Batalla de Cannas

Batalla de Cannas
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Parte de Segunda Guerra Púnica
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Batalla desarrollada en la ciudad de Cannas, en Apulia, al sudeste de Italia, la batalla terminó con la victoria del ejército cartaginés, a pesar de la acusada inferioridad numérica de éstos.
Fecha 2 de agosto de 216 a.n.e.
Lugar Llanura situada entre el río Ofanto y la ciudad de Cannas, en Bandera de Italia Italia
Resultado Decisiva victoria cartaginesa
Beligerantes
República Romana República Cartaginesa
Comandantes
Cayo Terencio Varrón
Lucio Emilio Paulo
Aníbal Barca
Fuerzas en combate
Entre 86 400 y 87 000 hombres (16 legiones romanas y aliadas) 40 000 de infantería pesada
6 000 de infantería ligera
8 000 de caballería
Bajas
70 000 muertos según Polibio
50 000 según Tito Livio
alrededor de 11 000 prisioneros
6 000 muertos
10 000 heridos

Batalla de Cannas. Triunfo militar cartaginés acontecido en el año 216 a.n.e., durante la Segunda Guerra Púnica, que enfrentó al ejército cartaginés comandado por Aníbal, y al ejército romano, comandado por los cónsules Gayo Terencio Varrón y Paulo Emilio.

Aníbal Barca, hijo del asesinado Asdrúbal, infligió el Tratado del Ebro (226 a.n.e.), acuerdo mediante el cual Cartago no se anexionaría hacia el norte del Ebro, así como tampoco lo haría Roma al sur de éste. La ciudad de Sagunto estaba fronteriza al sur del Ebro, proximidad que determinó que los romanos firmaran una alianza con ésta, ya que las fuerzas de Aníbal iban ganando momento a momento mayor poderío. El dirigente cartaginés interpretó tal actitud de Roma como una amenaza, invadió Sagunto, la sometió, en tanto que la contraofensiva inmediata de Roma fue la exigencia de justicia a Cartago.

Cabe mencionar que la Segunda Guerra Púnica comienza por el afán de expansión de Cartago hacia la Península ibérica y el objetivo que los romanos tenían en vista, el dominio del Mediterráneo, meta que lograran, posteriormente, con la destrucción definitiva de los cartagineses.

La Batalla

Fuerzas Participantes

Las fuerzas combinadas de los dos cónsules sumaban un total 75.000 soldados de infantería, 2.400 de caballería romana y 4.000 de caballería aliada, contando únicamente a la porción de tropas que se utilizó en la batalla campal. Además, en los dos campamentos fortificados había otros 2.600 hombres de infantería pesada y 7.400 de infantería ligera (un total de unos 10.000), por lo que la fuerza total que los romanos llevaron a la guerra equivalía a unos 86.400 hombres. En el otro bando, el ejército cartaginés estaba compuesto aproximadamente por 40.000 hombres de infantería pesada, 6.000 de infantería ligera y 8.000 de caballería.

El ejército cartaginés estaba compuesto por una amalgama de soldados procedentes de distintas y numerosas regiones. Contaba con unos 10.000 jinetes, entre los que se contaban unos 4.000 galos al menos y varios miles de hispanos. De las infantería, unos 40.000, parte eran infantería ligera (8.000 en la Batalla de Trebia, puede que menos en Cannas) y, del resto, la mayoría eran celtas, tropas que se habían unido ya en Italia (Aníbal no había recibido nuevos refuerzos desde Hispania ó África desde el comienzo de la batalla).

Armamento

Las fuerzas de la república utilizaban el tradicional equipamiento militar romano de la época de las Guerras Púnicas, incluyendo el pilum y los hastae como armas, así como los escudos, las armaduras y los cascos tradicionales. En el bando opuesto, los cartagineses utilizaban una gran variedad de equipamientos distintos.

Los libios luchaban con las armaduras y el equipamiento tomados de los romanos derrotados en anteriores enfrentamientos; los hispanos luchaban con espadas diseñadas para cortar y ensartar, jabalinas y lanzas incendiarias y se defendían con grandes escudos de forma ovalada; y los galos llevaban espadas largas y pequeños pero resistentes escudos ovalados.

La caballería pesada cartaginesa llevaba dos jabalinas y una espada curva, así como una fuerte armadura. La caballería númida, más ligera, no utilizaba armadura y sólo llevaba un pequeño escudo, jabalinas y una espada. Por último, los hostigadores que actuaban como infantería ligera estaban armados con hondas o con lanzas y, de éstos, los honderos baleares (famosos por su puntería con esa arma) llevaban hondas cortas, medias y largas, aunque no llevaban ningún equipamiento de carácter defensivo. Los lanceros sí que llevaban escudos, jabalinas, y posiblemente espada o, al menos, una lanza diseñada para ensartar a corta distancia.

