Campañas del Perú. Expedición de Sucre a intermedios

Campañas del Perú. Expedición de Sucre a intermedios
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Fecha:del 1811 al 1824
Lugar:Lima, Perú
País(es) involucrado(s)
Bandera de Perú Perú
Líderes:
Generales: José de San Martín, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre

Campañas del Perú. Expedición de Sucre a intermedios En una Junta de Guerra el 30 de mayo Sucre había recomendado enviar a Intermedios una expedición de 3000 hombres a reforzar el ejército de Santa Cruz y se ofreció para conducirla en persona. Durante la ocupación de Lima se resolvió aceptar esta idea. Sucre designó de Jefe de Estado Mayor al general Alvarado y este general partió del Callao el 13 de julio hacia Intermediós con la brigada de Jacinto Lara de tres batallones colombianos y la del general Pinto de dos batallones chilenos, formando en total 3215 combatientes.

Como esperaba Sucre, alarmado Canterac con la nueva expedición evacuó a Lima el 16 de julio, rumbo a Jauja y Huancavelica, después de haber obtenido de los pudientes sumas importantes de dinero y despachado a Valdés hacia el Sur con 3 batallones y 3 escuadrones, en junto 2500 hombres destinados a reforzar al Virrey y contener los progresos de Santa Cruz.

Sucre en el Sur.

Habiendo partido del Callao el 20 de julio, Sucre llegó con su expedición al puerto de Chala el 2 de agosto. Desde allí le escribió a Santa Cruz ofreciéndole su cooperación, pero este general que se creía el vencedor de Pichincha, le contestó con evasivas. En su correspondencia no dejaba duda de que quería obrar solo en la campaña.

De Quilca Sucre se dirigió a la ciudad de Arequipa, de sentimientos patrióticos y abundantes recursos, a donde llegó el 31 de agosto. La guarnición se retiró a Apo. Del Cuzco el Virrey había partido con 3000 hombres en socorro de Valdés, amenazado por Santa Cruz, y juntos pasaron el Desaguadero. Santa Cruz se dirigió a Oruro a reunirse a Gamarra, pero atemorizados con la incorporación de Olañeta, procedente de Potosí, no quisieron presentar batalla al Virrey y se pusieron en retirada precipitada hacia el Norte. Transcurridos muchos días, Sucre recibió una carta de Santa Cruz del 12 de septiembre invitándolo a reunirse con él; generosamente se puso en marcha para socorrerlo y sin preocuparlo la aproximación de Canterac con 3000 hombres procedente del Cuzco, se dirigió a Apo esperando salvar a su colega, pero ya era tarde. Al llegar a dicho pueblo supo la fuga de Santa Cruz y Gamarra quienes no se atrevieron a presentar batalla al Virrey y marchaban en retirada a toda carrera hacia la Costa. Tratando de escapar ligero botaban las armas y dejaron perder el parque, de manera que a la Costa llegaron el lo de octubre solamente unos 900 hombres, en parte desarmados, perseguidos por un solo cuerpo del Virrey, quien no quiso molestarse en seguirlos con todo su ejército. Tal fue lo que se llamó por los peruanos la Campaña del Talan.

Cuando Sucre se dirigía hacia Puno, recibió en el camino la sorprendente noticia de la fuga del ejército peruano, e inmediatamente hizo retroceder sus fuérzas y a los dos o tres días llegó a Cangallo, punto situado en la vía de Moquehua, siempre con la idea de salvar algo de los restos del ejército de Santa Cruz, pero en cuenta de su disolución casi total, volvió a Arequipa el 29 de septiembre, e hizo replegar su división a dos jornadas de la ciudad camino de la Costa para evitar la confusión en un reembarco precipitado. El se quedó en Arequipa unos días con la caballería para distraer a los enemigos.

Ineptitud de Miller.

Poco después aproximándose el Virrey con su ejército, Sucre abandonó a Arequipa el 8 de octubre, y se dirigió a Quilca, a donde llegó el 11. Encargado Miller de sostener la retirada con 200 jinetes, contra 100 del enemigo, no supo maniobrar y batido culpó del desastre a sus soldados, todos chilenos.

