Anexo:Economía en Moa antes del triunfo revolucionario

Economía en Moa antes del triunfo revolucionario.
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Concepto:Situación de la economía moense antes del Trinfo de la Revolución

Economía en Moa antes del triunfo revolucionario.En la primera mitad del siglo XIX el territorio de Moa comienza a poblarse con la creación de algunos asentamientos, y en los primeros años de este siglo se registra la existencia de residentes en Moa que generan una incipiente economía de autoconsumo.

Primeros índices económicos (1840 – 1959)

Inicios

En 1840 se asentó en un lugar conocido por Cañete un matrimonio recién llegado de la Isla de Santo Domingo.

El matrimonio estaba formado por Gregorio Reynosa y Bárbara Real, que son la raíz de una conocida y numerosa familia residente en el mismo lugar. La fuente económica de la familia Reinosa radicaba en la tala de árboles y la venta de madera en zonas costeras entre los ríos Toa y Jiguaní, labor que realizaban otros obreros, los cuales fueron a residir en la zona de Cañete y se fue creando allí una pequeña comunidad pero sin ninguna infraestructura social. La captura y comercialización de especies marinas fue la primera fuente económica que tuvieron los vecinos de Moa, especialmente los pescadores de la familia Fuentes de Cayo Burro y Joselillo Leyva; el pescado y los quelonios de Moa se vendían a comerciantes de localidades cercanas .

En la década de 1920, algunos vecinos como las familias Romero y Sagú Montero se dedicaron a la siembra de bananos en las márgenes del río Moa. Ese producto lo comercializaban llevando la producción en cayucas a las embarcaciones que anclaban cerca de la costa y que lo transportaban a Baracoa o Cananova para su exportación. Una parte de los vecinos se dedicaba a la siembra de frutos menores que generalmente intercambiaban por pescado, y algunos víveres que otros adquirían en sus viajes a Baracoa, Cananova, Cayo Mambí o el poblado de El Cerro situado en la bahía de Yaguaneque, es decir que existía también una economía de trueque.

Industria forestal

Entre los años 1900 y 1930 la explotación de las riquezas forestales de Moa estuvo limitada a las márgenes del río Jiguaní y zonas aledañas y consistió en la tala de árboles, muchos de madera preciosa, que fueron convertidos en bolos y embarcados a través del propio río o del muelle de la bahía de Taco.

En el año 1914 una compañía de intereses holandesa, después de hacer algunos estudios, solicita se autorice la explotación de los pinares existentes en los bosques de Moa, con el objetivo de extraer la resina, muy utilizada en las producciones de la química.

En la playa de Moa construye varias naves, usando por primera vez en Moa el cemento y el ladrillo; asimismo, junto a la costa construye un muro de hormigón que sirviera como atracadero a naves de bajo calado, en tanto realiza algunos dragados. Poco más de un año y teniendo en cuenta que la compañía no percibía las ganancias que había previsto, se retira y el negocio de la extracción de la resina de pino fracasa.

El Aserradero

Por esa misma época, el señor Gerardo Aulet, que se dedicaba a diferentes negocios, se interesa por las minas de cromo de Cayo Guan y Narcisa, que en esos momentos estaban inactivas. Luego de conseguir el permiso correspondiente para la explotación de las riquezas forestales de Moa y llegar a un acuerdo con la Juragua Iron Company, que poseía las concesiones mineras, los dos norteamericanos junto al ciudadano jamaicano Míster Greth, constituyen la compañía maderera de Moa y logran los créditos bancarios para construir un aserradero de maderas, adquirir equipos para la explotación forestal y realizar otras inversiones necesarias.

En febrero de 1938 comienza la construcción del aserradero y desde que vecinos de sitios aledaños conocieron de la construcción del mismo, construyen modestas viviendas en La Playa, Los Mangos, y otros sitios aledaños a Moa que estaban prácticamente deshabitados. Para finales de la década de 1930, los hijos de las primeras familias establecidas en la zona contrajeron matrimonio entre si. Los apellidos Montero, Leyva, De la Cruz, Rodríguez, se enlazan y los matrimonios constituyen sus hogares propios.

Entre las familias que se establecen en la zona y sus alrededores con el surgimiento del aserrío se encuentran las de Silvano Leyva Montero, Leocadio Leyva Reyes, Lorenza Pérez Padilla, Isabel Montero, Mariano Leyva Pérez, Modesto Leyva Pérez, y otros. La construcción del aserrío y su apertura el 7 de noviembre de 1939, provoca que obreros de territorios cercanos como Cayo Mambí, Sagua de Tánamo, Mayarí y Baracoa, viniesen en busca de trabajo.

