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De las 355 personas que componían la tripulación, 266 perdieron la vida como producto de la explosión, ocho de ellos, horas más tarde debido a las lesiones sufridas. 18 de los supervivientes eran oficiales.
 
De las 355 personas que componían la tripulación, 266 perdieron la vida como producto de la explosión, ocho de ellos, horas más tarde debido a las lesiones sufridas. 18 de los supervivientes eran oficiales.
  
El [[New York Journal]] y el [[New York World]], propiedad  respectivamente de [[William Randolph Hearst]] y [[Joseph Pulitzer]], dio cobertura de prensa al suceso exagerando y distorsionando la información, fabricando incluso noticias inexistentes. Durante una semana tras el naufragio, el Journal dedicó como promedio ocho páginas y media de noticias, editoriales e imágenes de la explosión. Sus editores habían enviado a La Habana a un amplio número de reporteros y fotógrafos. Hearst, dueño del periódico, anunciaba:
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El [[New York Journal]] y el [[New York World]], propiedad  respectivamente de [[William Randolph Hearst]] y [[Joseph Pulitzer]], dieron cobertura de prensa al suceso exagerando y distorsionando la información, fabricando incluso noticias inexistentes. Durante una semana tras el naufragio, el Journal dedicó como promedio ocho páginas y media de noticias, editoriales e imágenes de la explosión. Sus editores habían enviado a La Habana a un amplio número de reporteros y fotógrafos. Hearst, dueño del periódico, anunciaba:
  
 
{{Sistema:Cita|La Jornada ofrece recompensa de $50,000 por la convicción de los criminales que mataron a 258 marineros americanos.<ref>«[http://historicalthinkingmatters.org/pdf/SpAm-Spanish-docset.pdf Extracto de la Jornada y anunciante de Nueva York, 17 de febrero 1898]». Disponible en historicalthinkingmatters.org. Consultado el 28 de junio de 2012.</ref>}}
 
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====Tripulación cuando la Explosión====
 
 
Veintiséis eran sus oficiales y 328 sus alistados. Los negros no eran mayoría en su tripulación ni tampoco fueron mayoritarios entre los muertos. Murieron dos oficiales y 258 alistados; de ellos, 22 eran negros. Otros cinco alistados y un oficial —el oficial de guardia cuando la explosión— murieron con posterioridad a consecuencia de las heridas recibidas. Pero nunca se añadieron a las listas de bajas.
 
 
Aunque se ha dicho que la oficialidad del barco no se encontraba a bordo en el momento de la explosión, el capitán de navío [[Charles D. Sigsbee]], comandante del Maine, estaba en su camarote, escribiendo, al ocurrir la tragedia. Su segundo estaba también a bordo. Sigsbee fue el último de los tripulantes que abandonó el Maine.
 
  
 
====Declaración de Guerra====
 
====Declaración de Guerra====

Revisión del 15:41 28 jun 2012

USS Maine (ACR-1)
Información sobre la plantilla
USS Maine ACR-1.jpg
El Acorazado Maine en La Habana
Historial Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Astillero Astillero Naval de Nueva York
Clase Segunda
Tipo Acorazado pre-dreadnought
Operador Armada de los Estados Unidos
Autorizado 3 de agosto de 1886
Botado 18 de noviembre de 1889
Asignado 17 de septiembre de 1895
Baja 15 de febrero de 1898
Destino Hundido en el puerto de la Habana
Características generales
Desplazamiento 6.682 toneladas
Eslora 98,9 m (324 pies)
Manga 17,4 m (57 pies)
Calado 6,9 m (21 pies y 6 pulgadas)
Armamento 4 cañones de 203 mm (10")
6 cañones de 152 mm (6")
7 cañones de seis libras
8 cañones de una libra
4 tubos lanzatorpedos de 355 mm (14")
Velocidad 17 nudos (31 km/h)
Tripulación 392 tripulantes

El USS Maine fue un acorazado de Segunda Clase de la Armada de los Estados Unidos, fue comenzado en el Astillero Naval de Nueva York el 17 de octubre de 1888 y no fue sino hasta casi siete años después —17 de septiembre de 1895— cuando se le consideró apto para el servicio.[1] Alcanzo fama mundial tras su explosión en la Bahía de La Habana, sirviendo como pretexto para la declaración de guerra de Estados Unidos a España.[2]

Historia

Antecedentes

En 1883 la Marina de Guerra de Brasil adquirió en Europa el acorazado Riachuelo, lo que alarmó al gobierno de los Estados Unidos, que consideraba a Brasil como el poseedor de la Marina más moderna del hemisferio occidental. La duda sobre los resultados de un posible enfrentamiento entre los buques de la Marina de Guerra norteamericana contra el Riachuelo, así como la modernización de las armadas de Argentina y Chile, llevaron al gobierno estadounidense a crear un plan para adquirir modernos buques con una longitud máxima de unos 300 pies (91 metros) y un desplazamiento cercano a las 7 000 toneladas.

