Castillo Caravaca de la Cruz

Castillo Caravaca de la Cruz
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Castcaravacas.jpg
LocalizaciónEspaña, Murcia
UbicaciónCalle Cuesta Castillo, 31, 30400 Caravaca de la Cruz, Murcia, España
GuarniciónOrden del Temple, Orden de Santiago
OcupantesAlfonso X de Castilla y León

El Castillo Caravaca de la Cruz es una fortaleza, también conocido como Real Alcázar o Santuario de la Vera Cruz, se encuentra situada en pleno centro urbano de esta población del noroeste murciano, sobre un altozano que caracteriza a la ciudad y sobre el que, desde antiguo, se dominaron los campos circundantes regados por el río Argos, y se controlaban importantes vías de comunicación que conectaron el interior de la Península Ibérica con las costas mediterráneas. Hoy, el interior de la antigua fortificación alberga el Santuario de la Vera Cruz, excelente ejemplo del barroco español y uno de los grandes centros de peregrinación de la cristiandad.

Orígenes históricos del castillo

Los orígenes de esta fortaleza hay que situarlos en época islámica. Entre los siglos XII-XIII, el autor árabe al-Yacut señala la existencia del hisn de Caravaca: un punto fortificado que centralizaba el control de los campos circundantes y la defensa de la población rural y sus ganados y pertenencias. Sin embargo, lo que marcaría su carácter posterior fue el establecimiento, tras la reconquista del reino de Murcia durante la segunda mitad del XIII, de la bailía templaria, en cuya jurisdicción también iban a comprender las localidades y términos de Cehegín y Bullas. Actualmente, la fortaleza se encuentra muy transformada, como fruto del devenir de la historia y como consecuencia de su conversión en un importante centro sacro. No obstante, aún posee el carácter bélico que le dan los lienzos de murallas jalonados de torreones cúbicos y algunos de planta redonda. Los accesos al monumento están preparados para recibir vehículos hasta la misma puerta del templo, precisamente gracias al carácter religioso del alcázar, que está preparado para recibir miles de fieles en peregrinación. Declarado Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.

Torres del recinto

Una fortificación musulmana

La escasez de fuentes documentales y arqueológicas no permiten, hasta la fecha, establecer una cronología más o menos precisa que señale la construcción de la fortaleza de Caravaca. No obstante a finales del siglo XII y comienzos del XIII, el hisn de Caravaca ya estaba plenamente formado, por lo que se puede apuntar el origen islámico del castillo. De hecho, la disposición en planta de todas sus estructuras, revelan la existencia de un plan de fortificación de origen típicamente musulmán, con numerosos paralelos en el resto del reino de Murcia.

En manos de Templarios y Santiaguistas

La conquista castellana del sureste español y el estancamiento de los avances cristianos sobre los musulmanes, convertiría a los campos caravaqueños en un espacio fronterizo, en la vanguardia de Castilla frente a la Granada nazarí. Fue por ello por lo que la Corona hizo donación de estas tierras a la Orden del Temple, que establecería una bailía, la cual englobaba también a Cehegín y Bullas. La fortaleza de Caravaca se convertiría entonces en el puntal defensivo y jurisdiccional de la orden militar en el reino de Murcia. Sin embargo, en 1312 revertiría a la Corona hasta 1344, año en el que pasó a la Orden de Santiago. Y en manos de sus freires estaría ya hasta las desamortizaciones del siglo XIX. Precisamente, a comienzos de aquel siglo, de nuevo el castillo había tenido su protagonismo, ya que fue preparado para resistir a las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia.

Muros de la edificación

Dos líneas de defensa

Desde antiguo, es conocida la composición exterior de la fortaleza por un recinto de muros flanqueados por 14 torres de diferente tamaño, de las cuales tres de ellas tienen planta semicircular y son, probablemente, de construcción posterior a las de planta cuadrada. Destaca la disposición de la puerta principal, flanqueada por dos torreones, una de ellas la conocida Torre de las Toscas, que estuvo relacionada con la primigenia iglesia de Santa María la Real, y en cuyo frente podemos apreciar un pequeño vano geminado. Es también destacable la existencia de un baluarte, construido a comienzos del siglo XIX, al parecer con motivo de la Guerra de la Independencia. A través de los informes que los monjes de la Orden de Santiago mandaban a sus superiores acerca del estado de las defensas, sabemos que la fortaleza tuvo dos puertas que, inevitablemente, la relacionaban con su entorno. La principal era la que entroncaba con el camino hacia Lorca y Granada, y el segundo acceso lo constituía otro portón que iniciaba la vía de Cehegín y Calasparra. Ya dentro de la explanada interior, existe otro recinto, que se situaría en el espacio donde hoy se establecen el templo y el claustro: se trataría del último reducto defensivo, de planta cuadrangular y dotado de seis torres, con salida directa al exterior del espacio amurallado. Su estructura más importante es la Torre del homenaje, la llamada Torre Chacona, que pone en contacto el recinto superior con el inferior, y se convierte en un elemento fortificado de primer orden, con la posibilidad de ejercer su defensa con independencia del conjunto.

Puerta de acceso

Santuario

La iglesia es de planta de cruz latina, de tres naves longitudinales y con tribuna corrida sobre las naves laterales y cúpula en el crucero. Estas naves abocan al centro con arcos abocinados, sobre el que se apoya el coro. La Capilla Mayor tiene dos cuerpos: el presbiterio propiamente dicho y la Capilla de la Aparición, donde se encuentra la ventana por la que, según la tradición, los ángeles entraron la Santísima Cruz. En los brazos del crucero hay dos retablos barrocos, uno de la Virgen de la Encarnación y otro de San Lázaro. A ambos lados del presbiterio se disponen dos salas, la de la lado de la Epístola, la sacristía vieja, en la actualidad Capilla de la Vera Cruz, y en el lado del Evangelio, cumple las funciones de sacristía. En el Santuario cabe destacar la magnífica fachada realizada en estilo barroco en el siglo XVIII hecha con mármoles rojos de la zona, y construida con posterioridad a la iglesia. Consta de dos cuerpos, separados los dos primeros por un entablamento cuya cornisa queda quebrada para albergar un escudo real. Es una portada con elementos de una imaginación desbordante, una exhalación de la Santa Cruz. El claustro realza la fachada la policromía conseguida por el material empleado, mezclando jaspes de tonos rojos y grises. Adosado a la parte norte del Santuario, se halla un claustro de dos plantas, que forma parte de la denominada Casa del Capellán recientemente rehabilitada y que hoy día alberga el Museo de Arte Sacro. Este claustro está construido sobre el mismo lugar donde se encontraba el patio de armas del castillo. En el interior de la iglesia, que guarda una estrecha relación con el estilo herreriano, se hallan un órgano y los retablos antes citados, todos de estilo barroco. En el santuario podemos destacar la Capilla de la Cruz, la Capilla de la Aparición, la Capilla de los Conjuros, el Mirador de la Reina, La Torre Chacona o del homenaje y el aljibe musulman.

Fuentes