René Portocarrero

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René Portocarrero
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Una de las figuras cimeras de las artes plásticas de Cuba
NombreRené Portocarrero
Nacimiento24 de febrero de 1912
Cerro, La Habana, Bandera de Cuba
Fallecimiento7 de abril de 1985
La Habana, Bandera de Cuba
NacionalidadCubana
CiudadaníaCubana
OcupaciónPintor
Obras destacadasHistoria de las Antillas
Flora
Carnavales

René Portocarrero. Una de las figuras cimeras de las artes plásticas de Cuba. Su universo pictórico ocomprende la creación de cuadros, ilustración de libros y revistas, diseños gráficos y los murales.

Síntesis biográfica

Nace en el capitalino municipio del Cerro, el 24 de febrero de 1912, y muere en La Habana el 7 de abril de 1985. Es el hijo menor de una familia numerosa, burguesa y acomodada que favorece sus tempranas aficiones artísticas. Desde muy pequeño muestra su vocación por la pintura.

Entre los cuatro y los trece años vive en una casa cerca del Paseo del Prado, donde se celebran las tradicionales fiestas de carnaval. Pinta incesantemente grandes paisajes del campo, a donde va a menudo durante su infancia y su adolescencia.

En 1923 Portocarrero expone por primera vez un paisaje en el Salón de Bellas Artes de la Asociación de Pintores y Escultores de La Habana.

En 1924 recibe algunas clases de pintura en la Academia Villate de La Habana. En 1926 matricula la asignatura de Dibujo elemental en la Escuela Nacional de Bellas Artes de San Alejandro. Su temperamento artístico no se adapta a esta clase de aprendizaje tradicional académico y sigue pintando por cuenta propia. Será en gran medida, como la mayor parte de sus contemporáneos, un autodidacta.

En 1930 Portocarrero se independiza económicamente de su familia y trabaja como oficinista en una compañía europea de turismo.

Trayectoria artística

Es en la década del 30 que Portocarrero comienza a darse a conocer en los medios artísticos. En 1934 realiza su primera exposición personal en la sociedad Lyceum de La Habana. En 1935 participa en la Exposición Nacional de Pintura y Escultura, primer salón oficial convocado por una dependencia estatal, en el que también participan pintores de vanguardia como Víctor Manuel, Amelia Peláez, Carlos Enriquez y Fidelio Ponce. En 1936 expone en la sociedad Lyceum una colección de dibujos, a los que se dedica con preferencia durante estos años. En 1937, expone otra colección, esta vez de 13 dibujos, en la Exposición de Arte Moderno, resumen de diez años de trabajo de los artistas de la vanguardia cubana, patrocinada por el Municipio de La Habana. Colabora junto a Mariano Rodríguez en el Estudio Libre para Pintores y Escultores dirigido por el pintor y caricaturista Eduardo Abela, que pretendía transformar los métodos tradicionales de enseñanza artística de San Alejandro. Realiza obras con influencia mexicana: algunos óleos y Familia campesina, mural en la Escuela Normal para Maestros en Santa Clara.

Sus dibujos se publican en las revistas Verbum -donde también publica un largo poema titulado Distante voz y signo- Espuela de Plata y Orígenes.

Enseña dibujo hacia 1943, en la Cárcel de La Habana, donde deja un mural religioso. Trabajos como Interiores del Cerro, Festines y Figuras para una Mitología Contemporánea tuvieron gran peso a la hora de definir su estilo.

En el segundo lustro de la década de 1940 aborda el tema de las fiestas populares en una amplia serie de pasteles, y comienza a decorar piezas de cerámica. Concibe en esa técnica el mural Historia de las Antillas para el Hotel Habana Hilton y otro en 1968 con el tema de las mujeres ornamentadas y de Flora, que cuajaron en una serie de cuadros exhibidos en la Trigésima tercera Bienal de Venecia.

Su costumbre de trabajar en extensos ciclos con asuntos centrales que sirven de motivo a desarrollar, da lugar, en 1962, a la exposición Color de Cuba compuesta por imágenes religiosas vinculadas a la santería cubana, mujeres ornamentadas y figuras de carnaval. Esta exposición ratificó a Portocarrero como un valor ya establecido en la plástica cubana y reveló su vigencia y su contemporaneidad.

Las figuras de carnaval son objeto de una serie especial de trabajos sobre papel que titula: Carnavales (1970-1971); a la que siguen otros ciclos: Figuras sedentes (1975-1976), Transfiguración y fuga y Madres eternas (1982).

La especialista Adelaida de Juan, en su obra Pintura Cubana: Temas y Variaciones, refiere acerca de la obra de René Portocarrero:
A partir de la década de 1940, surgen nueves visiones de la ciudad. Además de la ciudad nocturna de Víctor Manuel, se inician los numerosos acercamientos que hace Portocarrero. Primero son los Interiores del Cerro, en los cuales el ornamento de la arquitectura y el mobiliario enroscan y engloban toda la composición, incluyendo la figura humana. Luego, en la década del cincuenta, ya es la ciudad toda y no sólo un barrio; paro es ciudad que se ha adelgazado y afinado hasta convertirse casi en plano arquitectónico. Su color es dedicado y triste y su esquematismo, mera sugerencia de una ciudad despersonalizada.

En la década del sesenta resurge la exhuberancia inicial de la línea y del color, pero ya no ceñida al Cerro sino en un despliegue total del color, gran síntesis de edificios, calles, estatuas y, sobre todo, la atmósfera misma de una ciudad reencontrada por el pintor.

En esa misma época, Portocarrero presenta prolongadas series de flores, de grueso empaste y rico colorido, que pasarán, como elemento integrado a composiciones más complejas como son las Cabezas ornamentadas, a las Floras y al mural de mosaicos del palacio de la revolución, donde flores, cabezas y caracoles se funden en una visión panorámica y poética de nuestra isla.

Distinciones y condecoraciones

Fue objeto de numerosas distinciones y condecoraciones, entre las que sobresalen:

Libros publicados

Ha publicado dos libros:

  • El sueño (1939), con dibujos y textos suyos.
  • Las Máscaras (1955), colección de doce dibujos.

Galería de obras

Fuentes