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Revisión del 09:06 11 ene 2011

Wilfredo Naranjo Gauthier
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Wilfredo Naranjo Gauthier

Todo lo que se publique en esta página es aval suficiente para traer a los marcos de la recordación la vida y obra de Wilfredo Naranjo; no obstante, el derecho propio y la invitación permanente al mundo de Clio, lo obtiene de su amor por el pedazo de geografía que el destino le asignó por cuna, defendido con pasión y vehemencia a través de sus escritos.

Resumen:

Wilfredo Naranjo Gauthier (Manzanillo, 1917 – 1993) Profesor de enseñanza superior y periodista. Jubilado del MINED desde 1980. En 1946 comenzó a colaborar con la emisora CMKM “Radio Granma” haciendo programas de música culta. En 1948 integró el claustro de profesores de la escuela normal para maestros primarios de Manzanillo, como profesor de inglés.
Incansable investigador de la historia de la localidad. Fue miembro de la comisión de historia del PCC Municipal, Secretario de la Comisión de Monumentos, de la Asociación Colombófila y de la UNEAC. Obtuvo premios y menciones en concursos literarios. Publicó artículos en La Demajagua, Revolución y Cultura, Revista del caribe y Juventud Rebelde, además de boletines y tabloides literarios de la provincia.

Fecunda vocación:

El año 1938 representó, sin duda alguna, el inicio de una fecunda vocación, cuyo fruto ha sido la continua invitación al autorreconocimiento y estima. Sus escritos para la revista Orto sobre la celebración de la cena Martiana en la Institución Minerva, asociación juvenil dedicada a excursionismo de la cual era dirigente, revelan desde ya en este coterráneo, una profunda vocación martiana “adentro bien adentro del alma cubana” – como dijera Abril amores—y si, quizá no fuera esto suficiente para probarlo, bastaría recordar su pesar por no hacerse acompañar de una cámara fotográfica que dejara constancia de su estadía en Stone Hill, Jamaica, cuando en viaje de excursionismo llegó a los lares donde otrora había estado el padre de la dignidad cubana.

Hay hombres en los cuales la versatilidad es condición innata de su existencia, y Naranjo fue uno de ellos, en tanto incursionó con profesionalismo en el magisterio, el periodismo, la radiodifusión, y la historia, aproximándose con carácter de hobby a disciplinas como el acuarismo, vinicultura y nimusmática.
Sus estudios de Inglés en Jamaica, le permitieron desempeñar a cabalidad su quehacer como maestro de dicha disciplina, y la labor en los predios de la Escuela Normal para Maestros de la ciudad le granjearon el titulo de teacher.

Con el triunfo de la Revolución se le ve nuevamente en los planteles escolares y su voluntad, empecinada como su carácter, le llevó a cursar estudios superiores los cuales terminó el 9 de julio de 1980, contando para ese entonces con sesenta y tres años de edad.

Educador ejemplar:

En 1973 el Ministerio de Educación le otorgó la medalla “Frank País” por veinticinco años de servicio como Educador y al año siguiente de su graduación, la medalla “Distinción por la Educación Cubana”, premio no solo a la labor y dedicación, sino a la arraigada convicción del deber de todo hombre de contribuir a la educación de los demás.
Después de jubilado ofrece de manera voluntaria cursos sobre Historia Local en el IPE Municipal y la Universidad de Oriente.

Su labor en la radio:

En 1946 comienzan sus relaciones con la emisora local CMKM, haciendo el guión, la locución y editando el programa de música clásica que se trasmitía a las 8 y 30 de la noche todos los miércoles, hasta el traslado de la emisora para Holguín. A partir de aquí mantendría un sólido vínculo con los canales radiales.
En 1967 crea junto a otro compañero, el programa “Los seguidores de Frank”, dirigido al magisterio con una frecuencia semanal de media hora.
En 1968 establece el programa titulado “Las aficiones como medio educativo” con treinta minutos de duración los domingos por las mañanas, en el cual, en un periodo de dieciocho años habló de filatelia, acuarismo, campismo, ornitología, colombofilia y numismática, haciéndose acreedor, por lo serio y sostenido de su trabajo, de la condición de Mejor Programa de su tipo en la provincia Oriente en 1975; la Placa de Plata de la Federación Filatélica Cubana en 1979; el reconocimiento del Congreso Colombófilo de 1980 y Mención en el género variado durante el Festival Nacional del ICRT en 1982.

