Andrés Cuayo Serrano

Andrés Cuayo Serrano
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Cuayo con Ramoncito Valle.JPG
Foto de Cuayo con Ramoncito Valle, otro de los grandes pianistas de Holguín
Datos generales
Fecha de nacimiento:12 de mayo de 1924
ciudad de Holguín,
provincia Holguín,
Cuba Bandera de Cuba
Ocupación:Músico
Información artística
Instrumento(s):Piano

Andrés Cuayo Serrano (Holguín, 12 de mayo de 1924) es un pianista cubano. Procede de una estirpe musical que ha prestigiado la cultura holguinera durante más de un siglo, tanto en la Isla como en otros países del mundo. Comenzó a tocar el piano, en 1934, con sólo diez años de edad. Actualmente acumula casi 80 años de labor ininterrumpida, es uno de los músicos más longevos, fecundos y originales de esta región.

Inicio musical

El origen de su familia se remonta al año 1850, cuando su abuelo el músico catalán Francisco Cuayo Vidal, llegó a Holguín como integrante de la Charanga de un Regimiento Militar Español. Poco después contrajo matrimonio con la holguinera Manuela García. Así se fue formando una notable familia de músicos que ha perdurado hasta la actualidad.

Andrés Cuayo nació en Holguín en 1924, año en que sus hermanos mayores fundaron la Orquesta Hermanos Cuayo, una de las agrupaciones más populares y prestigiosas de Holguín en la primera mitad del siglo XX, la cual cesó, en 1949, tras la muerte de su padre. Creció bajo el influjo del quehacer musical de sus hermanos y tíos, quienes integraron la Orquesta y la Banda Municipal de Concierto, construyeron y repararon órganos, fueron compositores y ejercieron también la docencia musical. De ahí que con los años, naciera en él una fuerte vocación por este arte.

Recibió algunas lecciones de música en el seno familiar y, durante dos cursos, estudió piano con la profesora Rosa Betancourt, aunque su formación musical fue básicamente autodidacta. Observando y escuchando a sus hermanos, así como a otros desatacados pianistas, fue como amplió sus conocimientos.

Al cumplir los diez años, comenzó a hacer suplencias en la Orquesta Hermanos Cuayo, segunda jazz band de la región, después de la Avilés. De Camagüey a Cayo Mambí, de Gibara a Bayamo, y aún más allá, esta agrupación fue llamada, de forma asidua, para amenizar fiestas y celebraciones en casas particulares, sociedades de recreo, emisoras de radio, iglesias y otras instituciones.

Carrera profesional

En 1944, cuando el notable compositor y arreglista Pepé Delgado se radicó en la capital, el joven, con veinte años recién cumplidos, enfrentó el reto de ocupar la plaza de pianista en la Orquesta Tentación, en la que demostró excelente oficio y versatilidad, por ello, muy pronto comenzaron a llegarle ofertas de otras importantes agrupaciones.

En esa etapa, estuvieron de moda los Conjuntos, formato instrumental fundado por Arsenio Rodríguez, el Ciego Maravilloso. Andrés, al igual que Pepé Delgado, cambió la orquesta por una agrupación de ese tipo. Integró el Conjunto de René del Mar en un momento en que este ostentaba un gran prestigio en el Oriente cubano, y se difundía su música a través de la Cadena Oriental de Radio. Durante su larga estadía en Santiago, además de trabajar con esta agrupación, acompañó a cantantes que, más tarde, hicieron historia como Fernando Álvarez y Pacho Alonso.

Con René del Mar recorrió parte del país, alternó con otras prestigiosas orquestas y recibió valiosas enseñanzas de talentosos pianistas y del maestro Pedro Jústiz (Peruchín), cuyas improvisaciones, tumbaos y otros elementos estilísticos, marcaron su impronta en Andrés Cuayo. En 1952, después de su regreso a Holguín, pasó a formar parte –según reseña el diario Norte del 15 de abril de ese año- del pimentoso Conjunto de Faustino Oramas (El Guayabero), conocido entonces como el Rey del Tumbaíto.

