Quinquenio gris

Quinquenio gris
Información sobre la plantilla
Concepto:es un término que inicialmente utiliza el intelectual cubano Ambrosio Fornet para referirse al contexto cultural entre los años 1971- 1975 de la Cultura Cubana, donde existió una sensible etapa de lucha ideológica en la que extremistas y burócratas ubicados en puestos claves de la dirección cultural del país se empeñarían en trazar estrategias y normas relacionados con la forma en que debía ser producida la cultura en Cuba, siendo marginados muchos intelectuales.

Quinquenio gris es un término que inicialmente utiliza el intelectual cubano Ambrosio Fornet para referirse al contexto cultural entre los años 1971- 1975 de la Cultura Cubana, donde existió una sensible etapa de lucha ideológica en la que extremistas y burócratas ubicados en puestos claves de la dirección cultural del país se empeñarían en trazar estrategias y normas relacionados con la forma en que debía ser producida la cultura en Cuba, siendo marginados muchos intelectuales.

Contexto histórico

En el año 1968 en Cuba se tomaron una serie de medidas administrativas, entre ellas se disolvió la revista Pensamiento crítico y se produjo una verdadera cruzada contra la intervención critica de intelectualidad en la esferas publicas, cruzada que tuvo su punto culminante en el 1er Congreso Nacional de Educación y Cultura (1971), que empezó a despejarse a principio de los 80 con el fracaso del último desesperado intento de implantar como doctrina oficial el Realismo socialista en su versión más hostil.

Durante el Quinquenio gris

La censura y la autocensura comienzan a ser actitudes frecuentes en los medios culturales donde se hacen lecturas superficiales y simplistas de libros que indagan en los dramas personales dentro de la epopeya, como fueron los casos de los libros: “Condenados de Condado”, de Norberto Fuentes o Los Pasos en La Hierba”, de Eduardo Heras León.

Mientras tanto a nombre de “la pureza ideológica”, en Cuba resultaron marginados muchos escritores y artistas; escritores como: Lezama Lima y Virgilio Piñera, por su condición de homosexuales. Al mismo tiempo que artistas con supuestas desviaciones ideológicas fueron a parar a las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP). Esto motivó que muchos escritores empiezan a excluir de sus textos el conflicto, produciéndose una reiteración de temas y modos, estereotipándose los personajes y sometiendo a condena lo imaginativo y lo fantástico. Muchos autores dejan de escribir o de publicar, aunque en este período aparecen algunas obras notables que evaden las normativas. Entre ellas están Concierto barroco y El recurso del método, de Alejo Carpentier, El Pan Dormido, de José Soler Puig, y Onoloria, de Miguel Collazo.

Ya fuera de Cuba, los escritores cubanos Guillermo Cabrera Infante y Severo Sarduy continúan construyendo una obra sólida que contrasta con la que se edita en Cuba por aquellos años. Pero sus nombres en ese periodo no podía ser siquiera mencionadas por la crítica o la historiografía literaria.

En medio de este clima, los autores jóvenes, agrupados en su mayoría en los talleres literarios se sienten desorientados. Como ha dicho uno de ellos, Arturo Arango:
"fuimos formados en el dogmatismo, en el sectarismo, traumas con los que hemos tenido que romper, desde dentro. Es decir, nacimos con los genes de la autocensura".

Superación de la crisis

Con la creación en 1976 del Ministerio de Cultura se comenzó a rectificar el recrudecimiento de la política cultural, debido a que por todos los dogmas y prohibiciones generales por la lucha ideológica del momento la década del 70 se convirtió en una tierra estéril en materia cultural.

Debate sobre el quinquenio gris

El debate sobre el quinquenio gris comenzó a principios de enero del 2007, poco después de que aparecieron en la Televisión Cubana tres funcionarios de esa etapa: Luis Pavón Tamayo, Armando Quesada y Jorge Serguera, presentados como si hubieran hecho aportaciones valiosas a la cultura cubana. A este hecho muchos escritores y artistas de la isla respondieron críticamente.

El debate empezó en Internet: correo electrónico, blogs y distintos foros, y culminó en una amplia reunión en la Casa de las Américas, institución emblemática de la cultura oficial cubana.

Luis Pavón Tamayo dirigió el Consejo Nacional de Cultura (hoy Ministerio de Cultura); Jorge Serguera presidió el Instituto Cubano de Radio y Televisión y estuvo vinculado a los ”juicios revolucionarios” contra opositores al régimen; Armando Quesada se hacía cargo del área teatral. De distintas maneras, los tres protagonizaron episodios de censura y represión durante el quinquenio gris.

Abel Prieto, (exministro de Cultura):
" Para el gobierno de Cuba, la aparición en programas televisivos de tres ex funcionarios vinculados a la censura y a la represión en la isla durante el llamado quinquenio gris (1971-1976) fue un error, y de ninguna manera se trata de un cambio de política cultural asociado a la enfermedad de Fidel Castro y la presidencia interina de su hermano Raúl".
Arturo Arango, narrador, ensayista y guionista de cine cubano:
“…la cultura es decisiva para el rumbo que siguen los procesos históricos, y no hay lesión mayor para el país en su conjunto que permitir en su seno aquella ideología excluyente y dogmática que marcó lo que con bondad hemos llamado “Quinquenio Gris”. Quiero pensar también que esa lección fue aprendida para siempre: para el siempre de unas tensiones que cíclicamente reaparecen entre nosotros. Desde ese aprendizaje se han librado todas las peleas posteriores que han puesto en peligro a la cultura cubana, y gracias a él, una y otra vez, demonios como estos han sido exorcizados.”
Ambrosio Fornet, Premio Nacional de Literatura:
“…es imposible hablar del Quinquenio Gris sin referirse a los orígenes de ciertos conflictos que se incubaron en la década del sesenta. Sólo me referiré a aquellos que, como los mencionados, nos tocan más de cerca; otros, como el de la microfracción, por ejemplo, desbordan los límites de nuestro asunto (aunque no dejan de estar relacionados con él, porque el sectarismo fue un mal generalizado entre los cuadros intelectuales y políticos más directamente ligados al campo de la ideología)”

Fuentes