cual se comunican con la intermediación del oráculo o en una demostración íntima de evidencias para él.

Es interesante observar que independientemente del Ángel de la Guarda de cada individuo al cual se asocian un conjunto determinado de Oshas y Orishas, no se conoce ningún caso en que sea quien fuera el individuo y su Ángel de la Guarda y espiritualidades ancestrales, se haya excluido del conjunto de Oshas acompañantes al Osha Elegbara. En la iniciación de Osha, la Letra que da Elegguá comienza el signo rector de la vida del iniciado, por lo cual se puede deducir el rol que desempeña Eleguá en la búsqueda del equilibrio y la armonía.

En relación a los términos Oshas y Orishas, se les dice Oshas a las deidades que se ponen en una posición del cuerpo humano específica tan importante como es la cabeza durante la iniciación y Orishas a los que se ponen sobre un hombro o en ambas manos.

Los Oshas y los Orishas tienen cierto orden jerárquico. Aunque para un individuo específico el Ángel de su Guarda resulta ser el Osha o el Orisha de más relevancia y esto ocurre porque en momentos específicos y en determinadas situaciones el Ángel de la Guarda es quien sale a defenderlo, sin embargo a veces ocurre que es otro Osha u Orisha quien sale a defender al individuo ante una situación, por lo que en relación a los individuos y ante determinadas situaciones específicas el Osha u el Orisha que juega un rol más importante no tiene que ser precisamente el que mayor jerarquía posee, sino el que es capaz, por las funciones que desempeña, de poner en un plano favorable esa situación.


Principales elementos de las religiones afrocubanas 

En las religiones afrocubanas hay dos componentes imposibles de separar y presentes en todas. El principal es el Monte, entiéndase por el “Monte” no a una selva en toda su extensión, sino un área verde donde crezcan de forma silvestre un grupo de yerbas y árboles, sin importar su tamaño.

El Monte

Es el monte la “casa” del Oricha. A cada Oricha le corresponde un grupo de plantas que lo representa, así como instrumentos, colores y hasta música, tocada con tambores de origen africano y sincretizados con instrumentos de labranza de los esclavos africanos traídos a América. Cuando un religioso de la Regla de Ocha entra en el monte le rinde el mismo culto que un católico a una iglesia.

Del monte nace toda la espiritualidad de la Ocha, forma de llamarle a la religión, pero hay Orichas que se relacionan más con este lugar que otros, como es el caso de Ozaín, vinculado con la fármacopedía, dícese de él que es el verdadero dueño del monte. La otra deidad es Oggún, dueño de los metales y las fraguas que vive en la entrada del monte y tiene pactos con Eleguá y Oshosi para la caza, compartiendo cada uno sus habilidades.

La Ceiba es el árbol principal dentro del monte por ser la residencia oficial de casi todos los Orichas y aun a los que se le asocia con otras plantas puede rendirsele culto en ella, por ejemplo Changó y Agayú Solá viven en la Palma Real pero sus ofrendas pueden servírseles también en la Ceiba.


El muerto


Archivo:Ganga.JPG
Prenda de Sarabanda


El segundo elemento común es la espiritualidad representada en la presencia de los ancestros fallecidos. No se pueden entender las religiones africanas sin conocer el papel del “muerto”, o espíritu. Este es el puente entre el Oricha y los vivos. Ellos son personas que vivieron en otro tiempo muy anterior al presente, casi siempre en la época de la esclavitud, y que tienen gran afinidad por la persona en cuestión ya que en sus vidas tuvieron carácter similar, posición similar o después de fallecido Olofin le dio la tarea de asistir a otra persona. También pueden ser familiares o amigos que después de muertos nos acompañan y aconsejan.

Una frase común entre los religiosos de la Ocha es “Sin muerto no hay nada” o “Sin muerto no hay santo”, esto se debe a que ellos atribuyen la responsabilidad al muerto de comunicarle al Oricha las necesidades y pedidos de los fieles y luego de hacer cumplir la voluntad de la deidad. Esta es la razón por la cual el muerto recibe la misma atención que el Oricha y se le sirven las ofrendas o se le da conocimiento de algo antes que al mismo dios en cuestión. Por tanto el orden de las ceremonias por lo general es el siguiente: primero el muerto, luego Eleguá y después el o los Orichas interesados en la obra a realizar.


Panteón

Orishas Palo Monte
Santos Católicos
Agayú  Solá                                         
Brazo Fuerte                  
San Cristóbal                           
Ajá


Aje Shalunga


Aroni


Babalú Ayé
Cuballende
San Lázaro
Boromú


Changó
Siete Rayo
Santa Bárbara
Dadá Baldoné

San Ramón Nonato, Virgen del Rosario                                                           
Elegguá
Lucero
Niño de Atocha, San Antonio de Padua
Ibeyis

San Cosme y San Damián
Ikú

La muerte
Iroko
Iroko

INLE

San Rafael
Nana Burukú

Virgen del Carmen, Virgen del Camino
Obbá Naní

Santa Rita de Casia
Obatalá
Tiembla Tierra
Virgen de las Mercedes, Jesús Crucificado
Oddúa

Santísimo Sacramento
Ochosis

San Norberto
Oshún
Mama Chola
Virgen de la Caridad del Cobre
Oggán


Oggún
Sarabanda
San Pedro, San Pablo
Oke

San Roberto, Santa Marta
Oloddumare
Zambi
Dios
Olokum


Orí


Orula Orunmila
Paso Firme
San Francisco de Asís
Olosa


Orisha Oko

San Isidro el Labrador
Oyá Yansa
Cuatro Viento
Santa Teresita del Niño de Jesús
Ozaín


Ozún


Yemayá
Francisca
Virgen de Regla
Yewá

Santa Clara de asís


Fuente

Cuba Yoruba