Cementerio Municipal de Holguín

Cementerio Municipal de Holguín
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Obra Arquitectónica  |  (Plaza con Edificaciones)
Cementerio Municipal de Holguín.JPG
Cementerio Municipal de Holguín
Descripción
Tipo:Plaza con Edificaciones
Localización:Holguín Bandera de Cuba Cuba.
Uso actual:Inhumaciones, exhumaciones, cremación
Datos de su construcción
Inicio:1790
Término:1851
Inauguración:28 de junio de 1814


Cementerio Municipal de Holguín . Se localiza en la calle Rastro (antes Consejo), limitado al noroeste por la calle Martí (antes San Pedro) y en su frontón central concluye la calle Luz y Caballero (antes María Magdalena) viniendo desde el extremo Este de la ciudad, en la ciudad de Holguín y provincia homónima en Cuba.

Antecedentes

El primer cementerio de la ciudad de Holguín fue la Iglesia Parroquial, enterrándose dentro y fuera del templo según la categoría social del difunto. La costumbre de enterrar dentro de las iglesias estaba regulada por las leyes de Indias en su libro 1, título 18 y fue prohibida por una Real Cédula, aprobada por el rey Carlos III el 3 de abril de 1787. Tres años más tarde en 1790 se construyó el primer cementerio fuera del perímetro de la ciudad, bendecido ese año por el Obispo Don Antonio Feliú y Centeno, dejandose de enterrar a partir de ese año en los contornos de la Iglesia. Se ubicó en los terrenos que hoy ocupa el parque Martí (Victoriana de Ávila) al fondo del Asilo de Ancianos en calle Libertad (antes San Isidoro) entre Coliseo(antes Anima) y Gral. Salazar (antes Desamparados). Fue una institución con carácter provisional, pues eran endebles los materiales utilizados en su construcción, como su cercado de madera, lo que no le permitió una larga existencia.

Historia

El 29 de junio de 1814 se inauguró el Cementerio Municipal localizado hacia el noroeste de la ciudad, veinticinco metros más allá del río Jigüe. Así, este camposanto también quedaba fuera de los límites de la villa y para su acceso se hizo necesario edificar un puente. La obra tuvo tres etapas de construcción.

En la primera etapa el cementerio tenía doscientas varas en cuadro cerrado, con cercado de tablas de cedro acantiladas y montados en horcones labrados de corazón, con portada y osario. El 9 de julio de 1814, nueve días después de bendecido este nuevo cementerio por el Obispo de Cuba;Monseñor Mariano Rodríguez de Olmedo y Valle, se inhumó el primer cadáver, que fue el de Don Miguel Serrano y González de Rivera. La segunda etapa se ejecutó bajo el gobierno de Alfredo Zayas y Armijo. El cercado de maderas se sustituyó por piedras, se le abrieron dos puertas de entrada y al fondo se construyeron los osarios, correspondiendo uno a la parroquial de San Isidoro y el otro a la auxiliar San José, que se había edificado, desde 1806, como ermita. En 1841 el ayuntamiento había nombrado al pardo; Sargento Mayor José Simón Guillén, como Maestro Mayor de Albañilería para que este ampliara el cementerio que en menos de 40 años se había vuelto pequeño. Es este maestro albañil quien se encarga de revisar la construcción de las bóvedas.

La tercera y última etapa de construcción del cementerio comenzó en 1845 cuando los lugareños Juan Buch y el comerciante José María Cubero, y con la contribución de otros vecinos solicitaron mejorarlo a su costa. Surgieron en 1851, al fondo los osarios y se daba por terminada la recoleta ermita Capilla de Cristo Misericordioso, y con ello la obra en general. En esta ocasión el camposanto quedaba perfectamente amurallado, con gruesas tapias de ladrillos. El amplio espesor de estos muros le permitió llevar dentro tres hileras de nichos abovedados. Para la entrada se concluyó el pórtico de estilo románico y el pasillo hasta la capilla que antiguamente se había hecho de barro cocido. Conforme a las leyes de la época se le dio forma rectangular, con calles cortadas en ángulo recto como la propia ciudad.

