Partido Revolucionario Cubano

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Partido Revolucionario Cubano

La necesidad de crear un órgano o agrupación que le proporcionara una línea programática a la nueva guerra en preparación, y a la vez fungiera de dirección, fue una de las principales observaciones de José Martí, quien partiendo del análisis del proceso emancipador latinoamericano y el propio caso cubano, comprendió lo útil e impostergable que resultaba dar coherencia y unidad a los esfuerzos independentistas.

En el logro de ese empeño resultaba esencial incluir los intereses y características de los diferentes grupos de emigrados, así como de los diversos elementos integrantes de la sociedad cubana, a fin de crear, en un futuro, una república sin predominio de clase social alguna y de carácter popular, nacía de esta manera el Partido Revolucionario Cubano.

Historia

El Partido Revolucionario Cubano se constituyó oficialmente el 10 de abril de 1892. Así concluyó el proceso que había comenzado algo más de tres meses antes cuando se habían aprobado las bases y estatutos secretos de la organización, en Cayo Hueso.

Entre sus objetivos principales estaba organizar, dirigir y llevar a cabo lo que Martí calificara como La Guerra Necesaria.

Una semana antes de la constitución oficial del partido, Martí se refería en Patria a las características de la organización que ya se gestaba: El es, de espontáneo nacimiento, la grande obra pública.

El es, sin más mano personal que la que echa el hierro hirviente al molde, la revelación de cuanto tiene de sagaz y generosa el alma cubana. Y también trato acerca de la significación que debía tener el partido: Y lo primero que se ha de decir, es que los cubanos independientes y los puertorriqueños que se les hermanan, abominarían de la palabra de partido si significase mero bando o secta, o reducto donde unos criollos se defendiesen de otros: y a la palabra partido se amparan, para decir que se unen en esfuerzo ordenado, con disciplina franca y fin común, los cubanos que han entendido ya que, para vencer a un adversario desecho, lo único que necesitan es unirse. Varios meses después de haberse constituido el Partido, José Martí volvió a escribir en Patria, esta vez el 25 de junio de 1892, acerca de la organización y cómo había sido su nacimiento: Los partidos políticos que han de durar; los partidos que arrancan de la conciencia pública; los partidos que vienen a ser el molde visible del alma de un pueblo, y su brazo y su voz; los partidos que no tienen por objeto el beneficio de un hombre interesado, o de un grupo de hombres, -no se han de organizar con la prisa indigna y artificiosa del interés personal, sino, como se organiza el Partido Revolucionario Cubano, con el desahogo y espontaneidad de la opinión libre. Y agregó al detallar el proceso previo que culminó con la creación del Partido Revolucionario Cubano: A veces, esperar es morir. A veces, esperar es vencer. Y esto ha sucedido en el Partido Revolucionario Cubano.

Se esperó, donde la espera parecía conveniente a la dignidad y firmeza de la organización, a la opinión de desinterés absoluto y naturaleza popular que merece por sus métodos y fines el partido; y la espera ha sido la victoria. Con un gran sentido de la responsabilidad y con infinita modestia, José Martí aceptó y asumió las funciones de Delegado del Partido Revolucionario Cubano.

El 8 de abril de 1892, dos días antes de constituirse oficialmente la organización, el Consejo de Presidentes y Delegados de Club, presidido por José Dolores Poyo, confirmó la elección de Martí como delegado, y de Benjamín Guerra como tesorero. El 9 de mayo de 1892, en una comunicación a los presidentes de los Cuerpos de Consejo de Key West, Tampa y Nueva York, José Martí expresó lo que significaba para él esa responsabilidad: Y la obedezco y cumpliré con los deberes que me impone, seguro, y por esto sólo orgulloso, de que en el descargo de ellos nada podré hacer que supere el patriotismo previsor, sagaz y abnegado de los que me eligen. Seguidamente manifestó su visión acerca del papel que le correspondería al frente del Partido Revolucionario Cubano: El mayor mérito propio pesa como una vergüenza sobre el hombre, cuando descubre por el contraste, la escasez del mismo mérito en su pueblo; y la abundancia de virtud pública llena de fuerza y autoridad al encargo de representarla.

Yo proclamo, señor presidente, con el derecho que me da el conocimiento íntimo de la labor de creación del Partido Revolucionario, que el pueblo cubano emigrado acaba de demostrar en un caso propicio para el entusiasmo insensato o para los consejos suicidas del recelo, aquella grandeza del pensamiento sobrio, aquel ejercicio caritativo y vigilante del derecho individual, aquel respetuoso miramiento a los derechos presentes y futuros de la porción de la patria privada, y aquella confianza y desistimiento que parece ser condiciones esenciales de la permanencia y beneficio del poder periódico en las repúblicas. Martí se refirió además a las virtudes de su pueblo, y más adelante trató acerca de las funciones específicas del delegado del Partido Revolucionario Cubano sobre las cuales aseveró que no eran mera fantasmagoría y creación del papel, o corona hipócrita y visible de un edificio político artificial. Precisó que el Partido Revolucionario Cubano constituía la ordenación final, y ya en grado de acción, de los esfuerzos continuos de los emigrados de Cuba por tener a la patria en condiciones de vida digna y próspera, y por tales motivos proclamó que aceptaba orgulloso, como si sintiera la consagración sobre mi frente, el oficio de delegado con que mi pueblo libre me honra. El 13 de mayo de 1892, en otra comunicación a los presidentes de los clubes del Partido Revolucionario Cubano, en el Cuerpo de Consejo de Key West, volvió a hacer referencia a la trascendencia y significado que le concedía a esa responsabilidad: En mis manos ya el reconocimiento definitivo de la elección de delegado del Partido Revolucionario Cubano con que mis compatriotas ponen a prueba mi anhelo de servirlos. Así trabajó José Martí y en forma tesonera cumplió sus obligaciones como delegado del Partido Revolucionario Cubano, cargo para el cual sería reelegido en años posteriores.

Fuentes

Radio Habana El Habanero