Chagas (enfermedad)


Mal de Chagas
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Agente transmisor:Trypanosoma cruzi (microscópico)
Forma de propagación:Enfermedad infecciosa transmitida al hombre por la defecación de insectos en las picaduras

El chagas, también conocido como enfermedad de Chagas, mal de Chagas-Mazza, mal de Chagas o tripanosomiasis americana, es una enfermedad parasitaria tropical desatendida causada por el protozoo flagelado Trypanosoma cruzi, que es transmitido al ser humano a través de la vinchuca o pito (Triatoma infestans), que funciona como insecto vector o agente transmisor o huésped intermediario del Trypanosoma cruzi.[1]

La enfermedad es una zoonosis que afecta a varios vertebrados salvajes, desde donde se transmite al ser humano.

Historia

La tripanosomiasis americana debe su nombre ―“mal de Chagas”― al médico brasileño Carlos Chagas (1879-1934), quien la descubrió en el año 1909.[1]

El impacto de esta enfermedad no se limita a las zonas rurales de Latinoamérica, donde la transmisión se da a través de un vector. Las migraciones de población a gran escala de las zonas rurales a las zonas urbanas en Latinoamérica y a otras regiones del mundo han aumentado la distribución geográfica y cambiado la epidemiología de la enfermedad de Chagas.

En algunas regiones donde está presente la enfermedad de Chagas, aunque no a niveles endémicos, las estrategias de control deberían concentrarse en prevenir la transmisión causada por transfusiones de sangre, trasplantes de órganos y la transmisión de madre a bebé en el mismo período de gestación.[1]

Forma de transmisión

El protozoo flagelado microscópico Trypanosoma cruzi es el agente transmisor del chagas

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Esta enfermedad la causa el parásito microscópico Trypanosoma cruzi, que es transmitido a los animales y a los seres humanos a través de insectos vectores que se encuentran solamente en las Américas (especialmente en las zonas rurales, donde la pobreza es generalizada). A la enfermedad de Chagas también se la conoce como “el sida de América”. Se calcula que entre 8 y 11 millones de personas ―en México, Centroamérica y Suramérica― tienen la enfermedad de Chagas y la mayoría de ellas no saben que están infectadas. Si no se le trata, la infección dura toda la vida y puede ser potencialmente mortal.[1]

A los insectos vectores se les conoce como triatominos. Estos insectos chupadores de sangre se infectan al picar a un animal infectado o a una persona infectada. Una vez infectado, el insecto expulsa los parásitos T. cruzi en sus heces, a veces sobre la herida que provoca su picadura.

Los insectos se encuentran en casas hechas de materiales como barro, adobe, paja y techo de palma. Durante el día, los insectos se ocultan en las grietas de las paredes y los techos y, durante la noche, cuando los residentes están durmiendo, salen de sus escondites. Debido a que tienden a picar la cara de las personas, por lo que también se les conoce como “chinches besucones”.

Después de que pican e ingieren la sangre, defecan sobre la herida. Sin darse cuenta, la persona dormida puede accidentalmente rascarse o restregarse las heces en la herida dejada por la picadura, en los ojos o en la boca. Todo este proceso prácticamente es imperceptible ya que la picadura prácticamente no se ve a simple vista o puede confundirse con la picada de otro insecto inofensivo

Otras formas de contagio

Presencia de la enfermedad

La enfermedad tiene un largo período de incubación y es difícil o imposible de curar, en caso de que no sea diagnosticado precozmente.

Tiene un amplio espectro clínico que va desde formas indeterminadas de la enfermedad, donde el parásito está aparentemente ausente, hasta formas graves que pueden conducir a la muerte.

La enfermedad provoca inflamación de los tejidos del corazón y del esófago. Algunas personas contagiadas desarrollan hipertrofia cardíaca o de los intestinos.

Países con casos de personas infestadas

Se puede encontrar en cualquier parte del mundo, pero la transmisión a través de vectores está limitada a Latinoamérica, principalmente a ciertas zonas rurales de México, Centroamérica y Suramérica (en Argentina hay casi 2 millones de personas infectadas, el 20 % de los pacientes chagásicos del mundo).

En algunas regiones de Latinoamérica, se ha logrado detener esta forma de propagación a través de programas para el control de vectores. La transmisión a través de este vector no ocurre en la zona del Caribe ―como Puerto Rico o Cuba―, también se han observado casos poco frecuentes de enfermedad de Chagas transmitida por vectores en el sureste de Estados Unidos.

No hay chagas en Cuba

Las misiones cubanas de colaboración médica han crecido notablemente en los últimos años, tanto en el número colaboradores como en el de países donde Cuba tiende su mano amiga; también han aumentado las distintas escuelas en el país donde estudian jóvenes de Latinoamérica, en cualquiera de los casos, estas misiones entran en contacto con enfermedades que no existen hoy en esta isla, como es el caso de la enfermedad de Chagas, la que es endémica de áreas rurales. Sin embargo hasta 2021 no se ha detectado mal de Chagas en la isla.

Se han encontrado ejemplares de vinchucas en Camagüey, Villa Clara y Pinar del Río, aunque nunca se ha reportado una persona infectada.

Síntomas

La enfermedad tiene dos fases, en cualquiera de las dos se puede reducir la mortalidad de la enfermedad, si es diagnosticada a tiempo.

