Bajo el peso de la ley

Bajo el peso de la ley
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Crimen, Comedia, Drama | Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
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Zack, Jack y Roberto comparten celda en una cárcel. Zack es un DJ; Jack, un chulo de poca monta y Roberto, un turista italiano.
Otro(s) nombre(s)Bajo el peso de la ley, Down by Law
Estreno1986
DirectorJim Jarmusch
Producción GeneralAlan Kleinberg
Dirección de FotografíaAnimation
RepartoTom Waits
Roberto Benigni
John Lurie
Nicoletta Braschi
Ellen Barkin
Billie Neal
Pruitt Taylor Vince.
Premios1986: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
ProductoraCoproducción USA-Alemania / Black Snake / Grokenberger Film Produktion / Island Pictures
PaisBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Sitio web
[1]

Película coproducida por Estados Unidos y Alemania, por los estudios Black Snake, Grokenberger Film Produktion e Island Pictures en la que Jack (John Lurie), un proxeneta, y Zack (Tom Waits), un disc-jockey de radio, son encarcelados por delitos que no han cometido y compartirán celda con Roberto (Roberto Benigni), un simpático inmigrante italiano que apenas sabe hablar inglés.

Sinópsis

Tres hombres completamente diferentes coinciden en una celda en el estado de Louisiana. Al principio, la relación entre los presos resulta tensa y difícil, especialmente porque uno de ellos es italiano y cuenta con un dominio escaso del inglés. Todo cambiará cuando los nativos descubren que su compañero de infortunios conoce una vía de escape de la prisión, momento en que los tres se unirán con la única meta de fugarse juntos, una verdadera muestra de cómo, en caso de necesidad, el ser humano es capaz de superar barreras culturales e idiomáticas.

Ficha técnica

  • Título: Down by Law (Bajo el peso de la ley)
  • País: Estados Unidos
  • Género: Crimen, Comedia, Drama.
  • Duración: 107 min.
  • Fecha de estreno: Estados Unidos: 20 Septiembre 1986.
  • Dirección: Jim Jarmusch
  • Guión: Jim Jarmusch
  • Música: John Lurie
    Tom Waits
  • Protagonistas: Tom Waits
    John Lurie
    Roberto Benigni
  • Actores: Tom Waits
    Roberto Benigni
    John Lurie
    Nicoletta Braschi
    Ellen Barkin
    Billie Neal
    Pruitt Taylor Vince.
  • Productora: Coproducción USA-Alemania del Oeste / Black Snake / Grokenberger Film Produktion / Island Pictures
  • Calificación: Pendiente de calificación por edades
  • Críticas: "Fábula, desoladoramente hermosa", Claudia Larraguíbel: Cinemanía

Sobre el director

El cine de Jim Jarmusch resulta inequiparable debido a la originalidad y la desvergüenza con las que aborda los distintos géneros o subgéneros, saltándose casi siempre los convencionalismos imperantes, y reescribiendo a su modo cada uno de ellos. Down by Law, definida por el realizador como una “neo-beat-noir-comedy”, es una deliciosa tragicomedia carcelaria en blanco y negro (extraordinaria fotografía de Robby Müller, por entonces colaborador habitual de Wim Wenders) que funciona como fábula sobre la libertad, el compañerismo, la marginalidad o la pérdida del sueño americano.

Jarmusch inició en 1984 una trilogía con Strangers than paradise (Ídem, 1984), que se completaría con esta Down by law y con la fantasmagórica Mistery train (Ídem, 1989). Todos estos films poseen en común la presencia de un extranjero en una tierra más propia de una fotografía o una pintura, que de un extracto de la realidad. Strangers than paradise pasa por ser el film de mayor pericia artística de Jarmusch, pues está todo rodado en planos secuencia –el 99% de los cuales son fijos–, con la ausencia total de contraplanos, comunicados entre sí por el punteado de los fundidos a negro. En ella dos extranjeros, uno arraigado y otro que acaba de llegar, intentan encontrar algo parecido, más que a un lugar donde poder encontrarse a sí mismo –no hay ningún tipo de búsqueda interior consciente en los protagonistas de la trilogía–, a un espacio mínimo donde poder continuar con su dilatado paréntesis existencial.