Naranjo, con excepción de una parte de la locución y de la sección de filatelia, escribía y producía todo el programa. En 1973, y a pedimento del director de la emisora, crea el programa de música clásica titulado “Concierto Dominical”, con una duración de cincuenta y ocho minutos, en los cuales se explicaba lo que a continuación iba a escucharse; y los mas de trece años de duración del programa hablan por si solos de la tenacidad de un hombre por insertar lo mejor de la cultura universal en un pueblo donde la idiosincrasia en algún momento trocose en aldeanismo.

Explorador:

Su adición a la madre naturaleza lo llevó desde joven a militar en las filas de los exploradores pasando posteriormente a los Boys Scouts, y su asiduidad a esta práctica hicieron de él, un verdadero conocedor de la flora y la fauna cubanas.
Sus viajes a México, Jamaica, Santo Domingo y Haití, junto a los cursos recibidos, lo convierten en Técnico de Campismo Internacional, a pesar de ello, más que el título, los resultados de sus viajes redundaron en magnificas experiencias y trozos de historia trasmitidos a las nuevas generaciones o legadas al patrimonio de la nación como la gran colección de objetos indocubanos expuesta en la sala del Museo Municipal.

Periodista:

Graduado de periodismo, al mismo tiempo que su esposa, en el colegio Mariano Corona Ferrer, de Santiago de Cuba, adquiere los conocimientos necesarios para las lides diarias en busca de la información, y aunque en esta labor no sobresalió como un reportero extraordinario, sus escritos en el periódico Orientación, y su participación en hechos medulares de nuestra historia como cronista - fue periodista acreditado en los juicios a los criminales de guerra al triunfo de la Revolución – dicen mucho de su olfato natural para localizar la noticia y trasmitirla con maestría.

Historiador de la Ciudad:

Consciente de la importancia de su labor, presta ayuda a los museos, escuelas, casa de cultura, de la trova; y a entidades oficiales conocedoras de su valía, lo hacen miembro de sus filas; así se ve militar en la comisión de Historia, de Cultura, del Poder Popular, de patrimonio, en la UNEAC y en la UNIHC, siempre de manera activa y el boletín litoral, constituye un ejemplo de lo que se puede hacer por no mancillar la historia y si por divulgarla.
Su preocupación y ardua labor en el rescate de la identidad cultural lo van haciendo día a día, indispensable a la hora del conocimiento histórico local, y el pueblo, con esa espontánea gratitud para con sus benefactores, comienza a llamarlo Historiador de la Ciudad; mientras los medios de difusión masiva solicitan su concurso para la realización de seis video-tape en relación a la historia y la cultura de su terruño.

Cubano de pura cepa:

Como cubano de pura cepa fue portador de un carácter jaranero y jocoso, sobre todo si había degustado algunos sorbos de pinilla; y su manera peculiar de contar la historia – henchida de detalles, gestos, exclamaciones – hacían de su compañía un rato inolvidable, sintiéndonos actores de un hecho, que por la boca de aquel manzanillero, parecía imágenes de un filme.

Entre los tantos reconocimientos hechos a su persona, merecen destacarse, por presentar en gran medida la forma y objetivo de toda su labor, dos de manera particular.
 El pergamino de la Ciudad de Manzanillo, que constituye el reconocimiento oficial de un pueblo, al hombre que tanto hizo por su historia y presente.
 La medalla conmemorativa por el 30 Aniversario de la Academia de Ciencias, es el galardón de la más alta institución científica de Cuba otorga a quien con la vida hizo ciencia.

Su muerte:

La enfermedad, con sigilo maquiavélico minaba su cuerpo y poco a poco menguaba sus fuerzas; empeoró, no pudo con la voluntad y el deseo de servir a su pueblo, pues hasta el último momento se mostró atento y deseoso de contribuir al enriquecimiento cultural de la Ciudad del Golfo. Y tan natural como fue su alumbramiento, así dispuso fuera su deceso, sin flores, sin palabras encumbradotas, no como expresión excéntrica y sí como cabal compresión del último destino sin el cual no seriamos lo que somos: hombres.
Cuando el 15 de febrero del 1993 moría Wilfredo Urbano Naranjo Gauthier, solo se verificaba su desaparición física, ya que “la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien con la obra de la vida”.

Fuentes:

Lic. Delio G. Orosco González
Estampas del terruño

Véase también:

Otra Historia de la Glorieta de Manzanillo