Basílica de San Prudencio de Armentia

Basílica de San Prudencio de Armentia
Información sobre la plantilla
Obra Arquitectónica  |  (edificio)
San Prudencio 02.jpg
Declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931
Descripción
Tipo:edificio
Estilo:Románico
Localización:01007 Vitoria-Gasteiz, Álava,
Uso inicial:Basílica
Uso actual:Basílica
Datos de su construcción
Inicio:Siglo XII


Basílica de San Prudencio de Armentia es un templo de culto católico. Construida en el siglo XII aunque profundamente reformada en el siglo XVIII, constituye uno de los más destacados ejemplos del románico a la vés y vasco. A su interés artístico y monumental se le añade el histórico, ya que la basílica está ligada al pasado altomedieval de Armentia como sede episcopal. Su actual advocación es la del santo Prudencio, nativo de Armentia, obispo de Tarazona y patrón de Álava.

Ubicación

Armentia se localiza a las afueras de la actual ciudad de Vitoria, aproximadamente a unos 3 kilómetros del centro de la ciudad.

Historia

Se trata de una basílica de planta de cruz latina con desarrollado presbiterio y ábside semicircular, transepto algo corto y nave en tres tramos. El interior, hoy muy transformado, se organiza mediante arcos muy apuntados. Son interesantes sus capiteles interiores que muestran sobre todo cuadrúpedos y andrófagos. Al exterior, el ábside queda se seccionado por dos semicolumnas adosadas. Cuenta con tres ventanas abiertas en cada sección e imposta corrida a los pies. Se decora con capites figurados de hombres y animales. Sin embargo, lo más espectacular de Armentia es su pórtico que alberga alguna de las piezas más interesantes de la escultura románica peninsular. En este espacio se incrustaron piezas procedentes de diversos sitios de la iglesia en las reformas del siglo XVIII. Entre las esculturas destaca el tímpano del cordero en el que este animal aparece en un círculo flanqueado por San Juan e Isaías, mientras que, bajo éstos en un segundo registro, dos ángeles portan un crismón. Los otros conjuntos escultóricos representan a Cristo con los apóstoles, un entierro de Cristo, una Anástasis y un caballero montado. Habitualmente se habla de hasta tres talleres que trabajarían en Armentia. El primero, de estilo más geométrico realizaría la decoración del ábside en las últimas décadas del siglo XII. Un segundo taller debió trabajar en torno al 1200 en el tímpano del cordero y en los canecillos exteriores. Y, por último, suele considerarse a las esculturas de la anástasis y el entierro de Cristo como obras de un tercer taller, con más plasticidad y dinamismo, que trabajaría a principios del siglo XIII. A destacar es el conjunto de canecillos, probablemente obra del segundo taller, con decoraciones animales, vegetales y humanas.

Descripción

El templo que ha llegado a nuestros días presenta planta de cruz latina, con nave longitudinal de tres tramos cubierta con bóveda moderna de arista, nave transversal o transepto cubierta con bóveda de cañón apuntado, crucero con cimborrio cuadrado, amplio presbiterio abovedado también con medio cañón apuntando y cabecera semicircular abovedada con cuarto de esfera y decorada meramente con una imposta jaqueada, bajo los vanos con columnillas y capiteles historiados, que es de menor altura que el presbiterio. El pórtico, la torre cuadrada -acodada al ángulo de inserción de la nave y el brazo norte del transepto- y la sacristía son estructuras anejas a la fábrica primitiva. La bóveda de arista enlucida, introducida en la reforma del siglo XVIII, manifestada también en los muros de mampostería de la nave, debió de sustituir a una primitiva cubierta consistente en un armazón de madera, pues la carencia de contrafuertes parece indicar la inexistencia en origen de un sistema abovedado en la nave longitudinal. El brazo del Evangelio (norte) de la nave transversal tiene algo más de profundidad que el de la Epístola; antiguamente, daba paso a las dependencias conventuales, que incluían un claustro, pero hoy aparece acortado por un muro que conserva la puerta primitiva, ojival. Los arcos torales que definen el crucero son doblados, apuntados y presentan decoración de bolas. El crucero se cubre con un cimborrio abovedado protogótico de arcos cruzados y levemente apuntados en cuyos arranques se sitúan las figuras antropomorfas y aladas de los evangelistas. Es singular la representación de este Tetramorfos con figuras humanas y cabezas zoomorfas aureoladas: las de un león (San Marcos), un toro (San Lucas) y un águila (San Juan). Cuatro ventanas abocinadas de arco apuntado, de época protogótica, se abren en cada lado. Se trata de un cimborrio muy transformado, pero restos arquitectónicos dan a entender que en origen pudo presentar exteriormente cuatro torrecillas macizas, erguidas sobre los pilares torales, lo que evoca soluciones típicas del momento en la zona castellana, como sucede con las catedrales de Zamora y Vieja de Salamanca, y con la Colegiata de Toro, amén de la disposición primitiva del cimborrio de la iglesia del Monasterio de Irache. Los pilares del crucero y, en un nivel más bajo, adosadas a las paredes, las robustas columnas pareadas que sostenían el desaparecido coro alto a los pies, así como las paredes interiores del ábside, presentan en sus capiteles decoración románica típica, consistente en temas vegetales, zoológicos e iconográficos, de delicada factura y ricos simbolismo y alegoría: pueden contemplarse acantos, aves de cuellos estilizados, esbeltos felinos enfrentados y opuestos, grifos, jinetes luchando contra centauros entre tallos, fieras cebadas en sus presas, monstruos devorando a seres humanos, torturantes mascarones de fauces abiertas, etc. El exterior del edificio es sencillo. En la fachada sur, que acoge el pórtico, y que fue también la fachada principal del templo románico anterior a la reforma dieciochesca, destacan los canes del alero del tejado, con cabezas de animales domésticos, seres fabulosos (sirenas, quimeras, una harpía, un basilisco) y otros elementos decorativos. El ábside, semicircular y de perfecta sillería, está recorrido a media altura por una imposta ajedrezada. Verticalmente se organiza en tres segmentos rasgados por estrechos ventanales en aspillera, con arco de medio punto doblado e intradós apeado en capiteles y columnillas adosadas, cuyas basas arrancan de la imposta; los separan dos columnas cilíndricas, alzadas desde el suelo hasta la cornisa y partiendo de basas áticas sobre plintos adosados al zócalo. Los capiteles que decoran los vanos absidales son de tosca hechura y no ofrecen interés. Esta cabecera es el único elemento arquitectónico de cierta envergadura que se ha conservado intacto, desde antes de la reforma del siglo XVIII.