En Mistery train, su primer film en color, las historias se cruzan en un Memphis ausente de toda mística, por más que se cite una y otra vez al rey Elvis, donde japoneses, italianos y británicos, en su continuo pasar por la vida, plantean un nudo narrativo, sin tener la necesidad de explicar el planteamiento y el desenlace. Lo que implica, que a Jarmusch, en estos tres films, no le interesa ni donde empieza ni donde acaba la historia, para él, lo importante, es el camino incompleto recorrido, el hábitat donde los personajes se sienten cómodos consigo mismos. Es en este particular teatro, que no tiene nada de brechtiano, donde los personajes se definen sin necesidad alguna de revelación.

En Down by law, sin duda el mejor título de la trilogía, Jarmusch plantea la obra en tres partes (igual que el número de protagonistas): (i) Desde el despertar de los protagonistas hasta la llegada a la cárcel de cada uno de ellos. (ii) Su estancia en la cárcel que termina con una de las fugas más elípticas que ha dado el cine. (iii) La huída a través de los pantanos de Nueva Orleans hasta llegar al pequeño restaurante que regenta Nicoletta (Nicoletta Braschi) y la posterior disgregación de los ¿amigos?. Dice Breixo (4) que «para Jarmusch la eternidad es una forma de tiempo, y el absurdo, un tipo de razón», lo que llevaría la contraria a los que creen que los momentos muertos del cine de Jarmusch no son nada más que extractos de la realidad, Jarmusch no evidencia los mecanismos de representación –con la excepción claro de su documental sobre Neill Young Year of the horse / Ídem, 1997–-, como harían Kiarostami o Von Trier, pero estiliza las situaciones derivadas de lo anecdótico hasta llegar a un planeta que le es muy propicio: aquél donde la representación de lo aparentemente intrascendente (además de la miscelánea cultural, el humor keatoniano, la mística del rock & el blues), le confiere a la filosofía global de la obra una entereza incuestionable, algo parecido a lo que se puede encontrar en algunas poesías de Ginsberg, algunas canciones de Waits o algunas películas de Aki Kaurismaki.

Estructura de la película

La película se estructura en tres partes bien diferenciadas: presentación de los personajes y sus conflictos en la ciudad de Nueva Orleans (aquí la presencia de Benigni se reduce a una breve aparición); estancia en prisión; y huida a través de los pantanos de Luisiana. A diferencia de cualquier otro filme carcelario con evasión de sus protagonistas de por medio, donde la planificación y preparación de la fuga suele ocupar un lugar preponderante dentro del relato, en Down by Law el autor de Dead Man prácticamente omite esa cuestión. Es cierto que vemos a Zack, Jack y Roberto huir del presidio, pero en realidad no sabemos cómo lo han hecho. La trama, en su conjunto, es bastante minimalista, lo que favorece su sentido fabulístico. A Jarmusch sólo parece interesarle la relación que se establece entre unos personajes condenados a entenderse, y la interacción de estos con el espacio que habitan, ya sea la habitación de un apartamento urbano, la mugrienta celda de la prisión o el espacio “abierto” de los pantanos de Luisiana.

Sobre la película

Información a destacar

A nivel estético y formal, apartado en el que la presente obra ocupa un lugar muy destacado en la filmografía del director estadounidense, sobresalen la cuidada composición de los encuadres, el uso de planos fijos de larga duración, los travellings laterales (magnífico arranque mientras de fondo suena Jockey Full of Bourbon de Tom Waits) y una puesta en escena de espacios reducidos. John Lurie y Tom Waits (músicos los dos), además de aportar la banda sonora y las canciones de la película respectivamente, cumplen con sus interpretaciones, aunque en este sentido el mejor trabajo es el que realiza un entrañable, divertidísimo Roberto Benigni.