Se llevó a cabo entonces un concurso, pidiendo a los arquitectos navales que presentaran dos diseños para dos buques de guerra blindados: el USS Maine y el USS Texas. Se especificó que el Maine debía tener una velocidad de 17 nudos(31 km/h), doble fondo y ser capaz de llevar dos torpedos. También se especificaron otras armas que debía cargar.

Theodore D. Wilson fue el ganador con un diseño para el Maine, mientras que el británico William John presentaba los planos triunfadores del Texas. Amboas navíos estaban inspirados en el acorazado brasileño Riachuelo.

El Congreso autorizó la construcción de Maine, el 3 de agosto de 1886, y su quilla fue colocada el 17 de octubre de 1888 en el Astillero Naval de Nueva York, siendo el más grande construido en los Estados Unidos hasta ese momento.[3]

Construcción

Plano de cubierta del Maine

El Maine fue el primer buque estadounidense que en sus motores tenía previsto una alta capacidad que favoreciera su capacidad de combate. Sus motores tenían en total 9 293 caballos de fuerza y estaban ubicados en compartimentos estancos. Sus cilindros estaban ubicados verticalmente, lo que difería de la práctica convencional, pero el futuro comodoro George Wallace Melville, quien supervisaba su construcción, creía que los motores necesitaban un gran espacio si eran colocados horizontalmente, por lo que rechazó la protección que esta posición ofrecía, a cambio de una mayor eficiencia, menores costos de mantenimiento y mayor velocidad.

El barco fue diseñado inicialmente con tres mástiles para la propulsión auxiliar en caso de fallo de motor y para apoyar en largas travesías, aunque en 1892, luego de puesto en marcha, pero antes de su culminación, se le retiró el palo de mesana.

Las dimensiones del Maine fueron finalmente 98,9 metros de largo por 17,4 de ancho y un calado máximo de 6,9 metros, desplazando 6 789 toneladas. Contaba con compartimentos estancos y un doble fondo que cubría el casco desde el trinquete a la popa (unos 60 metros).

Su caso era largo y estrecho, lo que lo hacía más parecido a un crucero que el Texas, pero el hecho de no estar correctamente equilibrado disminuía su velocidad.

Botadura del USS Maine el 18 de noviembre de 1889

La construcción del acorazado duró nueve años, debido a las limitaciones de la industria norteamericana en ese momento. Un incendio en el astillero quemó parte de los planos del barco, lo que provocó más demoras. La construcción inusualmente prolongada trajo consigo que en el momento de botar el barco ya la tecnología y las tácticas navales habían cambiado radicalmente, alejando al navío de otros barcos modernos construidos en Europa.

Su principal armamento consistió en cuatro cañones de 10 pulgadas, montados en dos torretas accionadas hidráulicamente. También se montaron en el barco seis cañones de 152 milímetros y cuatro tubos lanzatorpedos, contando con otras armas menores.

Dos defectos principales tuvo el blindaje del Maine. El primero, fue la falta de una armadura que contrarrestara los efectos del fuego rápido con armas de gran calibre y alto poder explosivo. Esta falla fue compartida con el USS Texas. El segundo defecto fue el uso de una aleación de acero con níquel, que provocaba un peso excesivo, lo que restaba velocidad al barco.

Con estas características y comparado con buques más modernos, el USS Maine carecía de armadura y poder de fuego para servir como buque de línea contra barcos enemigos y, no era lo suficientemente veloz como para servir de crucero. A pesar de que todavía se pensaba que podía cumplir más de una función táctica, la tecnología del buque ya era obsoleta cuando fue botado al mar el 18 de noviembre de 1889.