Escultura del pórtico

La mezcla de elementos que la reforma del siglo XVIII produjo se aprecia sobre todo en el atrio o pórtico, abierto en la fachada meridional para sostener la casa rectoral y en el que se recolocó la escultura principal del templo, que cabe atribuir a diferentes maestros. Al exterior se resuelve mediante una galería de cinco arcos de medio punto e interiormente se presenta cubierto con una solución alquitranar base de vigas de madera y cielo raso. Dos tímpanos, procedentes muy probablemente de sendas portadas desaparecidas, se insertan en su muro mayor, en el que se abre también la actual portada de acceso a la iglesia, decorada con arquivolta de acantos y jambas con repertorio iconográfico, que fue rehecha a partir de elementos del templo primitivo, lo que explica su asimetría. Uno de los tímpanos, la más grande y próxima a la puerta, en marcado por una cenefa decorada con hojas de acanto, representa la Ascensión de Cristo, flanqueado por once apóstoles, los personajes bíblicos Enoch y Elías, y dos ángeles. La figura divina, de un tamaño muy superior a las de sus acompañantes, ha llegado a nuestros días descabezada. El otro tímpano, que acaso coronara la portada secundaria del templo, representa en su parte superior la Apoteosis del Cordero, Agnus Dei que aparece con la cruz entre sus patas, entre San Juan Bautista e Isaías; bajo él, separado por un dintel, aparece un bello crismón sostenido por ángeles de tipo trinitario, motivo este que conforma una faja iconográfica independiente y que responde a un modelo característico de la escuela altoaragonesa. Todo el tímpano está grabado con inscripciones alusivas a Cristo vencedor de la muerte y a la erección del templo por Rodericus Ep..., quien no sería sino D. Rodrigo de Cascante, el obispo que regía la diócesis calagurritana en 1181, el año de la concesión por el monarca navarro del fuero de villa a la primitiva aldea de Gasteiz. Este tímpano del Cordero, relacionado estilísticamente con las escuelas de Jaca y Santa Cruz de la Serós, se convirtió en frontal de un nicho sepulcral separado del exterior por gruesos barrotes pétreos unidos por arquillos trilobulados, disposición que permite ver el interior del hueco, ocupado por un sarcófago decorado. El enterrado debe tratarse de un eclesiástico del siglo XIII. En el testero oriental del pórtico aparecen empotrados dos bellos relieves del siglo XIII, que, según una descripción del siglo XVIII, estaban en la parte alta de la fachada principal. Aparecen enmarcados por arcos apuntados que descansan en figuras muy estilizadas, con las cabezas mutiladas, a modo de cariátides. Estas columnas-estatua talladas en los fustes de las columnas pudieron pertenecer a la portada principal, la que incorporaba el tímpano de la Ascensión de Cristo, y acaso representen una Anunciación. El primero de los mencionados relieves representa el Santo Entierro de Cristo, con las tres Marías ante el sepulcro; se trata de un relieve muy relacionado con el del claustro del burgalés Monasterio de Santo Domingo de Silos. El otro ostenta el motivo de la Anastasis o el Descenso de Cristo a los Infiernos para sacar a los primeros padres del Limbo de los Justos. Una imposta de roleos vegetales separa estos relieves de los lucillos inferiores: el parejo al motivo de la Anastasis aparece muy mutilado, mientras que el relacionado con el Santo Entierro muestra el pasaje, bastante dañado también, de la Resurrección, representado por el grupo de soldados durmiendo. Otros dos relieves de menor tamaño flanquean, en la parte elevada de la pared frontal, el tímpano de Cristo con el apostolado: se tratan de una Anunciación, con el bulto de la Virgen mutilado, descabezado, y un Caballero Victorioso, motivo ecuestre que puede representar bien al apóstol Santiago, bien al emperador Constantino I.

Restauración

Obras ejecutadas en la basílica de San Prudencio de Armentia fueron en los años 1562-1982. El siglo XVIII marcó una huella profunda en el templo armentiense. En 1776 se realizaban las obras de maestreo y restauración del templo que alteraron totalmente la disposición de los hastiales y el exterior del edificio románico. Data de este momento la obra de la torre actual: el maestro de obras Francisco de Echánove, de la anteiglesia de Mañaria, propuso rebajar la torre antigua “y hacerla de nueva planta”, tal y como hoy se encuentra. Entonces se construyeron también el pórtico actual, con cinco arcos, y la casa rectoral, obras que configuran hoy la fachada Sur de la iglesia, en la que se conservan el magnífico conjunto de canes románicos de su alero, con restos de cornisas románicas decoradas. También se rehizo la cubierta de la nave.

Fuentes