Órgano vestigial

Para otros usos de este término, véase Órgano (desambiguación).
Órgano vestigial
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Tiliqua multifasciata.jpg
Concepto:Lagarto de la familia Scincidae, que “nadan” en la arena ondulando el cuerpo, se observa una reducción más o menos radical de las extremidades

Órgano vestigial. También conocido como malo, es un órgano cuya función original se ha perdido durante la evolución.

Definición

Cuando se define la palabra "vestigial" hay confusiones entre la comunidad no científica. Una estructura vestigial no necesariamente debe ser estrictamente inútil para ser clasificada como tal. Una estructura vestigial en un animal actual puede ser descrito como vestigial si no cumple la misma función en ese mismo animal que la que cumplía en alguno de sus antecesores evolutivos, incluso si el órgano actual tiene un uso completamente diferente. Un ejemplo de esto es la vejiga natatoria de muchos peces, que es un pulmón vestigial, derivado de un posible órgano para respirar aire de los antecesores comunes de los Actinopterygii y los vertebrados terrestres.

Su presencia en especies actuales indica su relación filogénica con otras especies, fósiles o vivientes, que presentan los mismos órganos.

La lista de órganos humanos considerados como vestigiales sin función conocida es mucho menor, y a la vez muy debatida. Incluye, por ahora, el apéndice y el cóccix (coxis). El cóccix es el resto de una cola perdida. Las muelas del juicio o ¨cordales¨ también son vestigiales. Asimismo, la plica semilunaris, es un residuo vestigial de la membrana nictitante (el tercer párpado) en otros animales.

Es más correcto utilizar el término Estructuras vestigiales ya que muchas estructuras vestigiales no son en realidad órganos . Aunque las estructuras comúnmente consideradas "vestigiales" pueden haber perdido parte o la totalidad de las funciones orgánicas que habían cumplido en los organismos ancestrales, pueden retener funciones menores o que hayan llegado a adaptarse a nuevos roles en las poblaciones existentes.

Características

Algunas características pueden ser vestigiales en uno de los sexos pero no en el otro, ya que son homólogos, pero no comparten funciones similares entre los sexos. Órganos con distintos propósitos en un sexo, por ejemplo, el pezón, puede ser más o menos inútiles en el otro, pero no tan dañinos como para representar una desventaja evolutiva.

El tubérculo de Darwin es un engrosamiento del borde de la oreja presente en muchos seres humanos, y se interpreta como vestigio de la punta de la oreja común en mamíferos.

En ballenas y otros cetáceos, se puede encontrar pequeños huesos de patas vestigiales enterrados profundamente dentro del cuerpo; son restos de las patas de sus ancestros terrestres. Las alas de avestruces, de los kiwis y los emúes son vestigiales, remanentes de sus ancestros voladores. Se ha encontrado en algunos embriones con formas puntiagudas en el pico, lo que sería un vestigio de dientes.

Fuentes