Fotos en cerámica vidriada manufactura italiana

Asimismo un pasillo o calzada central dividió el camposanto en dos barriadas: El lateral izquierdo correspondía a San Isidoro y el derecho a San José. El primer barrio fue ampliado hacia el Sur por el lateral derecho, y San José al Norte, ambos separados por la callejuela, que va desde la entrada a la capilla. A tenor con la Real Cedula, era de rigor que la testa o cabeza del difunto coincidiera en la base con la cruz sepulcral, llamada por eso "cruz testera"; era obligado que la cabeza quedara al poniente y en consecuencia los pies al oriente: no así los miembros de la clerecía cuyos muertos se enterraban en la posición inversa. Esta disposición lo ha conservado en parte la zona antigua, no así los fondos de la capilla y la parte norte que son modernas, y que ganaron terrenos hacia la calle Martí. Con la incremento de construcciones la necrópolis holguinera quedó dentro del tejido urbano por lo que alrededor de 1970 se aprobó por el Poder Local la construcción de un nuevo cementerio en la zona de Mayabe. El Cementerio Municipal o General como también se el ha llamado ha sido parte indisoluble de la historia de la ciudad, de ahí su valor histórico. Puede decirse que en él se encuentran sepultados desde negros esclavos, soldados del ejército español, combatientes del Ejército Libertador, los mártires de la etapa insurreccional hasta personalidades prominentes de la cultura holguinera.

Monumentos y Esculturas en el cementerio holguinero

No menos importante resulta el valor artístico de las edificaciones. Cuenta con una variada muestra de bóvedas, panteones, mausoleos, estatuas. Predomina el mármol de Carrara en bustos, estatuillas, criptas y obeliscos. También hay vitrales, herrería y granito. Posee piezas únicas esculpidas mayormente en Italia, como una versión en menor escala de la famosa La Piedad del genial Miguel Ángel Buonarrotti.

La Piedad

Según la historiadora Ángela Peña “las lápidas de mármol del siglo XIX eran adquiridas en La Habana, Santiago de Cuba y Puerto Príncipe. Aunque la mayoría de ellas no tienen firma se sabe de varias casas comerciales especializadas de entonces: Tricornia, El Arte, La Italia, O´Reilly 59 en La Habana; Valls, Guzmán y Fornés en Santiago de Cuba y A. Rocas y Tomás en Camagüey”. Y en el periódico “El Periquero”, año 1883, se anuncia la marmolería “La Valenciana“ de Puerto Príncipe que ofertaba traer gratis hasta Gibara las obras que le encargasen. Pero a pesar de tantos ofrecimientos las familias acaudaladas de la ciudad importaban desde Italia, a través de casas marmoleras establecidas en la Habana y otros lugares los lujosos monumentos funerarios para la ornamentación de sus panteones. Piezas que aún se en este cementerio.Sobresalientes en el camposanto holguinero son las más de un centenar de piezas escultóricas que lo adornan, de mármol la mayoría, de piedras y bronce otras. Pocas de ellas tiene la firma del maestro escultor que las confeccionó, pero por tradición se sabe que fueron realizadas por artífices de talleres italianos e importadas por la burguesía local. Los temas fueron tomados, preferentemente, de la iconografía cristiana: piedades, ángeles orantes, Santas Teresitas, Cristos Crucificados con coronas de espinas, palomas con ramas de olivo, Cristos pidiendo misericordia y excepcionales bustos-retratos. En algunos casos estos temas fueron confeccionados en forma seriada, otras son obras únicas. En ellas predominan el mediano y el gran formato. En general y lamentablemente hay un llamativo deterioro del Cementerio Muncipal holguineros; los mármoles rotos y cubiertos de hongos, la herrería comida por el óxido, el vandalismo contra algunas esculturas.

Silencioso, recogido, modesto, austero y casi tímido, este camposanto de Holguín subsiste sin embargo imperturbable a los pies de la ciudad, como el más completo testimonio de la vida en ese territorio. Desde sus lápidas, esculturas y epitafios habla lo que ha quedado de sus muertos, sin distinción de si en vida fueron de las principales y más rancias familias holguineras, gobernadores, intelectuales, personalidades de cuerpos militares, mambises, mártires de la revolución, hijos pródigos, o gente anónima, sin nombre.

