26 de julio (pintura)

26 de julio
Información sobre la plantilla
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Datos Generales
Autor(es):Raúl Martínez González
País:Bandera de Cuba Cuba
Datos de la Pintura o dibujo
Estilo pictórico:Expresionismo Abstracto, Pop Art
Técnica:Óleo y collage sobre masonite
Dimensiones:119 X 159 cm
Localización:Edificio Arte cubano, Sala Arte contemporáneo, La Habana, Cuba

26 de julio . Esta obra irradia una intensa energía emanada de la integración efectiva de las manchas gestuales de color con diferentes collages y varios objetos.




Descripción

Con este óleo el pintor logra la feliz conjunción entre el expresionismo abstracto y el pop art. Es evidente lo explícito del mensaje, cuya profunda carga emotiva permite penetrar, a través de un despliegue de elementos visuales de una notable riqueza, en una conciencia histórica de la época, tan importante para comprender la plástica cubana de los 60.

26 de julio concentra lo mejor de la fuerza revolucionaria de un período histórico. El artista realiza una personal interpretación del ambiente popular que lo rodea. Asimila el “estilo” compositivo de los murales de los Comités de Defensa de la Revolución, los letreros pintados por manos inexpertas en los muros de las calles, las pancartas con las que participa el pueblo en las grandes concentraciones. Capta con perspicacia estas manifestaciones, nacidas espontáneamente del seno del pueblo, por su propia naturaleza signadas por lo efímero, y le otorga, por la magia de su arte, el don de la perdurabilidad.

Significado artístico

En 1959 Raúl Martínez es considerado por la crítica nacional y extranjera como uno de los más importantes expresionistas abstractos de Cuba.

Datos biográficos del autor

Raúl Martínez González nace en Ciego de Ávila, en la antigua provincia de Camagüey, el 1 de noviembre de 1927. En 1940 se traslada a La Habana para estudiar dibujo. Trabaja en diversos oficios, desde office boy hasta dependiente de tienda. En 1946 ingresa en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, donde permanece solo durante dos cursos, pues su economía no le permite continuar.

Entre los años 1959 y 1963 se mantiene fiel a la abstracción. Algunas de sus mejores obras corresponden a ese período: Sierra Maestra, La flecha azul, ambas de 1960; Ionización, 1962, son ejemplos de su propuesta estética dentro del abstraccionismo. Sin embargo, el artista siente la necesidad de un cambio hacia nuevos modos de expresión. La exposición colectiva Expresionismo abstracto 1963, realizada en Galería de La Habana a principios de ese año, reúne a los principales exponentes de tal corriente, y constituye el colofón magnífico de una época.

En la década del 60 sobresalen dos exposiciones suyas: la primera, Homenajes, donde muestra el inicio de su experimentación con el collage, en fragmentos de impresos, fotografías y objetos, con brochazos gestuales por fondo, o aplicados sobre los fragmentos superpuestos. Con esta muestra el artista transitaba del expresionismo abstracto al pop. Y en la segunda, conjuntamente con Mario García Joya y Luc Chessex, ¿Foto-mentira!, mediante la reiteración de una misma imagen para resaltar la mentira de la fotografía, afirma la verdad del arte.

Hacia 1970 Martínez conforma el retrato colectivo de la nación mediante el procedimiento de yuxtapo-ner fotografías -una nueva dimensión del collage-, con fuerte colorido e insertando en las superficies otros símbolos de la cubanía como flores, frutas y animales del país, y alguna que otra cita postmoderna. En la vertiente de arte popular, que cultiva durante esta década, una de sus obras principales es el tríptico Isla 70, donde los semblantes de líderes políticos y gente de pueblo muestran las más variadas tonalidades del verde, para documentar simbólicamente la proeza que fue la cosecha cañera de aquel año. Como las demás piezas, esta responde a una estética, respaldada en buena medida por la fotografía, más cercana al diseño.

En la década siguiente continúa desarrollando la conjunción de diseño y fotografía en las series Murales y banderas, Dibujos para colorear y La conquista. Retoma el tema martiano al desplegar en tempera sobre cartulina una serie inspirada en los Versos Sencillos, que titula Pinta mi amigo el pintor, la cual es exhibida en la Galería Habana. En 1988 el Museo Nacional de Bellas Artes (Cuba) organiza la primera retrospectiva de su obra. A partir de 1990 vuelve a la introspección de su primera etapa abstracta en los óleos de su serie Islas 90 y comienza a escribir sus memorias, tituladas Yo Publio. En 1994 es acreedor, junto con el título de Doctor Honoris Causa otorgado por el Instituto Superior de Arte, del Premio Nacional de Artes Plásticas en su primera edición, en reconocimiento a su larga y fecunda trayectoria artística. Muere en La Habana el 2 de abril de 1995.

Fuentes