En la década de los años 50, Cuayo se consolidó entre los más destacados y originales pianistas holguineros. Además de su trabajo en el Conjunto de El Guayabero, la Orquesta Charanga Armonía y otras locales, su ímpetu juvenil de viajar y asumir los más disímiles géneros y formatos, le llevaron a transitar por numerosas agrupaciones orientales, del centro y La Habana.

En la capital trabajó con un Conjunto de la emisora COCO y en la orquesta del Zombie Club, en Ciego de Ávila integró la Intermezzo, en Nuevitas la Jóvenes del Ritmo y en Camagüey el Conjunto Avance Juvenil -fundado por Enrique (Nene) Álvarez. En Bayamo, Las Tunas y Manzanillo, también dejó huellas de sus excepcionales virtudes en el teclado.

En esas ciudades acompañó con frecuencia a muchos cantantes y alternó con relevantes agrupaciones y colegas de la talla de Bebo Valdés, Lilí Martínez, José Palma y Lázaro Valdés. Uno de sus recuerdos más gratos es la ocasión en que este último, en un Carnaval de Manzanillo, le cedió su puesto en la Banda Gigante de Benny Moré, Andrés ejecutó un solo de piano lleno de improvisaciones, que le ganó muchos aplausos y la felicitación efusiva y cubanísima del Sonero Mayor.

A partir del año 1959, las obligaciones familiares hicieron que estabilizara su desempeño musical en Holguín, aunque continuó realizando presentaciones en otras provincias del país, en nuevas y pujantes agrupaciones a las que les realizó significativos aportes, gracias a su experiencia, oficio y versatilidad. Entre estas sobresalen los conjuntos Ases del Ritmo y Los Diablos, la Charanga Melodías del 64 y las jazz – band Roland Swing y Los Chicos de Cuba. A esta última ingresó en 1967, y permaneció en ella durante toda una década, considerada la época de oro de la agrupación.

En 1968, la tropa musical dirigida por el maestro Ronnie Vincench fue la única jazz band que, junto a la Riverside, logró entre todas las orquestas de Cuba, la máxima calificación en las evaluaciones artísticas realizadas en ese año. A ese resultado, vale reconocerle la valiosa contribución del talentoso y experimentado pianista.

Con Los Chicos de Cuba y Melodías del 64, realizó grabaciones discográficas para el sello EGREM, que tuvieron gran acogida en Cuba, África y otros países. También actuó en emisoras y canales de la TV nacional, centros nocturnos de la capital y participó en fiestas populares en todo el país.

Última etapa

A inicios de los 80, optó por una labor acorde a su edad, e ingresó a la Orquesta Tentación que, durante toda esa década, acompañó los shows en el cabaret Nocturno. La apertura del segundo polo turístico en Holguín, años después, les abrió nuevas posibilidades a muchos músicos del territorio, de esa forma, el veterano pianista dio inicio a su última etapa laboral como solista en los Hoteles Costa Verde, Río de Oro, Atlántico y otros.

Desde el 2008, ameniza las comidas en el restaurante del Hotel Santiago, ubicado en el corazón de la ciudad de Holguín. Una carrera artística tan dilatada, no ha restado frescura y musicalidad a un pianista que se mueve con soltura en un amplio repertorio y que satisface a los más variados gustos. Su vida sintetiza el legado de una familia; su vasta experiencia es una escuela de la que se han nutrido nuevos talentos como su hijo Andrés Cuayo, uno de los más virtuosos percusionistas de Cuba, integrante del grupo acompañante de la Diva del Buena Vista Social Club: Omara Portuondo.

Por todo ello, el Centro Provincial de la Música y otras instituciones culturales ―como el Instituto Juan Marinello, que le otorgó a Andrés y su familia el premio Memoria Viva― han reconocido su contribución al patrimonio sonoro del territorio y de Cuba.

Fuente

  • Hernández Pavón, Zenovio: La música en Holguín. Ediciones Holguín, Premio de la Ciudad, 1998.