Primeros monumentos funerarios en el cementerio holguinero

Según el historiador holguinero; Juan Albanés, la primera escultura pública que hubo en Holguín fue colocada en los terrenos adyacentes a la iglesia de San Isidoro. Esta, que fue también la primera escultura funeraria de la ciudad, data de 1794 y consistía en una pequeña estatua de un marino español difunto llamado Carlos Ibarra.Ya, en el actual cementerio las esculturas más antiguas se remontan a la primera década del siglo XX específicamente los años 1907, 1908 y 1909. Con los años, a lo largo de los ejes principales se fueron erigiendo mausoleos en forma de capillas Art Decó, Neoclásico, Ecléctico y Racionalista, así como los grupos escultóricos. Los mandan a construir las familias pudientes: hacendados, comerciantes, profesionales y algún intelectual. Su afán es dejar constancia de su condición elevada.

La primera de todas está en el barrio de San Isidoro y es de mayo de 1907; está dedicada, según consta en su epitafio, a Juana Campos, viuda de Sánchez (Juana Campos era propietaria de gran cantidad de tierras en la zona de Santa Lucía y en sentido general los Sánchez eran colonos, propietarios de gran cantidad de tierras y dueños del central Santa Lucía (Ahora Rafael Freyre).

Panteón Familia Roca.JPG

La escultura que aparece en el cementerio, dedicada a la susodicha dama, no tiene firma, pero se conoce que el lugar de realización fue Italia. Hecha de mármol de Carrara, y de unas dimensiones de 1,90 m. x 80 cms representa una imagen femenina de cuerpo completo, descalza, con manto y sin toca, apoyada en una cruz y sosteniendo con su mano derecha un ramo de flores; el rostro es expresivamente triste. Destaca asimismo el vestuario meticulosamente trabajado a través de largos pliegues que descansan en cada volumen de su cuerpo. No hay dudas que el artista poseyó dominio del oficio. Su obra tiene soltura, movimiento y la ligereza de las esculturas clásicas. Otra de las piezas escultóricas más antiguas del camposanto holguinero tiene fecha de Agosto 1908. Realizada en Italia con dimensiones de 1,30 m. x 30 cms., está dedicada a Cornelio Rojas Escobar, hijo del famoso General de Brigada de las Guerras de Independencia del mismo nombre. A inicios del siglo XX el hijo del General se convirtió en el octavo hacendado ganadero de la época en Holguín, y fue uno de los terratenientes más prósperos de la jurisdicción holguinera, tal como lo prueban los Registros Pecuarios que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Holguín. La obra que adorna su tumba representa un ángel andrógino sobre pedestal. Distingue en él el tratamiento del vestuario: con hermosura descansan los complejos pliegues de la tela en el cuerpo, está hecha en mármol de Carrara. Pieza que logra transparencia, soltura y movimiento. La tercera obra en antigüedad entre todas las del camposanto holguinero es la dedicada a Matilde Silva. Realizada en 1909 está ubicada en el barrio San José. Como casi todas su lugar de realización fue Italia. El tema esta vez es un Cristo con la cruz a cuestas de 1.20 m. x 45 cms. de dimensión, sobre pedestal de base cuadrada. En su parte frontal hay un bajorrelieve.

Bóveda Familia Roca Augier.JPG

De la segunda década del siglo XX sobresalen en el cementerio holguinero varias piezas escultóricas, aunque estas repiten el tema de la Cruz latina cubierta con flores por dos palomas, una en la parte superior y otra en la parte inferior de la cruz. Y es obvio el uso de la paloma. En la iconografía cristiana simboliza el Espíritu Santo; alegóricamente en este caso está recibiendo el alma del difunto. De esta década la más antigua escultura en el cementerio municipal de Holguín es de 1913 y está dedicada a la señorita Balvina Batista, muerta a la edad de 19 años y firmada por M. Prieto y por Valls (El primero se refiere al escultor cubano Manuel Prieto y el último presumiblemente fuera Jaime Valls Díaz).También aparecen otras en los panteones de las familias Trueba (1916), familia Manduley (1916) y Requejo (1917). Estas esculturas formaban parte de las creaciones en serie puestas en boga en la década.