Tripulación

Finalmente el 17 de septiembre de 1895 se seleccionó un capitán para el Maine y la responsabilidad recayó en Arent S. Crowninshield. El barco fue asignado al Escuadrón del Atlántico Norte y el 10 de abril de 1897, Charles Dwight Sigsbee relevó al comandante en funciones.

La tripulación del barco estaba compuesta por un total de 355 personas: 26 oficiales, 290 marineros y 39 infantes de marina.

Explosión del Acorazado Maine

Antecedentes

Luego de iniciada la Guerra de Independencia en Cuba en 1895, los cubanos comenzaron una invasión desde oriente hasta el occidente de la Isla que culminó exitósamente a inicios de 1896. La repercusión internacional de esta hazaña militar se hizo sentir en los Estados Unidos, donde gran parte de la población simpatizaba con los insurrectos de la Isla. A finales de febrero el Senado de la Unión aprueba el reconocimiento de la beligerancia cubana por sólo 8 votos en contra, iniciativa que no fue aceptada por el presidente Grover Cleveland.

El 7 de diciembre de 1896 Cleveland dejó claro ante el Congreso su rechazo a reconocer la independencia o la beligerancia cubana, considerando a la República de Cuba como un gobierno en el papel; pronunciándose por darle solución a una guerra que destruía la riqueza, y centró su interés en buscar la paz mediante el establecimiento de un gobierno autónomo, al mismo tiempo que sugería la idea de comprar la Isla. Ese mismo día caía en combate uno de los principales líderes cubanos, Antonio Maceo, lo que llevó a pensar a los dirigentes españoles que el vigor combativo de las fuerzas cubanas decaería, sobre todo en las masas negras que componían el ejército mambí.

En 1897 Máximo Gómez escribe una carta al general Carrillo donde negaba rotundamente una posible autonomía de Cuba sin independencia, mientras que aceptaba a los EE.UU., como árbitros o mediadores en el negocio de una posible compra de Cuba por parte de los cubanos, siempre y cuando la soberanía de la isla y su independencia no sufriera menoscabo.

El 26 de junio el secretario de Estado de los Estados Unidos John Sherman, por encargo de su presidente, hizo entrega al embajador de España en Washington de una advertencia sobre el modo de hacer la guerra por Weyler que impresionaba tanto al pueblo como al gobierno. Tras la advertencia se ocultaban fuertes presiones económicas de hombres de negocios norteamericanos con grandes intereses en la Isla.

El 23 de septiembre el embajador de los Estados Unidos en Madrid dirige una nota al gobierno español dándole un plazo para que España formalice proposiciones que pusieron término a la guerra. El 25 de noviembre, por Real Decreto, España decidió implantar en Cuba y Puerto Rico la autonomía para complacer al gobierno estadounidense, a la vez que continuaba con las acciones bélicas que intentaban desarticular al Ejército Libertador, quien rechazó la maniobra autonómica y continuó la guerra.

El 6 de diciembre de 1897 el presidente de Estados Unidos William McKinley, en su mensaje al Congreso, negó la beligerancia a Cuba y presentó a los insurrectos utilizando los mismos métodos de Weyler; al mismo tiempo reconocía al gobierno español las medidas tomadas en la Isla y consideraba aguardar algún tiempo para apreciar sus efectos, a la vez que advertía:

"Sí posteriormente pareciera ser un deber impuesto por nuestras obligaciones con nosotros mismos, con la civilización y con la humanidad intervenir con la fuerza, sería sin falta de nuestra parte y sólo porque la necesidad de tal acción será tan clara como para merecer el apoyo y la aprobación del mundo civilizado".

Estados Unidos, utilizando los canales diplomáticos, declaró a España a inicios de 1898 que continuarían con la política trazada por McKinley en el mensaje al Congreso. Se decidió además enviar al acorazado USS Maine en “visita amistosa” al puerto de La Habana, aunque tras estas supuestas buenas intensiones se hallaba una manera de presionar al gobierno español.

El Maine parte desde Key West, en la Florida, hacia La Habana, a donde llega el 25 de enero. El 6 de febrero fondea en Matanzas el crucero "Montgomery". Según las declaraciones oficiales ambos navíos fondeaban en la isla para proteger los intereses norteamericanos en la misma.

El Gobierno español, interpretando este envío como una muestra de buena voluntad, se apresura a devolver la visita enviando a New York los cruceros acorazados "Vizcaya" y "Oquendo".