Fase aguda

Tiene lugar en las primeras semanas o los primeros meses de la infección. Generalmente pasa desapercibida porque no muestra síntomas o exhibe solo signos y síntomas leves que no son exclusivos de la enfermedad de Chagas. Los síntomas que nota el paciente pueden incluir fiebre, fatiga, dolor en cuerpo, dolor de cabeza, sarpullido, pérdida de apetito, diarrea y vómito. Los signos detectados en la exploración física pueden incluir agrandamiento leve del hígado o el bazo, inflamación de los ganglios e inflamación local en el lugar por donde el parásito entró en el cuerpo, también puede aparecer inflamación del párpado en el lado de la cara cerca de la herida dejada por la picadura o donde fueron depositadas las heces del insecto, las cuales pueden haber entrado al ojo por accidente si el paciente se restregó la cara.

Aún si los síntomas aparecen durante la fase aguda, por lo general, desaparecen por sí solos, en unas cuantas semanas o meses. A pesar de que los síntomas desaparecen, la infección persistirá si no se le trata. En muy pocas ocasiones, los niños pequeños, menos del 5 % mueren por inflamación o infección grave del músculo cardíaco provocando una miocarditis o del cerebro con una meningoencefalitis.[1]

Fase crónica

También puede permanecer asintomática durante mucho tiempo. Sin embargo, algunas personas presentan complicaciones cardíacas, las cuales pueden incluir agrandamiento del corazón, insuficiencia cardíaca, alteración del ritmo o frecuencia cardiaca y paro cardíaco lo que se conoce como muerte súbita; también aparecen complicaciones intestinales, que pueden incluir un agrandamiento del esófago ―provocando un megaesófago (‘gran esófago’)― o del colon ―el megacolon (‘gran intestino’)―, lo que trae aparejada dificultades para comer o defecar.[1]

Prevención de la enfermedad

En la actualidad no hay medicamentos ni vacunas para prevenir la infección. Las personas que duermen en sitios cerrados y en edificaciones bien construidas corren poco riesgo de exposición a los insectos triatominos infectados, pues estos infestan las viviendas de menor calidad o antiguas y son activos durante la noche. Las medidas de prevención incluyen el rociado de las viviendas infestadas con insecticidas de acción residual, el uso de [mosquiteros]] tratados con insecticidas de acción prolongada, el uso de ropa protectora y la aplicación de repelente de insectos en las áreas expuestas de la piel. Además, los viajeros deben estar atentos a otras rutas de transmisión posibles, entre las que se incluyen la transmisión a través de la sangre y de los alimentos.

Tratamiento de la enfermedad

Las medidas pueden variar en dependencia del lugar sus características, también se debe tener presente la edad y el riesgo de presentar otras enfermedades crónicas que se pueda agudizar con la infección de este insecto.

Tratamiento antiparasitario

Es más efectivo en la fase temprana de la infección, pero no está limitado a casos en la fase aguda, este tipo de tratamiento está disponible a través de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Su proveedor de atención médica puede consultar al personal encargado para determinar si se le debe someter a tratamiento y qué tipo de tratamiento es recomendable. La mayoría de la gente no necesita estar hospitalizada durante el tratamiento.

Tratamiento sintomático

Puede ayudar a la gente que tiene problemas cardíacos o intestinales causados por la enfermedad. Por ejemplo, los marcapasos y los medicamentos para controlar los latidos irregulares del corazón pueden salvar la vida a algunos pacientes con enfermedad cardíaca crónica.

Impacto de la enfermedad en la sociedad

El impacto social y económico de esta infección es enorme, en algunos países, no se da trabajo a quien tiene una serología positiva. Por los numerosos factores involucrados, a los cuales se suman aquellos de poder político y económico, esta enfermedad pasa a constituirse no solo en una enfermedad de la pobreza, sino en un ejemplo de los mecanismos de ocultamiento y exclusión como forma de discriminación social y laboral.

En los últimos 10 años se han incrementado los conocimientos acerca de la enfermedad de Chagas, no solo mediante la investigación, sino entre las autoridades sanitarias. Durante el año 2002, México y otros países con casos presentes, iniciaron un movimiento, con el fin de llamar la atención de las autoridades institucionales, sobre el rezago de esta enfermedad en los países y su incremento, debido a la ausencia de intervenciones en la mayoría de los Estados el trabajo conjunto era primordial para erradicar la enfermedad.

En apoyo a esta iniciativa, estuvieron presentes expertos investigadores del Cono Sur, del Pacto Andino y de la Comunidad Europea, así como de la Organización Panamericana de la Salud y representantes de los servicios de salud mexicanos, quienes se comprometieron a realizar un análisis del problema, pero no se le dio la importancia que la situación requería por su gravedad y todavía siguen apareciendo casos de personas infectadas.

En algunos estados las actividades para el control vectorial son eventuales y parciales, y solo se realizan ante la presencia de algún caso crónico. Estas acciones se basan en el estudio entomológico y rociado domiciliario como el programa lo específica, sin embargo, la captura del vector es poco realizada y los productos químicos utilizados son específicos para otros de otros tipos de vectores, por lo que la eficacia de su objetivo para erradicar el insecto no siempre era eficaz.

En cuanto al tratamiento, los servicios de salud de algunos países del llamado tercer mundo no cuentan con el abasto de medicamentos específicos necesarios para tratar los casos agudos, por lo que es necesario solicitar la ayuda a otros países, lo que prueba que el programa está debilitado y requiere ser fortalecido.

Referencias

Fuentes