Busto de Panchito Frexes.JPG

Excepcionalmente, de esta segunda década es el busto retrato del Coronel Panchito Frexes Mercadé, quién según reza en su epitafio, fue auditor del Estado Mayor General de Antonio Maceo y que murió en campaña durante la invasión a Occidente el 24 de octubre de1886. Este joven guerrero murió en Soroa, Pinar del Río con solamente 33 años de su edad, pero sus restos no se trajeron a su natal Holguín hasta 1905. Durante todo ese tiempo su viuda tuvo que soportar grandes vicisitudes para conseguirlo. Y en 1913 consiguió hacerle la tumba que ella y sus hijos querían para el héroe. El busto retrato fue realizado en Italia y no tiene firma, es de mediano formato, de obvio mármol extraído de las canteras de Carrara, con pedestal sobre el que descansa el busto del coronel. Sin duda es la obra excelente, sobre todo por su distinguida expresión de seriedad y por la lozanía en el rostro y la firmeza en su carácter. Al decir de los biógrafos del también abogado Frexes, tal como se ve en el busto eran esos los verdaderos aspectos fisonómicos y psicológicos del personaje, lo que revela una gran dedicación, destreza en el oficio y maestría en el anónimo creador. De la tercera década del siglo pasado es una de las imágenes más interesantes entre todas las que se encuentra en el barrio San Isidoro, calle # 6, panteón # 177, fechada en febrero de 1922 es una de medianas dimensiones (70 cms. x 30 cms.) y que se trata de otro busto, el del fallecido Manuel Pereda. Por cierto esta pieza aparece firmada como: E. Salvatori Dig Fisit; el escultor genovés Ettore Salvatori Dig Fisitdi di Querceta, autor del monumento a Emilia de Córdova, en La Víbora, y de muchas otras esculturas en toda Cuba. Otras de las figuras escultóricas sobresalientes de la década del 20 es la excelentemente trabajada en volúmenes, transparencias y drapeados del ropaje, y dedicada en 1925 a la muerte de Wenceslao Infante Bidopia.En las primeras décadas del siglo, Infante era considerado el principal hacendado ganadero de la zona. La Sucesión Infante, integrada por sus hijos y viuda, fue quien promovió la construcción de un gran mausoleo para su padre. La escultura que se encuentra en su tumba, refleja su poderío, sobre todo por ser una de las más ampulosas y de gran formato (aproximadamente de 4,5 metros). El pedestal también es de puro mármol de Carrara. Por cierto, una leyenda en esta ciudad dice que Wenceslao Infante murió un 31 de diciembre a manos de su amante que quería que el poderoso ganadero pasara con ella todo el día y la noche.

Cristo crucificado.JPG

De 1922 es la escultura dedicada a Ismael Velázquez y familia. La obra también es de procedencia italiana y de mármol de Carrara, con mediano formato. Representa un ángel con ramos de flores en su mano izquierda sobre su pecho.De esta década y con características parecidas a la de la familia Velázquez aparecen otras esculturas en el Cementerio Municipal de Holguín, dedicadas a las familias Rodríguez Suárez(1928), Peña Aguilera (1928), Betancourt Aguilera (1928), Ibargurent Cardet (1929). Lo anterior demuestra que el tema de estas esculturas se puso en boga durante esta etapa. Dicen algunos expertos que todas fueron hechas por talleres, que generalmente utilizaba un medio formato y producía en serie con algunas variaciones. Más, la creación en serie no ha sido dicha con ningún matiz peyorativo, pues la calidad de los trabajos los exime de cualquier connotación artesanal, antes por el contrario parece que el o los escultores tenían una completa formación. Todas sus obras tienen actitudes serenas y mesuradas; los atuendos que llevan son túnicas elegantes túnicas que remiten a modelos clásicos griegos. Proliferan los ángeles de largas alas y motivos ornamentales.En el barrio San José del Cementerio, con fecha de 1923, aparece el panteón dedicado a Lidia, muerta a los 17 años. Realizado en Italia y de 2,30 m x 90 cm en su base, la estatua para recordar a la hermosa difunta está hecha en mármol de Carrara. La figura es un ángel (imagen femenina), apoyado en una cruz cubierta de flores, en pose de descanso y alas extendidas, en su mano derecha lleva un ramo de flores y la otra mano la llevó a la cabeza. El rostro de la figura tiene mira concentradamente hacia el panteón en gesto doliente. Sin dudas que esta pieza es de gran rigor académico en su ejecución y en los detalles. Un detalle que hace única esta tumba es que en uno de los espacios que da a la izquierda se encuentra adosada la imagen de la fallecida, en un relieve circular.

