Diferencia entre revisiones de «Persignarse»
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Revisión del 11:39 16 jun 2020
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Persignarse: Hacer la señal de la cruz sobre uno mismo e invocar al mismo tiempo a las tres personas de la Santísima Trinidad (el Padre al tocar la frente, el Hijo al tocar el pecho, y el Espíritu Santo al tocar los hombros).
Etimología:
Del latín persignare ‘anotar’, derivado de signare ‘marcar con una señal’.
Cómo persignarse:
La persignación es el acto y el resultado de persignarse: es decir, realizar la señal de la cruz. Esta señal, en tanto, representa la cruz en la cual falleció Jesucristo. De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), signar o persignar implica hacer la señal de la cruz sobre algo o alguien. La idea de persignación también puede aludir a una forma específica de persignarse: hacer, con los dedos pulgar e índice cruzados de la mano derecha o únicamente con el pulgar, tres cruces: la primera se realiza en la frente, la segunda en la boca y la tercera en la zona del pecho, rogando a Dios que aleje a los enemigos. Cuando la persona traza una cruz sobre su cuerpo con la mano derecha, acompañando el movimiento con una invocación a la Santísima Trinidad (“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén”), lo que hace es santiguarse. Así, el creyente toca su frente (“En el nombre del Padre”), luego su pecho (“del Hijo”) y después su hombro izquierdo y el derecho (“y del Espíritu Santo”), finalizando en su boca (“Amén”). En algunos casos se establece una distinción entre signarse (la acción mencionada líneas arriba simplemente como persignarse) y persignarse (el proceso que incluye signarse e inmediatamente después, santiguarse). En este caso, la persignación se emplea en ocasiones específicas, como el viacrucis o el comienzo del rosario. Coloquialmente, de todos modos, se suele aludir a la persignación cuando alguien realiza la señal de la cruz sobre sí mismo.
Persignarse para los cristianos:
Para el cristiano auténtico, es importante pensar con frecuencia en el valor de la cruz, recordar a lo largo del día con gratitud el sacrificio de Jesús en la cruz. Persignarse o santiguarse en diferentes lugares y momentos durante el día y sobre todo cargar, con los mismos sentimientos de Cristo, la propia cruz es lo que identifica a los fieles.
Una cosa es persignarse en estricto cumplimiento a las normas litúrgicas y otra diferente es hacerlo fuera de este contexto. Hacerlo fuera de las acciones litúrgicas no es obligatorio, pero sí es bueno, lógico y conveniente. Es muy saludable mantener esa costumbre. Los sacerdotes recomiendan no perder los signos externos pues además, entre otras cosas, es un testimonio de coherencia. Es bueno y conveniente hacer la señal de la cruz, como forma o expresión de oración, principalmente al levantarse, al salir de casa, al entrar en la Iglesia, al pasar frente a una capilla o iglesia donde esté el Santísimo Sacramento (y más si está expuesto), al empezar el trabajo, antes de comer, al acostarse y, sobre todo, al verse en alguna necesidad, tentación o peligro. El realizar esta acción no es otra cosa que invocar a Dios en su realidad. La señal de la cruz es la señal del cristiano, por lo tanto, al hacerla cualquier persona se identifica con Cristo, con su vida, sus palabras y sus enseñanzas, y es signo de que trata de vivir de acuerdo con ello.