Carlos María Villafañe

Carlos María Villafañe
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NombreCarlos María Villafañe
Nacimiento5 de abril de 1881
Roldanillo (Valle)
Fallecimiento26 de noviembre de 1959
Cali (Valle)
NacionalidadColombiana
OcupaciónPoeta, escritor.


Carlos María Villafañe Poeta, escritor y crítico taurino Colombiano.

Nació en Roldanillo, Valle (1881 o 1882) y murió en 1959. Autor de inolvidables crónicas humorísticas, con el seudónimo de Tic-Tac publicó su columna Crónicas bogotanas en numerosos periódicos, y se considera el primer cronista del Centenario, generación que los produjo excelentes. De humor crítico y filudo, hábil en los malabares del lenguaje, hacia los años veinte fue uno de los cronistas estrella de la revista Cromos de Bogotá, y luego fijó sus reales en El Tiempo. Según Miguel Camacho Perea14, “se especializó en la crónica ligera, brillante en sus apreciaciones, sagaz en sus insinuaciones y en la interpretación de los hechos; de sutil humor en el delineamiento caricaturesco de personalidades. Así se convirtió en uno de los periodistas más admirados de principios de este siglo”.

Biografía

Espíritu generoso y selecto, poeta en la vida y en la obra, escritor de inolvidables crónicas, humorista de fina ley, crítico taurino, el autor de “Tierra del Alma” honró la tradición cultural de Colombia. Por los años 20 fue famoso su seudónimo “Tic-Tac”.

Carlos María Villafañe nació en Roldanillo – discreta y amable población del norte del Valle del Cauca – el cinco de abril de 1881. Hijo natural de Josefa Villafañe. Muy niño salió el futuro poeta de su Roldanillo natal, sin terminar primaria, a pie y con los zapatos al hombro, con destino Bogotá.

Era un hombre enjuto, tenía más carnes un grito como decía jocosamente José Antonio Gómez Parra, vestía con menosprecio de su apariencia personal, usaba gafas doradas y sombrero de ala de cucaracha, regalo que le hacía cada diez años, Enrique Santos, Calibán. En la capital de la República se metió a los círculos literarios y muy joven llegó a ser parte de la “Gruta Simbólica”, de la cual llegó a ser miembro destacado. Fue ésta una reunión clandestina de poetas y escritores bohemios que infringía los toques de queda de la "Guerra de los Mil Días" (1899 – 1902), para hacer sus tenidas de conversaciones, tragos, música, letras y política, por supuesto. Amigo íntimo de Julio Flórez, Eduardo Ortega, Clímaco Soto Borda, Jorge Pombo, emulaba con ellos en la expresión de la poesía romántica, en el calembour de moda en aquella época, en las aventuras bohemias.

Cronista de estilo agradable y sencillo, escribió sobre diversos temas en los periódicos capitalinos y en otros varios de países suramericanos. Su obra en prosa dispersa en diarios y revistas fue recogida en dos volúmenes titulados “Pathé Journal” y “De sol a sol”, obras totalmente agotadas en su tiempo y no reeditadas por el autor.

Era noctámbulo y escribía acostado en su cama, apoyando el papel sobre las rodillas. Sino escribía salía a caminar hasta la madrugada con una gabardina al hombro y fumando incesantemente pequeños tabacos que consumía sólo hasta la mitad.

Contrasta en Villafañe su delicada vocación lírica con la presencia de un sentido humorístico de la vida que se manifiesta en sus célebres “chispazos”, de los cuales no se ha hecho una colección minuciosa. Se recuerda, entre otros, aquel que contiene una satírica definición de “Capital y Trabajo”, tema sobre el cual los expositores han escrito profusos volúmenes:

“Esta cuestión tan ingrata es preciso definirla: el capital. . . es la plata y el trabajo. . . conseguirla”

Don Antonio Gómez Restrepo escribió a propósito de esta faz intelectual de Villafañe: “Villafañe tiene dos personalidades: la del cronista Tic-Tac, que sobre el suceso del día teje un chispeante, risueño y a veces hondo comentario y que ha hecho del “calembour” su domicilio propio, y el poeta sentimental y hasta romántico, que canta íntimas tristezas y desconsolados amores. Escribió el poema “Tierra del Alma”, en que ensaya la manera moderna para describir el Valle del Cauca. Hay allí vibraciones nuevas y un modo sutil y extraño de sentir y de pintar la naturaleza”.

Ejerció numerosos cargos en la burocracia, y fue cónsul de Colombia en Tarragona - España, donde no había consulado pero cuya creación se hizo para que el poeta pudiera gozar de las excelencias de una tierra escogida por él mismo para su recreación espiritual. Retirado Villafañe de ese empleo, fue suprimido.

Regresó al país, después de dejar el puesto consular, desempeñó en Cali un oficio que tenía el nombre de “Juez Nacional de Rentas”. Esto ocurrió ya bajo el régimen liberal. Villafañe fue noctívago y apenas dormía unas pocas horas durante el día. Un visitador del ministerio respectivo se dio cuenta de la ausencia frecuente del poeta, cuya oficina permanecía en manos del secretario. El acucioso funcionario pidió telegráficamente el reemplazo de Villafañe y a los dos días llegó la destitución. . . para el visitador. No sabía el pobre visitador lo que para el prestigio del país representaba el poeta Villafañe.

Cuando se radicó en Cali, el poeta vivió en el hotel Alférez Real, en el cuarto 430 y sin pagar, invitado permanente del dueño, don Hernando Caicedo. En su pobreza Villafañe era generoso, pues los regalos que le hacían sus amigos, los regalaba a su vez a los amigos pobres, a veces sin abrir. Y a veces necesitaba esos objetos.

La mesa del poeta Villafañe era el “rendez vous” de los personajes que llegaban al hotel, presidentes y gobernadores, buscaban su amistad.

Para los vallecaucanos Villafañe es un punto de referencia lírica, sentimental. Lo que ha escrito les llega profundamente. Y de ahí que todos, con hondo fervor cordial, estén en torno suyo, en agradecimiento por todo cuanto líricamente ha hecho por la exaltación de la comarca.

En el año de 1956 regresó a Roldanillo por última vez, cuando la tuberculosis, esa enfermedad de los poetas, estaba en camino para asestar, tres años más tarde, su certero golpe.

En abril de 1958 se le hizo un homenaje en Roldanillo, con el descubrimiento de un retrato suyo pintado por Jesús María Espinosa, que fue puesto en la sede del Concejo Municipal. Villafañe se limitó a llorar de gratitud. Cada vez que le preguntaban por el homenaje, contestaba: “Me colgaron”.

Muerte

El 21 de noviembre de 1959 es llevado e internado en el Hospital Departamental de la ciudad de Cali – Valle del Cauca, donde lo recibe el joven médico internista doctor Álvaro Obregón, los médicos que estuvieron luchando en la recuperación de la salud del poeta Villafañe fueron: Dr. Lupi Sergio Mendoza, Dr. Abel Marulanda, Dr Araujo Gráu y el Dr Ramón Mendoza.

El miércoles 25 de noviembre de 1959 entraron a la sala de cirugía al poeta don Carlos María Villafañe. El jueves 26 de noviembre de 1959, a las 0.10 horas murió el poeta don Carlos Villafañe en el Hospital Departamental de Cali. El viernes 27 de noviembre de 1959, a las 10 de la mañana se le cantó vigilia en la Catedral de Cali y luego salió para Roldanillo a las once y cuarto de la mañana. El cortejo fúnebre llegó a Roldanillo a las cuatro de la tarde.

Fuentes