Panteón de los Veteranos de la Independencia en el Cementerio Municipal de Holguín.JPG

Una mención aparte en este relato que habla de las esculturas en el cementerio municipal de Holguín merece el panteón de los “Veteranos de la Guerra de Independencia”. Levantado en 1927 con el dinero recaudado de las tómbolas y verbenas que se realizaron en los Juegos Florales celebrados un año antes, entre el 23 y 24 de febrero de 1926. Estas fiestas fueron auspiciadas por la Junta de Veteranos de Holguín, presidida por el Dr. Américo de Feria Nogales, con Miguel Ignacio Aguilera en la vicepresidencia y Antonio de Feria Salazar como secretario. En el año 27 viene a Holguín el presidente de la República, Gerardo Machado para participar en el traslado de los restos del general Tomás Salazar de Feria, quien había muerto el 3 de agosto de 1915 en Alcalá. Por cierto fueron el General Salazar y su ayudante los primeros en ser enterrados en este panteón. La obra está hecha en mármol de Carrara y consta de 10 tapas distribuidas de 5 en 5. Posee tres niveles de enterramiento con un total de 30 fosos. La escultura que lo preside fue importada de Italia y representa a la República de Cuba. Tratase de una figura femenina con espada en la mano izquierda y un trabajo exquisito en los pliegues de su vestuario de roca y las transparencias. Es esta estatua de una República austera pero sensual.

Monumentos funerarios de los años 30 del siglo XX

Es de la década del 30 del siglo XX se erigió el panteón más grande y ampuloso de la necrópolis holguinera. Exactamente construido en 1934, en él descansan los restos de la familia Menchero, una de las más ricas de la ciudad, gracias a la ganadería.

Panteón Familia Menchero.JPG

“La morada eterna” de los Menchero está ubicada en una de las calles principales del cementerio y resulta, quizá, efectista por el exceso en sus dimensiones. La inclusión de un sarcófago esculpido como elemento central y la elocuente imagen femenina dormida en clara alegoría a la muerte, culminando el conjunto y el alto y detallado nivel de ejecución, hace decir a los expertos que este panteón tuvo como paradigma a los modelos neoclásicos italianos. De 1935 es el panteón holguinero concebido como un pórtico: a cada lado donde dos columnas dóricas sobre las que se apoya un friso con bajorrelieve con motivos florales, muy planos en su conformación. Adosado al pórtico se representa en la parte central el “Cristo Crucificado”. A ambos lados aparecen dos bustos en relieves circulares con la imagen de los fallecidos de la familia Pérez-González. Es minucioso el estudio hecho por el artista del rostro humano: en los relieves se nota una lograda expresividad, seriedad y solemnidad. El artista permanece en el anonimato, el mármol de Carrara fue el utilizado y su lugar de realización es Italia.

Cabeza de Cristo.JPG

De esta década (exactamente del año 1936), es una pieza única de un “Cristo” de aproximadamente 1m x 2m con pedestal, pidiendo misericordia. De ese año es también la cabeza de “Cristo” de pequeño formato dedicado a la tumba de Miguel Maldonado (la familia Maldonado era de rica procedencia y estaba emparentada con los Infantes). Interesante es la aparición en 1938 de un nuevo tipo iconográfico en el cementerio municipal holguinero: se trata de la imagen de “Santa Teresita”, que después estará muchas veces repetida, representada siempre a través de una imagen femenina joven de triste rostro con toca monjil, calzada con sandalias, portando un crucifijo con rosario y ramo de flores. La primera Santa Teresita en el camposanto de Holguín fue dedicada a Herminia Díaz de Miranda. La estatua mide, aproximadamente, 1.30 m con pedestal.

Monumentos funerarios de los años 40 del siglo XX

La década del 40 no trajo al camposanto holguinero ninguna gran realización en lo referido a las esculturas que adornan panteones. Aunque es sui géneris una dedicada a la familia de intelectuales Pérez Herrero (de 1944), tallada en piedra.

