Rosa María Magdalena de la Mercede Martínez Iradi

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<img _fck_mw_template="true" _fckrealelement="0" _fckfakelement="true" src="spacer.gif" class="FCK__MWTemplate">Rosa María Magdalena de la Mercede Martínez Iradi: Conocida también por Rosa Robés nació en San Antonio de los Baños el 22 de julio de 1876 en plena Guerra de los Diez Años; hija de madre cubana y padre asturiano. En el seno familiar, de favorable inclinación independentista, creció Rosa quien con apenas 17 años participa en el grupo de Conspiradores del Ariguanabo, que posteriormente se incorporaron a la Guerra Necesaria en 1895 y jugaron un papel importante en la independencia de la patria.

Vida de la patriota

Durante la guerra Rosa mantuvo estrechos contactos con el Partido Revolucionario Cubano como Delegada del Club Revolucionario Ignacio Agramonte con los compañeros Jesús Planas, Francisco Porto, José M. Zubizarreta y otros. Por los servicios prestados dicho Club le otorgaría un diploma de Honor.

La vida de esta destacada patriota Ariguanabense es particularmente una leyenda. Sobre ella se han tejido numerosas anécdotas que la han convertido en una heroína popular: sale al campo llevando mensajes escritos ocultos en su abundante cabellera; de la tienda de su padre sustrae tela para confeccionar uniformes y estandartes para los insurrectos; con sus manos fue confeccionada la bandera que enarbolaban los mambises de la Provincia de La Habana.

Durante la guerra los comerciantes, y entre ellos el padre de Rosa, estaban obligados a darle albergue en sus casas a oficiales del Ejército Español que llegaban con sus fuerzas al Cuartel del Aclimatamiento, establecido en la parte norte de la villa. En esas circunstancias, Rosa, aprovecha la ocasión para acopiar información en el cuartel militar, registraba las pertenencias de los oficiales y sustraía balas que hacía llegar a las tropas mambisas.

Esta digna representante de la mujer ariguanabense en la lucha por la independencia nacional, era extremadamente modesta y durante la República Neocolonial se retiró a la vida privada, hasta su fallecimiento el 10 de enero de 1937 en La Habana a los 60 años de edad.

En 1913, en vida de la heroína, el Ayuntamiento Municipal acordó darle el nombre a una calle de su ciudad natal (hoy calle 64), que los “Plattistas” habían denominado McKinley. En la actualidad una Logia y una Asociación de Combatientes levan el nombre de la revolucionaria ariguanabense.

Fuente

Museo Municipal de Historia San Antonio de los Baños

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