La explosión

Restos del USS Maine en La Habana
El Maine estuvo fondeado en el puerto de La Habana durante tres semanas, hasta que el 15 de febrero a las 21:40 horas, una violenta explosión en su interior, lo hizo hundirse con rapidez. Investigaciones posteriores determinaron que varias toneladas de pólvora habían detonado.

Al ocurrir la explosión, la mayor parte de la tripulación estaba durmiendo, o descansando, pero la la alta oficialidad del acorazado estaba en tierra en ese momento.

De las 355 personas que componían la tripulación, 266 perdieron la vida como producto de la explosión, ocho de ellos, horas más tarde debido a las lesiones sufridas. 18 de los supervivientes eran oficiales.

El New York Journal y el New York World, propiedad respectivamente de William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, dieron cobertura de prensa al suceso exagerando y distorsionando la información, fabricando incluso noticias inexistentes. Durante una semana tras el naufragio, el Journal dedicó como promedio ocho páginas y media de noticias, editoriales e imágenes de la explosión. Sus editores habían enviado a La Habana a un amplio número de reporteros y fotógrafos. Hearst, dueño del periódico, anunciaba:

La Jornada ofrece recompensa de $50,000 por la convicción de los criminales que mataron a 258 marineros americanos.[4]

Declaración de Guerra

El Gobierno de Estados Unidos utilizó el suceso como pretexto para declarar la guerra a España e inmiscuirse en la contienda que Cuba libraba contra el régimen colonial. Un informe sobre la explosión fue al Congreso pero casi lo engavetaron. Otro en que McKinley pedía autorización para entrar en guerra con España, prosperó en medio de una gran trifulca en el Congreso. En la comisión de relaciones exteriores del Senado se presentó un anteproyecto de resolución conjunta, en el cual se exigía la renuncia de España de su soberanía sobre Cuba y autorizaba a McKinley a emplear la fuerza para cumplir los fines planteados.

El 19 de abril quedo aprobada la Resolución Conjunta. Entonces el 22 de abril se declara el inicio del bloqueo naval contra Cuba y por consiguiente, el inicio formal de la guerra, aunque no hubo combates hasta 2 meses después.

Teorías sobre la explosión

Advanced Marine Enterprises

En febrero de 1998, el National Geographic Magazine publicaba un artículo que daba a conocer los resultados de la investigación llevada a cabo por la Advanced Marine Enterprises, entidad que acomete estudios de diseño de los buques de guerra norteamericanos. Las averías sufridas por el Maine pudieron haber sido provocadas por una explosión interna o externa, concluyó la investigación.

Un mes después de la publicación de ese material, el vicepresidente de la Advanced Marine Enterprises salía a la palestra para puntualizar que la destrucción del acorazado fue fruto de un accidente fortuito. Exponía que la investigación estableció que la causa del accidente no estaba clara y que podía obedecer a una mina o a un accidente casual. Manifestaba que los datos recogidos apuntaban a la tesis del accidente más que a la acción de una mina.

Universidad de Valencia

El periódico El País, de Madrid, daba cuenta de una investigación de la Universidad de Valencia. «Si el hundimiento del Maine fue causa de un sabotaje o no sigue siendo un dilema histórico». Más adelante consignaban los investigadores que la quilla extrañamente retorcida del buque explica la causa de la catástrofe a partir de la combustión espontánea provocada por el calor acumulado en una carbonera adyacente al pañol de municiones de reserva y no como consecuencia de la explosión de una mina submarina.

En el transcurso de los años, esa explosión interna ha sido atribuida asimismo a una falla eléctrica y a la enfermedad psiquiátrica de uno de los tripulantes del navío que, coincidentemente, era el oficial de guardia el día de la tragedia. En el Maine, por otra parte, se fumaba en lugares donde estaba estrictamente prohibido hacerlo. Si el hecho se debió a una negligencia es probable que el culpable muriera en el acto o que, de haber quedado vivo, callara para siempre.

Reflote y hundimiento definitivo

El 16 de marzo de 1912, despues de una larga, costosa y compleja operación ingeniera, los restos del barco siniestrado fueron reflotados y sacados del lugar donde habían permanecido desde 1898, en el puerto de La Habana y conducidos mar afuera, fueron hundidos ceremoniosamente, con la presencia de unidades de la armada norteamericana y cañoneros cubanos, a unas cuatro millas al norte del Morro de La Habana y a cien brazas de profundidad.

Referencias

Fuentes