Original estatua en piedra

Se desconoce la procedencia de esta obra que representa una figura masculina recogida en sí misma, de segura ascendencia rodiniana. También de la década del 40 es un ángel orante de la familia Brito Ortega y una “Santa Teresita” con características idénticas a las descritas anteriormente de la familia Pichs Parra.

Monumentos funerarios de los años 50 del siglo del XX

La década de los años 50 del siglo XX se considera como edad de oro de la escultura funeraria en la ciudad. En esto influyó el respaldo económico que para los poderosos holguineros significó esa década durante la que Holguín fue una de las poblaciones de Cuba más destacadas en su actividad comercial y sobre todo en su producción agrícola. Producciones indispensables para el consumo nacional e incluso para las exportaciones. Obvio es que entonces hubo un mayor número de familias adineradas que por iniciativa privada se convirtieron en clientes de talleres extranjeros para la adquisición de esculturas funerarias. Es la descrita una época en que mayor cantidad de estatuas vienen a adornar las tumbas del camposanto, aunque, es justo decirlo, las obras en su gran mayoría repiten esquemas de décadas anteriores. Cuando hay algún cambio este es muy ligero.

Angel arrodillado sobre cojín (1.25 m) sobre la tumba de Gabriel Hoíza.JPG

Así nos encontramos el “Ángel Alado” en su pedestal (1950), en mármol de Carrara de la familia Gómez de la Torre; el “Cristo Crucificado”, aproximadamente de 60 cms en la tumba de Juan Gómez y otro igual de la familia Hernández Santos; la “Santa Teresita” (1955) en mármol de Carrara de la familia Fuentes Roca; el “Ángel Alado” con corona de la familia Gómez Fuentes; el “Ángel Arrodillado” sobre cojín y pedestal de mármol de la tumba de Gabriel Hoíza (de 1.25 m.) Y el “Cristo Crucificado” en bronce de la prominente familia de intelectuales y políticos García Benítez. Singular dentro del cementerio municipal holguinero es la “Piedad” de gran formato, encargo de la familia Palomo López. Descansa la composición encima de un sarcófago. Es la figura muy expresiva y con un mundo interior muy intenso. Desde la década de los 80 es proverbial la manquedad de Cristo, al que algún vandálico le arrancó un brazo, además del abandono en general que le permite al hongo cubrir golosamente las blancas figuras.

Cristo de bronce

De la familia Palomo Pérez y ubicada muy cerca de la tumba de sus parientes, los Palomo López, es la más conocida de las esculturas del cementerio holguinero. Se trata de una “Santa Teresita” en mármol de Carrara, con un excelente trabajo en el ropaje. Tan “de verdad” parece esta figura que ha adquirido ciertos visos de idolatría. Hasta ella, todos los días, llegan muchos devotos y le hacen promesa a cambio de un favor de la santa y cayendo la noche le encienden velas que mantienen viva su luz hasta altas horas de la madrugada, otros le llevan frutas o flores.

Tal como hemos narrado, la familia Palomo tiene dos esculturas de importancia en el cementerio holguinero, ello debido a su estatus social: los Palomo eran dueños de fábricas e industrias de licores y alambiques, de colonias de cañas y de pastos y ganados.

También es de interés es la escultura encargada por la familia Diéguez Infantes con un tema novedoso por inédito en el cementerio de Holguín: un “San José con el niño Jesús]]” de pequeño formato y jardinera a ambos lados. Hermoso es el mausoleo de mármol negro con vetas plateadas y la estatua de la “Dolorosa” trabajada con el característico color blanco del mármol de Carrara que en el cementerio de Holguín sirve de “última morada” al Doctor Rodolfo Socarrás García, Teniente Coronel del Ejército Libertador (1868-1951). Por último, la capilla de la familia Morales Almaguer de estilo ecléctico con un “Cristo Crucificado” con corona de espinas en bronce de medianas proporciones.

Fuente

  • Ángela Peña Obregón, Elda Fernández Perdomo, Enriqueta Campano Vega. “”Holguín colonial: Páginas de su Historia””. Ediciones Holguín 1992. Centro Provincial de Patrimonio cultural.
  • Tesis de Maestría de Susel Salazar y Fotografias de Maikel García Calzado para la ALDEA COTIDIANA[1]