Alejo Sabaraín

Alejo Sabaraín
Información sobre la plantilla
NombreSabaraín Ramos, Alejo
Nacimiento1795
villa de Honda,
departamento de Tolima,
Virreinato de Nueva Granada,
Reino de España Bandera de España
Fallecimiento14 de agosto de 1817
ciudad de Bogotá,
Virreinato de Nueva Granada,
Reino de España Bandera de España
Nacionalidadneogranadina o grancolombiana
Ciudadaníaespañola

Alejo Sabaraín Ramos (Tolima, 1795 - Bogotá, 14 de agosto de 1817) fue un combatiente independentista colombiano.[1]

Síntesis biográfica

Estudios

Cursó estudios básicos en su pueblo natal y al contrario de lo que se dice, no tuvo tiempo de ir a Europa porque desde adolescente se unió a las tropas patriotas, en cuyos precarios campamentos se formó como militar republicano.

Trayectoria militar

Días después del 20 de julio de 1810 se une a la tropa de la Junta de Gobierno de Mariquita y con solo quince años de edad recibió el bautismo de fuego en el combate de “Gallinazo” donde con el título de alférez combatió al lado de las tropas de Honda en sus confrontaciones con Ambalema por el control de la región.

Cuando Cundinamarca extendió su dominio sobre lo que hoy es el Tolima, este se unió a las tropas de Nariño y participó en las campañas de El Socorro y Pamplona. Luchó contra los españoles en la costa atlántica. El gobierno de Cundinamarca en un comunicado oficial reconoce el papel valeroso de este joven en las orillas del océano.

En febrero de 1813 regresa a Santa Fe para recuperarse de una insolación severa y en los últimos días de septiembre de ese año se une a la expedición de Nariño que marcha a combatir al gobernador Tacón y a sus aliados quiteños, estos avanzaron por territorio hostil sin un minuto de reposo. Combatieron en Juanambú, en el Tablón de los Gómez, en La Cañada y en escaramuzas sin fin que fueron debilitando al ejército republicano acosado por el hambre, por la topografía y por las guerrillas patianas. Después del desastre de Pasto, donde el Precursor quedó en manos enemigas, Sabaraín continuó en campaña bajo las órdenes de los generales Miguel Serviez y José María Cabal.[1]

Las pugnas intestinas y el asedio constante de los españoles redujeron las fuerzas patriotas, que en su desespero y en un acto suicida se estrellaron contra las posiciones enemigas en la Cuchilla del Tambo. Muchos patriotas murieron y otros cayeron en poder de Sámano. La crueldad española fue inaudita, las ejecuciones a granel señalaban el triste final de Sabaraín, pero un indulto lo salvó de la muerte y lo llevó a las prisiones de Santa Fe de Bogotá.[1]

El 1 de julio de 1817, un indulto del rey Fernando VII liberó a los prisioneros republicanos. Alejo volvió a encontrarse con Ignacio Rodríguez, antiguo compañero de lucha que ahora comanda las guerrillas de Honda, y se integró a las organizaciones rebeldes que operaban en Santafé de Bogotá. El plan general es promover un levantamiento en la capital del virreinato con el apoyo de las guerrillas que actúan en el piedemonte llanero, en San Gil y por los lados de Honda. María Ignacia y otras prestantes damas santafereñas apoyan las operaciones mientras Sabaraín y La Pola (Policarpa Salvarrieta, 1795-1917) establecieron contacto con los insurgentes comandados por Rodríguez y por el sacerdote y militar colombiano Ignacio Mariño y Torres (1775-1825).[1]

A pesar de las represalias de “los pacificadores”, la resistencia contra los españoles no amaina. Hay levantamientos en el Valle, en el Huila, en el pie de monte llanero y en la provincia de El Socorro. Numerosos americanos, reclutados por los realistas, abandonan los cuarteles y se unen a las guerrillas de La Niebla, del cura Mariño y del general Santander.[1]

Sabaraín cae prisionero cuando marcha con otros compañeros a los llanos de Casanare a reunirse con las fuerzas patriotas. Su captura es un duro golpe para los patriotas pues entre los elementos incautados a los rebeldes, los españoles le encuentran unas cartas que comprometen a La Pola y pone en evidencia la red subversiva.[2]

Después de un simulacro de juicio, el 10 de noviembre de 1817, el general Sámano condena a La Pola, a Alejo Sabaraín y a otros insurgentes a morir en el cadalso.

Muerte

A las nueve de la mañana del viernes el 14 de noviembre de 1817, los condenados marcharon con dos sacerdotes a los lados. Se les ordenó ponerse de espaldas, porque así deberían morir los traidores al rey Fernando VII, pero ellos solicitaron permiso para ponerse de rodillas, por considerar que esta era una posición más religiosa y apropiada.

Quedaron registradas las palabras que pronunció la Pola Salvarrieta al subir al patíbulo, dirigidas al pelotón y al pueblo que iba a presenciar su ejecución:

Viles soldados, volved las armas a los enemigos de vuestra patria. ¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conociérais el precio de la libertad! Pero no es tarde: ved que ―aunque mujer y joven― me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. No olvidéis este ejemplo [...] Miserable pueblo, yo os compadezco. ¡Algún día tendréis más dignidad! [...] Muero por defender los derechos de mi patria.
Policarpa Salvarrieta

El pelotón de fusilamiento acribilló a Alejo Sabaraín, a Policarpa Salavarrieta, al poeta José María Arcos, a Francisco Arellano, a Juan Manuel Díaz y otros patriotas. Para completar la infamia recogieron los cuerpos ensangrentados y los colgaron de horcas por el cuello, como advertencia y amenaza contra los bogotanos que luchaban para independizarse del Reino de España. El cadáver de La Pola no fue expuesto en la horca como los de sus compañeros por ser una mujer. Sus hermanos sacerdotes lo reclamaron y lo guardaron en la iglesia de San Agustín.[1]

Fuentes