Trama

La estancia en la cárcel para Jack, Zack y Roberto es por ello la misma situación a la que se enfrentaban los turistas japoneses en Mistery train o a la joven húngara protagonista de Strangers than paradise , cada uno intenta adaptarse a su manera a un mundo particularmente hostil: Tanto Jack como Zack son engañados por la policía corrupta –atención a la escena del agente intentado seducir a la niña-prostituta–, en la cárcel les tienen hasta cuatro días sin salir de la celda, los pantanos están plagados de serpientes y caimanes (sin contar los perros que les persiguen). En este aspecto tanto Jack como Zack son la imagen del canalla acostumbrado a sobrevivir en la Norteamérica de los sueños rotos –la cita a Hopper no es gratuita, el plano en que Waits recorre una desértica esquina con todos sus discos y ropa por el suelo, es buena prueba de ello– y Roberto, la mezcla de inocencia y optimismo (además de un impresionante sentido del humor: «If looks can kill, I am a dead man now», les dice en su divertido inglés justo al entrar en la celda), que consigue conectar entre ambos tipos duros. Jack y Zack, como la celda en la que se hayan, son carreteras sin salida, jugadores que cayeron hace tiempo en el fuera de juego, y Roberto, igual que pinta una ventana en la celda para mirar a través de ella, consigue conectar con ambos macarras, despertándoles una empatía que parecía ya muerta y enterrada hace tiempo en sus personalidades. La escena en la que bailan mientras cantan "I scream, you scream, they scream for ice-cream" es el punto más álgido de una amistad, que como todo en el cine de Jarmusch, es fruto de un momento determinado en un espacio determinado, y cuyo catalizador, siempre es la figura del clown, la parte positiva del magnetismo de los films del realizador de Dead man (Ídem, 1995). Roberto Benigni, borda su cometido como figura optimista, una sencillez que heredaría la maravillosa Mitzuko de Mistery Train, el clown Helmut en Night on Earth (Ídem, 1991) o el indio Nadie en Dead man.

Es por ello que cuando acaba el relato, aunque este quede abierto, nada se puede asegurar de los personajes de Jack y Zack, cuyo único acto de amistad consiste en intercambiarse las chaquetas. No se sabe realmente si su estancia conjunta con Roberto ha servido para replantear su inexistente filosofía vital, ni falta que nos hace. Lo que Jarmusch nos ha mostrado ha sido un momento determinado en un cruce de caminos accidental, un tiempo precioso (y preciso) en el que hemos podido apreciar que los refugios son como las celdas y que un extranjero recita en italiano a Walt Whitman y Robert Frost. Es sobre estos artificios de donde se extrae la esencia del relato de Jarmusch, nunca ni a él ni a nosotros nos ha interesado la intriga o el género, porque estos son inexistentes, pues si hubiera una manera de destilar el concentrado de Down by law obtendríamos a Zack haciendo de locutor de radio en una celda, a Roberto contando como su encantadora mamá mataba los conejos o a Jack imaginando su vida viajando en limusina acompañada de una guapa mujer.

Aspectos relevantes

La película es una fábula minimalista sobre los desheredados, la soledad e incomunicación (recurrentes en el director). Película de escaso presupuesto, fotografía en blanco y negro, con actores underground, banda sonora de Tom Waits, un relato fragmentado mediante la abundancia de tiempos muertos, la importancia del espacio y la poca importancia del argumento.

Todo parte de una película de tremendo encanto, humor marciano y, como de la enumeración de esos elementos se desprende, auténtica independencia. Pero todo inconsistente ante la que me parece la principal característica: la forma que tiene Jarmusch de construir lo que nos está contando (y voy más allá de silencios, planos fijos, movimientos de actores y elipsis). La vertiente más, digamos, tradicional del cine manejaba (y maneja, no es algo exclusivo del cine clásico aunque sí es más característico) una máxima: si quitas algo y la historia sigue funcionando es que sobra. Es decir, una labor de “poda” al servicio de una máquina narrativa perfectamente engrasada de tal manera que todo lo superfluo quede “ausente”.

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Referencia