Esperando la anunciada expedición chilena, Sucre permaneció ocho días en Quilca, pero como no llegaba, el 15 se embarcó rumbo al norte. De esta manera terminó la campaña.

Bolívar se embarca para el Perú.

Después de la derrota definitiva dada a los pastusos, Bolívar llamado varias veces del Perú partió hacia el histórico virreinato, en el bergantín Chimborazo el 6 de agosto de 1823. A los 25 días de navegación, contra la corriente del Sur, desembarcó en el Callao y entró a Lima el 10 de septiembre un año menos 20 días después de la retirada de San Martín . El Congreso animado de halagüeñas esperanzas lo nombró Director Supremo de la Guerra, a regañadientes de los individuos que componían el Gobierno, aunque ninguno expresó ni disimuladamente sus opiniones harto conocidas del público. Todas las gestiones que hizo Bolívar para reducir a Riva Agüero, alzado contra el Congreso, fueron inútiles: terco y de escasas luces, el pseudo presidente destituido legalmente, no quiso entregar el poder y se había retirado con su ejército de 3000 hombres hacia Trujillo, antes de la llegada de Bolívar.

Bolívar en Lima.

Al jefe colombiano lo recibieron en triunfo por su renombre y la creencia de que realizaría pronto la independencia total, única manera de terminar la situación irregular en que se hallaba el país, dividido en dos porciones regidas por bandos enemigos, sin comercio mutuo y por tanto con la importación y la exportación restringidas.

En los días subsiguientes desembarcaron en el Callao dos escuadrones de llaneros venezolanos, el batallón Vargas, en su mayoría compuesto de granadinos y reemplazos de diferentes cuerpos de las divisiones que ya se hallaban en el Perú, por todo 1500 hombres. Estos embarques se habían suprimido por la rebelión de Pasto.

Al día siguiente de su llegada, 2 de septiembre, el Congreso por unanimidad de votos autorizó al Libertador para terminar las disensiones entre el Gobierno presidido por Torre Tagle y el temerario Riva Agüero. En consecuencia impuesto ya de la conducta del rebelde el día 4 le escribió a este último intimándole, en una carta amenazadora, que se sometiera al Congreso. Usaba expresiones muy fuertes, porque le habían mostrado cartas del ex-presidente para Santa Cruz, interceptadas en Chancay, llenas de procacidades contra los auxiliares. En vista de esta actitud rebelde del destituido presidente, el Congreso considerando los expedientes de que podía echar mano para dilatar la guerra, dió al Libertador el 10 de septiembre la Suprema autoridad militar en toda la República y estableció que el Presidente Torre Tagle debía obrar de acuerdo con él, todo esto con el objeto de dar mas fuerza al Libertador, para que terminara pronto la guerra; pero él cometió el error de no pedir la administración total del estado, aun cuando contaba con la opinión favorable de casi todos los diputados, facultad indispensable para que pudiera mantener el ejército en su integridad sin faltarle nada. Además de esto Bolívar cometió otro error: en los primeros días, en ceremonia pública, donde se hallaban el presidente Torre Tagle y sus ministros, al recibir una diputación del Congreso les dijo que podían contar con sus esfuérzos

"siempre que se destruyeran los abusos y se introdujeran reformas radicales, en todos los ramos de la administración, que hasta entonces había sido viciosa y corrompida".
Torre Tagle y los Ministros presentes en la recepción, naturalmente, quedaron resentidos.

El disidente y los españoles.

Mientras tanto uva Agüero se entendía con los españoles para proceder contra Bolívar, bien para expulsarlo solamente o para someter el país al dominio completo de España, consecuencia inevitable de cualquier ventaja de los españoles. Al efecto nombró al coronel Remigio Silva el 6 de septiembre para que en clase de plenipotenciario tratara con el jefe supremo del ejército español, sobre los medios de terminar la guerra. Debía proponerle un tratado de amistad con España y ofrecía despedir las tropas auxiliares, y en caso de que éstas o sus jefes resistieran, entonces los ejércitos españoles y peruano, los obligarían por la fuerza a evacuar el país.