Desarrollo de la Batalla

En aquel año, el Senado romano decidió que Anibal debía ser combatido, asi que cuatro legiones de nuevo cuño fueron movilizadas y se les ordenó que lo aplastasen, de acuerdo con el pensamiento militar de la época. Anibal había ocupado Cannas, dando de esta manera a sus tropas el tan necesitado abastecimiento. Anibal era consciente de la necesidad de atraer a los romanos a la batalla, pero tenía serias dudas de que los romanos quisieran enfrentarse él.Dos cónsules ostentaban el poder en ese año Emilio Paulo y Marco Terencio Varro. Solo se enviaban dos cónsules a un mismo conflicto cuando éste era verdaderamente serio, y en este caso lo era. Los dos cónsules ostentaban el mismo poder, y se turnarían en el mando cada dia.

Emilio Paulo (siempre cauto), observando la posición ventajosa de Anibal decidió no presentar batalla, pero al día siguiente era Varro quien comandaba el ejército, y al estar a punto de finalizar su consulado y queriendo llevarse el honor de ser aquel que venció a Anibal decidió atacar sin tener en cuenta la ventajosa posición de su enemigo.

Con la primera luz del día movió sus tropas al otro lado del Rio Aufidus en la orilla este. Posicionó su caballería en el ala derecha, la infanteria en el centro y la caballería auxiliar en el ala izquierda, al frente situó toda su infantería ligera.

El despliegue era totalmente convencional, pero Varro acortó la distancia entre los manípulos, renunciado a la flexibilidad por la rigidez, imitando a las falanges.

El ejército romano constaba de 75.000 hombres de infantería y más de 4.000 de caballería (8 legiones, el ejercito más grande que Roma había movilizado nunca). Mientras los romanos completaban su despliegue, Anibal situó su ejército. Su infantería ligera y los honderos baleares formaron una línea detrás de la cual se situaba su contingente principal.

En su flanco izquierdo situó la caballería Gala e Hispana, cerca de ella situó su infantería pesada, sus veteranos. Infantería gala e hispana fué colocada en forma de arco y su caballería númida fué situada en el flanco derecho.

Las caballerías se enfrentaron, galos e hispanos contra romanos, y númidas contra auxiliares. La infantería romana avanzó contra la infantería púnica y entraron en combate. Los 40.000 hombres de Anibal tenían que aguantar el brutal impacto de la infantería romana, y así lo hicieron. Y fué en este momento cuando la genialidad de Anibal empezó a surtir efecto, su primera línea de infantería empezó a ceder formando una especie de media luna y empezando a rodear a la infantería romana. El riesgo de esta estrategia estaba en que si el centro del arco no se mantenía firme la batalla estaría perdida.

Por otro lado la caballería de Anibal era superior, tanto en número como en experiencia en combate. La caballería gala-hispana puso en fuga con facilidad a la caballería romana y girando grupas se dirigió a ayudar a la cabellría númida la cual (siendo una de las mejores, por no decir la mejor de la época) había aguantado el envite de la caballería auxiliar romana. Entre las dos caballerías rápidamente vencieron a la caballería auxiliar romana. En este momento de la batalla tenemos: Infantería romana embistiendo de frente a la infantería púnica.

El polvo del terreno cegaba por completo a la infantería romana de tal manera que no pudo ver como por su retaguaria se acercaba a toda velocidad la caballería púnica cayéndoles encima por sorpresa. Rodeada la infantería romana por todos lados fué totalmente aplastada.

Según Polibio, sólo 3.500 romanos consiguieron escapar, 10.000 fueron tomados como prisioneros y 70.000 yacían muertos en el campo de batalla. Entre los que consiguieron escapar se encontraba el responsable del desastre, el cónsul Varro.

Las noticias de la derrota de Cannas calló como un jarro de agua fría en Roma. Rápidamente el Senado romano hechó la culpa del desastre a que los dioses les habían abandonado, y para reconciliarse con ellos y aplacar su ira, un hombre y una mujer Celta y un hombre y una mujer Griega fueron enterrados vivos. Otros dicen que se responsabilizó al impúdico comportamiento de dos vestales. Una de ellas fué enterrada viva y la otra se suicidó convenientemente.

Después de la victoria, el lugarteniente de Anibal, Maharbal pidió a éste que movilizase la tropas rápidamente hacia Roma para tomarla al asalto, pero el general púnico, viendo el estado de su ejercito se negó. Maharbal entonces le dijo a Anibal: "Anibal, sabes vencer, pero no sabes como aprovechar las victorias". El porqué Anibal no quiso atacar Roma después de Cannas es un misterio que aún hoy en día se discute en las academias castrenses.

Importancia en la Historia Militar

La batalla de Cannas tiene gran importancia en la historia militar tanto por las tácticas implementadas por Aníbal como por su importancia en la historia militar de la antigua Roma. La batalla supuso la derrota más grave de la República de Roma hasta la batalla de Arausio y, en sí misma, adquirió una significativa reputación dentro del campo de la historia militar.

Véase también

Fuentes