Aserrío. Su construcción

La construcción del aserrío requirió de madera y para eso fueron talados los árboles que crecían en su alrededor, el desmonte posibilitó que esos terrenos, especialmente los situados en el lado oeste de Arroyo María junto a los cuales se edificó el aserradero, fueron el primer asiento poblacional de lo que hoy es la ciudad de Moa, eso ocurre entre 1938 y 1939.

Allí se construyen oficinas y almacenes de la compañía maderera y un grupo de viviendas, algunas de madera procesada en el propio aserrío, la llamada machihembrada, con techos de zinc y piso de madera o cemento, las cuales eran las más cercanas al aserrío y fueron ocupadas por los altos empleados y personal de confianza de la compañía.

Otras viviendas tenían paredes de costanera, que eran las maderas desechadas en el aserrío, con techos de guano y pisos de tierra que ocuparon los obreros más humildes y estaban alejadas del centro laboral.

El hecho de que con la apertura del aserrío tanto los viejos vecinos de la zona, como los que llegaron de otras partes, recibieran un salario fijo, propicia que se inicie de forma sistemática el comercio de compraventa y que se elimine el sistema de trueque que había existido. Familias llegadas de otras partes construyen viviendas y se establecen aquí.

Su comercio

Es así como va surgiendo una pequeña infraestructura social: se abren comercios de víveres, luego un español de apellidos López Castrillón construye y pone en servicio una tienda mixta donde expende todo tipo de artículos, también fondas y algunos bares son abiertos. Para embarcar la madera en goletas, que se hacia en bolos, traviesas y madera aserrada, se construye un muelle por donde se recibían las mercancías y los viajeros.

La propia compañía maderera construye una pequeña pista aérea de tierra para recibir las avionetas alquiladas que los propietarios utilizaban. El tránsito de vecinos de la cercanía del aserrío crea la primera calle de Moa, que es la que hoy se llama Ángel Romero Videaux y servía de paso entre los hogares y el muelle; a ese fin se construye el primer puente sobre el arroyo María, que es el que se llama Puente de Guarda.

Mientras tanto el señor Gerardo Aulet, que era el propietario de la compañía que en 1938 comienza a explotar las minas de cromo de Cayo Guan y Narcisa, decide que el mineral se extrajera de esos yacimientos, sería exportado a Estados Unidos por el lugar conocido por Punta Gorda, a unos 8 kilómetros de las minas, es por ello que ordena balizar la entrada del mar para recibir naves de hasta 10 mil toneladas, construye un muelle con dragado para que atraquen goletas y por donde se situarían las patanas para llevar el mineral a los buques de carga Aulet decide situar su oficina en el propio Punta Gorda, allí se construye un chalet para su mansión, viviendas para sus empleados de confianza y un centro comercial, además de plantas eléctricas, una planta de radio para sus comunicaciones y otras facilidades.

Esto provoca que junto al lugar los trabajadores humildes de la zona construyan sus viviendas, algunas de maderas y zinc y otras de yagua y guano. Es así como en 1939 surge el barrio de Punta Gorda.

Otras construcciones

En 1957 comienza la construcción de la fábrica y miles de trabajadores de otras partes del país vienen a Moa en busca de empleo, muchos de ellos traen sus familias y para ello son necesarias nuevas viviendas. Es así como los barrios de Moa, Las Coloradas, Los Mangos, Joselillo, La Laguna y La Veguita, tienen un crecimiento vertiginoso con la edificación de numerosas viviendas, generalmente de paredes de costanera, techos de guano, pisos de tierra, sin letrinas sanitarias, sin acueducto, ni luz eléctrica, ni otras facilidades.

En esa etapa y a partir de 1956, en lo que es hoy la ciudad de Moa se multiplica el número de pequeños comercios. Surgen tiendas de víveres, se establecen almacenes, se abren varios hoteles con condiciones mínimas, panaderías, dos farmacias, algunas tiendas de productos industriales, billares, vallas de gallos y numerosos bares y prostíbulos.

Es así como en 1958, con una infraestructura social incipiente, el territorio de Moa tenía un estimado de 8 mil habitantes residentes y unos tres mil albergados que laboraban en la construcción de la planta de níquel.

La fábrica constituye una gigantesca obra que requiere de la labor de miles de trabajadores, los que en su momento pico llegaron a seis mil y no sólo dio empleo a los hombres de la comarca, sino que provocó que miles de obreros de otras partes del país vinieran y se asentaran en Moa. Al triunfar la Revolución Moa era una de las mejores fuentes de empleo del país, y eso facilitó que se establecieran decenas de pequeños negocios para prestar servicios a los obreros.

Fuente

  • Colectivo de autores. Monografías de Moa. Material manuscrito Biblioteca Municipal de Moa