Para tratar con el disidente Bolívar nombró una comisión formada del diputado José María Galdeano y el general de brigada Luis Urdaneta. El 11 de septiembre llegaron a Huaraz, cuartel general de Riva Agüero, pero no lograron ningún arreglo, porque sus proposiciones eran inaceptables y el ex-presidente no ofrecía nada, contando con recibir pronto noticias favorables del ejército de Santa Cruz que le era adicto.

Bolívar invitó al disidente varias veces a concurrir con sus 2000 hombres útiles de Huaraz a Paseo, a unirlos a 5000 que él conduciría en persona para operar juntos contra los españoles, mientras Sucre se aproximara a Santa Cruz en la esperanza de que este último atendiera sus indicaciones. Poco después, cuando recibió Bolívar la noticia de la disolución del ejército de Santa Cruz, supo también de nuevos tratos de Riva Agüero con el Virrey para entregársele con todo su ejército.

Plan de Bolívar.

En vista de las pérdidas sufridas pidió nuevos refuerzos a Colombia; sólo esperaba la salvación de Sucre por su excepcional destreza. No quedando más recurso que el de las armas, Bolívar emprendió marcha hacia el Norte a reducir al rebelde. Los españoles se hallaban en Jauja y Cerro de Pasco y los rebeldes en Huaraz y Trujillo. Bolívar dispuso ocupar el territorio intermedió para cortar a los unos de los otros, y arrojarse sobre los de Riva Agüero hasta reducirlos por completo. Con motivo de la campaña contra Santa Cruz 8000 hispano-peruanos se habían dirigido hacia el Sur, mientras en Jauja y Pasco sólo dejaron 4000.

Sucre se había negado a tomar parte en la campaña contra el rebelde, porque según decía, ellos habían ido al Perú de auxiliares de los peruanos y no debían mezclarse en sus partidos domésticos. Después de muchos ruegos convino en acompañar a Bolívar, pero limitando su acción a contener a los españoles del lado de Pasco.

Campaña contra Riva Agüero.

Con las tropas colombianas Bolívar desde la Costa ascendió a la Cordillera Negra, es decir la occidental del Perú, por los Valles de Pativilca y las Fortalezas; atravesó la Cumbre y bajó al Callejón de Huaylas, valle espléndido por su extensión y riquezas agrícolas, al pie de la Cordillera Blanca, o sea la central en esa región.

La mayor parte del ejército se dirigió a Huaraz y allí se incorporó la división de Sucre al cual se encargó pasar la Cordillera con unos cuerpos escogidos y moverse al Sur para hacer frente a los españoles del lado de Huánuco y Pasco, mientras el Libertador marchaba hacia el Norte contra Riva Agüero, quien se había retirado a Trujillo. Durante estos sucesos el arbitrario Vice-Almirante Guise se pronunció por el disidente y decretó el bloqueo de toda la Costa del Perú, desde Cobija hasta Guayaquil.

Véase cómo juzgaba el Libertador a su inepto contendor:

"Después de haber recibido los comisionados de Riva Agüero la respuesta que dieron los nuestros de mi orden a sus proposiciones, y después de haber visto la primera columna de nuestro ejército, se fué inmediatamente Novoa, atolondrado, a dar cuenta a su comitente. El otro comisionado permanece aún y se irá a Lima después de haber visto la segunda columna que ha llegado hoy a este pueblo. Aunque estos dos comisionados han manifestado las mejores disposiciones en favor de una amigable transacción, y aunque han demostrado un candor aparente, lo que hay de cierto es que no se han excedido un ápice de las instrucciones que trajeron de Riva Agüero, las mismas que ha visto Espinar; pero no es de esperar nada bueno del corazón envenenado del Exmo. Presidente y de sus miras eminentemente ambiciosas. Con todo, a la actitud militar que ha tomado el ejército libertador, parece que debe reservarse la terminación de unas desavenencias tan funestas a la causa del país"

Refiriéndose a medidas indispensables para asegurar el éxito de la campaña, el 10 de diciembre de 1823, le decía el Libertador a Torre Tagle estas palabras:

"Debemos hacer marchar mucho a nuestros soldados por las punas, para enseñarles a respirar el soroche y a saltar por entre las peñas como los guanacos, en cuyo país vamos a hacer la guerra"

En otra ocasión le escribía a Sucre de la necesidad de acostumbrar a los soldados a pasar las partes elevadas de la cordillera

"hacerlos caminar hasta 10 leguas por día, proporcionándoles al mismo tiempo todas las comodidades posibles. Debían subir y bajar algún cerro escarpado y dar carreras de media hora o de una hora porque el secreto de la táctica está en los pies como dice Guibert y nuestros enemigos nacidos y criados la mayor parte en la cordillera, lo poseen admirablemente"

Tal era la situación militar y política cuando el 25 de noviembre Riva Agüero y su segundo el general Ramón Herrera fueron destituidos y aprisionados por sus subalternos, al convencerse éstos de que aquellos estaban en tratos con los españoles para expulsar a Bolívar y a sus tropas del Perú. El general La Fuénte prendió a Riva Agüero en Trujillo el 25 de noviembre y al mismo tiempo el coronel Ramón Castilla arrestaba al general Ramón Herrera en Santa. De esta manera terminó la absurda facción de Riva Agüero.

Fuentes

  • Historia de la Revolución de Octubre por Camilo Destruge, citado, pags. 398 y 399.
  • O'Leary, tomo XIX, pag. 318.
  • Relación de Rufino Guido. En la obra San Martín en la Historia y en el Bronce, año del Libertador General San Martín, Comisión Nacional, Ley 13.661, República Argentina, pag. 171. Cartas de Bolívar a San Martín del 25 de julio de 1822. Lecuna, Cartas del Libertador, Tomo III, pags. 56 y 57.
  • Relaciones de la Conferencia. 29 de julio de 1822. Al Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, al General Sucre Intendente de Quito, y al General Santander, Vice-Presidente de Colombia. Lecuna. La Entrevista de Guayaquil. Tercera Edición, 1952. Pags. 52 a 57 y 311 a 321.
  • Memorias de O'Leary, Narración, tomo II, pag. 173.
  • Oficio de la junta Suprema del Perú, Lima 25 de octubre de 1822, O'Leary, XIX, pag. 389.
  • Oficio de Tomás Guido, Lima 9 de marzo. Paz Soldán. Segundo Periodo, tomo 1, pag. 76. Contestación de Bolívar, 30 de marzo, al Secretario de Guerra del Perú, O'Leary, XIX, pag. 484.
  • Lecuna. Cartas del Libertador. Bolívar a Santander, Guayaquil, 29 de marzo de 1823, tomo III, pag. 157.
  • A Sucre, 24 de mayo de 1823. Lecuna. Cartas del Libertador, tomo III, pag. 187. El párrafo está en la pag. 191.
  • Parte oficial firmado por el coronelCarlos Eloy Demarquet, Cuartel General en Ibarra, a 18 de julio de 1823. O'Leary, tomo XX, pags. 206 a 208.
  • Oficio al Secretario de Guerra, en Ibarra, 18 de julio de 1823,
  • O'Leary XX, pag. 206, citado.
  • O'Leary, Documentos, tomo, 1, pag. 46. Carta de Sucre al Libertador, Callao, 19 de junio de 1823.
  • Oficio de Sucre a Riva Agüero, San Borja, 17 de junio de 1823. De la obra de Alfredo Guinassi Morán, General Trinidad Morán, Arequipa tomo 1, pag. 181. Boletín de la Academia de la 1-Iistoria N0. 103, pag. 248.
  • O'Leary, Documentos, tomo 1, pag. 54. Carta de Sucre al Libertador, Callao, 25 de junio de 1823.
  • O'Leary, Documentos, tomo 1, pag. 43. Carta de Sucre al Libertador, Lima, 31 de mayo de 1823.

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